domingo, 31 de octubre de 2010

La izquierda israelí se olvidó del relojero por Carlos Braverman


No cabe duda de las habilidades de Netanyahu, un trapecista avezado en el equilibrio político entre antagónicas opciones, un equilibrista diestro en la cuerda floja cuando se trata de resistir presiones de Obama y de sus socios de coalición, un ilusionista fantástico cuando de su discurso político puede sacar lo increíble: la Ley de Lealtad y la precondición de ser reconocido Israel como Estado Judío por la Autoridad Palestina. Pero se equivocó de lugar, no trabaja como estrella de un circo, sino como premier del gobierno israelí. Sus socios coalicionarios pueden aportar a la confusión, son cómicos de poca monta por sus dichos y actos, lo patético es el poder que poseen y lo nefasto que son, muy ajenos a la sublime condición del payaso que es un acto de alma.
El gobierno de “Bibi” se ocupa de temas absurdos: el proyecto de ley para el juramento de lealtad destinado a los nuevos ciudadanos árabes y ahora también para los judíos; el juego del culpable, disputado con los palestinos, para saber quién es el responsable del fracaso de las conversaciones, ya sea, a causa de los asentamientos o por el rechazo palestino a reconocer un Estado Judío.Seamos claros: los palestinos desde hace mucho tiempo reconocieron a Israel y su derecho a existir en paz y seguridad. Hace veintidós años, para ser precisos. Él se niega a entablar negociaciones serias sobre las fronteras, la seguridad y Jerusalén, mientras que al mismo tiempo vende sus propias posiciones en público. En lugar de preparar a la sociedad israelí para la existencia de dos estados, para abrir y compartir Jerusalén como capital de sus dos estados, insiste en que sólo Israel tiene soberanía sobre toda la ciudad. En lugar de discutir las medidas de seguridad para el Valle del Jordán, incluyendo la presencia de fuerzas internacionales, insiste en mantener la presencia militar israelí. La condición previa israelí de un reconocimiento como Estado Judío es ilógica e irracional. Nunca fue mencionado por Israel antes, incluyendo Wye River, donde Netanyahu encabezó la delegación israelí y que nunca se ha exigido por parte de Israel a cualquier otro estado, incluidos otros estados árabes.Hay una oportunidad en el ofrecimiento al pleno reconocimiento del Estado de Israel por 57 países árabes y musulmanes, una oferta hecha hace ocho años a través de la Iniciativa Árabe de Paz.
Tenemos otros problemas muy serios.
La privatización es un factor primordial en el entrelazamiento de Israel con la economía global. En los últimos veinte años, el control económico se ha concentrado en unas pocas familias. Business Data Israel (BDI), un grupo de análisis de datos ha investigado el fenómeno. Recoge la lista de las dieciocho familias dominantes, su renta total llegó al 77% del presupuesto nacional de 2006. BDI estima que este total es la mitad del producto industrial nacional. A finales de 2005, estas dieciocho familias se embolsaban el 32% de los beneficios de las 500 empresas más grandes del país. Sus ingresos rondan los 50.000 millones de euros anuales.
La Oficina Central de Estadística publicó un informe con la tasa de pobreza y las brechas de ingreso en Israel. Veinte y nueve por ciento de los israelíes están en riesgo de pobreza, en comparación con el 16 por ciento en los estados miembros de la Unión Europea. El 38 por ciento de los niños israelíes están en riesgo de caer en la pobreza, el doble de la media de la UE. Una persona se considera "en riesgo de pobreza", cuando está en riesgo de perder su trabajo, o cuando los ingresos del hogar dividido por el número de integrantes caen por debajo de los 400 euros.También se encuentran diferencias profundas de ingresos entre ricos y pobres, que son mucho más amplias en Israel que en el bloque europeo.Este vergonzoso estado de cosas lo que diferencia a Israel de los países de la UE se remontan a dos comunidades pobres que participan poco en la fuerza de trabajo: los ultra-ortodoxos y los árabes.Sesenta y cinco por ciento de los hombres ultra ortodoxos no trabajan, una tasa casi tres veces lo que era hace tres décadas o sea 21 por ciento.Los árabes israelíes están viviendo un crecimiento igualmente preocupante en las filas de los desempleados. Alrededor del 27 por ciento de los hombres árabes y 7 mujeres de cada 10, no forman parte de la fuerza de trabajo. Unos por discriminación positiva - ulta otodoxos- y los otros por discriminación negativa- árabes-.
La izquierda israelí para recuperar su protagonismo debe luchar contra la concentración del capital y en contra de los magnates, esto significa luchar por los trabajadores, los desempleados, los niños, las mujeres, los extranjeros, los ancianos, los sobrevivientes del Holocausto, las personas sin hogar y los que alquilan apartamentos. Ser portavoz de las personas socialmente reprimidas y los desposeídos. Incluir la lucha por la democracia junto a la lucha por la paz y contra la ocupación.Es imposible no tener en cuenta la ausencia de los derechos sociales con los miles de trabajadores no judíos en Israel y lo que sucede a sólo 60 minutos de viaje en auto desde Tel Aviv a los Territorios Ocupados.La lucha por la igualdad y la justicia se debe implicar con el tema de los asentamientos, que es otra empresa excluyente y la necesidad de la paz. Así se recupera protagonismo.
El que está preocupado por el futuro de la democracia israelí debe atender las tendencias hacia un estado oscuro, racista y con discriminación y trabajar por el contrario por un estado dedicado a la igualdad, que lleva a cabo fielmente sus responsabilidades hacia sus ciudadanos, incluidos los ciudadanos árabes. Una serie de proyectos de leyes racistas y anti-democráticas llegarán a la Kneset durante el período de invierno del parlamento. Su objetivo es suprimir las demandas políticas y las expresiones de protesta planteadas por la comunidad árabe. Debemos ser enérgicos en estos temas y en nuestras oposiciones como izquierda seria y responsable. La lucha por la paz y las aspiraciones a la justicia social son mutuamente derivadas, se entrelazan y se resolverán en conjunto. Lamentablemente, el campo de la izquierda ha hecho lo contrario en los últimos 40 años y es la razón por la que perdió la confianza del público, la bandera de la paz no es suficiente.Si la izquierda quiere vivir, debe reunirse alrededor de una única bandera, la bandera de la justicia y seguridad social. Alzar esta bandera es un compromiso para luchar contra los males que representan los asentamientos, pero sin dejar de lado la angustia de los habitantes del resto del país.
Tampoco es posible el apoyo a un gobierno corrupto de ciudadanos que hicieron su fortuna usufructuando al resto de la sociedad, incluso si aseguran contribuir a promover la paz, porque sabemos que no llegará a buen puerto, ya hubo experiencias.No habrá paz sin la curación de las enfermedades internas sociales para apuntalar la democracia.
De pequeño me contaban un cuento judío, en una aldea había por generaciones un relojero, que iba anunciando lo conveniente que sería buscar un reemplazo pues presumía que su muerte estaba cercana. Acostumbrados a él, la población se deja estar y este muere. Los relojes se van deteriorando y la comodidad hace que la gente cuente el tiempo individualmente hasta que el último reloj cae en desuso. La población cuenta el tiempo en forma subjetiva y se forman bandos en relación a lo acertado o no del día y la hora. Ni siquiera hay acuerdo para las fechas sagradas, el pueblo se divide y enemista en función de esto. Deciden consultar a un sabio y éste muy prudente les dice: deberían buscar un relojero lo que no es difícil, pero lo complicado va a ser que recuperen el sentido común.
Nuestra izquierda perdió hace mucho a su relojero y debe afrontar el desafío del sabio, recuperar el sentido común.

*Carlos Braverman (Israel): Politólogo y Psicólogo, miembro de la Asociación de Derechos Civiles de Israel. Activista por una coexistencia judeo-árabe mutuamente justa y el altermundialismo. Miembro del Partido Meretz (Partido Socialista de Israel - Tel Aviv). Presidente del Instituto Campos Abiertos (Investigaciones en Ciencias Políticas. Derechos reservados Instituto Campos Abiertos Israel ISBN 965 387 008 9 זכויות יוצרים

sábado, 30 de octubre de 2010

Caminando hacia atrás- Traducción y comentarios de Carlos Braverman


Cincuenta años después de la muerte de Martin Luther King, ¿quién puso fin a la segregación racial en Estados Unidos?
En Israel la ley de los "Comités de recepción" nos lleva en la dirección opuesta.
De Gush Shalom
Explicación: existen en Israel o que se llama poblados comunitarios, que son privados y determinan según sus estatutos quienes pueden vivir en ellos, no sólo el tema es étnico en este caso, sino que puede pasar por una cuestión de edad, títulos académicos, tener hijos o no, estar legalmente casado etc.
El tema no es estatal sino un acto de discriminación desde la sociedad civil, que afecta la salud societaria. A pesar de lo que la mayoría pueda pensar, esto ocurre en muchos países. Nosotros los que trabajamos por los derechos civiles en nuestro país, Israel, lo denunciamos pues tenemos una sociedad civil fuerte para enfrentar sus propias desviaciones. Siempre diremos no a la discriminación y segregación, provenga de donde provenga, a esto le decimos coraje para transformar y construir un país mejor.

jueves, 28 de octubre de 2010

483.832 razones para no creer en los "derechos humanos" de EE.UU. y Gran Bretaña


Alfredo Jalife-Rahme

La Jornada



Antecedentes. El lema de los derechos humanos se había convertido en un arma omnipotente letal en el arsenal propagandístico de Estados Unidos que lo usa(ba) de forma discrecional. Existían obscenas excepciones (v.gr. las carnicerías de Acteal y Aguas Blancas de su aliado Zedillo), pero en términos generales el arma disuasiva de los derechos humanos le rindió suculentos dividendos a EE.UU. para presionar a China y desestabilizar a Rusia (con mayor ferocidad en la etapa de Breznev), ya no se diga otras vulnerables potencias medianas arrasadas por las revoluciones de colores caleidoscópicos de Baby Bush.

Desde Carter, los derechos humanos cobraron una relevancia exquisita con los que EE.UU. se había convertido en juez supremo universal para cobrarse facturas geopolíticas con sus rivales y hacer avanzar su agenda unilateral –no pocas veces sincronizadas trasatlántica y armónicamente con el otorgamiento faccioso de muy polémicos premios Nobel de la Paz (que confiere la petrolera Noruega, miembro duro de la OTAN) y de Literatura (que adjudica Suecia, cada vez más cargada a la extrema derecha neonazi e islamófoba).

Muchos países naufragaron entre el Escila de los derechos humanos (en sincronía con ciertos Nobel de la Paz y de Literatura) y el Caribdis de las gradaciones financieras de la descalificada tripleta de calificadoras de EE.UU. Hasta el megaespeculador cosmopolita George Soros, instrumento de los banqueros esclavistas Rothschild, todavía ostenta su presunta institución de vigilancia de los derechos humanos (Human Rights Watch), mientras descuartiza financieramente a los ciudadanos de los países rivales (y amigos como México) de EE.UU. y Gran Bretaña.

También es cierto que desde la espeluznante exhibición de las torturas en la siniestra cárcel de Abu Ghraib, al unísono de la cruel misantropía en la base de Guantánamo, la dupla Cheney-Baby Bush había sido puesta en la picota por quienes aún creemos que los derechos humanos constituyen un valor universal inalienable de primer orden –quizá uno de los pocos valores rescatables que le quedan a los países valetudinarios para defenderse del asedio irredento de los omnipotentes– y no la exclusiva propiedad monopolista de la hipócrita virtud excepcional de la dupla anglosajona hoy vilipendiada por el ultraje universal.

Hechos. Hoy existen 483.832 razones adicionales para dejar de creer en los barbáricos derechos humanos de la invasora dupla anglosajona de EE.UU. y Gran Bretaña, amparadas por la divulgación masiva por Wikileaks de 92.000 documentos secretos (15.000 todavía por publicar) hace tres meses sobre la guerra en Afganistán (entre 2004 y 2009) y otros 391.832 más recientes de la guerra en Iraq bajo el estigma del homicidio gratuito y la tortura atroz de CIVILES.

Los documentos redactados crudamente por soldados estadunidenses de rango menor exhiben el grado de barbarie sádico-hedonista que han alcanzado los ejércitos anglosajones y su caterva de mercenarios consustancialmente inimputables (que no pueden ser juzgados), a fortiori si se demuestra su consuetudinaria psicopatía multiasesina.

Más allá de los perturbadores orígenes primigenios de Wikileaks y la controversia que pende sobre su polémico director, el australiano Julian Assange hoy a salto de mata, varios analistas se han dedicado a clasificar sus macabros hallazgos donde, en esta ocasión, resaltan los crímenes y torturas de CIVILES por empresas privadas anglosajonas con quienes Donald Rumsfeld (secretario de Defensa bushiano) y el ex vicepresidente Dick Cheney pretendieron privatizar, deslocalizar (outsource) y globalizar las guerras permanentes de EE.UU. y Gran Bretaña.

Sean Rament, de The Daily Telegraph (24/10/10), destaca la orgía de asesinatos, torturas y abusos físicos conducidos a escala industrial (¡súper sic!), relatados con detalle nauseabundo y ante los cuales los comandantes cerraron los ojos.

