miércoles, 28 de marzo de 2012

VERDADES Y MENTIRAS SOBRE SEGURIDAD ALIMENTARIA





 Por Umberto Mazzei

Desde el 2008, como reflejo del aumento del hambre que causan los súbitos aumentos del precio de los alimentos, hay una polémica internacional sobre la seguridad alimentaria. Más realista sería hablar sobre soberanía alimentaria, pero el cartel de transnacionales en la distribución de alimentos no permite que ese término se mencione a nivel institucional.

Hace poco Raj Patel publicó un libro dramático con el título “Obesos y famélicos: los mercados, el poder y la batalla oculta por el sistema de alimentos del mundo.” (Stuffed and Starved: Markets, Power and the Hidden Battle for the World's Food System). Patel señala que “Hoy, cuando producimos mas alimentos que nunca, una persona de cada diez padece hambre. El hambre de 800 millones sucede al mismo tiempo que otra primicia histórica: que son superados en número por los mil millones de personas en este planeta que tienen exceso de peso”.

Entre la ONU y la OMC

La última polémica viene desde noviembre del 2011 con un informe del Relator de la ONU sobre el Derecho a la Alimentación, Olivier de Schutter. El documento señala cuatro puntos en que el Acuerdo sobre Agricultura de la OMC y la presente negociación de la Ronda Doha debieran ser compatibilizados con el derecho humano a una alimentación adecuada.

Los principios que sugiere el reporte Schutter son los siguientes: a) que los criterios para permitir ayudas (Caja Verde) acepten las políticas y programas para la seguridad alimentaria; b) evitar que el acumular y usar reservas se califique como medida distorsión del comercio; c) reformar el Acuerdo sobre Agricultura y otros de la OMC para que acepten la creación de reservas a nivel nacional, regional e internacional; d) permitir las juntas de comercialización y otros medios institucionales para asegurar el suministro de alimentos.

Schutter explica que “el entrelace entre alimentos, energía y finanzas, los cambios en la dinámica de la oferta y demanda global y la mayor consolidación [léase concentración, n.a.]  del sector agroalimentario son claves en elevar, hoy día, el precios de los alimentos.” Añade que esas condiciones no existían en los 1980 y 1990, cuando se creó el actual régimen de comercio agrícola. Que el objetivo ahora es promover sistemas nacionales de alimentación. Señala que una política agrícola y la seguridad alimentaria son inseparables en la mayoría de los países en desarrollo.

Para lograr esa meta recomienda primero invertir en agricultura y apoyar a los pequeños agricultores, que en los países en desarrollo son unos 500 millones, que con sus familias suman 2 mil millones de personas; esas ayudas son limitadas por reglamentos de la OMC. En segundo lugar recomienda mejorar y proteger el ingreso de los pobres tanto rurales como urbanos; idem. Recomienda establecer y administrar reservas de alimentos. Idem. Por último recomienda evitar una dependencia del comercio internacional para asegurar la alimentación. ¡Wow! Sobre todo eso último desató la ira del Director de la OMC, Pascal Lamy.

El 14 de diciembre el Sr. Pascal Lamy le responde “Los gobiernos tienen derecho soberano a seguir políticas para la seguridad alimentaria dentro de sus obligaciones internacionales” y menciona al Acuerdo sobre Agricultura; entonces no es soberano… Es típico en los altos funcionarios internacionales que sirven intereses especiales el incluir lo contrario como prueba de sus afirmaciones.

Luego truena: “Estoy en desacuerdo fundamental con su afirmación de que los países tienen que limitar la dependencia del comercio internacional para lograr objetivos de seguridad alimentaria. Por el contrario, existe acuerdo entre la mayoría de los expertos de la ONU en que el comercio internacional es parte de las soluciones para lograr la seguridad alimentaria”.

Añade Lamy que el G-20 señaló, por ejemplo, que "el comercio es un componente esencial de cualquier estrategia de seguridad alimentaria" y que "las políticas que distorsionan la producción y el comercio de productos agrícolas impiden potencialmente el logro de la seguridad alimentaria a largo plazo".  Otra muestra de lo que Orwell llamó “double talk”, doble lenguaje. Es cierto, las distorsiones en la producción y el comercio impiden la seguridad alimentaria, pero la mayor distorsión son los subsidios a la producción y exportación agrícola de Estados Unidos y la Unión Europea y miembros eminentes del G-20. Un asunto que Lamy pasa por alto pero que arruina a productores agrícolas en los países en desarrollo y que, en medio de retórica leguleya, al final son distorsiones autorizadas en la OMC.

Lamy atribuye la crisis de precios a  “Un apoyo altamente distorsivo, el uso de subsidios a la exportación y a medidas impredecibles restringiendo importaciones o exportaciones”. Esas fuentes de distorsión siempre han estado allí, lo notable es que no menciona la especulación en futuros y la fijación cartelizada de precios. Por lo que sabemos, la distorsión de los apoyos y subsidios a la exportación no suben precios sino que los bajan a nivel de dumping.

Su comentario más insidioso es sobre las restricciones a la exportación, que sirven para asegurar el alimento nacional y evitar la especulación. Dice Lamy: “Me sorprende la casi ausencia de referencia en su reporte a reglas aplicables a prohibiciones y restricciones a la exportación de alimentos. Es un asunto complejo y controversial, pero hay amplio consenso en que esas medidas… tienen una influencia significativa en la seguridad alimentaria.” Es notable que desde la última Conferencia Ministerial de la OMC, tanto Lamy como su entorno hable de haber “amplio consenso”. Consenso quiere decir que nadie se opone, no lo hay si alguien se opone; el consenso existe o no existe. Para colmo, sobre ese asunto hay oposición; se destacan Argentina, Bolivia, China, India, Sur África, Rusia y Fiji en lo que sería un “amplio desacuerdo”, porque entre ellos abrigan la mayor población agrícola del mundo.

