miércoles, 8 de diciembre de 2010

¿Revolución, nacional etnicismo, neo-fascismo? Por Elizabeth Burgos


El proceso político que vive Venezuela suscita, ante todo, perplejidad. Artefacto genuino del barroco caribeño, su ámbito es, más bien, el de lo imaginario : de allí la dificultad para definirlo.

Severo Sarduy, sugiere la existencia de un deseo de barroco en la conducta humana. Se trataría de una pulsión de simulacro que se traduce por su capacidad de anamorfosis, mimetismo, camuflaje, trompe l’oeil. Inclinación que, según él, confirma el travesti que no copia sino simula y sobreactúa a la mujer en la medida de su ausencia: y es más bien su inexistencia lo que constituye el espacio, la región o el soporte de la simulación. Y no porque el travesti imite a un modelo real, sino, precisamente, por que va en pos de una irrealidad que por serlo es inalcanzable, y cuya finalidad oculta.

Venezuela vive en un estado de sobreactuación permanente de una revolución que funciona como un camuflaje del verdadero proyecto de Chávez : su deseo de permanencia en el poder mediante la instauración de un régimen autocrático. La revolución como camuflaje del proyecto disimulado se demuestra, ante todo, en su vacuidad ideológica. Disimulada detrás de una teatralidad mediática que cunde alarma entre sus opositores y los lleva a actuar en el terreno que él les traza, impidiéndoles forjar una estratega propia. La oposición se precipita contra una “irrealidad huidiza e inalcanzable”, que para muchos tiene el rostro del comunismo, pues el camuflaje tendido por Chávez le impide ver el artefacto en su verdadera dimensión barroca. Desprovista de un soporte doctrinal fundador que la modele, sin lo cual se copia o se reproduce, pero no se crea porque se carece de “esencia interna”, la “revolución bolivariana “ se revela como un simulacro, o artificio en búsqueda de autor. Se le delegó la tarea de darle el andamiaje de pensamiento del que carece a una historiadora, pero la fuerza del artefacto de simulación se impuso sobre la deontología: operó una conversión cosmética de la historia para serle fiel al simulador de ilusiones. Realizó una reconstrucción puntual del mismo modelo: reforzó el soporte del camuflaje. Ducha en dialéctica, recurrió a ciertos artificios para “dar la ilusión” a los sectores que adversan el proyecto, de una posibilidad de conversión. La simulación en todo su esplendor para disimular el verdadero propósito de su discurso: el camuflaje dentro del camuflaje para evitar sea reconocible el travestismo revolucionario de Hugo Chávez cuyo objetivo es alcanzar la efigie del Bolívar mantuano, y la del presidente vitalicio de la primera constitución de Bolivia.

Un país caribeño y petrolero, una tradición de caudillos militares, una peculiar complicidad simbiótica entre civiles y militares; la influencia ejercida por un sociólogo neo-fascista argentino sobre el líder de la “revolución bolivariana”, la relación de ensimismamiento afectivo de éste con el líder cubano, el culto a Bolívar con rasgos de neurosis obsesiva que se le inculca a los venezolanos desde el vientre de la madre, - todo ello en un marco de crisis económica - constituyen la amalgama que le da sustento al proyecto político venezolano. Sus rasgos más notables, ateniéndonos a las definiciones académicas admitidas, nos inducen a caracterizar el proceso “bolivariano” como un ersatz de nacional populismo-etnicista con rasgos neo-fascistas. Quienes temían la instauración de un régimen “comunista a la cubana” pueden tranquilizarse, aunque tal vez sea aún más preocupante la manera como percibe el líder venezolano la instauración de su proyecto continental.

