viernes, 24 de agosto de 2012

Alto a la guerra contra Irán - DEMOSTRACIÓN


Original Gush Shalom: traducido al español por Carlos Braverman
Bibi y Barak ahora nos informan que tienen la intención de lanzar un ataque en el otoño. La cúpula militar se opone a ella, los civiles corren riesgo, el programa nuclear iraní no se detuvo, y una
 solución política se encuentra muy lejana. ¡No hay que sentarse y dejar que esto suceda!
El jueves 23 de agosto 2012 a las 6:30 pm, nos reunimos frente del Ministerio de Defensa (Kaplan Street, Tel Aviv) y llevamos a cabo la demostración.
Manifestaciones paralelas hubieron en Haifa (7,00 a Merkaz HaCarmel), Jerusalén (6:00 frente a la residencia del Primer Ministro), así como en Hiroshima (!). Donde una conferencia internacional de grupos anti-nucleares se está celebrando.
¡Salimos de nuestros hogares!
Continuó la manifestación diaria frente a la casa de Barak (Ibn Gabirol St., esquina de Shaul Hamelech Balvd.) a las 8:00 pm.
Una vigilia de protesta se lleva a cabo en ese lugar todos los días laborables a esta hora y ya es la segunda semana que se lleva a cabo.
Netanyahu y Barak están conduciendo al pueblo de Israel y los pueblos de toda la región a una guerra cuyos peligros y su gravedad podrían resultar sin precedentes.
Netanyahu y Barak rompen todos los récords de aventurerismo político y militar, poniendo a los ciudadanos israelíes, judíos y árabes por igual, en peligro de destrucción.
El peligro es realmente terrible, pero está lejos de ser inevitable. Es esencial y aún es posible evitar esta guerra. En este momento crucial, hacemos un llamado a los partidos de oposición, figuras políticas, intelectuales, académicos y periodistas, movimientos y agrupaciones de la sociedad israelí, e incluso a los elementos sanos dentro del establecimiento político y militar, para actuar contra los preparativos para la guerra. Todos deben actuar para crear una amplia movilización de acción pública contra la guerra.
Hacemos un llamado a todas las personas de buena voluntad, en la región y en todo el mundo, para levantar una voz fuerte de oposición a esta guerra. Las protestas masivas se deben iniciar con el fin de movilizar a la opinión pública y los gobiernos en todo el mundo contra la guerra que Netanyahu y Barak están planeando librar contra Irán.
Ninguna agresión o guerra de aniquilación puede asegurar el futuro de los pueblos de la región, incluyendo a los ciudadanos de Israel. Por el contrario, nuestra seguridad en el futuro  depende de una paz amplia y estable en el Oriente Medio, cuyo núcleo sería una paz israelí-palestino.
Contacto: Sharon Dolev +972- (0) 52-8480543 Uri Weltman +972- (0) 52-8330046
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viernes, 17 de agosto de 2012