Citamos la notable de la repuesta de Schutter a Lamy sobre el comercio: “Eso parece Seguridad Alimentaria en el papel, pero es un enfoque que ha fracasado espectacularmente. La realidad en el terreno es que la población vulnerable ha sido consignada al hambre y la pobreza endémica.” Luego añade “En el largo plazo, a los países pobres que son importadores netos de alimentos no se les ayuda alimentándolos. Se les ayuda haciéndolos capaces de alimentarse ellos mismos. Este es el consenso mundial después de la crisis global por el precio de los alimentos que hasta el mismo G-20 ha reconocido. Es decepcionante que la OMC continúe peleando las batallas del pasado”.

Historia para el futuro

En el libro de Patel también se habla de "la podredumbre en el centro del sistema alimentario moderno". El libro es una crónica que los políticos y los diplomáticos del comercio debieran leer. Muestra como el patrón de poder y desigualdad se extiende y viene matando de hambre desde el genocidio en Irlanda hasta ahora, y no sólo en África o la India, sino en los Estados Unidos y con la crisis causada por los bancos también en Europa.

El libro cuenta lo que pasa cuando los alimentos y la tierra son vistos sólo como mercancías, por un sistema global movido por la codicia y con el mayor lucro como único objetivo. El  relato más perverso es lo sucedido en Irlanda, entre 1845 y 1850, bajo la ocupación inglesa (ver www.irishholocaust.org). El genocidio cometido en Irlanda muestra lo nefasto que puede suceder cuando se elimina el control a la exportación de alimentos.

La peste del Tizón de la papa, "Phytophthora infestans", se extendió de América a Europa en 1844. Llegó a Inglaterra y luego a Irlanda, en 1845, pero no causó la hambruna en otro lugar. La peste sólo afectó la papa y no a las otras cosechas de Irlanda, un país que tuvo siempre una gran producción agrícola. En Irlanda no se murió de hambre por falta de patatas, sino por falta de comida. Los soldados ingleses de ocupación y su policía se llevaban los alimentos a punta de fusil para cumplir con los negocios de exportación de sus patrones.

Thomas Gallagher señala en “Paddy's Lament” (Lamento de Paddy), que durante el primer invierno de hambre, 1846-47, murieron de hambre unos 400.000 campesinos irlandeses, pero se exportaron 17 millones de libras esterlinas en granos, ganado, cerdos, harina, huevos y aves de corral; alimentos que hubiesen evitado esas muertes. A lo largo de la hambruna, señala Gallagher, había abundantes alimentos producidos en Irlanda, pero que eran  exportados al extranjero. Todos los días salían de 40 a 70 cargamentos, retirados con la fuerza por 12.000 agentes de policía británicos y unos 100 mil soldados británicos reforzados por la milicia británica, acorazados, buques especiales, y la Guardia Costera, que impedía que pescadores pidieran comida a los barcos. Esas afirmaciones y otras por el estilo las confirma la autora inglesa Cecil Woodham-Smith en “ The Great Hunger” (El Gran Hambre”).

El célebre G.B. Shaw escribió, cincuenta años más tarde,  en su pieza “Man and Superman” (Hombre y Superhombre): "Malone:" Mi padre murió de hambre en Irlanda en el '47 Negro. ¿Tal vez usted ha oído hablar de él? Violeta: ¿La hambruna? Malone: (con ardiente pasión) "No, matado de inanición, cuando un país está lleno de alimentos y se exportan, no puede haber hambruna.

Otra irlandesa conocida, Jane Wilde, la madre de Oscar Wilde, escribió doloridos versos en “El Año de la Hambruna”, he aquí un fragmento:

Hombres cansados, ¿qué recogéis? "El maíz de oro para el extranjero."
¿Y que sembráis? "Cadáveres humanos que esperan al Vengador"
Formas desvanecidas, golpeadas por el hambre, que veis en el horizonte?
"Barcos majestuosos para llevarse nuestra comida mientras se burla el extranjero."
Hay un despliegue de orgullosos soldados, ¿qué cosa guardan alrededor de tu puerta?
"Cuidan los graneros de los amos de las manos delgadas de los pobres".
Madres pálidas, ¿por que lloráis? "Quisiera Dios que fuésemos muertas.
Nuestros hijos se desmayan ante nosotros, y no podemos darles pan! "

La población de Irlanda según el censo de 1841 era de 9.897.449, por lo que se puede pensar que en 1845 estaría entorno a los 11 millones. Según el censo de 1851, la población se había reducido a 6,552,385. Cerca de un millón faltaba porque emigró y muchas veces para perecer, el resto del faltante murió de hambre y fue enterrado en fosas comunes.

Hay algo aquí para recordar cuando los ingleses o sus descendientes ideológicos nos hablen de dejar que sea el comercio, el mercado o las transnacionales quienes nos alimenten.

ALAI-AMLATINA

- Umberto Mazzei es doctor en Ciencias Políticas de la Universidad de Florencia. Es Director del Instituto de Relaciones Económicas Internacionales en Ginebra. http://www.ventanaglobal.info


lunes, 26 de marzo de 2012

"Combatants for Peace". Alternative Memorial Day 2012- con vídeo


For the last 6 years "Combatants for Peace" has been holding a joint memorial event, to commemorate the Israeli and Palestinians victims of the conflict. This memorial service is attended by bereaved Israeli and Palestinian families and accompanied by artists.
The service is held on the Israeli National Memorial day, in Tel-Aviv.
We started with 300 people on the first year. Last year, around thousand people attended.
This year we expect over 1,500 people to come and remember the victims of the violence and pain on both sides, and call for reconciliation and non-violence in Israel and Palestine.