Si admitimos la caracterización de uno de los máximos exponentes del fenómeno, Robert O. Paxton, el perfil nacional populista con rasgos neo fascistas del proyecto que propone Hugo Chávez no debería dejar dudas. Según este autor, muchas de las ideas que integran el pensamiento del fascismo son producto de afectos y de sentimientos viscerales, a los que él llama “pasiones movilizadoras” y que surgen cuando existen los siguientes factores: 1) la aparición de una crisis para la cual no se percibe una solución a corto plazo; 2) la preeminencia de un grupo ante el cual los deberes de cada uno y la subordinación del individuo, son superiores que los de los derechos individuales o universales ante el grupo; 3) la creencia de que la condición de víctima justifica toda acción, sin límites legales o morales, llevada a cabo contra los enemigos internos o externos; 4) el temor a la decadencia del grupo bajo los efectos corrosivos del liberalismo individualista; 5) la necesidad de una integración más estrecha, de una comunidad más pura, si es posible por consentimiento, o mediante la violencia si es necesario; 6) la autoridad ejercida por jefes naturales, culminando con la jefatura de un super jefe nacional, un nuevo Mesías, el único capaz de encarnar el destino histórico del grupo; 7) la superioridad de los instintos del jefe sobre la razón abstracta y universal; 8) el culto a la violencia y la eficacia de la voluntad cuando están destinadas al éxito del grupo y, 9) el derecho del pueblo elegido a dominar a los demás sin tomar en cuenta otras leyes, divinas o humanas, que no sea la de la ley decidida bajo el criterio de los éxitos del grupo dentro de un combate darwiniano. Estos elementos conducen al autor a definir el fascismo como una forma de comportamiento político caracterizado por una preocupación obsesiva basada en la certeza de un descalabro de la sociedad, producto de las humillaciones que le han infligido y la han convertida en víctima, y por un culto compensatorio de la unidad, de la energía y de la pureza del pueblo, el abandono de las libertades democráticas y la aplicación de la violencia redentora. Y gracias a la ausencia de límites éticos o legales, se persigue el doble objetivo de limpieza interna y de expansión externa.

En cuanto al populismo, Pierre-André Taguief opina que éste no se sustenta sobre una verdadera ideología. El populismo consiste en un estilo político que se sustenta en la comunicación con el pueblo, el culto de la defensa del pueblo, y es compatible con todas las ideologías políticas: liberalismo, nacionalismo, socialismo, fascismo, anarquismo, etc. El estilo populista es inseparable de la orientación etnonacionalista, acompañado de una reacción identitaria o de una identidad colectiva que debe ser protegida. Hoy la seducción y la manipulación del populismo se ven multiplicadas por la presencia masiva de los medios, que ha generado un “tele-populismo”, aboliendo las mediaciones institucionales, practicando una “política antipolítica”, una “seudopolítica del ensueño y del instante, de la realización de los deseos sin mediación”. La acción del populista se ve favorecida en las sociedades, como la venezolana, de “satisfacción inmediata”; de ahí el éxito de la “magia política” del líder que hace creer que hará cambiar la situación mediante la “magia de su palabra”.

Si bien la experiencia de Hugo Chávez se inscribe en la tradición venezolana del autócrata militar, y se nutre de la no menos peculiar tradición del país, la “simbiosis civil-militar”, en tanto que gobernante, su estilo, su manera de proyectarse como líder político, su manera de concebir la organización del Estado, revisten rasgos de los definidos por Paxton y Taguief y son producto, principalmente, de dos influencias que a la larga han resultado complementarias: primero, la del neofascista argentino Ernesto Ceresole; luego, la de Fidel Castro. Pese a su aparente incompatibilidad, en el caso venezolano ambas influencias han llegado a ser complementarias y conforman el sustento ideológico del chavismo, que bien podríamos considerar como una síntesis o pensamiento político mestizo.