Irán, Peace Index y algunas reflexiones por Carlos Braverman



Dentro de unas horas llegará el Shabath, es el mejor momento para reflexionar. Si existe un tema por antonomasia es Irán. Pero la próxima semana muchos productos de primera necesidad aumentarán un 17%. Las protestas sociales se reiniciaron en forma bastante deslucida y con tensiones entre sus dirigentes. De hecho se puede hablar ahora de dos o tres campos en su seno: el más radical y con mayor participación de israelíes árabes dice con claridad que la causa central de los problemas económicos y sociales son los territorios ocupados, otro pone más énfasis en la acción directa y monta decenas de campamentos en la vía pública, en los puntos más representativos de Tel Aviv. El tercero trata de rescatar la esencia de las manifestaciones del año pasado pero todos  obtienen el mismo resultado, o sea que el gobierno no los escucha, no los escuchará y seguirán invisibles para éste.
El gobierno está muy interesado en introducir el discurso de la guerra con Irán, siempre el tema de la seguridad es más rentable y ayuda a excluir del espacio público las molestas necesidades de los ciudadanos. Nunca una eventual guerra fue tan anunciada, no digo que no sea posible, pero ya parece poco creíble. Después de todo, Irán no está sola en cuestiones de armamentos y logística, ya tuvo mucho tiempo para prever estrategias y defensas.
De cualquier forma el gobierno israelí vive en forma autista estas cuestiones fundamentales, no escucha la protesta social dije antes y recordemos que hubo al menos cuatro auto-inmolados en ellas.
Las estadísticas del Peace Index de este principio de agosto de 2012 en Israel tampoco pienso que le digan nada al gobierno, actuará de acuerdo a su lógica, por ahora está interesado en introducir el discurso que desafía estas cifras. Pero pasar al acto es otra cosa y  las circunstancias geopolíticas son las que ordenan el tablero global. No es fácil atacar a Irán en solitario y EEUU no está en una coyuntura adecuada para esta empresa.
Sólo el 27% de la población judía en Israel apoya un ataque unilateral israelí contra Irán. Es decir que el 61% de los 516 judíos encuestados están en contra de él. Un 60% de los encuestados está de acuerdo en entenderse con un eventual nuevo contexto, con un Irán dotado de capacidad nuclear y el 35% no lo está. Un 55% aseveró que son muy reducidas las posibilidades de que un ataque retrase significativamente el desarrollo nuclear de Irán, sólo un 36% está convencido de ello, Un 28% concuerda que el ataque es la oportunidad para evitar males mayores y un 57% se opone pues duda de la capacidad de preservar la seguridad del país y sus habitantes durante el ataque. El gobierno iraní tiene pretensiones hegemónicas en la región que rivalizan con Turquía y Arabia Saudí. Ese mismo gobierno no es precisamente pacifista ni progresista, también el gobierno israelí tiene sus reflejos puestos en mantener su hegemonía militar en la zona.
Como dijo Von Logau, la guerra más difícil es combatirse a sí mismo y parece que ninguno de los dos gobiernos la quiere librar. Mientras tanto los pueblos esperan un futuro mejor.
*Carlos Braverman (Israel): Politólogo y Psicólogo, miembro de la Asociación de Derechos Civiles de Israel. Militante por la coexistencia judeo-árabe y un  camino alternativo a la globalización neo-liberal. Miembro del Partido Meretz (Partido Socialista de Israel - Tel Aviv). Presidente del Instituto Campos Abiertos (Investigaciones en Ciencias Políticas).
Derechos reservados: Instituto Campos Israel ISBN963-03- 0316- 2
מסת"ב

sábado, 11 de agosto de 2012

Hablar sionismo por Uri Avnery


Original en hebreo de Gush Shalom:
 
http://zope.gush-shalom.org/home/he/channels/avnery/1343411933/
Compaginado y revisado en español por Carlos Braverman


"Habla sionismo", solía ser un comentario muy despectivo cuando yo era joven. Significaba que algún anciano funcionario nos había hecho perder el tiempo con un discurso aburrido que en gran medida consistía en frases vacías.