sábado, 24 de marzo de 2012

El presidente Carter, Patricia Derian y los DDHH durante la dictadura argentina





Jimmy Carter fue elegido Presidente de los Estados Unidos el 2 de noviembre de 1976. La presidencia de Carter se concentró en los derechos humanos y la mediación, así como las preocupaciones ecológicas. La administración Carter hizo grandes progresos en los tratados de paz como en el Canal de Panamá, la Unión SSoviética SALT II, Camp David, Israel y Egipto. 
Promovió una política exterior que situó los derechos humanos entre sus prioridades, lo cual supuso una ruptura con la actitud de sus predecesores que no prestaban atención al incumplimiento de los derechos humanos que habían cometido los países aliados de Estados Unidos. La Administración Carter dejó de dar apoyo al régimen de Somoza en Nicaragua, históricamente respaldado por Estados Unidos y dieron su ayuda al nuevo gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional que asumió el poder después del derrocamiento de Somoza. Sin embargo.
 Ya en los albores de 1977, la Junta Militar argentina estaba preocupada. El 20 de enero había asumido en Estados Unidos el presidente demócrata Jimmy Carter. La dictadura de Augusto Pinochet, del otro lado de Los Andes, había comenzado a ser asediada. En plena campaña electoral norteamericana, el Día de la Primavera de 1976, Orlando Letelier, el ex ministro de Relaciones Exteriores del presidente chileno derrocado Salvador Allende, había sido asesinado por servicios secretos de la Dina cerca de la sede central de la ONU, en Washington DC.
Los militares argentinos querían suavizar la relación que en el Norte comenzaban a tener con las dictaduras del Cono Sur. La Comisión Interamericana de DDHH tenía información de lugares de detención y torturas. Además, habían recibido un informe puntilloso de activistas por los derechos humanos como Emilio Fermín Mignone y Augusto Conte McDonell, fundadores del Cels y cuyos hijos Mónica y Augusto –respectivamente– habían desaparecido en 1976.
Debido al caso de Jacobo Timerman, el gobierno militar en Argentina casi colapsa, según documentos publicados por el National Security Archive. Los documentos estadounidenses desclasificados revelan que en septiembre de 1979, el presidente de la dictadura “Videla, el civil Ministro de Justicia, y la Corte Suprema en su totalidad amenazaron con renunciar” si no se excarcelaba a Timerman. Por su parte, el Embajador de EEUU solicitó a Videla que llamara directamente al Presidente Carter si Timerman era liberado “para que sea el primero en saber el resultado de una situación de mucho interés para él”.  
Patricia Derian fue una política y activista de derechos humanos estadounidense que se desempeñó como Secretaria para Derechos Humanos y Asuntos Humanitarios durante la administración del presidente James Carter.
Tuvo un rol destacado en la denuncia y condena de los delitos de lesa humanidad que cometió la dictadura militar argentina llamada Proceso de Reorganización Nacional entre 1976 y 1983, impulsando de modo decisivo la misión de inspección a la Argentina que realizó la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA en 1979.  Los militares argentinos en el gobierno la consideraron como la enemiga número uno y llegaron a planear su asesinato.
Patricia Derián declaró como testiga en el Juicio a las Juntas en las que resultaron condenados varios de los dictadores en 1985. En esa oportunidad Derían declaró entre otras cosas:
“El día 10 de agosto de 1977 a las 11 me reuní con el almirante MASSERA en la Escuela de Mecánica de la Armada; yo comencé la reunión repitiendo lo que era de alguna manera mi introducción, que era explicar cuál era el interés de mi país en la Argentina, cuáles eran nuestros objetivos y las dificultades que planteaban los derechos humanos para las buenas relaciones de nuestros países. Ha pasado mucho tiempo y no recuerdo totalmente la conversación, pero hay, sí, algunos tramos que han quedado grabados en mi memoria; estaba hablando sobre las torturas. El almirante MASSERA dijo entonces que la Armada no torturaba a nadie, que eran el Ejército y la Fuerza Aérea los que lo hacían; yo le dije que nosotros teníamos cientos de informes de personas torturadas por oficiales navales y que inclusive algunos de esos informes provenían de gente dentro de la Armada y en otros casos de gente del Ejército y la Fuerza Aérea. El negó que tuviera ninguna participación en torturas y me habló de los esfuerzos que había hecho en favor de líderes sindicales que estaban detenidos a bordo de un barco anclado frente a la costa. Los esfuerzos que había realizado por mejorar su suerte; se había puesto en contacto con sus familiares y otras gestiones. Yo entonces volví a llevar la discusión al tema de las torturas y le dije que yo había visto un esquema rudimentario del piso que estaba justamente debajo de aquél donde nos encontrábamos y le dije: "Es posible que mientras nosotros estamos hablando, en el piso de abajo se esté torturando a alguien"; entonces sucedió lo que realmente fue asombroso: él me sonrió con una enorme sonrisa, hizo el gesto de lavarse las manos y me dijo: "Usted recuerda lo que pasó con Poncio Pilatos".
En 2006 fue condecorada por el gobierno democrático de la Argentina con la Orden del Libertador General San Martín en grado de Oficial, la máxima condecoración que otorga la Argentina a funcionarios de gobiernos extranjeros, en reconocimiento a su desempeño en favor de los derechos humanos durante la dictadura.