La influencia neo-fascista



Del argentino Norberto Ceresole, Chávez toma la idea de la preeminencia del líder único y su relación con el “pueblo” sin mediación de partido y el papel primordial de las Fuerzas armadas como sustento del poder. La vertiente internacional debe orientarse hacia un eje de poder latinoamericano cuya cabeza revolucionaria sería el propio Chávez, que confluiría con otros ejes de poder mundial, en particular con los países del Oriente Medio. Este esquema debería dar lugar a la constitución de una multipolaridad que, según Ceresole, se enfrentaría a Estados Unidos y a Israel. En el proyecto de Ceresole, la culminación de este proceso debería llevar al renacimiento del proyecto acariciado por la Alemania nazi. El proyecto propiamente latinoamericano que sedujo a Chávez, según sus propias palabras, consiste en la “integración física de Sudamérica por dentro, puesto que los mares pertenecen a los imperios.” “Por dentro” significaría unir la Cuenca del Plata con la Cuenca del Amazonas y con la del Orinoco. La integración se haría a lo largo de tres países: Venezuela, Brasil y Argentina, desembocando en una Confederación de Estados Latinoamericanos, incluso en lo militar. La idea central del proyecto radica en el otorgamiento a las fuerzas armadas de las riendas del desarrollo económico, social y político, además de detentar las riendas de la defensa y de la seguridad del continente. Ello significaría la institucionalización de estados regidos por las fuerzas armadas, lo que ya es, de hecho, el caso de Venezuela y, en particular, el de Cuba. En el marco de este esquema, el requisito de las democracias modernas de supeditar las Fuerzas Armadas a la autoridad de los civiles, se convierte para América Latina en una utopía inalcanzable.



El castrismo



El empeño del castrismo de atraer a Venezuela a su proyecto internacional no es un dato reciente. El viaje de Fidel Castro a Caracas el 23 de enero de 1959, los discursos que entonces pronunciara, y el período guerrillero auspiciado por Cuba durante los años sesenta, lo demostraron ampliamente. Casi medio siglo después se cumple el sueño largamente acariciado por Castro y tantas veces interrumpido, de lograr la fusión entre la visión megalómana continental de Bolívar y la mesiánica-nacionalista de Martí. La ratificación de Hugo Chávez en la presidencia de la República tras el resultado del Referéndum revocatorio le otorga la legitimidad que necesitaba para proseguir su proyecto bolivariano y continental en condiciones excepcionales, tanto geopolíticas como financieras. La dependencia energética de la economía de los países desarrollados con los países productores de petróleo juega de manera decisiva en este sentido. A ello se debe agregar, la cooperación que —atendiendo a la “inevitable asimilación de formas imperiales” practicada por Cuba en el continente— le brinda el estamento lenino-estalinista cubano, el cual, tras haber impuesto, en los años 60, la teoría del foco como vía única de acceso al poder, se ha adaptado a la tendencia institucional y jurídica de la época, dejando atrás el dogma de la lucha armada, admitiendo que en América Latina (exceptuando a Cuba) se cumpla con el requisito del acceso al poder por vías legales. Este nos pone ante el surgimiento de un nuevo tipo de totalitarismo institucional (no se debe olvidar que Hitler ganó las elecciones en Alemania) que se complementa con el poder vitalicio, condición de ese modelo gobierno.

Si bien la idea de proyección internacional mediante el establecimiento de alianzas con países afines en materia económica (los países árabes como productores de petróleo) le fue inculcada a Chávez por Ceresole, el asumir de manera práctica el carácter vitalicio y la dimensión internacional de su proyecto es, sin lugar a dudas, una consecuencia de su relación con Fidel Castro. Esa relación de identificación mimética con el viejo caudillo y el “mar de felicidad” (apelativo con el que Chávez designa la Revolución Cubana) han orientado el proyecto chavista hacia derroteros que ningún venezolano, aun el militar más megalómano e identificado con la pasión bolivariana, se hubiese atrevido a poner en práctica. Chávez ha hecho suyos los dos rasgos más característicos del castrismo:

1 - Al igual que Hitler, Mussolini, y Fidel Castro, Hugo Chávez supo desde temprano que debía, ante todo, hacerse de una fama personal, forjándose una leyenda que contara con un aspecto ético-dogmático, basada en la preeminencia de la búsqueda de un destino absoluto. A partir de una versión sesgada de la historia nacional, Chávez asume que está predestinado a cumplir con la misión de completar las agendas dejadas inconclusas por los héroes históricos y corregir otras, supuestamente incumplidas por los que han traicionado a la patria.