Eso era antes de la fundación del Estado de Israel. Desde entonces se ha elevado el término sionismo a la condición de una ideología de Estado, si no de la religión estatal. Todo lo que el Estado hace se justifica por el uso de esta palabra. Alguien podría decir que el sionismo es el último refugio de un sinvergüenza.
Cuando visité Praga por primera vez, justo después de la caída del régimen comunista, me mostraron un hotel de un lujo increíble - candelabros de Francia, mármol de Italia, alfombras de Persia, toda la riqueza. Nunca había visto algo así antes. Me dijeron que el lugar - o palacio - había estado reservado para la élite comunista.
Fue ahí y en ese momento cuando comprendí la esencia de una ideología de Estado. Los regímenes comunistas fueron fundados por idealistas, imbuidos de valores humanistas. Terminaron como Estados de mafia, en los que una camarilla corrupta de cínicos utilizaba la ideología comunista como justificación del privilegio, la opresión y la explotación.
No me gustan las ideologías estatales. Los Estados no deberían fomentar las ideologías.
Las únicas personas que tienen una confirmación oficial de que están sanos son aquellas a las que les han dado el alta en los hospitales psiquiátricos. De la misma manera, puedo ser la única persona en Israel que tiene una confirmación oficial de no ser un anti sionista.
Sucedió de esta manera: cuando mis amigos y yo fundamos el Consejo Israelí para la Paz Israelo-palestina en 1975, un órgano de la derecha nos llamó "anti-sionistas". Me importó un bledo, pero mis co-fundadores insistieron en demandarlos por difamación.
Puesto que yo había publicado un libro titulado Israel Without Zionists [Israel sin sionistas] unos años antes, fui llamado por los acusados ​​ como su testigo estrella. Me interrogaron durante muchas horas en el estrado de los testigos acerca de qué quería decir con este título. Al final, el juez me pidió que definiera mi actitud hacia el sionismo en simples palabras. En el fragor del momento acuñé un nuevo término: "post-sionismo".
Desde entonces, el término ha sido expropiado como sinónimo de anti-sionismo. Pero yo lo usé bastante literalmente. Como expliqué al juez, mi postura es que el sionismo era un movimiento histórico tanto con sus gloriosos logros como con su lado más oscuro. Uno lo puede admirar o condenar, pero de cualquier manera el sionismo ha llegado a su lógico final con la creación del Estado de Israel. El sionismo fue el andamiaje que hizo posible la construcción del Estado, pero una vez que la casa está construida, el andamio se convierte en un obstáculo y debe ser eliminado.
Así que el juez decidió que no soy un anti sionista. Se ordenó a los acusados pagar una indemnización considerable, que nos ayudó a financiar nuestras actividades.
Aún me adhiero a esa definición.
Hoy, cuando el término se utiliza en Israel, puede significar muchas cosas diferentes.
Para los judíos israelíes ordinarios, no significa mucho más que patriotismo israelí combinado con el dogma de que Israel es un "Estado judío", o el "Estado del pueblo judío". Estas definiciones, por sí mismas, permiten muchas interpretaciones diferentes. Para el legendario "hombre o mujer de la calle" significa que los judíos en todo el mundo son un "pueblo" y que Israel "pertenece" a este pueblo, aunque los judíos no tienen ningún derecho en Israel a menos que vengan aquí y obtengan la ciudadanía. Por supuesto, a los judíos del mundo nunca se les ha pedido decidir si Israel es su Estado o no.
