viernes, 22 de abril de 2011

Nuevas Formas de Represión Política y Subjetividad


por Lucila Edelman
EATIP- Argentina-II Seminario de La Red Latinoamericana y del Caribe, octubre de 2000
1. Recientes declaraciones de un funcionario de alta jerarquía del
Fondo Monetario Internacional pretendieron ubicar la crisis económica
que vive la Argentina como un “problema psicológico”. Los pavorosos
índices de desocupación y pobreza que han llevado a que en un país
productor de alimentos, otrora calificado como el “granero del mundo”,
una gran parte de la población tenga hambre, tratan de ser ocultados.
Estaríamos padeciendo entonces de “angustia oral”?
Se intenta ocultar, con este simple enunciado los resultados de la
política económica aplicada desde la dictadura de 1976 en adelante y que
han implicado una caída abrupta en el nivel de vida de los argentinos.
Todas las políticas represivas y todas las medidas económicas
que toma el Estado van acompañadas siempre de una búsqueda
de consenso, de formación de opinión pública, a traves de ciertas
representaciones sociales como la que analizamos
precedentemente. Representación ésta, que tal vez pretenda ser
asentada sobre la conocida vocación argentina por el psicoanálisis
y la psicología.
Toda existencia subjetiva implica una pertenencia social. Nuestra
pertenencia social puede ser mas o menos discriminada, mas o menos
crítica pero es imposible no pertenenecer. Esta pertencia implica un
acuerdo, un contrato entre el sujeto y la cultura a la que pertenece en
relación a la asunción y transmisión de los modelos e ideales que en
esta existen. Tiene en cuenta el deseo generalmente inconsciente de
adhesión a los ideales hegemónicos. Nos referímos concretamente al
fenómento de la alienación, que concreta la tentación presente en la
actividad de pensamiento de todo yo: volver a hallar la certeza, excluir
tanto la duda como el conflicto.
La pertenencia social reconoce una tensión permanente entre dos
polos: uno está dado por el remanente sincrético, identidad por
pertenencia y otro por la pertenencia madura en el que se preserva la
capacidad crítica, identidad discriminada. Esta última implica la
decisión de compartir un ideal común aún a riesgo de postergar ciertos
intereses individuales.
Cada persona tiene la posibilidad de producir actos de decisión propia,
tiene la posibilidad de elegir, de acuerdo a sus principios éticos. Pero el
ejercicio de la llamada voluntad ética individual no puede considerarse
al margen de esta pertenencia social y en consecuencia de los sistemas
de valores colectivos.
2. Aquellos que padecen el hambre y la desocupación, han producido
inmensas respuestas colectivas a las que se ha contestado o con represión
directa, inclusive con armas de fuego que han causado ya varias muertes,
sobre manifestaciones, cortes de ruta, etc. Pero además con procesos
judiciales que se calculan suman ya màs de 2500 y que afectan desde
dirigentes sindicales hasta personas que protestaban por accidentes
producidos por la falta de cruces peatonales.
Hasta ahora dos personas, Raul Castels y Emilio Alì, cumplen prisión
por orden judicial mientras esperan ser juzgados. Ambos encabezaron
grupos de jubilados y desocupados que pedían alimentos a los
supermercados, sin robar y sin violencia alguna.
2a. Estos juicios se realizan en un país marcado por la impunidad.
La justicia es entonces, un emblema reclamado ante la impunidad de
los crímenes de la dictadura y de aquellos cometidos por la policía
llamada “de gatillo fácil”.
También la justicia es reclamada ante los escándalos de corrupción
de los poderosos y de aquellos que ocupan posiciones en el gobierno y
en el Estado.
La impunidad es sin duda el rechazo, del proceso de justicia y de
verdad, pero también implica, rechazar u obstruir el proceso del
restablecimiento del sentido.
La clínica nos muestra como, en los afectados más directos, la
justicia juega un papel de reparación simbólica .No se puede volver
atrás en lo sucedido, pero al menos, desde el punto de vista social,
queda un veredicto sobre quien es el perpetrador, quien la víctima, y el
perpetrador es castigado por una instancia de terceridad.
La no sanción del crimen impide que la justicia y la ley cumpla, además de la
función de reparación simbólica, las de normatividad y cohesión social.
La anomia incluye la impunidad, testimonia la grave disociación de las
relaciones sociales y de sentido que mantiene la inteligibilidad de esas
relaciones.
Pero también la clínica nos muestra que para cada uno, es esencial
el sentido que la situación traumática adquiere. De allí que el sin sentido
de las muertes por gatillo fácil tenga un efecto arrasador sobre el yo.
Es comprensible así, como la impunidad tiene un papel retraumatizante.
Una de las funciones de la justicia es también suprimir en el nivel de lo
individual y lo social las resistencias para poder acordarse y hablar. Así, nuevos
materiales de la memoria están disponibles para el trabajo de la historización.
No hay institución, no hay sociedad sin memoria, sin trabajo de
historización. El “no te acuerdes”, como mandato de silencio, está
destinado a la anulación de la historia y de la experiencia. Esta orden
sirve para mantener el poder del horror y el aniquilamiento del
pensamiento. La condición de la justicia, implica que el castigo no
tenga tanto una dimensión de el pasado sino que marca el futuro.
2b. Bajo el nombre genérico de “gatillo fácil” se incluyen prácticas
cada vez más habituales de la policía que incluyen: asesinatos de rehenes,