2) Corregir los males que padece la historia en el conjunto de los países latino-americanos, lo que lo obliga a darle un carácter internacional a su proyecto político. La internacionalización del proyecto bolivariano está a la orden del día, como lo estuvo en los años 60 la dinámica revolucionaria encarnada por Ernesto “Che” Guevara.

Independientemente de si hubo fraude o no, el resultado del referendo revocatorio celebrado el pasado 15 de agosto en Venezuela cancela la expectativa de ver declinar la influencia del castrismo con la desaparición de quien lo encarna: el Ave Fénix renaciendo de sus cenizas es una de las metáforas preferidas de Fidel Castro, siempre alerta ante las apuestas del futuro y de la historia.



El etno nacionalismo y el intelectual orgánico



El sustento teórico del aspecto étnico-nacionalista se le confió a la historiadora Margarita López Maya en su inusitada intervención con motivo del reconocimiento en la Asamblea Nacional de la ratificación del presidente tras el referendo pasado. Tras el agotador proceso del referendo revocatorio, el llamado a la reconciliación contenido en el discurso de la historiadora, hubiera podido hacer creer en la voluntad de una verdadera disposición al diálogo por parte del gobierno, de no haber invalidado la propia historiadora y en el mismo discurso, la opción que estaba proponiendo, al presentar el conflicto que golpea hoy a Venezuela como un enfrentamiento racial y no como el enfrentamiento de una parte importante de la población contra un proyecto de gobierno antidemocrático con rasgos, cada vez más claros, de vocación totalitaria. Bajo la fachada de un supuesto academicismo con el cual pretendió disimular su pertenencia partidista, la historiadora no hizo más que viabilizar la versión ideológica sobre la cual se asienta el régimen y busca eternizarse en el poder. La existencia de la Venezuela rota en dos mitades: “una que ostenta un imaginario occidental y moderno fundamentalmente blanco anglosajón, cosmopolitas ciudadanos del mundo, la otra, llena de ancestros mestizos y mulatos, plenos de diversidad cultural y pobreza”, es una visión caricaturesca que forma parte de la relectura de la historia ya aludida, técnica en la que el régimen ha demostrado una rara perspicacia. Y como bien lo señala la socióloga, María Sol Pérez Schael, abogar por la convivencia entre los venezolanos, como lo pretende la historiadora, cuando define la confrontación en términos raciales, el conflicto es entonces insuperable, pues no depende de la voluntad individual modificar el color de la piel. Su análisis no se sustenta sobre ninguna base sociológica y, como bien lo señala el sociólogo Oswaldo Barreto, la bipolaridad que enfrenta hoy la sociedad venezolana, no debe buscarse en el color de la piel y en los rasgos raciales, sino en las mitades en las que se divide Venezuela: una mitad es chavista y la otra antichavista. En Venezuela resalta un hecho: “es el país de América Latina donde las especificidades de los diversos grupos étnicos han ido desapareciendo en aras de la formación de un tronco común”. “No existen profesiones, sitios geográficos, actividades culturales, creencias o religiones que sean exclusivas de una determinada etnia.” “Tampoco hay una oligarquía con poder y conciencia de clase como la hay en Chile, Colombia”, y yo agregaría también el Perú. Cabría preguntarse si la composición étnica y de clase de los diferentes gabinetes que han conformado el gobierno desde que Chávez es presidente es diferente de los anteriores gobiernos, apunta Barreto. Hay un hecho cierto: el único verdadero oligarca que ha ocupado la presidencia del país es Simón Bolívar. La razón del apoyo de los pobres a Chávez está vinculada a las misiones, las dádivas, la efectividad con la que ha repartido los petrodólares y no tanto a que se sientan representados en “el discurso clasista y revanchista del presidente”. La fractura del mundo en dos la ha forjado Chávez con sus discursos excluyentes e insultantes y la distribución de los dineros públicos entre los desposeídos en aras de la “satisfacción inmediata” para obtener dividendos electorales y políticos, pero no para superar a largo plazo las causas reales de la marginación y la pobreza.