A partir de aquí las definiciones van en muchas direcciones diferentes.
Al principio, el color dominante del sionismo era de color rojo (o, al menos, de color rosa). El sueño sionista iba unido al socialismo (no necesariamente de tipo marxista), un movimiento que construyó la sociedad judía pre-estatal en Palestina, un sindicato todopoderoso, el kibutz y mucho más.
Para los sionistas religiosos (a diferencia de los ortodoxos anti-sionistas), el sionismo fue el precursor del Mesías, que seguramente sólo vendría cuando todos nosotros observáramos el Shabat. Los sionistas religiosos quieren que Israel se convierta en un Estado gobernado por la Halajá, del mismo modo que los islamistas quieren que sus Estados que se rija por la Sharia.
Los sionistas de derecha quieren que el sionismo signifique un Estado judío en toda la Palestina histórica, en su lenguaje "la totalidad de Eretz Israel [la Tierra de Israel]", con la menor cantidad posible de habitantes no-judíos. Esto se puede puede unir fácilmente a visiones religiosas, incluso mesiánicas. Dios lo quiere, como Él les ha dicho confidencialmente.
Theodor Herzl, el fundador, quiso un Estado liberal y laico. Martin Buber, el destacado humanista, se denominaba a sí mismo sionista, lo mismo que Albert Einstein. Vladimir Jabotinsky, el ídolo de los sionistas de derecha, creía en una mezcla de nacionalismo extremo, liberalismo, capitalismo y humanismo. El rabino Meir Kahane, un fascista puro, era sionista. Lo mismo que, por supuesto, los colonos.
A muchos fanáticos anti-sionistas en todo el mundo, judíos incluidos, les gustaría ver el sionismo como algo monolítico, con el fin de hacerlo más fácil de odiar. Así hacen, en nombre del amor, muchos amantes de Sion, la mayoría de los cuales no soñarían con venir a vivir aquí.
En conjunto, una imagen bastante extraña.
Hoy el sionismo está firmemente en manos de la extrema derecha, una mezcla de nacionalistas, fanáticos religiosos y los colonos, apoyados por judíos muy ricos en Israel y el exterior.
Ellos controlan las noticias, tanto de forma directa (son dueños de todas las cadenas de televisión y los periódicos) como metafóricamente. Cada día las noticias contienen muchos elementos en los que figura "el sionismo".
Por el sionismo se desplaza por la fuerza a los beduinos del propio Israel de las grandes extensiones de tierra que han ocupado durante siglos. Por el sionismo a una academia de colonos ubicada en lo más profundo de los territorios ocupados le es concedida (¡por el gobernador militar!) el estatus de "universidad", lo que da un nuevo impulso al boicot académico internacional a Israel. Cientos de nuevas construcciones en los asentamientos se están construyendo sobre tierras privadas palestinas en nombre del sionismo. En Ramala, la capital de la Autoridad Palestina, soldados israelíes dan caza a los africanos sin permiso de inmigración israelí. De hecho, nuestro ministro del Interior, cuya única pasión parece ser la caza de africanos en busca de empleo, utiliza la palabra sionismo casi en cada frase.
En el nombre del sionismo nuestro fanático Ministro de Educación de derecha está enviando a los niños israelíes en edad escolar a viajes de adoctrinamiento a los "Santos Lugares" en el territorio ocupado, con el fin de inculcar en su conciencia desde el principio que todo el país les pertenece a ellos. Para reforzar sus convicciones sionistas también se les envían a Auschwitz.
