viernes, 8 de abril de 2011

Atrapado entre el statu quo y el vacío de poder por PIERRE KLOCHENDLER. En español Carlos Braverman


Original:http://english.aljazeera.net/indepth/opinion/2011/03/201132810414578596.html
Sin tener en cuenta el viejo adagio de que la política -como la naturaleza- aborrece el vacío, Benjamin Netanyahu, que hasta ahora podía cantar su alabanza propia y declarar que Israel, bajo su primera magistratura es un ancla para la estabilidad política, mientras que gran parte del Medio Oriente se hundía rápidamente en un vacío de poder. Muchos israelíes le creyeron. Ahora se preguntan si, a mitad de período, su propio líder no ha perdido su brújula.
Simultáneamente con las revoluciones que convulsionan a sus vecinos árabes, las suspendidas conversaciones de paz con la Autoridad Palestina (AP) y la continuación de la construcción de asentamientos en la Cisjordania ocupada, los israelíes se encuentran de repente atrapados, después de una larga pausa, en medio de violentos disturbios.
En el plazo de dos semanas, el primer ataque en tres años con bombas en Jerusalén mató a un ciudadano británico y causó decenas de heridos israelíes; cinco miembros de una familia judía de los asentamientos fueron asesinados en un ataque terrorista y cuatro miembros de una familia palestina, más otros militantes, murieron durante bombardeos israelíes en represalia por otro bombardeo de cohetes lanzados por Hamás sobre las ciudades del sur de Israel en un solo día desde la guerra de Gaza en 2009 contra el movimiento islámico de resistencia palestino.
Muchos israelíes añoran los días en que Egipto era el principal aliado de Israel en la región, su referente principal cuando se quería frenar a Hamás. Pero el nuevo Gobierno estuvo claramente más involucrado en la transición a la democracia que con el proceso de consolidación de la paz.
Los líderes israelíes habían advertido de que, a través de Siria, Irán iba afirmando su influencia sobre los vecinos de Israel, especialmente el Líbano y Gaza. La República Islámica, ahora sospechan que está poniendo a prueba el vacío de poder regional creado por la revolución egipcia. Recuerdan la fragata iraní que recientemente cruzó el Canal de Suez en ruta hacia Siria y el envío de misiles tierra-mar y otras armas de contrabando desde Irán y con destino a Gaza, que los comandos israelíes interceptaron dos semanas atrás.
Antítesis de un líder entusiasta
Celebrando dos años al mando del timón, Netanyahu ha sido la antítesis de un líder entusiasta, en agudo contraste con su predecesor, el más centrista y buscador de la paz, Ehud Olmert, que dejó su marca con dos guerras inconclusas, una contra el movimiento chií Hizbulá en el Líbano en 2006, y la otra en Gaza, además de las negociaciones de paz sin terminar.
El primer mandato de Netanyahu en el despacho de primer ministro (1997-1999) se caracterizó por la renuencia a las iniciativas de paz y a las aventuras militares. Intimidado en la actualidad por los grupos extremistas de su coalición de derecha para que Israel "invada" Gaza, y "acabe con Hamás", el rasgo principal de su liderazgo se caracteriza por la cautela.
Así, cuando el viernes, antes de su reunión con el secretario de Defensa estadounidense de visita, Robert Gates, Netanyahu declaró que Israel está dispuesto a reaccionar enérgicamente a los ataques de misiles procedentes de Gaza, fuentes oficiales de la oficina del Primer Ministro destacaron que durante la reunión Netanyahu habló de una reacción “mesurada”.
Ante la amenaza de aislamiento diplomático por la ausencia de conversaciones de paz, la comunidad internacional que lo culpa cada vez más por su política de asentamientos, Netanyahu tiene sólo una limitada libertad de maniobra.
Apenas pudo justificar una invasión terrestre de Gaza al mismo tiempo que las Naciones Unidas mientras aprobaban una zona de exclusión aérea en Libia contra el régimen de Muamar Gadafi negaban el acuerdo para una participación de las fuerzas terrestres.
Otra razón para su autoimpuesta prudencia se encuentra en el Informe Goldstone, formulado en 2009 a raíz de la guerra de Gaza que causó la muerte de más de 1.200 palestinos y de trece israelíes.
Respaldado por el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, el informe concluyó que Israel había cometido "graves violaciones del derecho humanitario internacional”, empleó una "fuerza desproporcionada", "teniendo como blanco a los civiles palestinos", utilizó a la población civil como "escudos humanos" y "destruyó infraestructura civil".
Israel rechazó el informe calificándolo de "parcial". Aunque sus terribles conclusiones fueron neutralizadas posteriormente (en gran parte debido a la presión de EE.UU. para no abochornar a la Autoridad Palestina y a Israel, entonces involucrados en conversaciones indirectas), esas mismas conclusiones podrían limitar el uso de la fuerza militar de Israel en Gaza. Además, el nuevo Egipto puede no estar al lado de Israel como era en el pasado.
Crecientes críticas internas
Paralizado política, diplomática y militarmente, Netanyahu ha sido objeto de crecientes críticas internas. La complacencia que ha demostrado con su política de aferrarse a un "no a la guerra ni a la paz" el statu quo conlleva el riesgo de exacerbar aún más la inestabilidad regional, según la advertencia de Yossi Sarid, un renombrado fabricante de opinión israelí.
En un artículo publicado en Haaretz titulado "Cuando los políticos de Israel se llaman al ocio, los terroristas dan un paso adelante", Sarid, escribió con sarcasmo: "Hamas no puede creer la buena fortuna de Israel que cuando hace sus propuestas debilita a sus socios.
"El estado de situación es siempre la continuidad de otro anterior. La rueda de la fortuna vuelve siempre al punto de partida. Lo que es, es lo que será", agregó con tristeza.
"Di adiós a la paz", se lamentó el columnista Ari Shavit, también en Haaretz. "La situación actual se ha convertido en una trampa peligrosa y todas las formas conocidas de escapar de ella se han bloqueado”.
A medio plazo Netanyahu se enfrentará a su prueba más grande, dicen los expertos políticos y prometió una "audaz iniciativa para mayo".
Pero la mayoría espera una nueva "forma conocida de escapar" para mantener el statu quo. Sería, al parecer, un acuerdo provisional con la Autoridad Palestina, acordando en sólo el cincuenta por ciento de Cisjordania. Eso no satisfaría a los EE.UU., por no hablar de los palestinos.
El martes pasado, en respuesta a las críticas en la oposición que alegan que el estancamiento de las conversaciones de paz crea condiciones propicias para la reanudación de las hostilidades, Netanyahu respondió en el Parlamento israelí, que "los palestinos no están listos para la paz".
Sin embargo, los palestinos están prestos para obtener la condición de Estado. Después de actualizarse sobre la situación de Gaza por boca de Netanyahu, el secretario de Defensa de EE.UU. también recibió el respectivo informe del primer ministro palestino Salam Fayyad sobre el plan de la AP para declarar el Estado palestino en septiembre.
La única carta de triunfo que le quedó a Netanyahu son los cohetes de Hamás capaces de convencer a la comunidad internacional de que si Israel se retira de Cisjordania el lugar rápidamente se convertiría en otra plataforma más para el lanzamiento de esos cohetes contra Israel. Este axioma, que podría poner el freno a la iniciativa internacional para el reconocimiento internacional de un Estado palestino, es la esperanza de Netanyahu.
Una Palestina independiente que aún estaría bajo la ocupación israelí se convertiría para Israel en una trampa de su propia creación: la de estar en medio de un statu quo permanente y un vacío de poder.

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