Hamid Karza, presidente de Afganistán, fustigó de forma estridente a EE.UU. por exportar los asesinatos mediante “la contratación de empresas privadas de seguridad (…) financiadas por el gobierno (¡súper sic!) estadunidense” y quienes son responsables de la letanía de crímenes sanguinarios (sic) contra el pueblo afgano (NYT, 25/10/10).

Le Monde (23/10/10) evidencia el papel ambiguo de los mercenarios en Iraq, donde el ejército estadunidense recurrió en forma masiva (sic) a las empresas privadas de seguridad, como Xe (ex Blackwater) quienes seguido (sic) estuvieron implicadas en incidentes que cobraron la vida de civiles. El rotativo galo comenta que los mercenarios de las empresas privadas, por su naturaleza, no están sometidos a las mismas reglas de vida en las casernas que los soldados estadunidenses y su papel exacto (sic) es muy nebuloso.

James Glanz y Andrew W. Lehren (de TNYT (23/10/10) consideran que el uso de contratistas (sic) se agregó al caos en Iraq. De forma alarmante confiesan la necesidad imperativa de contratistas para ayudar a los militares. No dicen número, pero calculan que existen más contratistas que militares de servicio en Afganistán. Ergo, existen más mercenarios que soldados anglosajones en Iraq y Afganistán. Ben Farmer (The Daily Telegraph, 25/5/10) calculó que a finales de este año habría 98.000 soldados estadunidenses en Afganistán. ¿A cuántos miles ascenderá el número de contratistas y subcontratistas de la muerte en Iraq y Afganistán, respectivamente?

Glanz y Lehren abordan de forma tangencial y superficial las crueles hazañas de las empresas privadas de mercenarios expuestas por Wikileaks: las británicas Global, Aegis y Armor Group; las estadunidenses KBR, Xe Services (ex Blackwater), Custer Battles, DynCorp Intl y EOD Technology; la australiana Unity Resources Group (con sede en Dubai), y la fantasmagórica Danubia Global Inc (con sede en Rumania).

Sin alterarse, comentan que se espera que crezca el uso de contratistas conforme las fuerzas estadunidenses se reduzcan. Refieren que en julio pasado, la comisión de contratistas en periodo de guerra del Congreso estimó que solamente el Departamento de Estado duplicará (¡súper sic!) el número de contratistas para proteger (sic) la embajada de EE.UU. y sus consulados en Iraq.

Es decir, el problema en Iraq no es ahora el vacío de poder debido a la retirada oficial del ejército de EE.UU, sino su sustitución por mercenarios de las empresas privadas de seguridad que asesinan sin discriminación a los CIVILES.

Conclusión. El problema es más profundo: proviene de la fracasada Revolución en Asuntos Militares (RAM) de Rumsfeld, que pretende privatizar y globalizar la guerra con mercenarios, además de automatizar y robotizar sus escuadrones masivos de la muerte, con o sin drones, a imagen y semejanza de las contrataciones y subcontrataciones de sus nocivas trasnacionales, en particular de sus bancos cleptomaniacos y sus petroleras depredadoras.

¿Cuál es la diferencia entre la globalización militar y su gemela globalización financiera, cuyo común denominador consiste en diseminar indiscriminadamente la muerte por sus mismos actores: obscenamente visible en la primera y por la mano invisible de la segunda?

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2010/10/27/index.php?section=opinion&article=020o1pol

SIDA, pensiones y justicia inmanente del mercado: contra la teología capitalista porJohn Brown


Je suis la plaie et le couteau !"Je suis le soufflet et la joue !Je suis les membres et la roue, Et la victime et le bourreau !Je suis de mon coeur le vampire, - Un de ces grands abandonnés Au rire éternel condamnés, Et qui ne peuvent plus sourire."



(Soy la herida y el cuchillo/soy la bofetada y la mejilla/soy los miembros y la rueda del suplicio/¡soy la víctima y el verdugo!/Soy de mi corazón el vampiro,/-uno de esos grandes abandonados/a la risa eterna condenados/ y que ya no pueden sonreir)



( Baudelaire, Heautontimoroumenos )





El Reino de Bélgica se ha visto sorprendido estas últimas semanas por unas declaraciones de su más alto prelado, Monseñor Léonard, arzobispo de Malinas y primado de Bélgica, sobre el SIDA. En un libro de conversaciones que había pasado hasta ahora inadvertido y que acaba de traducirse al neerlandés atrayendo la atención de los periodistas flamencos y del conjunto de la opinión pública belga, el prelado responde prudentemente a una pregunta algo provocadora del periodista acerca del SIDA negando que esta enfermedad sea un "castigo divino". Con ello, Monseñor Léonard se desmarca de la extrema derecha religiosa que había afirmado desde la era Reagan que el VIH era el instrumento directo del castigo divino que merece nuestra corrupta humanidad por los desordenes en materia de "moral sexual" que suponen la promiscuidad y la homosexualidad. El cardenal belga no afirma eso, afirma sin embargo, que en el SIDA podría verse, si no un castigo "un acto de justicia inmanente" en el que Dios no actúa de manera directa, sino a través de las leyes de la naturaleza. Entrevistado por la televisión belga acerca de las declaraciones vertidas en el libro, Léonard se reafirma en lo dicho y lo justifica. Recuerda por ejemplo que, en las cajetillas de cigarrillos se apela ya a esta justicia inmanente y que se recuerda al fumador que "el tabaco mata". También, usando una perspectiva "ecológica" sostiene el prelado que quien contamina tiene que sufrir él mismo los efectos de su incauto proceder.



El SIDA no es, pues, un castigo, sino un efecto directo del propio acto sexual "irregular" crudamente caracterizado por el representante de la Iglesia de Bélgica como el "uso de mucosas" que no son las adecuadas". La adecuación de las mucosas obedece aquí a dos criterios: un criterio fisiológico, esto es que se haga uso o no del conducto "natural" ("vas naturale")y un criterio jurídico, a saber que el acto se consume con el cónyuge legítimo y con la finalidad legítima del matrimonio que es la procreación. La epidemia de SIDA se ha extendido, según el monseñor, como efecto directo de la promiscuidad sexual reinante. De ahí que no hable de "castigo" en el mismo sentido del castigo divino infligido a Sodoma y Gomorra, sino de "justicia inmanente", esto es de efecto proporcionado a la causa, en este caso, de enfermedad que corresponde directamente -según él- a un acto "antinatural".



Independientemente de sus disparatadas apreciaciones "epidemiológicas" que vienen a incidir en la mortífera y oscurantista campaña que el Vaticano y otras sectas cristianas despliegan a propósito del SIDA, lo que llama la atención en la afirmación del prelado belga es la proximidad de su lógica, no ya a la de las extremas derechas relgiosas que blanden ante los pecadores la inminencia del castigo divino, sino a la corriente principal del neoliberalismo. Léonard, en sus declaraciones no sería así un simple cavernícola como algunos pretenden, sino un eclesiástico resueltamente "postmoderno", capaz de enlazar la vieja tradición cristiana de la "oikonomia", la economía de la salvación en la que Dios se vale de los recursos de este mundo para hacer llegar su reino y, en particular, recurre a la justicia inmanente de la "naturaleza", con la novedosa teoría (neo)liberal de la economía de mercado. Dos falsas inmanencias se comunican así a través de los siglos.



Baste recordar que el liberalismo desde su época clásica siempre se ha presentado como una fuerza de oposición al poder soberano. Lo que propugna el liberalismo es una contracción del poder soberano y un libre despliegue de la presunta capacidad de autoorganización de la sociedad en torno al mercado. La intervención directa del soberano para reprimir una conducta debe pues ser algo cada vez más excepcional, siendo el modo normal de gobierno aquél que se rige por la lógica económica de las acciones y reacciones de los sujetos libres que procuran realizar sus intereses en el mercado. La justicia inmanente es, en este contexto, la que arruina a un comerciante que vende productos que nadie quiere o al pródigo que dilapida sus recursos y tiene que vender su fuerza de trabajo en el mercado para sobrevivir. El mercado no castiga las conductas "irregulares", pero hace que generen pérdidas. En eso es el mercado el operador más eficaz de la justicia inmanente.



Lo que ocurre es que el propio mercado es algo constantemente creado y reproducido por la intervención del soberano y que, dejado a su suerte, genera crisis que amenazan su propia existencia. Tal fue el gran descubrimiento del neoliberalismo que, tanto en su versión alemana (el Ordoliberalismus ) como en su versión anglosajona propugnan una firme intervención del Estado para fomentar el buen funcionamiento del mercado. Lo que para el liberalismo inicial era simple fruto de la naturaleza es ahora resultado de un artefacto político que "ayuda" a la naturaleza a funcionar correctamente.



Un excelente ejemplo de este funcionamiento de la "justicia inmanente" neoliberal lo tenemos en la actual política de liquidación del derecho a la jubilación con una pensión digna. Este derecho, hasta ahora garantizado por los poderes públicos, tiende, mediante una resuelta intervención política sobre las edades de jubilación y sobre el cálculo del importe de las pensiones, a desaparecer del paisaje social de la Europa occidental. El vacío que deja quedará progresivamente cubierto por fondos de pensiones por capitalización enteramente financiarizados. Esto podría considerarse un elemento anecdótico dentro de una ya larga estrategia neoliberal de privatizaciones, si no fuera porque amenaza con convertirse en el instrumento principal de un renovado "capitalismo financiero popular".



Se sabe que uno de los objetivos del neoliberalismo es la "desproletarización". Se trata de liquidar la lucha de clases haciendo que los trabajadores sean propietarios, de su vivienda, de su automóvil, incluso parcialmente de su empresa. En realidad, este objetivo algo utópico sólo se ha logrado en ínfima parte en algunos países como Alemania y los países nórdicos. En los demás, el sueño de la propiedad de la vivienda y del automóvil se ha transformado para muchos en la pesadilla del endeudamiento y la participación en el capital de la empresa no ha llegado a ser ni siquiera simbólica por falta de capacidad de ahorro. La transformación de los regímenes de pensiones brinda hoy al capital una oportunidad histórica para cumplir este programa de desproletarización. La liquidación de la pensión por reparto y su sustitución por la pensión por capitalización hacen de todo trabajador un participante en un fondo de pensiones cuya función es buscar sin descanso las inversiones más rentables posibles. Si la inversión en una determinada empresa ha dejado de ser suficientemente rentable, el capital financiero, como la langosta, busca otro lugar más propicio para obtener el rendimiento financiero que reclaman sus clientes. Ahora bien, sus clientes son los propios trabajadores de las empresas a las que se exige aumentar los márgenes de beneficio, en particular mediante una mayor explotación de sus trabajadores. Como lúcidamente explica Frédéric Lordon "Mediante las masas de ahorro que implica, la jubilación por capitalización lleva al colmo la implicación financiera de los asalariados y, por ello mismo, vincula objetivamente los intereses de los asalariados a la buena fortuna de la finanza, la cual prospera precisamente oprimiéndolos. Un sofista liberal que pasara por aquí objetaría, sin duda, que si ahora sufren un poco los asalariados, los jubilados que ellos mismos serán más tarde saldrán beneficiados. [...] Pero lo mandaremos a paseo haciéndole observar, basándonos en las numerosas experiencias ya existentes, que los fondos de pensión por capitalización producen a la vez asalariados explotados y jubilados indigentes, sencillamente porque los numerosísimos intermediarios de la división del trabajo financiero se cobran en especie embolsándose gigantescas comisiones."



El trabajador queda así dividido entre su condición de titular de un fondo de pensiones que exige mayores beneficios a las empresas donde invierte y de obrero o empleado de una de esas empresas, que aspira a mejorar sus condiciones laborales. Si, como dueño de una parte del fondo de pensiones exige mayor rentabilidad a éste, lo que está reclamando es ser más intensamente explotado o incluso ser despedido si el capital invertido no obtiene una remuneración suficiente. Si, en cambio, como obrero exige unas condiciones de trabajo y remuneración dignas, disminuirá por ello mismo la remuneración del capital financiero y pondrá en peligro su puesto de trabajo. Como futuro jubilado se hará solidario con el capital financiero en general y denunciará a los gobiernos que quieran limitar la movilidad del capital financiero. Ante cualquier intento de regulación de los movimientos del capital financiero podrá acusarse a los gobiernos y a los sindicatos que apoyen estas medidas, de "insolidaridad con nuestros mayores". Quien intente, frente al poder financiero, finalmente interiorizado, realizar una política con objetivos de clase que no sean los de la burguesía, tendrá que atenerse a las consecuencias de sus actos y arriesgarse a que su pensión por capitalización financiera se degrade. Aunque, de todas formas esa perspectiva de degradación está garantizada también por la monstruosa tasa de beneficios en formas de comisiones de los intermediarios financieros.