Y como bien apunta la escritora y periodista Milagros Socorro, el discurso de la historiadora parece más construido para ocultar que para revelar, pues elude un hecho primordial que es el de la corrupción: el inveterado asalto al tesoro nacional. Si bien en el pasado fue escandalosa, y es ella la madre de todos los males en Venezuela (y no el origen racial, como la historiadora pretende), con el régimen actual la corrupción ha alcanzado proporciones inauditas.

El discurso de la historiadora López Maya está imbuido del paternalismo típico de las élites que desconocen cómo piensan y viven los pobres. De su discurso se desprende la idea de que con los pobres, ingenuos e infantilizados, se debe ser condescendiente. Significa implantar una pobreza subsidiada, proveedora de la base social del régimen, mantenida a voluntad en el umbral de la pobreza, sin poder acceder a un crecimiento económico propio. Mientras que el petro-estado militar practicará un capitalismo salvaje a nivel internacional, que dará cabida a una minoría oligárquica – esta vez verdadera- surgida del seno del bolivarianismo. La lógica que subyace en su discurso es que los pobres serán pobres para siempre, y estarán allí, prestos a asegurarle al caudillo la “hegemonía”, palabra que repite más de lo que debería permitirse el autor de una pieza de oratoria de tal relevancia. Por otro lado, su discurso es también el reflejo del colonizado, pues la base teórica que lo sustenta es el acatamiento de la última moda proveniente de los campus norteamericanos, que bajo la denominación de cultural studies y post colonial studies han forjado una visión estrecha, sesgada, ahistórica y sin base en la realidad, del desarrollo social de los países latinoamericanos.

Lo más sorprendente en una historiadora de su rango, en su afán de cumplir con su papel de “intelectual orgánico”, es soslayar el tema de la “pardocracia”, a la cual Bolívar le adjudicó una gran relevancia, culpándolos entonces, de la anarquía que reinaba tras la guerra de independencia. Los historiadores que han estudiado el fenómeno, han constatado cómo, tras la independencia, la pardocracia, en lugar obliterar el modelo mantuano inicial, lo adoptó y lo perpetuó. Al igual que hoy, la oligarquía emergente del chavismo, hace suyo el nuevorriquismo característico del modelo venezolano, concomitante a un enriquecimiento veloz gracias a la corrupción.

Cabría preguntarle a Margarita López Maya si ella cree que un indígena puede ser cosmopolita, pues existe un verdadero mercado común del contrabando, entre Estados Unidos, e incluso Europa, y América Latina, y no son precisamente las “elites blancas occidentalizadas” quienes lo practican. ¿Qué nombre darle a esa versión de la mundialización? ¿Puede acaso un mulato o un indígena participar de la mundialización? ¿Cómo catalogar a los miles de indígenas y otros mestizos que se mueven entre Estados Unidos y América Central?



Conclusión



La tradición latinoamericana del caudillismo militar, de la relación sin intermediario institucional entre el caudillo y el pueblo, se compagina más con el fascismo que con la tradición comunista del partido bolchevique. El resultado de la Segunda Guerra Mundial y luego la Guerra Fría, detuvieron la influencia fascista en América Latina, salvo en la Argentina. Más tarde, el castrismo se apoyó en la URSS y en el comunismo porque “no deseaba permanecer ingrávido en plena Guerra Fría”, pero comparte muchos rasgos con el fascismo.