Los colonos afirman - no sin cierta justificación - que ellos son los únicos verdaderos sionistas, los legítimos herederos de 130 años de la colonización y expansión sionista. Esto les da derecho a recibir enormes cantidades de fondos estatales para sus actividades, mientras que gravan nuevos impuestos incluso a los más pobres de los pobres en Israel, como otro aumento del uno por ciento del IVA.
La Agencia Judía, una rama de la Organización Sionista Mundial, está dedicando casi todos sus recursos a los asentamientos.
No hay ninguna facción en la Knesset (con excepción de las dos pequeñas facciones árabes y la facción comunista, predominantemente árabe, y por supuesto los ortodoxos) que no proclame en voz alta su devoción total al sionismo. De hecho, la izquierda sionista pretende ser más sionista genuino que la derecha.
¿Adónde nos lleva todo esto? Ah, ahí está el problema.
La actual política sionista inflexible del Estado de Israel contiene una paradoja inherente. Lleva a la autodestrucción. La política de nuestro gobierno se basa en mantener el status quo. Todo el histórico Eretz Israel/Palestina bajo gobierno israelí, Cisjordania en un estado de ocupación, sus habitantes palestinos sin derechos nacionales o civiles.
Si en algún momento en el futuro un gobierno de derechas decide anexionarse Cisjordania y la Franja de Gaza "oficialmente" (como fueron anexionados Jerusalén y el Golán sirio hace mucho tiempo, sin el reconocimiento del resto del mundo) no supondría ninguna diferencia real. La mayoría de los palestinos ya están confinados en enclaves parecidos a los bantustanes sudafricanos del pasado.
En este Gran Israel los árabes palestinos constituirían una minoría de al menos el 40% que crece rápidamente hacia un 50% y más, por lo que cada vez sería menos convincente el término de "Estado judío". El "Estado judío y democrático" será cosa del pasado.
Por supuesto, casi nadie en Israel soñaría con otorgar a los habitantes árabes del Gran Israel la ciudadanía [de Israel] y derechos democráticos. Si, acaso por intervención divina, esto llegara a suceder, dejaría de ser un "Estado Judío", para ser  entonces un estado árabe palestino.
La única salida sería la limpieza étnica a gran escala. Algo de esto ya está ocurriendo discretamente en zonas más aisladas. Desde hace tiempo, en la zona más alejada de Cisjordania, en el borde del desierto al sur de Hebrón, las autoridades de la ocupación han estado tratando de sacar a la población árabe. Esta semana el Ministro de Defensa, Ehud Barak, declaró el área "zona de tiro militar" que debe ser evacuada inmediatamente. Las personas que permanezcan allí corren el riesgo de ser baleadas. Los agricultores pueden regresar y trabajar en sus tierras, pero sólo en Shabath y celebraciones judías, cuando el ejército está de licencia. Es el sionismo en acción.
Actualmente unos cinco millones de palestinos y unos seis millones de judíos viven entre el mar Mediterráneo y el río Jordán. La limpieza étnica del país es altamente improbable, por decirlo en pocas palabras. Mucho más probable es la realidad de un Estado de apartheid, en el que los judíos pronto serán una minoría. Eso no es una realidad que imaginaran los padres fundadores del sionismo.
La única alternativa es la paz - Palestina e Israel, uno al lado del otro. Pero a eso se le llama "post-sionismo", Dios no lo quiera.
Nuestros líderes evaden esta realidad por medio un dispositivo muy simple: no pensar en ello. No hablar de ello. Prefieren "hablar sionismo" - una serie de frases vacías.
Pero en algún momento del futuro se tendrá que hacer frente a las contradicciones del sionismo.