Tal es el nuevo marco "natural" que el neoliberalismo nos propone y contra el cual toda rebelión, en el caso improbable de que se produzca, saldrá muy cara, en términos estrictamente mercantiles. Como diría Monseñor Léonard, la naturaleza "se venga, mediante su justicia inmanente" cuando nos apartamos de ella." Esto nos hace ver lo que hoy está en juego en Francia y en toda Europa. La resistencia francesa contra la reforma de las pensiones es directamente política y, como toda acción política, se enfrenta a la enorme mistificación que es la apelación a esa muy artificial "naturaleza" representada por las "leyes del mercado". Gracias a Freud y a Marx sabemos hoy que ni en la sexualidad humana, ni en las relaciones sociales gobierna ningún tipo de naturaleza. Quien habla a este respecto de "naturaleza" nos quiere engañar presentándonos como "natural" su orden moral o político.



http://iohannesmaurus.blogspot.com/2010/10/sida-pensiones-y-justicia-inmanente-del.html

martes, 26 de octubre de 2010


Nuestras manifestaciones son una respuesta a recientes expresiones de la derecha dura, contienen en su núcleo un mensaje serio. Nos recuerdan que podemos estar en desacuerdo sin ser desagradables, que el discurso civil y el respeto mutuo son el pegamento que une a las sociedades democráticas.
Conmemoramos un aniversario que nos recuerda para siempre los resultados catastróficos de la demagogia, el extremismo y la locura. Este sábado, nos reuniremos en Tel Aviv para conmemorar el 15 aniversario del asesinato del primer ministro Yitzhak Rabin.
Hay un motivo de extrema seriedad para participar en la conmemoración del asesinato de Rabin, es un poderoso recordatorio de lo vital que es la voz de la cordura hoy, de las consecuencias de permitir que esa voz se pierda.En cualquier parte del mundo únase a nosotros, esté donde esté, aporte su parte para ayudar a restaurar la cordura.Carlos Braverman ”El Otro Israel”

Hemos dado grandes pasos hacia un país más democrático en Israel. Un Israel, donde todos sean tratados por igual.
Son preocupantes las recientes medidas, desde el proyecto de ley de conversión hasta el juramento de fidelidad, estas pueden erosionar el compromiso de Israel con la igualdad de derechos y la democracia liberal.
No estamos sentados en silencio. Además estamos encantados de la forma en que muchos de ustedes en todo el mundo se han unido a nuestros miles de activistas en Israel, para que el gobierno sepa cómo nos oponemos firmemente a estas medidas.
Su apoyo se suma a nuestras campañas públicas, como la manifestación contra la propuesta de juramento de lealtad que puso miles de ciudadanos en las calles de Tel Aviv el fin de semana pasado y la Coalición Contra el Racismo en la Knesset. La lucha contra las voces estridentes de la derecha ultranacionalista demostraron cómo muchas personas encuentran estas propuestas discriminatorias.
Sé que creen en un mundo mejor y en un Israel más democrático. Espero que ustedes crean que juntos, miles de nosotros podemos hacer un cambio si nos mantenemos unidos y luchamos por nuestras creencias y valores en Israel y en todo el mundo. Por lo tanto, pido que apoyen nuestro trabajo tendiendo puentes y escuchando nuestras voces. Gracias compañeros de todas las latitudes.Carlos Braverman”El Otro Israel”

La mujer, doble víctima de las guerras por Roberto Montoya


Intervención de Roberto Montoya en la mesa redonda del 15 de Octubre organizada por la Fundación Euroárabe en la Biblioteca del Museo Reina Sofía de Madrid, en el marco del Festival El Ojo Cojo de Cine, Cortos y Documentales


Estos días se cumplen 10 años desde la aprobación de la Resolución 1.325 de la ONU, y gracias a este instrumento y otros complementarios posteriores también muy importantes, Naciones Unidas ha comenzado a incorporar a una gran parte de sus organismos, misiones y actividades, la problemática de la violencia de género ligada específicamente a los conflictos armados y a los periodos de construcción y mantenimiento de la paz.
Días atrás, a inicios de octubre, representantes de Naciones Unidas dieron a conocer en Madrid, en el marco del seminario “Instrumentos eficaces para la igualdad en el desarrollo”, que tres de cada mujeres en el mundo han sufrido violencia machista en algún momento de su vida. La ONU aclara que la mitad de esas agresiones sexistas la sufrieron menores de 16 años. En pleno siglo XXI se calcula que 140 millones de niñas y adolescentes sufren mutilación genital, que 30 millones de niñas viven en las calles, expuestas a la violencia sexual.
Diez millones de niñas en el mundo son obligadas a casarse antes de los 12 años; 86 millones de niñas crecen sin educación alguna; miles de niñas en Afganistán son atacadas por los talibán por atreverse a ir a la escuela, las escuelas de niñas son consideradas objetivos militares.
Más de 5.000 mujeres mueren al año en el mundo víctimas de los llamados “crímenes de honor” realizados por sus propias familias.
Hay guerras como las de Afganistán en las que Occidente utilizó de forma propagandista y oportunista la asfixiante opresión sufrida por las mujeres como muestra de la crueldad del enemigo talibán, pero nueve años después su situación, si bien es de reconocer ciertos avances con respecto a la siniestra época talibán, no ha mejorado de una forma más radical a causa del retrógrado, corrupto y autoritario gobierno de Hamid Karzai aupado al poder por EEUU y sus aliados.
En Irak, tras siete años de guerra, y cientos de miles de muertos después, EEUU y sus aliados reivindican la victoria, reivindican haber estabilizado el país, pero las mujeres han perdido terreno en materia de derechos y en su rol en la sociedad. Históricamente las mujeres iraquíes habían ido conquistado importantes derechos, muchos más avanzados que en el resto de países de su entorno, teniendo un gran protagonismo en la vida política y social. Su apogeo lo tuvieron durante los años 70, paradójicamente, bajo la dictadura de Sadam Husein..
Las guerras, sean en Africa, Asia, Oriente Medio o en cualquier parte del mundo, siguen agravando enormemente los niveles de violencia sexual contra las niñas y mujeres.
Esas agresiones, esos crímenes, no son lamentablemente casos aislados protagonizados por puñados de soldados o milicianos psicópatas de un bando u otro. Son parte ya integrante de las guerras.
Las mujeres siguen siendo como en las guerras primitivas parte sustancial del botín de guerra. Con las agresiones a cientos de miles de niñas y mujeres en países como Sudán, la República Democrática del Congo o tantos otros, no sólo se traumatiza a las víctimas directas de por vida, se dispara el número de embarazos no deseados y se expande el virus del Sida. También se logra humillar y denigrar a toda una comunidad.
En continentes como Africa, donde la mujer de las zonas rurales juega un papel económico, social y familiar vital, más que en otras zonas del mundo, las consecuencias de las violaciones sistemáticas y masivas son aún mayores.
Como denuncian las organizaciones que trabajan en la zona, tras ser víctimas de violaciones, las mujeres de una comunidad, por temor, dejan de ir a cosechar a los campos más alejados y no acuden a los mercados, alterando así toda la vida económica de las familias y comunidades, ahondando aún más su extrema pobreza.
Por eso, por todo ese panorama tan desolador que se le presenta a la mujer, desde niña, en tantos países todavía hoy día, cualquier avance que se de es importante. No se pueden minusvalorar los pasos que poco a poco y en forma desigual se están logrando en muchos lados, estimulados por la Resolución 1.325. Pero tampoco se pueden sobrevalorar creyendo que su simple existencia es de por sí garantía de un cambio profundo, radical, en todo el mundo.
Muchos programas que llevan adelante distintos organismos de la ONU u ONGs apoyadas por Naciones Unidas en numerosos países, han supuesto un estímulo, un cambio palpable para la situación de muchas mujeres afectadas por conflictos bélicos, durísimas sequías, hambrunas, mujeres desplazadas de sus casas y pueblos, mujeres hacinadas en campos de refugiados en Africa, Asia, América Latina y el Caribe.
Sabemos que Naciones Unidas aprueba muchas veces resoluciones y promueve tratados internacionales sobre los temas más variados, sobre la tortura, sobre los derechos de los niños, sobre el control de armas de todo tipo, sobre el racismo, sobre la protección del medio ambiente y un larguísimo etcétera, que, de cumplirse estrictamente, harían del planeta un lugar más justo e igualitario para vivir.
Pero sabemos también que esa mancomunidad de naciones, la más grande del mundo, donde están representados 192 países, está muy lejos de ser perfecta, está muy lejos de ser gobernada colectivamente, de forma democrática por sus estados miembros y no por un puñado de potencias que pujan constantemente por sus propios intereses, aplicando dobles raseros, violando ellas mismas los tratados contra la tortura o las Convenciones de Ginebra, y utilizando sistemáticamente, como hace desde hace décadas EEUU, su derecho de voto, para impedir la aplicación de todas aquellas resoluciones aprobadas mayoritariamente que les sean perjudiciales para sí o para sus aliados.
No nos debe extrañar por tanto que estas serias limitaciones que muestra a menudo la ONU también sean extensivas al tema de la aplicación de la resolución 1.325 y a toda la normativa en defensa de la mujer existente.
Las incoherencias de Naciones Unidas
¿Cómo es posible entender, si no es así, que en 62 años de operaciones de paz de la ONU haya habido sólo siete mujeres con rango de representante especial del Secretario General de Naciones Unidas para alguna misión, o que sólo haya dos mujeres en el equipo de 40 personas que componen la Secretaría General? Todo ello, paradójicamente, a pesar de que la Resolución 1.325, en su texto insta al Secretario General de la ONU y a los Estados miembros a garantizar un aumento de mujeres en todos los ámbitos de construcción de la paz, así como en carácter de enviadas especiales.
¿Cómo es posible que diez años después de la aprobación de la resolución 1.325, sólo 20 países –entre ellos España—hayan decidido llevar a cabo un Plan de Acción específico sobre el tema, y que de ellos sólo 11 están en vías de elaboración? Y esto después de una década.
¿Cómo es posible que queden impunes las violaciones y abusos contra niñas y mujeres cometidas por “cascos azules” encargados precisamente de protegerlas, de dar el ejemplo. Muchas de esas mujeres han sido violadas por milicianos o soldados en conflictos bélicos y cuando lograr refugiarse en un campamento de la ONU o estar en una zona bajo control de los “cascos azules”, vuelven a vivir esa pesadilla. Y esto no ha sido ni un caso ni dos, sino muchos, en distintos países y con cientos de “cascos azules” de distintas nacionalidades involucrados.
A través del llamado Informe Machel, elaborado por Gracia Machel, ex ministra de de Educación y Cultura de Mozambique y esposa de Nelson Mandela, la ONU reconoció por primera vez públicamente en 1996 la responsabilidad de sus “cascos azules” en violaciones, trata de mujeres y abuso infantil en misiones desarrolladas en Angola, Mozambique, Bosnia, Croacia, Somalia, Ruanda y Camboya.
Esto sucedió antes de la resolución 1.325, sí, pero se volvió a producir en Haití a partir de 2004, y en Sudán, especialmente en la región de Darfour, y en la República Democrática del Congo, donde la propia ONU reconoció en un informe en 2005 que se habían producido 105 denuncias contra “cascos azules”, que se aprovechaban de niñas y mujeres congolesas desesperadas para practicar sexo con ellas a cambio de comida o unas monedas.
¿Cómo se puede compatibilizar la resolución 1.325 de la ONU con la Convención de Privilegios e Inmunidades de Naciones Unidas, vigente desde 1946, y que establece que el país receptor de “cascos azules” no puede juzgarlos en su territorio aunque cometan en él delitos o crímenes?
¿Qué es lo que hace la ONU ante denuncias de ese tipo entonces? La Oficina de Supervisión Interna de la ONU es la encargada de investigar si un “casco azul” ha violado un texto interno llamado “Diez normas: Código de conducta personal de los Cascos Azules”.
¿Y qué puede hacer esa Oficina de Supervisión Interna si confirma las denuncias? La ONU no tiene ningún tribunal interno, por lo que su única opción es entregar al “casco azul” a su país de origen para que lo juzgue.
Hasta ahora sólo en un par de casos se concretó esto, en el de “cascos azules” italianos que habían actuado en Somalia, a pesar de que ya son cientos y cientos los soldados denunciados. En la mayoría de los casos sólo se adelanta la vuelta a casa del “casco azul” agresor, sin que esto lo inhabilite para participar en otras misiones de país en el futuro.
Queda mucho, muchísimo por hacer todavía en todas las instituciones, en todos los ámbitos, para erradicar esta lacra. Y la violencia sexual, a pesar de lo grave que es, no es el único problema que atender. Es necesario que la mujer pueda participar activamente en los procesos de pacificación, empezando por las propias instituciones que los planifican y llevan a cabo.
La vicepresidenta primera española, María Teresa Fernández de la Vega, defendió en enero pasado en la conferencia “Mujeres, paz y seguridad”, celebrada en Bruselas por la Comisión Europea y la OTAN, una propuesta para que se establecieran cuotas para lograr que las mujeres participen a todos niveles, civil y militar, en los procesos de paz y solución de conflictos. No es la única que lo ha propuesto en organismos internacionales. Pero su idea no prosperó, y el primero en rechazarla por “irrealista”, fue el propio secretario general de la OTAN, Andres Rogh Rasmussen. El jefe máximo de la OTAN dijo que era imposible lograr algo así en el seno de la Alianza Atlántica dadas “las diferentes tradiciones nacionales de que partimos”.
Y ahí se acabó la discusión.
Es de reconocer que España tiene el doble de mujeres militares en misiones exteriores que la media de la Unión Europea, lo que puede ayudar a tener una mayor sensibilidad para tratar un tema como las agresiones a las mujeres. Actualmente entre el 7% y el 9% del total de soldados que tiene España involucrados en misiones de pacificación son mujeres, cuando el promedio en el conjunto de la Unión Europea es de sólo el 4%.
Es un dato alentador el de España en esta materia, como es alentador un caso como el de Liberia. En un país como ese, sumergido en una cruenta guerra desde inicios de los 90 hasta 2003, con más de 250.000 víctimas mortales, con un altísimo número de violaciones, con una de cada 10 mujeres violadas menor de 5 años, la larga lucha de las mujeres ha empezado a dar sus frutos. Ellas, con sus protestas callejeras, con sus multitudinarias manifestaciones, jugaron un papel clave en el fin de la guerra y en la construcción de la paz.
Hoy día Liberia tiene presidenta, Ellen Johnson Sirleaf, la primera presidenta de Africa. Gracias a su labor y a la de tantas mujeres organizadas, hoy día el 20% de los efectivos de las fuerzas de seguridad liberianas son mujeres.
Hace dos años se creó en Liberia el primer tribunal especializado en violencia de género de toda Africa.
Desde este mes, Liberia cuenta con una Ley de Libertad de Información, la primera también en Africa. Y ahí la ONU ha financiado la Radio Democracia Mujeres Liberianas, que tiene cada vez mayor capacidad de emisión a todo el territorio nacional.
Son datos alentadores sin duda, pero el camino aún es muy largo y para que se avance de una forma sostenida en todo el mundo es fundamental que se acentúe la presión social y mediática sobre la clase política y todas las instituciones internacionales. Y como todas las batallas que se libran por la igualdad real de la mujer, no puede ser sólo una batalla de las propias mujeres, sino una batalla de mujeres y hombres, porque en ella se está jugando un aspecto esencial del futuro que queremos para la Humanidad.