Cabe preguntarse si en América Latina no sería posible el rebrote de un movimiento fascista que seduzca a los ejércitos latinoamericanos que hoy se sienten traicionados por Estados Unidos después de haber prestado una colaboración activa en la victoria de la Guerra Fría, al aparecer como los grandes culpables de las violaciones de los derechos humanos, mientras los norteamericanos entregan las pruebas contra ellos y son eximidos de toda culpa.

Si en Venezuela, la fase militar del proyecto bolivariano parece estar todavía en sus preliminares, ya se dispone de las premisas ideológicas que sustentarían su legitimidad :

1– Un enemigo interno definido: “los blancos de cultura anglo-sajona”.

2– Un enemigo externo: no sería Estados Unidos sino Colombia, dados los reiterados ataques de Chávez contra la “oligarquía colombiana” y contra el Plan Colombia (el enemigo), su simpatía manifiesta por las guerrillas (el aliado) y la existencia de un litigio fronterizo (el escenario bélico). La carrera armamentista en la cual se encuentra empeñada Venezuela, subraya esta posibilidad, y no permite descartar la aparición de un foco bélico regional susceptible de convertirse en un enfrenamiento de alta intensidad.



* Agradezco en particular a Annabelle Rodríguez, Luis Manuel García , Gustavo Guerrero, Alejandro Gómez y a Pío Serrano por la lectura de este texto, como también por sus sugerencias y consejos.

Sarduy, Severo, Ensayos Generales sobre el barroco, México-Buenos Aires, Fondo de cultura económica, 1987 (1969)., pp. 53-60.

Me refiero al discurso de Margarita López Maya publicado en este mismo número.

El retorno a un modelo que se creía clausurado, en una de las democracias más estables del sub-continente, demuestra el anacronismo del chavismo , pero es también la prueba de que las corrientes profundas que subyacen en el inconsciente de la sociedades, cuando menos se espera, pueden volver a la superficie.

Ver: Irwin G., Domingo, Relaciones civiles-militares en Venezuela 1830-1910 (Una visión general) Caracas, 1996; y : Relaciones civiles-militares en el siglo XX, Caracas, Centauro, 2000

Carrera Damas, German, El culto a Bolívar, Caracas, Grijalbo, 1989.

Paxton, Robert O., Le fascisme en action ( The anatomy of Fascisme), Paris, Seuil, 2004.

Aquí es el ejército libertador de Bolívar, cuya réplica en el Norte del continente es el Destino Manifiesto de Estados Unidos.

Pierre-André Taguief, “Le populisme comme style politique” en Le retour du populisme,- Un défi pour les démocraties européennes Universalis, 2004

El programa dominical Aló Presidente que suele durar hasta 7 horas, desde donde el presidente Chávez otorga y anula cargos, concede becas y ayudas, y fustiga, insulta y amenaza; además de las innumerables cadenas nacionales que convoca a su antojo durante la semana.

Ver nota 1 y 2.

Norberto Ceresole, sociólogo argentino, especialista en temas militares, conocido por sus posiciones antiizquierdistas y su postura judeo-fóbica que justifica por una visión revisionista de la historia por lo que se le considera como un neo-nazi que pretende justificar el exterminio judío por Hitler, cercano a las posiciones del fundamentalismo árabe, durante varios años fue una de las influencias más decisivas en la formación política de Hugo Chávez. Ceresole profesaba una antipatía tajante hacia el régimen cubano que “sólo sabe exportar hambre” y a los métodos revolucionarios cubanos de infiltración militar, según él convertía al Ejército en una guerrilla en uniforme, que le impedía jugar su verdadero papel histórico. Falleció en Buenos Aires en 2003 )Ver: Garrido, Alberto, Mi amigo Chávez, Conversaciones con Norberto Ceresole, Ediciones del autor, Caracas, 2001.