asesinatos de personas que transitan por la calle en el momento en el que
la policía persigue a presuntos delincuentes, también tortura y muerte por
torturas en dependencias policiales. Acaba de denunciarse la práctica casi
sistemática de la tortura a menores de edad por parte de la policía de la
provincia de Buenos Aires. Se trata de lograr consenso para esto a partir
de las vivencias colectivas de inseguridad.
2c. Los medios nos muestran permanentemente ejemplos de la
subsistencia de la impunidad y de cómo los antiguos represores siguen
vinculados a servicios de información de diferentes estados nacionales,
e inclusive, cómo lo demuestran los recientes casos de Jorge Olivera
en Italia y Ricardo Cavallo en México, a redes internacionales.
El ex Mayor Jorge Olivera, denunciado por su participación en el
secuestro, tortura, violación y desaparición de Marianne Erize, joven
argentina de origen francés, y que gozaba de los beneficios de la ley de
Obediencia Debida, fué detenido recientemente en Italia a pedido de la
justicia francesa. Sin embargo la justicia italiana lo dejó rapidamente en
libertad sobre la base de la presentación de un documento burdamente
falsificado. Se presume que éste fallo fue “a pedido” de los servicios
secretos italianos, relacionados con la P Due, a pedido a su vez de los
servicios argentinos.
Ricardo Cavallo, que está actualmente detenido en México, integraba
los grupos de tarea de la Escuela de Mecánica de la Armada. También
beneficiado por la ley de Obediencia Debida, se ha dedicado a empresas
que en varias provincias argentinas y en otros países de América Latina,
incluido México, controlan registros de automotores y datos de
ciudadanos.
3. Es obvia la relación entre impunidad y corrupción, en su doble
aspecto de no producir sanción legal y en el de modelo que afecta los
ideales sociales. Asi, mientras la corrupción de los poderosos llega a
niveles de nausea, esta se ha instalado en nuestra cotideaneidad.
La corrupción ejercida por individuos ligados al poder político o a la
justicia no solo afecta los bienes individuales y comunitarios concretos,
sino también los bienes comunes simbólicos. Por lo tanto el efecto de
transgresión es desvastador.
La oposición a la corrupción, si esta es concebida sólo como una
desviación, también puede ser usada para tapar sus causas mas
profundas: la omnipotencia del mercado por encima de cualquier
consideración humana y social.
El propio aparato judicial está afectado tanto por la impunidad que
ha permitido que sigan en funciones jueces comprometidos con la
represión dictatorial u otros publicamente vinculados a la policía, como
por la corrupción y la falta de independencia con respecto a los otros
poderes del Estado. En este momento un juez está investigando los
sobornos recibidos por senadores y entregados por el gobierno para
votar una ley que recorta conquistas sindicales, pero a su vez este juez
está investigado por enriquecimiento ilícito. Es evidente que esto lleva,
no a verdaderos procesos judiciales, sino a arreglos dentro de lo que se
denominan pactos de impunidad.
4. Efectuamos este análisis para mostrar como los procesos judiciales
contra dirigentes populares y sindicales son simplemente una forma
actual de la función represiva del Estado, dirigida hacia aquellos que
protestan por la carencia de los Derechos Humanos de 2do y 3er grado,
consagrados formalmente en nuestra Constitución Nacional se pretende
crear consenso para esta forma de represión a partir del bien simbólico de
la justicia en oposición a la realidad de la impunidad.
5. Estas situaciones requieren de nosotros no solo un trabajo clínico
en la atención directa de pacientes, sino que implican una interpelación
ideológica desde la escena social y demandan opinión y posición sobre
problemáticas generales que afectan a la salud mental de toda la
población. En realidad esta demanda es permanente y está presente en
cada situación clínica aunque a veces parece velada en lo que se presenta
ante nuestros ojos, en una versión simplificada, como el supuesto
encierro en una relación bipersonal médico paciente.
Las diferentes estructuras sociales y formas de poder requieren
concepciones científicas y prácticas profesionales que contribuyen a
su sostenimiento y autorreproducción. Cada sector social requiere el
aporte de sus intelectuales y profesionales para el mantenimiento de los
valores que sostiene. En el caso del orden instituido hay un encargo
social para los profesionales en el sentido de desarrollar determinado
tipo de prácticas y producir conceptos, ideas que contribuyan a
garantizar ese orden instituido.
A su vez, son los movimientos sociales, las grandes convulsiones
histórico políticas las que generan nuevos paradigmas y nuevas
demandas a los científicos.
Los profesionales somos también partícipes necesarios e inevitables de
los efectos del discurso social hegemónico y contrahegemónico, de los
enunciados sociales identificatorios, etc. Es imposible mantenerse al margen
de ellos en tanto pertenecemos a la misma sociedad.!Por esto es
importante, reconocer su existencia ya que somos continuamente
interpelados en nuestro posicionamiento ético ideológico. El tipo de
posicionamiento ideológico del profesional incide en la lectura que se tiene
de los mismos y de como se considere que incidan en la subjetividad.
Responder a esta interpretación es parte inseparable de nuestra tarea
clínico-asistencial.

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