Hoy los gitanos, ayer los judios, mañana… por David Antona Gonzalez


"Debería haber planes de inserción laboral, escolar, sanitaria. Y la excusa es que los gitanos son indocumentados o pobres, como dice Sarkozy. Me parece que hay una actitud determinista hacia el pobre, hacia el ilegal, hacia el gitano; y el gitano es el paso inicial para un montón de limpiezas étnicas; porque sería ingenuo pensar que va a parar ahí la cosa".
Jorge NEDICH - Gitano, escritor y docente autodidacta. (Argentina)

Lo que han escrito algunos lectores del diario progresista EL PAIS, sobre la deportación de los Roms en Francia por el presidente Sarkozy, podría perfectamente servir de vomitivo. En una tribuna, el diario PUBLICO recordaba que sin el ruido mediático que ha envuelto en esta ocasión la expulsión de 700 gitanos, nadie recordaría que "Francia trasladó forzosamente, en años anteriores, a 10.000 gitanos rumanos en 44 vuelos." Hoy Sarkozy, para frenar su caída vertical en los sondeos de opinión, recurre de nuevo a esta rentable iniciativa, electoralmente se entiende.
La política de la búsqueda y utilización del chivo expiatorio tiene, por desgracia, numerosos antecedentes. Alemania y el régimen nazi, que suelen ser citados como ejemplo para condenar estos crímenes, no han sido los únicos a lo largo de la historia. Además de su voluntad de borrar del mapa a las comunidades judías de los países que ocuparon durante la Segunda Guerra Mundial, también inmolaron, no lo olvidemos, a 500.000 gitanos. Y a muchos de los antifascistas que cayeron en sus manos cuando sus tropas avanzaban, victoriosas, por los países conquistados.
Antes de estas deportaciones se contabilizaban en Francia 400.000 gitanos, en su mayoría ciudadanos franceses y, dentro de esa cifra, a una minoría de emigrantes llegados de los países del Este, en particular de Bulgaria y Rumania, víctimas de una política de exclusión y de marginación de sus gobiernos.
Respecto a lo sucedido en Francia... Un incidente acaecido en la ciudad de Grenoble, en el que la policía mató a un joven gitano (calificado de delincuente), provocó la reacción violenta de los suyos, que atacaron una comisaría. Este incidente, grave pero aislado, justificó ante la opinión pública francesa la decisión de aplicar contra este colectivo, el de los gitanos, una política de expulsión y de negación de los derechos individuales más elementales. La tribuna del diario PUBLICO antes citada, trás la evocación de estos hechos, concluía a una "etnitización del problema". Es decir, al traslado de todo un grupo de unas actuaciones individuales que debían ser tratadas en el marco de la legislación vigente. Por el contrario, ante una opinión pública manipulada por los medios de comunicación, se oficializó un pretendido "problema gitano". Y se reforzó la imagen negativa de un grupo constituído de individuos que "solo viven de rapiñas y de robos, que no aceptan las reglas de circulación y desplazamiento vigentes, y que se niegan a adaptar su vida y costumbres a las del resto de la sociedad". En resumen: que no quieren dejar de ser gitanos.
No es de extrañar que en nuestro país, con una larga tradición de presencia de esta etnia (sañudamente perseguida durante el reinado de Isabel la Católica), exista una tradición de rechazo hacia los gitanos. Recientemente, con las noticias llegadas de allende los Pirineos, este rechazo se fué agudizando, agravado por la llegada a España de gitanos procedentes de los países del Este ya mencionados, que acuden a la Europa del "bienestar" huyendo de las condiciones de vida miserables que les deparan sus países de origen.
Las medidas persecutorias de Sarkozy -condenadas de forma hipócrita, por no decir más- por la Unión Europea, fueron acogidas en el foro de los lectores de EL PAIS, salvo raras y honrosas excepciones, con un aplauso y una aprobación casi unánimes. Expresando además el temor (véanse las reacciones del PP de Badalona) de que esos gitanos expulsados de Francia, tuviesen la idea peregrina de cruzar la frontera para venir a instalarse en nuestro país.
He aquí, a título de ejemplo, lo que opinaban dos de esos lectores. El primero de ellos afirmaba:

"Hay aquí mucho progre que sale en defensa de esta gente, porque no viven al lado de sus casas o sus ciudades, que si no te digo yo a tí. no es racismo ni nada. lo que no se puede permitir es que españa sea un refugio de toda persona que no quieran en otros paises, para que no nos llamen racistas. venga hombre. ¿cuando gobernara un presidente como el frances o el italiano? ¿cuando?".

Y el segundo, por su parte, proponía:

"Hagamos un referéndum en españa. nadie los quiere cerca. absorben todos los servicios sociales, alla donde esten, con la excusa interminable de la integracion. viviendas sociales, ayudas...en mi ciudad tienen viviendas unifamiliares en la puerta de la estacion del ave, donde una vivienda libre no baja de los 310.000 euros. eso si, hay que ver como las tienen (de sucias y descuidadas, digo). pero no pasa nada, seguro que se las pintan gratis."

Para el racismo no existen fronteras. La lectura de estos dos párrafos me ha llevado, a pesar mío, a recordar palabras y comentarios de este tipo que pude oír en Francia durante mi niñez. Al acabar la guerra, nuestra guerra, junto a otros niños extranjeros, oí decir repetidas veces en la escuela, a mis compañeros de clase -con los que acabé a mamporros en más de una ocasión, "que habíamos venido a Francia a comerles el pan". Eran críos como yo, y no hacían más que repetir lo que oían en sus casas. Allá por los años 60, varios compañeros españoles y franceses fuimos detenidos en Paris y llevados a la Comisaría por habernos manifestado en un teatro público, el TNP, contra la presencia de los Coros y Danzas del Frente de Juventudes (Falangista). Enfurecido, un policía se encaró conmigo y me dijo que porqué no íbamos a manifestar a la España de "Francó". Al contestarle que lo hacíamos porque estábamos en el país de la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad, me soltó un bofetón. Me abalancé sobre él y fueron sus propios compañeros los que nos separaron.
No quisiera caer en el anecdotario personal. Simplemente recordar que en los períodos de crisis, azuzado o no por políticos de la catadura moral de Sarkozy, es bastante corriente que el hombre de la calle sucumba a la xenofobia y al racismo. Felizmente, existe otra Francia que la de los políticos, cínicos y oportunistas como Sarkozy, o abiertamente fascistas como Le Pen. La que desfiló en numerosas ciudades de aquel país para protestar contra la política represiva, excluyente y bajamente oportunista del Presidente de la República. Esa es la Francia con la que podemos sentirnos identificados.
Las ideas y opiniones que reflejan las cartas de esos dos lectores las hemos oído, repetidas mil veces, en la propia Francia contra otro chivo expiatorio: el “árabe”. El árabe, antiguo "súbdito" francés, al que muchos no perdonaban la pérdida, al término de una cruenta guerra de independencia, de una de las "provincias" francesas de ultramar: Argelia. Pese a que, por decenas de miles, emigraron más tarde a Francia y le brindaron a ese país, al término de aquel conflicto, una mano de obra abundante y barata. En el rechazo hacia los árabes, antecedente del rechazo actual a los gitanos y en general a los emigrantes, se expresaban muchas de las frustraciones de los propios trabajadores franceses. Los árabes, decía en aquellos años la "vox populi", "arruinan a la Seguridad Social (aserción completamente falsa), son sucios, no son de fiar, tienen prioridad sobre los franceses para obtener pisos", etc., etc. Fueron ellos, sin embargo, los que contribuyeron a levantar la economía y los que aceptaron los trabajos más duros y peor remunerados que no querían hacer los franceses. Como sucedió más tarde con los emigrantes en España, durante los años de expansión económica.
Ponemos un término a este artículo dando un consejo desinteresado a esos "foristas" y a los que comparten sus opiniones. Vamos hacia una crisis, estamos ya inmersos en ella, como jamás la conoció la humanidad. El sistema económico y político dominante en el mundo es un monstruo frío que exigirá cada vez más víctimas y más sacrificios. A pesar de todos los brotes tiernos, todas las señales imperceptibles de recuperación de la economía que nos anuncian, todas las ruedas de molino que nos quieren hacer tragar los servidores de ese Sistema.
¿Os sentís inseguros porque los gitanos representan una amenaza y eso no os permite ver el peligro que se cierne sobre vuestras vidas?... También a vosotros os puede llegar el turno de tener que atravesar una o varias fronteras. En el mejor de los casos, os veríais obligados a emigrar a algún país de Europa. Sabréis entonces lo que es vivir esa experiencia-límite, extremadamente dolorosa: la del exilio o de la emigración forzosa. Os hallaréis en un país del cual, será lo más probable, desconocéis la lengua, lejos de los vuestros. Os tratarán como a extranjeros, al menos al principio. No seréis nadie, o casi nadie. Y de poco os valdrá invocar que sois europeos. Os servirá de muy poco. Más bien de nada. Y para sobrevivir, os tendréis que integrar.
AHUYENTAR A LOS LOBOS, DEFENDER A LA SEGURIDAD SOCIAL