Compilación de Carlos Braverman 




Rabino Marshall T. Meyer, luchador por los DDHH en la Argentina del 24 de marzo de 1976



"Creo que vivir sin una fe que represente un compromiso total, es vivir unidimensionalmente."
Marshall T. Meyer Z''L (de bendita Memoria)

En marzo de 1976 se produce el fatídico golpe militar en la Argentina. La figura del Rabino Marshall T. Meyer cobra una dimensión gigantesca pues comienza a denunciar las violaciones a los derechos humanos. Trabaja arduamente para salvar vidas de centenares de personas que eran perseguidas por el régimen. Visita a numerosos presos políticos en las cárceles, llevando asistencia espiritual a todos ellos, sin importar si eran judíos, cristianos, ateos o lo que fueran. Entre los presos de fama pública se encontraba el periodista Jacobo Timerman. Por él y otros presos políticos Marshall co-organiza campañas internacionales para obtener su liberación.
Se enfrenta personalmente a las autoridades, es decir, a los dictadores que estaban llevando a cabo el terrorismo de estado. Su vida amenazada y en peligro constantemente, no es un obstáculo para su lucha por los Derechos Humanos.
Marshall Meyer fue miembro fundador de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y cofundador del Movimiento Judío por los Derechos Humanos.
Se enfrentó a los genocidas, reclamando y persistiendo por la aparición con vida de los desaparecidos, tomó para sí la frase talmúdica “quien salva una vida, es como si salvara un mundo entero” y puso manos a la obra.
El Rabino Meyer no hizo otra cosa que lo que le correspondía, es decir, pedir justicia. Su lugar fue al lado de las Madres de Plaza de Mayo y junto a los detenidos, cosa que es una verdad indiscutible.
Distintos investigadores coinciden en la importancia del rol de Marshall Meyer en la toma de testimonios para la redacción final del libro Nunca Más encabezada por Ernesto Sábato.
Como queda demostrado la lucha por los derechos humanos fue su modo de vivir y actuar, su testimonio fue mostrar al hombre que no pierde la humanidad activa.
Siempre luchó por sus convicciones, que son principios básicos y esenciales del judaísmo.
Con el retorno de la democracia, en 1984, Marshall fue nombrado miembro de la CONADEP, Comisión Nacional de la Desaparición de Personas, creada por el presidente Raúl Alfonsín. El documento final que produjo aquella comisión se denominó “NUNCA MÄS”, título sugerido por el rabino Marshall Meyer.
Recibió varios premios de distintas organizaciones de Derechos Humanos, entre los cuales se destaca la medalla de la “Orden del Libertador Gral. San Martín”.
En 1984 Marshall retorna a los EEUU luego de 25 años de titánica labor en la Argentina.
En 1993, en la ciudad de Buenos Aires, recibe el título “Doctor Honoris Causa” de la Universidad de Buenos Aires en reconocimiento a su labor en pro de las Derechos Humanos en los años de la dictadura.
El 29 de diciembre de ese año muere el Rabino Marshall Meyer a los 63 años de edad.
Buscó el diálogo con otras religiones en base a la lucha por los Derechos Humanos
Comprendió el mensaje de los profetas como pocos. En términos bíblicos, él sí fue “el guardián de su hermano”. Pudo haber abandonado el “barco” (muy mal tripulado por algunos) varias veces, ya sea en los años previos al horror o durante el mismo pero no lo hizo. Tal como –salvando la distancia – el gran rabino Leo Baeck (Z’’L) quien tuvo oportunidades de salir de Alemania antes de 1939 o incluso durante los primeros años de la guerra y prefirió quedarse con “su rebaño” hasta el final.
Comprendió al judaísmo en su esencia y actuó en consecuencia practicando un judaísmo humanista, comprometido y combativo por una sociedad mejor.
Rabino Marshal T. Meyer Z”L ( de Bendita Memoria), hoy 24 de marzo de 2012, aniversario del sanguinario golpe de 1976, que instituyo la última dictadura militar en Argentina te decimos: Presente!!!!
Compilado por Carlos Braverman


martes, 20 de marzo de 2012

Crisis civilizatoria y desafíos para las izquierdas por Miriam Lang





Nuevas propuestas y visiones para interpelar al capitalismo depredador
(De Vamos a cambiar el Mundo)


Se podría afirmar que al interior de la mayoría de gobiernos progresistas de América Latina, en diferente grado, las facciones que apostaban a una transformación profunda del modelo social y económico de sus países están quedando en minoría, mientras emergen corrientes que buscan un cambio mucho más pragmáti­co, más afines a una simple modernización del capitalismo.
La múltiple crisis que atraviesa el mundo se ha agudizado en los últimos años: los mercados financieros han logrado debilitar hasta las economías más fuertes de los países industrializados. El acapa­ramiento de tierras agrícolas para la especulación financiera o la producción de agrocombustibles agudizan el encarecimiento de los alimentos y nos llevan hacia una crisis alimentaria.

Las tec­nologías aplicadas para extraer hidrocarburos y minerales de los últimos rincones del planeta son cada vez más caras, arriesgadas y depredadoras de la naturaleza: se perfora el fondo del mar a ki­lómetros de profundidad, se explotan arenas que contienen un porcentaje de alquitrán para luego transformarlo en petróleo, se infiltran químicos en las capas geológicas para liberar gas natural, se excavan cráteres gigantescos para extraer tan solo el 0,1 % de cobre que contiene el suelo. Estas prácticas resultan imprescin­dibles para sostener un modo de vida específico, que constituye el imaginario de éxito y felicidad planteado desde el Norte global para la humanidad, y cuya hegemonía es actualmente indiscutible.

Las consecuencias de esta arremetida capitalista contra los úl­timos territorios del planeta, que aún subsisten por fuera de la lógica de acumulación sin fin, se hacen sentir sobre todo en las regiones periféricas del mundo. Es ahí donde los campesinos ex­pulsados de sus tierras, ahora destinadas a usos más “rentables”, pasan directamente a la pobreza o a la indigencia; y es ahí donde un encarecimiento de los alimentos básicos se traduce inmediata­mente en hambre. Es ahí también donde el calentamiento global produce millares de muertos mediante sequías, desertificación, inundaciones o tormentas. Aunque en este libro no se aborda este tema específicamente, la crisis climática, invariablemente, tiene graves consecuencias sociales y económicas, agudizando otras crisis, creando nuevos mercados especulativos, y de esa manera, genera un círculo aparentemente interminable de crisis.

