miércoles, 25 de agosto de 2010

No es el sionismo, es la derecha fascista estúpido... por Carlos Braverman


¿Qué ha quedado del sionismo, excepto el hecho histórico de que el movimiento sionista dio a luz Israel? Lugares comunes vacíos y un instrumento para el logro de objetivos totalmente distintos. En nuestro sistema político el sionismo sirve para alcanzar objetivos variados y contradictorios.
Algunos cuando hablan en Israel de "sionismo", es probable que quieran decir "no árabe", es lo que ocurre con nuestra derecha que roza el fascismo y ciertos sectores de ella que ya tienen su credencial fascista acreditada. Para ellos el 80% de los ciudadanos de Israel judíos están diciendo al otro 20% de árabes: el Estado nos pertenece a nosotros, ustedes están en otro plano.
El Estado construye asentamientos en los territorios ocupados porque es sionista. Construye en Jerusalén Oriental porque es sionista. Discrimina a sus ciudadanos árabes en casi todos los ámbitos porque es sionista. Maltrata a los refugiados africanos que logran llegar a sus fronteras porque es sionista.
La derecha israelí está utilizando la bandera sionista de forma muy peligrosa. En sus manos se ha convertido en una bandera de puro odio.
Esto no es el sionismo, lejos de ello, el sionismo representó para el pueblo judío la recreación de valores humanistas de superación individual y colectiva, como todo movimiento de liberación nacional tuvo sus grandes errores y eso revisamos los post- sionistas. La derecha verdaderamente secuestró al sionismo y la izquierda sionista parece no poder rescatarlo. Si bien el sionismo ha sido superado con la formación del Estado y hoy se deben redefinir muchos ítems de la identidad estatal y societaria, la instumentalización que de él hace la derecha es brutal. El problema no es lo que aún queda de sionismo, es claramente la derecha fascista de la que hablé.
La etiqueta de "traidor" aplicada a los izquierdistas es el apelativo más moderado y la exigencia de depurar a los izquierdistas se ha vuelto algo completamente habitual.
“Entregar algo o alguien extranjero" es la acusación más grave que existe en la tradición judía. En hebreo se denominaba “moser" el que entrega al judío que traicionaba a otro judío ante las autoridades gentiles y que por ello merecía la muerte. Fue precisamente esa acusación la que selló el destino de Yitzhak Rabin.
Últimamente ésta se ha convertido en la principal acusación lanzada por los fascistas israelíes contra la izquierda. Hace poco lanzaron una campaña de incitación extrema contra el New Israel Fund, una institución con sede en EEUU que apoya a numerosas ONGs de izquierda que trabajan en Israel. Acusan al Fondo de financiar organizaciones que “ayudaron al juez Goldstone", el "judío antisemita” que está propalando despreciables insidias contra el Estado sionista.
"Traidores", "agentes del enemigo", "destructores de la patria", "puñalada en la espalda"… estos epítetos se están convirtiendo en parte del discurso dominante en Israel. No hay que subestimarlos.
No hace mucho tiempo un lenguaje como ése provocó en Europa una tragedia de dimensiones históricas, hay que recuperar nuestra sociedad y evitar un desastre.

*Carlos Braverman (Israel): Politólogo y Psicólogo, miembro de la Asociación de Derechos Civiles de Israel. Activista por una coexistencia judeo-árabe mutuamente justa y el altermundialismo. Miembro del Partido Meretz (Partido Socialista de Israel - Tel Aviv). Presidente del Instituto Campos Abiertos (Investigaciones en Ciencias Políticas).Derechos reservados de la presente traducción Instituto Campos Abiertos Israel ISBN 965 387 008 9 זכויות יוצרים

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