¿Alguien me puede explicar, en su calidad de cotizante y de futuro pensionista, por qué el Fondo de la Seguridad Social, se alimenta solamente con las rentas del trabajo? (Como nos recuerda el profesor Vicenç Navarro, las cuentas del Estado dependen exclusivamente de esas rentas y muy poco de las rentas del capital y de rentas no ligadas al trabajo). ¿Acaso no existen otras fuentes de riqueza y de financiación? Por ejemplo: los beneficios que reportan las acciones en Bolsa, los del capital financiero, los altos salarios y las primas de los ejecutivos de las grandes empresas, los patrimonios individuales, las transacciones de todo tipo, etc.
En nuestras sociedades "opulentas", la riqueza -de forma inmisericorde- no ha parado de crecer, y ello a pesar de la crisis (véase, los beneficios espectaculares de la Banca, de las compañías aéreas (Iberia), de INDITEX (Zara)... entre otros. Al tiempo que se proyecta alargar los períodos de cotización a la Seguridad Social. Es decir penalizando a los que crean esa riqueza y, por el contrario, con la ayuda del Estado, favoreciendo a los privilegiados (obedeciendo a los dictados de unas instituciones internacionales carentes de toda legitimidad democrática).
La ofensiva llevada a cabo actualmente en toda Europa -con la complicidad de los Gobiernos y de los partidos en el poder, cuando no en la oposición- contra los sistemas de repartición de la Seguridad Social, solo tienen un objetivo: amedrentar a la gente con el pretexto del envejecimiento de la población y la consiguiente disminución del número de cotizantes. Y predecir la quiebra futura de los sistemas actuales basados en la solidaridad intergeneracional. Con un solo fin: permitir que los bancos y las aseguradoras logren, tarde o temprano, adueñarse de la montaña de oro que representan las cotizaciones. ¿De qué manera? convenciendo a los trabajadores, gracias a esta y a otras campañas, de que opten por un sistema "seguro": el de los fondos de pensión individuales. Y que renuncien a luchar por un sistema, basado en una financiación amplia,colectiva, que garantice a todos, al final de su vida laboral, unos ingresos dignos y suficientes.
Los franceses nos demuestran, una vez más, manifestando una y otra vez contra las medidas antisociales del gobierno Sarkozy, el camino a seguir. Lucha y movilizaciones en la calle para hacer retroceder a los gobiernos y presencia masiva en la huelga general del 29 de septiembre y siguientes. Como único método eficaz para defender los derechos de los trabajadores y ahuyentar a los lobos.
EL PARO, UNA SOLUCION
Creo útil citar la frase del sociólogo francés Pierre Bourdieu, hoy fallecido, cuando afirmó que "para el capital el paro no era un problema, sino una solución"... No nos engañemos: la vuelta a la tasa de empleo anterior a la crisis, alcanzada gracias a un modelo económico destructivo y depredador, es un espejismo o, más bien, un engaño. La termporalidad, la precariedad, el paro, son instrumentos utilizados por los poderosos para domeñar a los trabajadores que habían arrancado con sus luchas una parte de la plusvalía creada con su esfuerzo, que los patronos consideraban normal apropiarse.
No creo, vista la situación actual, que tengan la intención de renunciar a esas nuevas formas de explotación y de dominación. Muchas de las cartas de los lectores que se expresan a través de períodicos de gran difusión, como "EL Pais" o "Público" suelen expresar la rabia, por no decir la desesperanza, que les produce el comprobar que la riqueza de nuestros países "opulentos" sigue creciendo, mientras que sus condiciones de vida se degradan cada vez más. Ven, por otra parte, que las organizaciones que en principio les defienden y les representan, forman parte hoy en día de la tramoya institucional. Intuyen sin embargo (no todos los sindicatos están pegados a la ubre del poder) que sin ellos la indefensión de los trabajadores sería aún mayor. Y que el fascismo, o ciertas formas de autoritarismo, podrían ser la respuesta de ese poder al vacío político y al descontento de la población.
La clase política, corrupta o simplemente beneficiaria de su "representatividad", los sindicalistas "profesionales" y los "cazadores de prebendas" que pululan en torno a estos privilegiados, son los que provocan en prioridad la ira y el enojo de la gente de a pie. Habría que interrogarse si en el contexto actual la mediatización de la corrupción es realmente desinteresada. Reduce, por una parte, la política-espectáculo al nivel de la prensa del corazón y de la emisiones-basura de la televisión (el bolso de la Rita Barberá, los trajes de Camps, el juicio de Isabel Pantoja, etc.), y deja que los culpables de la crisis y sus auténticos beneficiarios permanezcan en la sombra. O que sigan, a modo de expiación, expuestos a la luz del día, como el corrupto e impresentable patrón de patronos, Diaz Ferrán.
Vivimos en un sistema económico de una voracidad infinita, que tendrá cada vez menos en cuenta nuestras necesidades y que intentará desmantelar, lo está haciendo ya, las leyes y derechos sociales arrancados por nuestros antecesores: la Sanidad, la Educación, la Seguridad Social, las Pensiones, etc. No se trata de derechos intemporales, sino de conquistas amenazadas. Como lo está nuestra propia especie. Como lo pueden estar los primates de Borneo.
Nuestro planeta acabará por agotar sus recursos en un plazo relativamente breve. No se abren ante nosotros muchos caminos: salvo el de luchar por defender y ampliar esos derechos y el de salvaguardar la vida en el planeta Tierra.

lunes, 25 de octubre de 2010


Returning to the Square- Fighting for Peace and Democracy
Event Location: Rabin's Sq. Tel Aviv
On Date: 30/10/2010
at: 19:30

On Saturday Night, October 30th, 19:30

Everyone is Coming to Rabin Square in Tel Aviv

Together we will raise signs calling to "Fight for Peace" and to "Fight for Democracy"

We need your help to get the word out!

Want to help organize on the day of the rally?
We will meet at 16:00 in the Square!!

For more details, contact Chen: 0544405157

For details on buses, please click here

Una concentración de 10000 manifestantes contra la Ley de Lealtad, contra el racismo y la fortaleza de la democracia. Para mi el tema no es el retorno a un sionismo recuperado de los colonos, la solución es la institución de una democracia secular que no implique discrinaciones entre israelíes, o sea entre ciudadanos judíos y árabes. Carlos Braverman

Carta desde Islamofobistán por Pepe Escobar


Asia Times Online

El pasado sábado [17 octubre], la Cancillera alemana Angela Merkel sorprendió al mundo al declarar, frente a los miembros jóvenes de su partido, la Unión Demócrata-Cristiana, que el multiculturalismo –o multikulti, como se le conoce en Alemania- había muerto.

Un día antes, me encontraba en una sala de Lufthansa del aeropuerto de Frankfurt metido en un debate paralelo con un grupo de hombres de negocios alemanes, quienes prácticamente me habían dado la alerta de la noticia que Merkel iba pronto a hacer pública. No en vano el best-seller en todos los quioscos del aeropuerto era el panfleto publicado por un antiguo capitoste del Bundesbank, Thilo Sarrazin, que describe a los inmigrantes musulmanes, en el mejor de los casos, como perezosos, tramposos de la seguridad social y seres fornicadores de escasa inteligencia. Sarrazin considera a los musulmanes como una amenaza existencial para Alemania de la misma forma que los sionistas de núcleo duro ven a Irán como amenaza existencial de Israel.

En aquel momento, después de tres semanas de itinerancia desde el norte de Italia al sur de Suecia vía Copenhague, ya no albergaba dudas; me encontraba en lo profundo de Islamofobistán, ese amplio arco europeo donde alegremente se utiliza la islamofobia como negocio electoral del miedo.

Arbeit macht frei [El trabajo os hace libres]

Entre otras cosas, Merkel dijo también que la inmigración perjudicaba a la economía alemana, una aserción que en sí misma es ridícula; para combatir la grave carencia de mano de obra a lo largo de las últimas décadas, el país ha tenido que acudir sucesivamente a los gastarbeiter [trabajadores invitados] de Italia, España, Grecia, Turquía y la ex Yugoslavia. Pero son sobre todo esos siniestros tonos de resurrección de una cultura alemana dominatrix los que pueden haber producido escalofríos en más de una espina dorsal europea. Lo que resulta más siniestro, de hecho, es que las palabras de Merkel son una respuesta-espejo a la extendida respuesta europea a la inmigración.

Multikulti fue el concepto hallado en la década de 1980 para acomodar a una oleada de inmigrantes que Alemania nunca quiso realmente integrar con todos los problemas que suponía asimilar su cultura, sus lenguas y su religión. El núcleo del trato multikulti consistía en que al emigrante se le permitía que siguiera apegado a su cultura nativa, pero tenía que prometer lealtad al estado alemán.

El problema es que esa táctica produjo básicamente la alienación permanente de grandes franjas de inmigrantes. Y otro problema es que la definición europea de nación se basa en la nacionalidad.

Por tanto, ¿por qué este rabioso “retorno de lo reprimido”, la siempre tan delicada cuestión de la identidad nacional en Alemania, está estallando ahora? En primer lugar, a causa de esas masas de trabajadores musulmanes, de mayoría turca. En Alemania parece haberse fundido una amalgama explosiva de Turquía e Islam, que incluye todo, desde el terror yihadista a la solicitud de Turquía de incorporarse a la Unión Europea (UE).

Todas las encuestas importantes coinciden en que una mayoría de alemanes no siente precisamente mucho cariño hacia los cuatro millones de residentes musulmanes (5% de la población total); el 35% creen que la nación está “anegada de extranjeros” y el 10% quiere que regrese un Führer con “mano de hierro”.

En Alemania hay decenas de grupos neo-nazis con un impacto público mínimo; sin embargo, el Partido Demócrata Nacional neo-Nazi (PDN) ha conseguido el 5% de los votos en Turingia.

Después vino la profunda crisis de la misma UE. Si el gobierno alemán ataca el multikulti, está al mismo tiempo afirmando la primacía de la identidad nacional alemana. Y esa identidad no está en absoluto subordinada a la noción de una identidad europea dominante. Mein Gott [¡Dios mío!], en pocas palabras, el sueño de la UE ha entrado en una situación muy, muy problemática.

Si bien Alemania no puede importar trabajadores cualificados –Merkel dijo que el país necesita al menos 400.000 especialistas en altas tecnologías-, sin duda puede exportar de todo, desde líneas enteras de producción a tecnología de apoyo a la información. Pero, ¿qué ocurrirá si esos tan necesitados trabajadores de la alta tecnología vienen de Rusia? ¿Y si Rusia empezara a recibir cada vez más inversión alemana? Eso supondría un enfoque completamente diferente de la UE. Y Europa, como un todo, está ahora inmersa en un grave choque cultural –real o imaginario- dentro de las fronteras de la UE; no importa, la proclamada muerte de multikulti, más allá de los objetivos electorales de Merkel, va a tener inmensas repercusiones geoeconómicas y geopolíticas.

La Nueva Inquisición

El psiquiatra austro-estadounidense Wilhelm Reich, en su obra “Psicología de masas del fascismo”, hizo hincapié en que la teoría racial no es una creación del fascismo. Al contrario, el fascismo es una creación del odio racial y su expresión políticamente organizada.

La Nueva Inquisición (anti-Islam) no llegó a Europa inmediatamente después del 11/S; es sólo en la actualidad cuando ha alcanzado un punto crítico. El deporte políticamente popular en Europa no es hoy ver al Real Madrid y al AC Milán jugando en la Liga de Campeones de Fútbol; es ver a los populistas que invocan el Islam –descrito como una “ideología que está en contra de todo lo que nos importa”- para cristalizar toda clase de fobias y temores de los ciudadanos europeos.

Miedo a la islamización, miedo al burqa, cualquier distracción vale para que la gente olvide la grave e inacabable crisis económica que ha provocado tasas catastróficas de desempleo por toda Europa. Esto puede ser parte de una crisis profunda tanto cultural como psicológica dentro de Europa, sin atisbo alguno de alternativa política real; con pocas mentes progresistas en estado de alerta ante el hecho de que esta turbo-alimentación de racismo y xenofobia es también una consecuencia de la crisis global del neoliberalismo.

¿Fanatismo contra los extranjeros? ¿Fanatismo contra los políticos? Hum, eso es cosa del pasado siglo. La nueva corriente es el fanatismo contra el Islam. No importa que esa emigración hacia Europa lleve años disminuyendo; todavía “ellos” tienen que ser como “nosotros”. Una Europa envejecida, temerosa y reaccionaria se siente atemorizada de que “El Otro”, llegado de regiones del mundo más jóvenes o más dinámicas, le dé alcance.

Asia –no Europa- es el futuro. Un melancólico fin de semana en una Venecia infectada de basura y turistas, convertida en una réplica espejo de Las Vegas, me proporcionó la ilustración gráfica; me sentí como Dirk Bogarde en “Muerte en Venecia”, y así es cómo deben sentirse innumerables europeos.

¿Dónde está la izquierda?

Por mucho que Suecia inventara la socialdemocracia moderna y la mejor realización del estado del bienestar de la última parte del siglo XX, fue apenas sorprendente que la extrema derecha, la Sverigedemokraterna (DS, como en los demócratas suecos) entrara por primera vez en el parlamento el pasado 19 de septiembre con el 5,7% de los votos.

La DS, considerada por muchos como “racista y neo-nazi” está dirigida por Jimmie Akesson, de 31 años, el nuevo niño mimado de la extrema derecha europea junto a su homólogo algo más mayor, el holandés Geert wilders. Akesson subraya que la inmigración musulmana/islámica es la mayor amenaza que ha tenido Suecia desde Adolf Hitler. (El ex miembro de la CDU alemana Rene Stadkewitz, fundador de un nuevo partido, Die Freiheit [“Libertad”], llamado después Partido de la Libertad, como el de Wilders, invitó recientemente a este personaje a Berlín; y también fue recientemente invitado a Nueva York para hablar en contra del proyectado Centro Islámico en Manhattan, cerca de la Zona Cero).

Este video muestra cómo la DS no se anduvo con chiquitas para conseguir sus votos (como se me explicó, el video se prohibió, y posteriormente una cadena de televisión privada lo sacó al aire pero sólo con el video completamente borroso). Nadie necesita hablar sueco para entender cómo una horda de mujeres vestidas con burqa rebasa e impide que una anciana señora consiga beneficios del estado.

Apenas hay una vía para evitar establecer una relación directa entre los históricamente muy bajos resultados de los socialdemócratas suecos y el también aumento histórico de la extrema derecha. Para los observadores estadounidenses, asiáticos o del Oriente Medio esto puede sonar totalmente suicida; ¿cómo han podido los suecos rechazar el estado del bienestar de la vieja escuela que aseguraba para todos la Santa Trinidad de sanidad, educación y buenas pensiones?

Por tanto, si los tan civiles suecos no estaban rechazando su modelo, ¿qué es lo que sucedía? Quizá la respuesta esté en un libro que se publicó por vez primera en Italia en 2008, escrito por el lingüista y ensayista italiano Raffaele Simone, cuyo subtitulo se traduce literalmente “¿Por qué Occidente no se encamina hacia la Izquierda?”

En el libro, muy bien argumentado, Simone demuestra que la Izquierda Europea está intelectualmente muerta; sencillamente no ha entendido la deriva del capitalismo de núcleo duro (lo que define como “capitalismo arcaico”, o “la manifestación política y económica de la Nueva Derecha”); no ha entendido la primacía de la correlación establecida entre individualismo y consumismo; y ha rechazado discutir el fenómeno de la inmigración masiva.