Desde la periferia, esta múltiple crisis se ha reconocido como crisis civilizatoria. Los movimientos sociales del Sur global no solo resisten a la arremetida en curso de acumulación por desposesión, sino que expresan la urgencia de buscar alternativas fundamentales al sistema mundo actual. Urgencia, sí, porque la destrucción del planeta bajo el mantra del crecimiento económico es cada vez más acelerada, ya que las lógicas de los mercados financieros exigen ga­nancias en plazos cada vez más absurdamente cortos.

Sin embargo, el imaginario colectivo dominante no toma en cuenta ni los límites físicos del planeta −y en consecuencia los límites de su capacidad de absorción de contaminación y dese­chos− ni la inevitable finitud de los bienes naturales que el sistema capitalista tiene a su disposición. Nos sigue ofreciendo más expansión, más crecimiento, y soluciones de cada vez más alta tecnología ante los desastres naturales y la crisis energética. Con la economía verde, el sistema ya trazó el camino hacia su próximo salto modernizador: la mercantilización de la naturaleza misma y de su conservación, la venta de derechos de contaminación, las inversiones en energías renovables o en tecnologías de mitigación de daños, en donde todo aquello promete jugosas ganancias en los mercados del futuro. Como siempre, en el capitalismo cada crisis es una oportunidad: habrá perdedores −probablemente más numerosos que nunca– pero el sistema en sí se regenerará, y con ello buscará afirmar su superioridad sobre cualquier alternativa.

En este panorama mundial, América Latina presenta constela­ciones políticas excepcionales. Tan solo en la región andina, cua­tro de cinco países cuentan hoy con gobiernos que se propusieron una ruptura con el modelo neoliberal, y con la lógica de saqueo desvergonzado que practicaban las viejas élites hasta hace poco. Tres países, Bolivia, Ecuador y Venezuela, construyeron colecti­vamente nuevas Constituciones. Los nuevos gobiernos solamen­te pudieron ganar elecciones al cabo de largos procesos de lucha social, cuyos protagonistas no fueron las izquierdas tradicionales ni los partidos, sino movimientos de campesinos, de mujeres, de pobladores, de indígenas que lograron trascender sus demandas sectoriales y esbozar nuevas propuestas de país.

En ningún caso, los gobernantes progresistas se apoyaron en partidos tradicio­nales, sino en formaciones políticas nuevas o alternativas. Esta nueva clase política fue la primera en décadas, en preocuparse realmente por el destino de sus países, por la educación, por la disminución de la pobreza y la mejora en la calidad de vida de sus habitantes. También fue la primera en plantear nuevas reglas del juego a las transnacionales que solían servirse deliberadamente de los bienes naturales nacionales, en proponer nuevas visiones de integración regional, más independientes de los diversos postulados neocoloniales. Ofrecieron construir alternativas econó­micas a la lógica extractivista, en vigencia desde hace más de cin­co siglos, según la cual América Latina es tan solo la reserva de materias primas para la riqueza del Norte global.

Con las Asambleas Constituyentes en los tres países, estos pro­cesos de transformación encontraron su momento más democrá­tico, más efervescente y más participativo, en el que la tarea con­sistía en nada menos que refundar el país, y en el caso de Ecuador y Bolivia, de transformar el Estado en plurinacional, es decir, la transformación del Estado colonial a partir de la diversidad de las nacionalidades y los pueblos.

Sin embargo, ni los propios proce­sos constituyentes, y mucho menos la posterior implementación de los nuevos preceptos constitucionales, pudieron salvarse de las enormes presiones resultantes de la inserción de estos países en el sistema mundo actual. Esto incluye presiones internas y externas en el campo económico, y otras, resultantes de la pesada herencia de Estados profundamente coloniales y excluyentes en su diseño y en sus prácticas, y a la vez altamente hábiles en la apropiación de energía social transformadora para sus propios fines.

Hoy en día, después de algunos años, los procesos de trans­formación en Ecuador, Bolivia y Venezuela siguen marcando una ruptura importante con la época neoliberal, pero también se hacen evidentes sus contingencias y limitaciones. Están atravesados por graves conflictos internos que incluso, en la apreciación de algu­nos, podrían llevarlos a su fin, al menos en términos electorales.

Lo que está en juego en estos conflictos nos remite directamen­te al panorama de crisis civilizatoria enunciado anteriormente. Los nuevos preceptos constitucionales y legales, de derechos colectivos, territoriales, de consulta previa para los pueblos indígenas, y de de­rechos de la Naturaleza y respeto a la Pachamama, chocan frontal­mente con la demanda agresiva de materias primas formulada des­de los viejos y nuevos centros hegemónicos del mundo. El notable aumento en la inversión social para mejorar la educación, la salud, la infraestructura y luchar por la inclusión social de los más pobres requiere de financiamiento inmediato que se consigue expandiendo el viejo modelo extractivista, o adquiriendo nuevamente una deuda externa.

Conflictos sociales como aquellos vividos en el Ecuador a raíz de la nueva Ley de Minería y la Ley de Aguas del 2009, o como el reciente conflicto en Bolivia en torno a la carretera interdepartamen­tal prevista para atravesar no solo el parque nacional TIPNIS sino un territorio indígena ancestral, ejemplifican las profundas contra­dicciones que obstaculizan la transformación. Estas contradicciones marcan líneas de división en el seno de los propios gobiernos progre­sistas, que lejos de ser bloques homogéneos, son campos de dispu­ta entre facciones con diferentes intereses y aliados, que pelean por una variedad de proyectos de país. Es así que los propios gobiernos terminan violando aquellas Constituciones que hace poco represen­taban su mayor éxito político; (1) y terminan enfrentándose, en escalas más o menos graves, a partes importantes de la propia base social que las llevaron al poder, no solamente mediante su voto, sino por el acumulado histórico de sus luchas.