miércoles, 1 de agosto de 2012

Oriente Próximo después de Bachar el Asad por Joschka Fischer



¿Cómo quedará Oriente Próximo una vez que la guerra civil siria provoque la caída del presidente Bachar el Asad, cuyo clan ha gobernado el país con puño de hierro durante más de 40 años? Teniendo en cuenta el reciente y dramático giro de los acontecimientos que impulsan a Siria hacia una nueva etapa, esta cuestión es inevitable.

El éxito del atentado con bomba contra el círculo íntimo de Asad, la propagación de los combates en el interior de la capital, Damasco, y hacia las fronteras con Turquía e Irak, y el creciente flujo de armas más pesadas y más precisas en manos de los insurgentes marcan el inicio de la fase final. Pero nadie debe albergar falsas esperanzas sobre el cambio que se avecina: el régimen de Asad no será sustituido por una democracia en la que se respete el imperio de la ley. Por el contrario, es probable que la era post-Asad sea aún más caótica y violenta, ya que los opositores al régimen tratarán de ajustar cuentas con los partidarios del mismo y estallarán conflictos entre los distintos clanes y comunidades religiosas.
Al igual que en otros países árabes, una tiranía secular será sustituida por la Hermandad Musulmana Suní que, en Siria, en proporción no menor a la existente en Egipto y Túnez, representa a la mayoría de la población. Pero, a diferencia de lo que ocurrió en Túnez y Egipto, el cambio de régimen será el resultado de una guerra civil. Asimismo, las influencias externas serán probablemente mínimas.
Lo que está claro es que el desplome del régimen de Asad tendrá consecuencias de gran alcance en el reparto regional del poder entre Turquía, Irán y Arabia Saudí, y también para los conflictos regionales, en particular a los que afectan a Palestina, al papel que desempeña Hezbolá en Líbano y al programa nuclear de Irán. Además, la caída del régimen de Asad tendrá consecuencias internacionales más amplias, debido a la alianza de facto entre Rusia y Siria.
La oposición radical a Israel siempre ha sido un pilar del régimen sirio, lo que ayuda a explicar la estrecha cooperación del régimen con Hezbolá, el aliado más cercano que tiene Irán en esta parte de Oriente Próximo, y con el propio Irán. Pero el cambio de régimen en Siria no va a cambiar los parámetros básicos de los conflictos que mantiene Israel con sus vecinos, concretamente, el conflicto relativo a la consecución de un Estado palestino viable y, de manera subyacente, el conflicto concerniente a la aceptación de la existencia de Israel, tema que es de fundamental importancia.
A pesar de su radicalismo, el régimen de Asad para Israel siempre fue predecible. Este régimen conocía cuáles eran los límites y los aceptaba. Por el contrario, la incertidumbre de hoy trae consigo, de manera peligrosa, el riesgo de que estalle una guerra regional, especialmente si se toma en consideración las grandes reservas de armas químicas que Siria posee. Una cosa es cierta: Israel tendrá que lidiar con más frecuencia con la Hermandad Musulmana, de manera particular, y con el islam político (suní), de manera general; y, por tanto, con un significativamente fortalecido Hamás (Hermanos Musulmanes palestinos). El conflicto árabe-israelí tendrá una carga religiosa cada vez mayor, lo que difícilmente facilitará que se llegue a un acuerdo. El impacto en Jordania, aunque hasta el momento sigue siendo impredecible, también tendrá gran importancia.
Al mismo tiempo, el desarrollo de los acontecimientos en Siria implica no solo riesgos. También trae consigo oportunidades para la región que deberían ser exploradas —aunque, de nuevo, sin albergar falsas esperanzas—. Después de todo, el cambio de régimen en Siria va a producirse a expensas de Irán y de Hezbolá, su aliado en el Líbano, y, por tanto, se podría reducir de manera significativa la influencia iraní en el conflicto con Israel.
En términos más amplios, Irán está perdiendo su único aliado en el mundo árabe aparte del Irak post-Saddam, y, por tanto, quedaría casi completamente aislado.
En su lucha por la hegemonía regional, Irán se enfrenta a dos poderes suníes de importancia —Turquía y Arabia Saudí—, así como al protector de dichos poderes: Estados Unidos; consecuentemente, Irán se verá perjudicado por una derrota estratégica, de la que le será difícil recuperarse.
Tanto la inminente derrota como el inminente aislamiento regional afectarán, también, a la posición que mantiene Irán en cuanto al tema nuclear. En términos puramente racionales, sería inteligente que el régimen se esforzarse seriamente en encontrar una solución negociada. No obstante, parece más probable que las fuerzas conservadoras radicales de Irán se aferren, cada vez más, al programa nuclear, a medida que la posición estratégica del país se debilite. De hecho, la esperanza que los líderes iraníes tenían de que la República Islámica terminara beneficiándose de la revuelta árabe en contra de las dictaduras prooccidentales está resultando ser un error, que en su momento pudo ser previsible. En cambio, los gobernantes de Irán ahora tendrán que enfrentarse seguramente a las consecuencias del despertar árabe que, tarde o temprano, también llegará a su puerta, ya sea de manera directa o indirecta.
Siria trae consigo una última lección: una alianza con Rusia, obviamente, ya no es suficiente para asegurar la supervivencia de un régimen. Las consecuencias estratégicas para el Kremlin también podrían ser profundas, debido a que la caída de Asad podría, desde un principio, condenar al fracaso la nueva política exterior de Vladímir Putin, que tiene como objetivo restablecer el poder ruso y su influencia global.
Por tanto, el resultado de la guerra civil de Siria tendrá consecuencias de gran alcance no solo para este país y su población, sino también para la política regional y mundial, siendo Irán el país que se verá más seriamente afectado.
Los líderes de Irán tienen que agradecer a George W. Bush, Dick Cheney, Donald Rumsfeld y a sus partidarios la alianza suscrita con Irak. En última instancia, sin embargo, dicha alianza no será suficiente.
Joschka Fischer, ministro de Relaciones Exteriores y vicecanciller de Alemania de 1998 a 2005, ha sido uno de los líderes del Partido Verde alemán durante casi 20 años.
© Project Syndicate Institute for Human Sciences, 2012.
Publicado por El País el 1 de agosto de 2012