Desde Francia a Dinamarca, desde Italia a Suecia, es fácil ver como populistas listillos despliegan hábilmente esos valores europeos de libre expresión, feminismo y laicismo, simplificando de tal manera las cuestiones hasta el punto que parece lógico que se asimile su discurso: el ataque contra las mezquitas, los minaretes, los pañuelos en la cabeza y, por supuesto, eso de los “seres escasamente inteligentes”.

Y después tenemos las realidades locales. La mayoría de los que votan a la DS estaban protestando contra la abrumadora mayoría de inmigrantes musulmanes, la mayoría sin trabajo, que vienen a Suecia a engordar con los beneficios del gobierno y a no hacer nada. Y Suecia no es en absoluto tan dura en cuanto a la inmigración como Dinamarca, Noruega u Holanda.

En Malmo, a un simple viaje de tren de veinte minutos desde Copenhague a través del impresionante puente Oresund, alrededor de 80.000 (60.000 de ellos musulmanes) de la población total de 300.000 habitantes son inmigrantes. Hay un grupo de perdedores acreditados en Malmo, tras una transición cuidadosamente calibrada de vieja ciudad industrial a refugio consumista post-todas las comodidades: los viejos, los pobres y sobre todo, los inmigrantes. Por eso Suecia parece haber planteado a escala europea la cuestión de la necesidad de un estado del bienestar europeo que se concentre menos en la atención sanitaria y en las pensiones y más en “incluir” a los inmigrantes. Pero, ¿es realmente éste el verdadero problema?

Disparen al minarete

Podríamos hablar de un verano del odio en Europa, desde los minaretes prohibidos en Suiza a los burqas prohibidos en Bélgica.

La extrema derecha populista lleva muchos años ya formando parte de coaliciones del gobierno en Italia y en Suiza. Y cuenta con representación en los parlamentos de Austria, Dinamarca, Noruega y Finlandia. El Frente Nacional en Francia obtuvo el 9% de los votos en las elecciones regionales francesas de la pasada primavera.

Pero ahora parece ser que todo el mundo va en un Lamborghini sin frenos. El Partido de la Libertad de Geert Wilders de Holanda lleva una carga-turbo de islamofobia hasta el punto que casi ha paralizado la gobernanza holandesa. El elegante, elocuente y rubio oxigenado populista Wilders quiere prohibir el Corán –que ha comparado con el Mein Kampf de Hitler- e imponer un “impuesto al pañuelo de cabeza” (¿Cómo es que no se le ha ocurrido la idea a algún gobierno de Oriente Medio o Pakistán?).

El Presidente francés Nicolás Sarkozy –que se enfrenta ahora en las calles a su propia y autoinducida nueva versión de Mayo del 68 por su reforma de las pensiones- intentó seducir (otra vez más) al Frente Nacional expulsando por avión a los gitanos rumanos.

El incondicional de la extrema derecha austriaca Heinz-Christian Strache, que se presentó para alcalde de Viena hace menos de dos semanas, consiguió nada menos que el 27% de los votos. Y Barbara Rosenkranz, que insiste en que habría que abolir las leyes anti-nazis, consiguió llegar al segundo puesto en la carrera de las presidenciales austriacas.

La islamofóbica y anti-inmigrantes Liga del Norte de Humberto Bossi en Italia forma parte del gobierno en Roma y no por causalidad es el partido con mayor crecimiento del país, controlando ahora las muy ricas provincias del Veneto y Piamonte. Durante la última campaña electoral, los seguidores de la Liga entregaban pastillas de jabón para que se usaran “después de tocar a un inmigrante”.

En España, el movimiento Reconquista Preventiva va ganando terreno –una guerra preventiva, quizá inspirada en George W. Bush, contra un millón de inmigrantes musulmanes y sus supuestos “diabólicos” planes de recuperar España para el Islam. En Madrid, el pasado mes de abril, surgió un “conflicto sobre el uso del pañuelo”. Varios ayuntamientos han ido prohibiendo el burqa y el niqab, al estilo francés (aunque en el mes de julio, salió derrotado en el Congreso, por estrecho margen, un intento de prohibición a nivel nacional).

No es ninguna sorpresa que la extrema derecha va más lanzada que nunca en los resultados en ciudades europeas post-industriales que solían ser de centro-izquierda; ese es ciertamente el caso de Wilders en Rotterdam, Le Pen en Marsella, Strache en Viena y Akesson en Malmo. Ha quedado demostrado que la valoración de Simone era acertada.

Y lo que hace que esos populistas sean aún más peligrosos es su polinización cruzada. El Partido de la Libertad de Austria copió un juego del Partido Popular suizo en el cual los jugadores disparaban contra los minaretes con un paisaje al fondo estilo “Sonrisas y Lágrimas” (con el plus añadido austriaco de disparar también contra los muecines).

La DS aprendió mucho de Wilders, así como del Partido Popular danés y de su presidenta, Pia Kjaersgaard. Todos ellos están copiando la táctica-marca de Wilder de lanzar a los inmigrantes contra los viejos pensionistas: islamofobia mezclada con el extendido temor de que los extranjeros están saqueando el estado del bienestar.

En Francia, el modernizado Frente Nacional –centrado en la islamofobia- puede ser incluso más peligroso, dirigido ahora como está por la no dogmática, “intelectual”, vestida de traje, Marine Le Pen, la hija de Jean Marie, el fundador del partido; Marine quiere conquistar el centro político, hasta un punto en el que Sarkozy no pueda, sencillamente, conseguir nada sin ella.

Esta polinización cruzada podría incluso llevar a una alianza de nivel europeo que incluyese también a EEUU y Canadá: un Islamofobistán atlántista. De hecho, ese es el sueño de Wilder; al engendro se le ha puesto actualmente el nombre de Alianza Internacional por la Libertad, y se lanzó el pasado julio para “defender la libertad” y “parar al Islam”.

Marine Le Pen no se muestra tan militante en ese aspecto, su agenda preferencial es conquistar el poder en Francia. Lo de EEUU es también una propuesta arriesgada, después de todo, los musulmanes sólo representan el 1% de la población estadounidense, lo que llevaría a un surrealista fenómeno estadounidense de islamofobia sin musulmanes. De cualquier forma, es muy preocupante que prácticamente el 50% de los estadounidenses digan que tienen una impresión negativa del Islam. Alá necesita a toda velocidad una buena firma de relaciones públicas.

El miedo vende

Entonces, ¿qué podemos hacer? Estamos justo en el medio de la segunda globalización. La primera se produjo entre 1890 y 1914. Es una vuelta al futuro escenario mezclado con un retorno de los muertos vivientes; y entonces, como ahora, la aceleración de las transferencias de capital, las migraciones y el transporte están generando regresión, nacionalismo mal entendido, xenofobia, racismo y una Nueva Inquisición.

En un reciente encuentro de escritores y periodistas organizado por la revista Internazionale en Ferrara, en Emilia –una de las provincias más ricas de Italia y de Europa-, sin duda el debate más importante se titulaba: “Islam: un fantasma se cierne alrededor de Europa”. Los principales oradores fueron Tariq Ramadan, profesor de Estudios Islámicos en Oxford y una verdadera estrella del rock académica en Europa, y Olivier Roy, profesor en el Instituto Universitario Europeo de Florencia y una de las mayores autoridades en Europa sobre el Islam y la yihad. Justo es decir que ambos proporcionaron una hoja de ruta para que los ciudadanos sensatos puedan seguir adelante.

Al preguntársele por las razones del extendido temor hacia los inmigrantes musulmanes, Ramadan señaló que esa “percepción se remonta a la construcción del proyecto europeo”. Se suponía que esos inmigrantes habían venido a Europa sólo a trabajar. “Pero ahora tenemos inmigrantes de segunda, tercera y cuarta generación, han salido de su geto, son más visibles, sienten la necesidad de expresarse y se escuchan sus voces”. Esto causa un conflicto tremendo en su percepción global.

Ramadan insiste en que “los musulmanes europeos tienen muy claro en sus mentes el concepto europeo de libertad de expresión”. Y se mostró categórico: “La integración es una cosa del pasado, estamos ya integrados” (Pero, llegado el caso, intenten convencer de eso a Angela Merkel o a los ciudadanos de Malmo).

Para Ramadan, el aspecto principal es que los europeos –y también los estadounidenses- deberían hacer una clara distinción entre la instrumentalización de esos temores, derivados de la ignorancia y el mismo miedo, por parte de movimientos y partidos. Deberíamos ir más allá en el tema de la integración y hacer hincapié en los valores comunes. Hay un consenso ahora en Europa de que los inmigrantes de la segunda y tercera generación tienen mayor visibilidad en las esferas cultural, política y deportiva. Es la pasividad frente a la instrumentalización lo que podría convertirse en un riesgo tremendo para todos los ciudadanos europeos”.

Roy ataca el impasse desde una perspectiva diferente. Para él, “hay ahora una especie de falso consenso. Nuestro consenso sobre el Islam se refiere al hecho de que nosotros, europeos, no nos ponemos de acuerdo en lo que somos. Ahora en la mayoría de los parlamentos europeos, la izquierda y la derecha votan al unísono contra el burqa, la construcción de mezquitas… Izquierda y derecha parecen haberse puesto de acuerdo contra el Islam, aunque por diferentes motivos. Hay una desconexión entre un indicador religioso y la vida diaria. ¿Qué es religión? ¿Y qué es cultura? Deberíamos decir que religión es religión y ciudadanía es ciudadanía. Así es como funciona en Europa. La Ciudad del Hombre y la Ciudad de Dios. Los musulmanes en Europa han adoptado y están adoptando el modelo europeo de separación entre Iglesia y Estado”.

Roy define “Dos aspectos acerca del miedo a la islamización: la inmigración y la islamización. Para la mayor parte de la opinión pública, son sinónimos, pero no es así. En Francia, en cuanto a la segunda y tercera generaciones, hay de todo. Musulmanes que rezan todo el tiempo, algunos que rezan en ocasiones, algunos que no practican pero dicen que son musulmanes, europeos que se convierten al Islam, musulmanes que se convierten al catolicismo… Todo depende de la cultura política del país. La libertad de religión en Europa no es consecuencia de los derechos humanos. Se define como un compromiso tras siglos de guerras de religión. Pero ese compromiso –en cada país europeo- está ahora en crisis. Por dos razones. Una, el Estado-nación está en crisis. Debido a la globalización, a la integración europea, los compromisos nacionales están plagados de leyes supranacionales. Y ahora la libertad de práctica religiosa es un derecho individual. Eso es algo completamente nuevo en la cultura política europea”.

No es seguro que eso sea suficiente para convencer a Wilders y Akesson. No están precisamente por la inclusión sino por la exclusión, y más que nunca saben que el negocio electoral del miedo vende. La Nueva Inquisición seguirá adelante no importa cómo (y se saldrá de madre si uno de esos fantasmagóricos al-Qaidas, de Iraq, del Magreb, del Cuerno de África, de donde sea, se estrella contra la Torre Eiffel). Con esa sombría posibilidad en mente, salí de Islamofobistán de la mejor manera que pude, a bordo de un vuelo hacia una parte del mundo que no odia, que no teme, realmente esperanzada, libre de guerras de religión e infinitamente dinámica: Sudamérica.

domingo, 24 de octubre de 2010

Lluís Companys: habla su bisnieto por Sonia Subirats


Sonia Subirats entrevista a Ricardo Cayuela, que nació y reside en Ciudad de México. Recientemente, trabajó algunos años en España. Es hijo de Jacinto Cayuela Muñoz y María Luisa Gally Companys. Tiene cuatro hermanos: Alberto, Luis, Marichel y Monserrat. Los cinco hermanos son todos los bisnietos de Lluís Companys, presidente de la Generalitat de Catalunya fusilado en 1940.



Sonia Subirats: En tu casa ¿se hablaba de la Guerra Civil y del exilio?

Ricardo Cayuela: La verdad es que sí, en mi familia estaba muy presente el tema del exilio, casi diría que obsesivamente porque mis dos padres son hijos de exiliados, los dos son exalumnos del Luis Vives y por lo tanto había una atmósfera de discusión permanente. Yo desde muy chico sabía que era nieto del exilio, además también estudié en el Vives y esto formaba parte de mi infancia y por lo tanto de mi naturaleza y de mi constitución como persona.



¿Sabes cómo llegaron tus padres a México?

Mi madre ya nació en México, ella es exiliada de segunda generación y por lo tanto yo de tercera, mis abuelos maternos estaban exiliados en Francia y llegaron por barco, en los primeros barcos fletados por el gobierno de Cárdenas, al puerto de Veracruz en un recorrido bastante convencional.

Mis abuelos paternos son exiliados tardíos de después de la Segunda Guerra Mundial, mi abuela era apolítica y más bien católica, pero sus dos hermanos eran del PSOE y están exiliados en México desde 1939. Ella se sentía muy incómoda en España, pero tenía dos hijos pequeños, y mi abuelo que era del partido de Azaña, tampoco tenía gran vinculación, era simpatizante pero tampoco ha tenido una gran connotación política y realmente no pudieron salir de España hasta el 46 o el 47, y salieron en barco a Nueva York y de Nueva York a México en avión. En cuanto llegaron a México, se integraron, por la propia lógica de sus creencias y por la relación de mi abuela con sus hermanos, en el mundo del exilio, por lo que realmente pertenecen también.