Actualmente, se podría afirmar que al interior de la mayoría de gobiernos progresistas, en diferente grado, las facciones que apostaban a una transformación profunda del modelo social y económico de sus países están quedando en minoría, mientras emergen corrientes que buscan un cambio mucho más pragmáti­co, más afines a una simple modernización del capitalismo.

Sin embargo, como bien dice Boaventura de Sousa Santos, como fruto de los procesos constituyentes en estos países: “Te­nemos hoy conceptos, ideas que no teníamos hace 10 años y que no se pueden desperdiciar, como el concepto del Buen Vivir, el concepto de Pachamama, de derechos de la naturaleza, también la legalización de tierras comunales originarias (…) La idea de que la propiedad no es solamente la propiedad estatal o individual ca­pitalista sino también otras formas de propiedad es una novedad grande (…) En Bolivia está la idea de que tenemos tres formas de democracia, la representativa, la participativa y la comunitaria, que tienen sus propias lógicas y se deben coordinar. Tenemos instrumentos nuevos para un combate ideológico.” (2)

A esto habría que agregar las declaraciones de Bolivia y Ecua­dor como Estados Plurinacionales en sus respectivas Constitucio­nes, que abren la posibilidad importante de construir de manera legítima sociedades e instituciones descolonizadas, que reflejen en sus estructuras, en su producción de saberes, en sus prácticas, la diversidad existente.

Sobre esta base, las izquierdas plurales, más allá de criticar y resistir la arremetida depredadora del capitalismo actual, tienen la tarea de elaborar nuevas propuestas y visiones, de interpelar aquel imaginario colectivo que aún anhela la simple inclusión en el modo de vida de consumo desmesurado, de resquebrajar su hegemonía. La tarea de plantear nuevos debates, acerca de qué podrían significar, desde otra perspectiva, conceptos tan vitales como la felicidad o la calidad de vida, y de transformar otro mundo en algo imaginable.

Grupo de Trabajo Permanente sobre Alternativas al Desarrollo

Es con el propósito de contribuir a esta tarea que desde comien­zos del 2010, se conformó en la región andina el Grupo Perma­nente de Trabajo sobre Alternativas al Desarrollo, coordinado por la oficina regional de la Fundación Rosa Luxemburg en Quito. El grupo de trabajo aglutina mujeres y hombres de ocho países de América Latina y Europa, aunque se centra en los análisis de Ecuador, Bolivia y Venezuela. Se busca articular la producción de varias disciplinas académicas y corrientes de pensamiento −eco­logista, feminista, economista anticapitalista, socialista, indígena y occidental subalterno− que cuestionen el concepto mismo de desarrollo y busquen construir alternativas al actual modelo de desarrollo hegemónico.

Este grupo de trabajo constituye un esfuerzo para practicar una ecología de saberes, a partir de la confluencia de experiencias concretas, no solamente generadas por la militancia en varios te­rrenos de la sociedad civil, sino también aquellas experiencias del trabajo en las instituciones del Estado heredado, de los saberes ancestrales de culturas indígenas que han subsistido al margen del sistema hegemónico, y del pensamiento crítico de intelectua­les de distintas disciplinas.

Este libro constituye un primer resultado del trabajo de dicho grupo. Sus debates se edifican sobre un acuerdo base, que consis­te en que el horizonte de transformaciones y estrategias políticas vaya más allá de los límites de alternativas propuestas dentro del concepto hegemónico de desarrollo. En este sentido, el nombre del grupo “alternativas al desarrollo” marca una posición política frente a este concepto que históricamente, en los países latinoa­mericanos, suele percibirse como algo positivo.

Simbólicamente, el desarrollo está ligado a una promesa de bienestar, de felicidad, de calidad de vida. Sin embargo, los inte­grantes del grupo de trabajo consideramos que el desarrollo nos ata irremediablemente a un imaginario determinado, occidental, capitalista y colonial; ya que pretende que los excluidos sigan un camino pretrazado por el Norte global para lograr su inclusión en el modo de vida hegemónico.

Históricamente, después de la Segunda Guerra Mundial, en el marco de un nuevo modelo de relaciones Norte-Sur que rele­vó las viejas relaciones coloniales, se empezó a dividir al mundo en países desarrollados y otros subdesarrollados. El desarrollo, siguiendo la teoría de Michel Foucault y el análisis de Arturo Es­cobar (3), es un dispositivo de poder que reorganizó el mundo, rele­gitimando la división internacional del trabajo en el contexto ca­pitalista, mediante un enorme conjunto de discursos y prácticas. El desarrollo se transformó en objetivo de las políticas públicas, se destinaron presupuestos y se crearon múltiples instituciones encargadas de impulsar al desarrollo, a escala local, nacional e internacional. En las universidades, aparecieron un sinnúmero de carreras para formar especialistas en desarrollo, sea rural, soste­nible, internacional, etc.

En los países del Norte, lo que antes eran políticas económicas frente a las colonias se resignificó en tér­minos de “cooperación internacional” al desarrollo. El desarrollo nos ata además a un instrumentario tecnocráctico, cuantitativis­ta y economicista, que ha permeado las políticas públicas en el mundo entero, y a unas prácticas depredadoras de la naturaleza, que nos han llevado a los límites actuales del planeta. Otro efecto del dispositivo es perpetuar la desvalorización de los múltiples modos de vida y relacionamientos sociales y saberes existentes en el Sur como “atrasados”. Por consecuencia, la introducción de la categoría subdesarrollo también forjó subjetividades “subdesarrolladas” en el Sur global.