Los únicos descendientes

¿No tiene nada que ver tu mamá con Companys?

Es nieta. Es una cosa curiosa y bastante significativa, porque Companys es una de las principales figuras de la República española y además es un mártir en Catalunya y, sí, ha sido una figura muy presente en la vida de la familia; una relación rara. Además somos, yo, mis hermanos y mis primos los únicos descendientes de Companys. Companys tuvo un hijo que tuvo un brote sicótico en la carrera, un ataque esquizofrénico, no tuvo descendencia y murió en Francia exiliado en un hospital psiquiátrico, y una hija Maria, que era mi abuela, que a su vez tuvo tres hijos que son mi madre y mis tíos.



Tus padres, ¿en el exilio tuvieron alguna relación de partido, estuvieron relacionados con la política española?

No, yo creo que mis padres son cultural y esencialmente mexicanos, es una generación que se siente incómoda con España porque crecieron con la España de Franco a la que no podían volver y habían dos reacciones, los que querían y permanecían en la lógica de España y los que no. Mi madre, ya nacida en México y mi padre, que llegó de seis años, ante la imposibilidad de volver pues simplemente se volvieron mexicanos. Los dos son profesionistas mexicanos y trabajan en México, viven en México y hablan como mexicanos, piensan como mexicanos, etc. Con la peculiaridad de que son o hijos de españoles, como es mi madre, o español educado y criado en México. Ahora, están poco vinculados. Los últimos años, mi madre se ha acercado al Orfeó Català en México, con el que siempre tuvo una cierta relación, y ha estado en la junta directiva, pero nunca vinculada a ningún partido, su actividad política es más en México que en los partidos del exilio o con la política española.



¿Fuiste siempre al Vives?

Sí, cosa rara, desde maternal hasta sexto de bachillerato, soy un niño Vives total.



En tu casa, ¿era el ambiente muy catalán, muy español? Y, la escuela a la que fuiste, me imagino que en tu tiempo también era más española que mexicana

Era rara la sensación porque sí vivíamos en una burbuja, en una especie de gueto endogámico, aunque mis padres se sentían mexicanos, todos sus amigos todas sus amistades y todo su mundo íntimo estaba formado por hijos del exilio, y eso era sorprendente. Yo además me topé en el Vives, que en esa época como tú dices con muchos profesores originales o con muchos profesores españoles, de primerísima no, que llegaron en las primeras oleadas del exilio, con muchos compañeros hijos o nietos de exiliados, y a nosotros, mi madre nos llevó al Orfeó a formar parte del “esbart dansaire” y no sé que tantas actividades.

Y sí, vivíamos en México nos sentíamos mexicanos, pero dentro de una extraña burbuja española exiliada y eso no se rompe, en mi caso, hasta que entro en la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México), donde descubro el verdadero rostro de México, fascinante, entrañable y muy distinto a lo que yo me imaginaba. El hecho de convivir con gente que tenía que llegar a la UNAM desde Netzahualcóyotl, haciendo tres combis y dos paradas del metro, e historias tan distintas, hijos de campesinos, hijos de obreros, gente venida de cualquier otra parte, hijos de españoles no exiliados, etc. La enorme diversidad mexicana representada en el aula de la UNAM es mi primer impacto, y yo decía, ya eres grandecito, ¿no?, a los 18 años, y es mi primer contacto con el México real, en este terreno de convivencia.



El Himno de Riego

Ustedes en el Vives, ¿también cantaban el Himno de Riego?

Se cantaba los lunes el de Riego y el mexicano, pero esto se suspendió cuando España y México tienen relaciones diplomáticas con José López Portillo, cuando la República deja de ser una instancia legal para México y se convierte simplemente en la evocación emocionada de los abuelos, y entonces el Vives decidió suspender esta ceremonia. Yo de niño lo canté todos los lunes, con la ceremonia se hacía el homenaje a la bandera tricolor mexicana y tricolor española.



En tu casa el ambiente de comida, de relaciones, ¿era más de tipo español y catalán o más mexicano?

Sincrético. La comida era española, las recetas de mi madre muchas catalanas, curiosamente nosotros teníamos además una persona de servicio que había estado con mis abuelos maternos y que en casa de mi abuela llegó muy joven y por lo tanto (... interrupción de teléfono). Con la comida era curioso, porque incluso la comida que hacia la muchacha tenía un toque catalán o español.

Y recuerdo en particular, con especial nostalgia, la comida en casa de mis abuelos paternos. Mi abuelo paterno era de Soria y mi abuela de Córdoba, de Andalucía. Era una cocinera extraordinaria y era un verdadero festín de cocina española. Ahora en España descubro la increíble calidad y fidelidad a las recetas españolas que yo viví en la casa de mis abuelos. Ya desde niño sabíamos que era algo especial, incluso invitamos a amigos a comer en casa de mis abuelos, porque era un banquete real, no sólo por las cantidades, sino por la calidad de la cocina, por el gusto.

Estando en casa de mis padres, pues éramos cinco hermanos, cada quién desayunaba comía y cenaba como podía, eran comidas más bien multitudinarias, o sea, no eran muy elaboradas por la propia lógica de ser cinco niños, pero sí tenían una marcada presencia española, mucho aceite de oliva… la lógica de la comida española.



¿Cómo era tu relación con la gente mexicana? ¿La gente te aceptaba como tal? ¿Tú te sentías diferente?

El Vives es una escuela pequeña, de grupos muy pequeños, a diferencia del Madrid, por ejemplo. En mi salón había 25 personas, entonces más bien no importaba el origen sino la relación entre cada uno de nosotros, las afinidades que se crean por los deportes, por los gustos, y esa es la forma en la que se creaban los grupos, no tanto por el origen.



Pero, ¿cómo era tu relación fuera de la escuela en tu etapa adolescente? Digamos, ¿los mexicanos como tal te aceptaban, te decían cosas raras?

No, yo siempre me sentí mexicano, no tuve problemas de adaptación en ese sentido, aparte tenía pocos espacios de convivencia, porque íbamos al Orfeó, luego éramos socios del Club Mundet, los fines de semana nos los pasábamos en Tepoztlán con un matrimonio amigo de mis padres, que eran republicanos también, y en el Vives. Eso en la adolescencia. En la niñez la vida era una vida más acotada de lo que uno se imagina, en la medida en que vas al colegio, uno tiene unos amigos, vas a hacer tus actividades, y entonces todo eso estaba permeado por el mundo español, exiliado, pero yo nunca me sentí incómodo, ni distinto ni nada.



Cuando llegas a la Universidad te encuentras un rostro diferente de México ¿qué estudiaste?

Estudié literatura. Lengua y Literatura Hispánica se llamaba la carrera en la UNAM.



¿Trabajaste en México?

Trabajé mucho.



Tus trabajos, ¿tenían relación con gente del exilio?

No. Indirectamente quizá sí. Es una cosa rara, sobre todo en el mundo editorial. Yo hice muchas revistas, algunas entre amigos, estudiantiles, eran universitarios con poca vinculación con el exilio; otras sí con amigos exiliados, trabajamos juntos, pero en general yo diría que indirectamente.

Por ejemplo yo trabajé en La Jornada, en el suplemento cultural, que lo dirigió Juan Villoro. Era su jefe de redacción, y él era, a su vez, hijo de un español, no exiliado pero cercano a las posturas de la República. La Jornada la diseñó Vicente Rojo, en el suplemento colaboraban muchos hijos o nietos de republicanos como Tomás Segovia y otros.

En el mundo editorial y de las letras el magma del exilio lo permeaba todo, entonces mi trabajo no es que tuviera que ver con las instituciones del exilio, pero había puntos de contacto.



Catalunya, Andalucía, Asturias

¿Te contaba cosas tus papás de Catalunya?

Mucho. Mi madre es muy apegada a los valores de la cultura catalana, aunque no nos habló en catalán, por un pacto con su marido, mi padre, en el sentido de que no podía haber una separación familiar de lenguas. El catalán lo aprendimos con mis abuelos, que tenían una verdadera necesidad de que lo habláramos.

Es curioso porque en mi casa lo habla muy bien mi hermano mayor, luego sigo yo y se va degradando el conocimiento del catalán hasta mi hermana pequeña, que apenas lo habla, en función de los años de convivencia con mis abuelos. Pero sí, mi madre nos hablaba mucho de lo que ella había escuchado de Catalunya, porque ella nació en México y se crió en México, pero ella sí es catalana de lengua materna y muy vinculada a la cultura catalana, y yo creo que ella tenía idealizada Catalunya, eso es algo importante para mi.



Tu mamá es de origen catalán, ¿y tu papá?

Mi padre nació en Córdoba, Andalucía, de padre asturiano.



Y, por parte de tu mamá, ¿los abuelos?

Los dos de Barcelona.



Entonces, ¿tú conociste a tu abuelo Gally?

Sí, conviví con él. Era muy curioso, muy extravagante, tenía una editorial, una imprenta y una librería, o sea que estaba muy vinculado al mundo editorial, a la cultura del exilio, aunque él más bien lo tenía como negocio. Él me enseño a hablar catalán y tengo un recuerdo muy especial de mi abuelo, disfrutábamos mucho, sobre todo en su librería en el centro, en la calle de Guatemala, que ya no existe porque las obras del templo mayor la tiraron, y me gustaba mucho estar con él, me enseñó a leer y luego esto ha determinado mi vida, la vocación lectora la aprendí con él, por eso lo tengo en un lugar importante en mi recuerdo.



Tu mamá y tus abuelos maternos te hablaban de Catalunya y, los otros abuelos por la parte paterna, ¿te hablaban del resto de España?

Sí, claro. Hay una anécdota bonita que me contó mi abuelo paterno, que si quieres te cuento, porque él era del partido de Azaña, que se llamaba Izquierda Republicana, no confundir con Esquerra Republicana de Catalunya. Era el partido de Azaña, pero el abuelo ni siquiera era militante, era simplemente votante, y en el 36 hubo un mitin en Córdoba, donde él vivía, de bienvenida a Companys, que acababa de salir de la cárcel. Habían pasado, precisamente, las elecciones del Frente Popular. Los presos del alzamiento del 34 habían sido liberados y estaban haciendo un recorrido en coche, desde el puerto de Cádiz hasta Barcelona, parando en las distintas capitales de España para recibir el homenaje de los republicanos españoles antes de regresar a la Generalitat, y a mi me hace gracia pensar en mi abuelo, en Córdoba, ya casado, a punto de tener a mi padre, que va a aplaudir, como un ciudadano de a pie, a una figura de la República recién liberada como es Companys, y para él tuvo que haber sido muy curioso saber que luego su hijo se casaría con la nieta de ese señor ¿no?



Sí, quién iba a saber que el hijo de tu abuelo, tu padre, se iba a casar con la nieta de Companys y, ¿ellos se conocieron?

No, porque Companys nunca llegó a México, estuvo exiliado en Francia y la Gestapo lo entregó a Franco y lo fusilaron. No hubo ninguna vinculación.



¿Cuánto tiempo hace que vives aquí en Madrid?

4 años.



¿Viniste directo a Madrid?

Vine directo a Madrid, vine como mexicano a poner una empresa mexicana cultural, pero con todos los fantasmas y familiares del exilio detrás y en esta parte si es un poco decepcionante España para mi, en general, y Catalunya, en particular, porque...



Catalunya y Lluís Companys

¿Qué piensas de Catalunya y de los catalanes?

Tengo, nuevamente, sentimientos encontrados porque me parece que una cosa era la reivindicación nacionalista en la dictadura de Primo de Rivera, por ejemplo, porque el catalán estaba, prohibido y cuando se perseguía activamente esa cultura, es decir una cosa era ser nacionalista antes de la Segunda Guerra Mundial, -porque si hay un nacionalista en la historia de la humanidad es Hitler o Mussolini, en Italia o etc.,- y, además, el nacionalismo siempre lleva en su germen la exclusión: yo soy distinto a los otros, yo soy diferente, yo me defino en función de lo que no soy, no de lo que soy; eso lo define muy bien Fernando Savater.

Pero creo que hay nacionalismos reactivos a otros más grandes que podían tener algún sentido y, digamos, la España nacionalista españolista, por decirlo de alguna forma, existía y era una gota de presión sobre las culturas periféricas o laterales. Entonces, yo creo que el nacionalismo de los 20s de los 30s tenía algún sentido, aunque en su germen ideológico estaba ya la exclusión, pero al menos había una razón de ser y eso es muy distinto a la España actual.

Yo creo que España es un país plenamente próspero, democrático, que encontró un buen acomodo con la España de las autonomías y en donde si uno quiere ser catalán en Catalunya, lo puede ser plenamente, y si uno quiere educar en catalán a sus hijos, pues lo puede hacer, y vivir dentro de coordenadas e instituciones catalanas. Lo que es más difícil es ser español en Catalunya, porque acaba uno en ámbitos marginales o fuera de las instituciones, o con problemas para educar a sus hijos, y, en este sentido, para mi es muy fuerte y muy doloroso ver que la figura de mi bisabuelo es el fetiche de los nacionalistas actuales, un poco el ídolo, el mártir, cuando se ha perdido un poco la correlación entre lo que él hizo en su época y lo que es nuestra época.

Dicho de otra forma, creo que Companys, o aspiro a pensar, no sería un nacionalista furibundo en la España actual, porque, además, él tenía una enorme vocación digamos de izquierda, sindicalista, campesina; viene de la huerta de Lérida. Digamos, una gran preocupación social como abogado laborista, y era un gran republicanista, en mi familia no nos enseñaron el mito de la Catalunya independiente, los tres nietos de Companys se casaron con mexicanos o con españoles de cualquier otra parte. Mi madre decidió no enseñarnos el catalán para en algún momento vincularnos e integrarnos con una cultura más amplia como es la mexicana, etc.

Entonces, para mi es muy doloroso ver, al menos aquí en Catalunya, a mi bisabuelo convertido en fetiche, en camiseta, en pósters, en slogan. Lo único que se hace, además, es empobrecer su figura frente al resto de los españoles, que cada día lo odian más ,y es lógico, porque es la bandera de Carod Rovira y compañía, por lo tanto no hay forma de explicar al resto de España que fue un republicano leal y que murió honestamente.



Y que, además, lo fusilaron.

Y además lo fusilaron y todo. Entonces, sí, para mi esta parte es muy complicada, porque para mí sería muy fácil hacerme un furibundo defensor y meterme en esa lógica, pero se me hace que es traicionar incluso su propio espíritu.



¿Qué piensas tú en general de los catalanes, de las personas que has conocido?

Es raro, porque yo siento una afinidad por muchas cosas, culinarias, vivénciales, etc., pero por otra no me gusta una parte del catalán de mirar por arriba a España, como si España fuera la barbarie, cuando yo creo que para nada, es decir basta viajar un poco por España para ver la enorme riqueza monumental y artística de todo el conjunto y no sólo de Catalunya, o la sabiduría vital de los andaluces. ¿no?... O muchas cosas ¿no?

Y otra parte que no me gusta es que la mitad de los catalanes son de origen no catalán, son de origen andaluz la inmensa mayoría de ellos, pero también hay muchos gallegos, aragoneses, de distintas oleadas de inmigración, y la cultura oficial catalana los obliga a traicionar u olvidar su cultura heredada y eso no me gusta, porque yo creo que Catalunya sería más rica si aceptara su propia pluralidad interna.

Catalunya pide pluralidad a España y no acepta su realidad interna, y eso es muy triste, cuando además es una pluralidad real, porque en la sociedad está, por ejemplo, el flamenco catalán, que es extraordinario, con la rumba, la cultura andaluza de Catalunya, musicalmente es imbatible, de Kiko Veneno a los Ojos de Brujo, y, sin embargo, institucionalmente eso no se reconoce, no se apoya y casi diría que se combate, y esto es una cosa que también me produce mucho dolor en Catalunya, sobre todo los conversos, los hijos y nietos de andaluces, que traicionan a sus abuelos, su sangre y su lengua, para convertirse en unos furibundos catalanistas.

Además, la cultura catalana es interesante, pero es más interesante la cultura de la lengua española, es decir, una cosa son 6 millones y otra cosa son 300, es una cuestión numérica ¿no? Se me hace absurdo que renuncien al español, a la lengua del bolero, del tango, de las rancheras,… a la lengua de Cortázar, de Borges, de Octavio Paz, Carpentier,… Es un suicidio cultural, que no tiene explicación.



La lengua…

Por ejemplo, es algo inverosímil el daño que están haciendo, psicológico, a esas nuevas generaciones. Entiendo el respetar, apoyar y conservar el catalán, pero no a costa del español, porque entonces te suicidas culturalmente. El español es la segunda lengua de occidente, es lengua oficial en 22 países, es la cuarta lengua en Internet, es la segunda lengua en Estados Unidos, ¡por favor! … y, además, tiene un legado cultural imbatible.

El catalán es una interesante, curiosa, lengua mediterránea, que ¡qué bueno que existe!, pero si me dan a escoger me quedo con el castellano, como una cosa de sentido común. En fin, ya estamos hablando de muchas cosas.



No, está bien. ¿Estás integrado aquí en España?

Sí, estoy al frente de una revista cultural mexicana, que se llama Letras Libres, que dirige Enrique Krause y yo soy el encargado de la oficina española y por lo tanto en algún lugar soy el encargado de una revista cultural española y esto te abre todas las puertas y me siento muy integrado, tengo muchos amigos españoles, muchos colaboradores de la revista son españoles, etc.



¿Catalanes?

Catalanes claro, muchos colaboradores de Barcelona, sobre todo de Barcelona, donde además hay una importante comunidad de intelectuales latinoamericanos, pero confieso que muchos de nuestros colaboradores catalanes son críticos del nacionalismo, porque es una línea editorial que está llevando la revista con la que yo comulgo plenamente. Pero sí, tenemos muchos escritores nacidos en Catalunya y colaboradores nuestros.



Soy mexicano

¿Tú qué te sientes?

Yo me siento mexicano plenamente, y al mismo tiempo creo que soy un mexicano atípico, pero tampoco es tan extraño ser mexicano hijo de extranjeros o nieto de extranjeros, porque es una forma más o menos normal de ser mexicano, digamos. Carlos Slim, es un mexicano típico, hijo de libaneses o José Woldenberg, que...



Sí, pero no es lo mismo.

De acuerdo, pero fíjate que es curioso porque me doy cuenta hasta qué punto mi cultura es mexicana en muchas cosas, y que cosas de España no tolero, por ejemplo la descortesía o los malos modos cotidianos, o, muchas cosas que en México son muy suaves y muy dulces y muy cultas y que aquí es la barbarie.

Otra cosa curiosa, que extraño es la comida mexicana contra todo pronóstico, extraño muchas cosas de mi país y me siento plenamente mexicano.



La cultura perdida

¿Qué crees que han hecho los españoles por los refugiados?

Yo creo que poco, porque la transición se fundó en España en un pacto de silencio y entonces la idea era no volver al pasado, y los republicanos era una forma de volver al pasado y entonces le han dado más bien la espalda, y luego, cuando los han aprovechado, ha sido para los cimientos políticos, personales, etc.

Por ejemplo los grandes escritores del exilio no forman parte de los planes de estudio, o del canon español. Entonces, claro, en el centenario de Cernuda arman mucho ruido, pero luego no están Alberti, el mismo Cernuda, Pedro Salinas, Américo Castro, etc. metidos como parte de la cultura española, de la que forman parte. Entonces yo creo que hay mucha demagogia en el tema y poco apoyo, pocas ganas efectivas de que formen parte del entramado español.



Me estabas contando de la transición.

Sí, entonces los escritores, los grandes autores del exilio no forman parte todavía del canon español, ahora creo que lentamente se va recuperando la imagen de la República y del exilio y eso me gusta mucho, no hay que olvidar que tenían una razón histórica y que tenían una democracia, y que fueron expulsados de este país, borrados, perseguidos, etc. Aunque la Guerra Civil haya sido un cúmulo de barbaridades por ambas partes, pues una vez que se desata el demonio de la guerra es imposible parar, pero la razón histórica está del lado de la República, traicionada por unos y por otros, ¿no?

Además, España perdió su élite intelectual y científica, merma de la que yo creo que aún no se ha recuperado, en muchos campos al menos. España era un país que, en muchos campos, estaba a la altura de Europa y de pronto quedó sesgada, todo el mundo se fue a América, fundamentalmente a México, y creo que hace falta mucha labor de pedagogía todavía en la sociedad española para que entiendan esto.

En este sentido, el homenaje a Lázaro Cárdenas de estos días me parece muy emocionante y muy necesario, porque era una figura casi desconocida en España y es imperdonable porque es el extranjero que más ha hecho por los españoles.



La reconciliación nacional

¿Estas de acuerdo en esta cosa de que se vaya, ahora, juntos de la mano y que se perdonen los unos a los otros?

Yo creo que hoy en día, en términos de cuentas de la guerra, sí, porque la guerra no puede tener una sola lectura. Una de las cosas que a mí más me ha dolido fue descubrir todas las barbaridades del lado republicano, yo me eduqué en una escuela, en unos sistemas familiares donde había unos malos, malísimos, que eran los franquistas, y unos buenos, buenísimos, que era el bando republicano. Creo, obviamente, que en el peso histórico tenía razón la República, pero eso no nos puede hacer olvidar las enormes atrocidades, casi cotidianas, que se cometieron en el bando republicano, los paseos, las checas, los fusilamientos sin juicio, la censura y tantas y tantas cosas que oscurecen en la guerra -no antes de la de la guerra- el legado de la República.

Y en este sentido sí me parece que una sociedad que viene de la Guerra Civil y de la que han pasado 60 años o 70 años, pues es lógico que no quiera meterse en una disputa legal o pagar, ¿A quién pagarían? Todos están muertos. ¿Pagar a los hijos o a los nietos? ¿A quién vas a culpar? ¿A quién vas a juzgar? Entonces la parte de rendir cuentas me parece innecesaria, violenta y que sólo produce dolor e incomprensión. Ahora, saber la verdad me parece utilísimo. Me parece que son dos cosas distintas.



Que se conozca.

Que se estudie a fondo, que se haga, por ejemplo, un libro blanco de la Guerra Civil, con expertos de uno y otro lado; que se sepa cómo murió cada una de las víctimas españolas durante la Guerra Civil, cosa que se ha hecho en países mucho más atrasados, como Perú, que acaba de publicar un informe, o Guatemala, o incluso Argentina en los años de la represión. Es decir, que España está en posibilidades de hacer esto porque sino, además es muy contradictoria la postura de España, por ejemplo con la dictadura de Pinochet y que aquí no hayan sido capaces de decir bueno ¿a quién se reprimió?, ¿por qué? y ¿cómo?, de la “a” a la “z”, antes, durante y después de la Guerra Civil.



Cuando tenemos, todavía, hijos y nietos de franquistas en el gobierno.

Esto es un trabajo importantísimo para la sociedad española, saber exactamente qué pasó y que sea la verdad irrefutable, hechos contrastados, no opiniones y no sentimientos, no cantos de un lado y de otro, sino hechos y que se sepa cuántos murieron, cómo murieron y por qué murieron, y ese trabajo, digamos de recuperación de la memoria histórica, me parece indispensable. Ahora, pedir cuentas a estas alturas, simplemente incita nuevamente al odio, al enfrentamiento.



Yo no decía incitar ni pedir cuentas, sino que no hay que olvidar.

No, no hay que olvidar.



Para ellos es darnos la mano… Se debe saber qué pasó en la Guerra Civil.

A ver. Fíjate, desde el gobierno se hace poco y mal, y si gobiernan unos se inclina la balanza hacia un lado y si gobiernan otros pues hacia el otro lado, pero en general hay cada vez más un extraordinario trabajo de revisión histórica por los historiadores y ya la bibliografía sobre la Guerra Civil y la represión de Franco es muy clara, empiezan a quedar establecidos los hechos y eso me parece que es muy emocionante.



Hijo del exilio

Una pregunta que se me había pasado es ¿has ido a buscar un poco los lugares donde vivieron tus padres?

Sí, yo soy muy nostálgico en estas cosas, me gusta ver, por ejemplo, la calle de Córdoba donde vivieron mis abuelos, o el pueblo en Lérida donde nació y se crió Companys; este tipo, digamos, de recorridos de la nostalgia me gusta hacerlos, ahora, tampoco les doy un peso extraordinario, ni modifican mi vida, pero me enternece y me gusta contrastar físicamente esos lugares.



¿Tu crees que los hijos de exiliados han hecho muchas cosas por España, aquí en España?

Creo que todavía pocas, pero sí algunas, por ejemplo, recordarles a los españoles la verdad histórica, que eso no es poco, y hay mucha gente valiosa que va haciendo esa labor cotidiana. Quiero destacar la de Tomás Segovia. Tomás llegó a México ya formado, no es un exiliado puro en esencia, como mis abuelos paternos, es un exiliado de la miseria de la posguerra, que es una forma de exilio también, y luego vino a vivir a España y ha sido, digamos, un muy interesante y activo puente entre la cultura del exilio y la España real, y me parece que ha hecho una labor importante. Y como él hay otros, en campos significativos, que contribuyen a que se sepa, se conozca y se entienda la labor del exilio y, al mismo tiempo, se convierten en actores activos reales de la cultura española.



¿La gente sabe tu origen de hijo de exiliado? ¿Lo dices?

Bueno depende, a veces si, a veces no, según el entorno. A algunos les importa, a otros no, es como muy ambiguo. A algunos amigos les parece muy significativo, algunos incluso se emocionan, digamos, en ver en mi formación, la formación que pudieron tener las generaciones españolas que no tuvieron acceso a la educación de la escuela de la libre enseñanza, otros me preguntan si de la primera o segunda República, porque no tienen ni idea. O sea, que es muy variado.



¿Podemos utilizar la información de esta entrevista?

Claro, claro.


Sonia Subirats.
Colaboradora del estudio “Hijos y nietos del exilio republicano, mexicanos en Catalunya”.

Entrevista realizada en el año 2006 para exiliorepublicano.net