Tanto el modelo económico capitalista como la gran propues­ta alternativa del siglo XX se afincaron en el desarrollo. Los gobiernos del socialismo real en Europa del Este, así como la ma­yoría de actores de las izquierdas latinoamericanas, se enfocaron en la crítica al imperialismo y al capitalismo como tal pero acep­taron tácitamente el concepto de desarrollo como el rumbo hacia el “progreso” de los pueblos. No lo analizaron como uno de los dispositivos claves para afianzar y expandir el capitalismo y su lógica de producir colonias, que ata el bienestar solamente a la capacidad de consumo de la gente.

Sin embargo, posteriormente esto cambió: desde los años 1970, se formularon importantes críticas al concepto de desarro­llo, y en los últimos años con el debate sobre el buen vivir, está emergiendo un horizonte de pensamiento por fuera del dispositivo desarrollista, modernista, economicista y lineal. Eduardo Gudynas nos da cuenta de ello en su texto “Debates sobre el desa­rrollo y sus alternativas en América Latina: Una breve guía hete­rodoxa” en el presente libro. Un segundo capítulo, “Pensar el feminismo: Críticas y alternativas al desarrollo”, complementa este análisis desde una perspectiva feminista.

Paralelamente a estos cuestionamientos teóricos y académi­cos, existieron una serie de resistencias locales al imaginario de­sarrollista, que llevaron a la construcción de prácticas alternativas en diferentes contextos: planes de vida, redes agroecológicas de producción y comercialización, redes de trueque, formas alterna­tivas de organización y reivindicación barrial en las ciudades, etc. Estas experiencias constituyen una base importante para cual­quier proyección de transición concreta, y algunas de ellas son representadas en el Grupo Permanente de Trabajo sobre Alterna­tivas al Desarrollo, que se propone explorar más a profundidad los aprendizajes que ellas hacen posibles.

Finalmente, en los últimos años, las luchas sociales en Améri­ca Latina se han reconfigurado en un giro ecoterritorial alrededor de la defensa del territorio y de los recursos naturales, como lo analiza Maristella Svampa en su capítulo “Extractivismo neode­sarrollista y movimientos sociales. ¿Un giro ecoterritorial hacia nuevas alternativas?”

En los debates del Grupo Permanente de Trabajo, un tema cen­tral es la llamada “paradoja latinoamericana”, con la que se hace referencia al hecho de que los gobiernos progresistas de América Latina, que buscan proyectarse como gobiernos revolucionarios, avalan y promueven el extractivismo –en particular, la minería a gran escala y los hidrocarburos− como modelo base de desarrollo de sus economías. En el grupo se plantea que en el contexto ac­tual, es fundamental hacer referencia también al agronegocio y los agrocombustibles, que fomentan una lógica extractivista a través de la consolidación de un modelo exportador de bienes natura­les, la expansión de las fronteras de explotación y la tendencia al monocultivo. Otra de las características del modelo extractivista en la región, es que en su aplicación acrítica está conduciendo a la consolidación de economías reprimarizadas con base en econo­mías de enclave, con escasos encadenamientos locales o nacionales y una presencia determinante de compañías transnacionales con pocas responsabilidades tributarias, a pesar de las experiencias de nacionalización desarrolladas.

Como lo menciona Alberto Acosta en su capítulo “Extractivismo y neoextractivismo: Dos caras de la misma maldición”, es una actividad en la que el valor de los pro­ductos obtenidos no incluye los costos sociales y ambientales, que son costos externalizados, asumidos por una sociedad sin derechos democráticos dentro del mundo corporativo transnacional. Acosta analiza el estrecho vínculo que existe, para América Latina, entre las pretensiones de desarrollo y el extractivismo, así como las con­secuencias políticas y sociales de este vínculo.

Profundizando el debate acerca de la paradoja latinoamerica­na, Edgardo Lander, Ulrich Brand y Raúl Prada analizan el papel que puede jugar el Estado en los procesos de cambio, ya que tanto los procesos de Bolivia, Ecuador y Venezuela se caracterizan por la recuperación del papel regulador y gestor del Estado, pero esto no lleva necesariamente a superar el modelo de desarrollo here­dado. Tener gobiernos con alta legitimidad popular no significa que el Estado haya cambiado su razón colonial. Los debates del grupo sugieren reiteradamente la necesidad de diferenciar entre las actuales administraciones públicas de los tres países, y los proyectos de transformación del Estado, para avanzar hacia una construcción social posdesarrollo.

¿Qué tipo de transformacio­nes serían deseables y posibles en el marco del horizonte del Es­tado Plurinacional? ¿Es al interior del Estado que se pueden real­mente impulsar estas transformaciones? ¿Los Estados mineros, rentistas, extractivistas pueden ser efectivamente instrumentos o actores de un proceso de cambio? ¿Cuál es la heterogeneidad de los aparatos del Estado, qué aparatos apoyan procesos de cambio y cuáles los obstaculizan?

Como el Estado tiene un papel tan central en el discurso trans­formador de los nuevos gobiernos, se vuelve crucial analizar qué disputas tienen lugar en este terreno y qué intereses se imponen a su interior.

La última parte de libro busca trazar caminos de transición hacia la construcción de alternativas, tomando como horizonte utópico el concepto del buen vivir o vivir bien, desarrollado en este libro por Raúl Prada y Floresmilo Simbaña, desde Bolivia y Ecuador, respectivamente. Este concepto, en su acepción de críti­ca al desarrollo, se plantea como un horizonte de transformación en construcción que nos estaría colocando en otros horizontes civilizatorios que esbozan nuevas formas de vida y que apuntan a romper el cerco de la racionalidad actual, cuestionando las bases ideológicas de una historia lineal de progreso y de desarrollo.

El buen vivir se proyecta desde acciones que articulan lo individual en lo comunitario, en relación directa y desde proyectos políti­cos de descolonización y despatriarcalización. En esta vía, se ha insistido en el grupo la necesidad de pensar un horizonte del buen vivir desde experiencias concretas, desde la multiplicidad de contextos, diversidad de identidades, situaciones y referencias. El texto de Elisa Vega es un ejemplo de ello, tanto por su expe­riencia personal como mujer indígena, así como su experiencia en la construcción de políticas públicas desde la Unidad de Despatriarcalización, que forma parte del Viceministerio de Desco­lonización en Bolivia.

Finalmente, en el marco del horizonte de las transformaciones anheladas, Eduardo Gudynas traza un camino de posibles transi­ciones en su segundo texto “Sentidos, opciones y ámbitos de las transiciones al postextractivismo”, al plantear una estrategia gra­dual de salida del modelo extractivista que permitiría transitar un camino en etapas desde su fase actual de extractivismo depreda­dor, pasando por una fase intermedia denominada extractivismo sensato, para llegar a un fase final de extractivismo indispensable.

Este libro tan solo constituye un primer aporte en la construc­ción de alternativas al desarrollo, un camino que compartimos con cada vez más actores sociales en América Latina, conscientes de la necesidad de buscar salidas a la crisis civilizatoria. Uno de los retos más importantes que debate el Grupo Permanente de Trabajo y que será abordado en publicaciones futuras, es cómo construir el buen vivir en espacios urbanos, que constituyen el hábitat de la mayoría de la población y al mismo tiempo, el ba­luarte del modo de vida hegemónico.

Esta tarea de construcción de propuestas, de búsqueda de caminos, es particularmente desafiante para una izquierda cuyo fuerte históricamente ha sido la crítica, que suele definirse ex ne­gativo, por el deslinde y la demarcación. Sin embargo, los tiempos históricos actuales exigen lo contrario: el unir esfuerzos, el buscar las fortalezas y no las debilidades en el otro, para pensar lo que hasta ahora parecía impensable.

Notas:

1. Por ejemplo, varios ex Constituyentes del Ecuador afirman que la Ley de Minería aprobada en 2009 viola la Constitución de 2008, mientras la Corte Constitucional declara en 2010 su constitucionalidad condicionada e impo­ne realizar consultas prelegislativas.

2. Entrevista a Boaventura de Sousa Santos en “El cuento de la economía verde” (América Latina en Movimiento, septiembre-octubre, 2011, Quito, Ecuador).

3. Ver el trabajo de Foucault sobre los dispositivos del poder, así como la obra de Arturo Escobar, La invención del Tercer Mundo. Construcción y deconstrucción del desarrollo (Caracas: Fundación Editorial el perro y la rana, 2007).

* Directora de la Fundación Rosa Luxemburg Oficina Región Andina; doctora en Sociología de la Universidad Libre de Berlín, con espe­cialización en Estudios de Género, y una Maestría en Estudios Latinoame­ricanos. Prólogo del libro Más allá del desarrollo; Grupo Permanente de Trabajo sobre Alternativas al Desarrollo, Fundación Rosa Luxemburg/Abya Yala; Ecuador 2011


jueves, 15 de marzo de 2012

Adios Amigo, Presente Compañero!!!


Hoy a la madrugada falleció Pesaj Zaskin, uno de mis mejores y más queridos amigos personales y sin duda en su perspectiva un gran maestro para mi en la política, se despidió de nosotros a los 83 años. Con Pesaj aprendí e hice míos los valores del siempre se puede y si queremos es posible, no sólo es posible, no existe aquello que no lo es y así caminamos erguidos donde otros pensaban que no se podía, que el riesgo no merecía la pena. Nosotros siempre preferimos correr ese riesgo pues creíamos que sí valía la pena.
Pesaj era oriundo de la ciudad de Corrientes en Argentina y fue uno de los 120 argentinos que fundaron el Kibutz Metzer entre los años 1952 y 1953. En momentos muy difíciles de mi vida, nunca fácil por cierto dadas mis actividades, supo cuidar de mi seguridad y la resolución exitosa de aquellas contrariedades posiblemente fatales que no llegaron a serlo. No me gusta ser meloso en ocasiones como estas, me resta decir: Adios Amigo, Presente Compañero!!!
Carlos Braverman
Tel Aviv Israel
15 de marzo de 2012


martes, 13 de marzo de 2012

Los pueblos deben exigir diálogo y no escaladas



Unos 200 misiles impactaron en Israel desde el inicio de la última escalada en relación a Gaza.
La Fuerza Aérea de Israel realizó 37 ataques aéreos en Gaza, 26 palestinos han muerto como consecuencia de estos ataques desde el viernes. El Jefe del Estado Mayor Gantz dijo: las FDI detendrá sus actividades cuando se detengan los misiles desde Gaza, Ehud Barak agregó: Cúpula de Hierro se ha demostrado eficaz. (Haaretz)
Es hora de las negociaciones, nada puede reemplazarlas, no es posible para palestinos e israelíes convivir con estas escaladas. Mañana u hoy mismo hay que comenzar a barajar otros datos que son también fundamentales, los económicos y las perspectivas de futuro, pues ni uno ni otro consiguió algo más que las estadísticas publicadas arriba. No se puede vencer al terror en el sur con acciones bélicas a gran escala y los palestinos no pueden con la capacidad de las FDI en estos casos. Es preferible una mesa de negociaciones a Cúpula de Hierro o los Grad y Qassamim.
Es preferible que los pueblos empujen hacia negociaciones serias y responsables  a esperar una nueva vuelta de represalias y contra represalias con escaladas mutuas, existe un horizonte donde ya se vislumbra Irán y estas acciones de terror y contra terror no están fuera de esta posibilidad, a mi juicio una posibilidad alejada pero presente.
Carlos Braverman
Tel Aviv Israel
13 de marzo de 2012