El rasgo nazi-fascista se manifiesta en la fobia al otro; una suerte de racismo invertido cuyas manifestaciones se perciben también en el discurso del aymara Felipe Quispe, “El Mallku”, en Bolivia, y de Antauro Humala en el Perú.

Ver a propósito de la noción de pensamiento mestizo: Gruzinski, Serge, La Pensée métisse, Fayard, Paris, 1999). El pensamiento mestizo sería un aleación de dos o más influencias que terminarían dando lugar a una nueva configuración

Vale la pena recordar el número significativo de viajes oficiales de Chávez al exterior, en particular a los países del Medio Oriente y su acercamiento a Sadham Husein en los primeros años de su gobierno. La idea del surgimiento de un eje rojo-verde-pardo, es analizado por: Del Valle, Alexandre, “Rouges-Bruns-Verts: l’étrange alliance”, Politique internationale, N· 102 – invierno 2003-2004, pp. 265-288. Según (L’islam révolutionnaire, présenté par Jean Michel Vernochet, Editions du Rocher, 2003) - el terrorista venezolano, alias Carlos, condenado a cadena perpetúa en Francia -,tras la caída del campo socialista, el Islam se ha convertido en la principal fuerza de transformación activa de la sociedad y de lucha contra el imperialismo. Cabe recordar también que el primer texto político con el que se dio a conocer a nivel internacional, el recién electo presidente Hugo Chávez, fue una carta pública dirigida a Ilich Ramírez Sánchez alias Carlos, redactada en un ostentoso estilo “lírico” en la que le expresaba su hermandad revolucionaria.

Blanco Muñóz, Agustín, Habla el comandante, Cátedra Pío Tamayo, Caracas, 1998, p. 113

Rojas, Rafael, José Marti: La invención de Cuba, Colibrí, Madrid, p. 34

La época exige que se observen ciertas formalidades que no den pie a represalias por parte de los centros de poder, haciendo creer que se observan las reglas de la democracias. En una de sus más recientes entrevistas, realizada por Ignacio Ramonet, y televisada por el canal francés Histoire, en 7 entregas durante el mes de Junio 2004, Fidel Castro declaró:“Nosotros nos adaptamos a todo lo que surge”. Un antiguo funcionario del Departamento América en conversación privada ahondó en ese mismo sentido: “Fidel no cometerá el mismo error que en Chile: él ahora hará todo de manera legal.” Volviendo a la entrevista antes citada, Fidel Castro explica: “Nosotros vivimos del capital humano con el que podemos ayudar al mundo entero: hay que ser clarividente, pensar y pensar y buscar alternativas”.

La celebración de Elecciones Constituyentes es un requisito de ese esquema de legalidad que se debe observar. Crear constituciones a la medida del proyecto político que se persigue instaurar. Una de las reformas de la nueva Constitución de Venezuela fue la de ampliar el período presidencial de cuatro a seis años, con derecho a reelección. Tras el resultado del Referendo, la mayoría parlamentaria chavista está contemplando una reforma constitucional que le permita al presidente reeligirse cuantas veces lo desee. Tocqueville, como lo hace notar Paxton, tuvo una clarividente intuición a propósito del surgimiento de un fenómeno desconocido mediante la utilización perversa de la democracia puesta al servicio de la opresión, significando así un peligro para la propia democracia. “(…) un estado social democrático como el de los americanos podría ofrecer la singular facilidad para que se establezca el despotismo (…) La cosa es nueva, es necesario tratar de definirla, puesto que no puedo nombrarla”, De la démocratie en Amérique, (tomo II, 4ta parte, cap. VI) Paris, Garnier-Flammarion, 1981, pág. 382 y385.

Tal vez allí se encuentre la clave del derribo y posterior “ajusticiamiento” de la estatua de Cristóbal Colón el 12 de octubre en Caracas por grupos chavistas. Un gesto de adhesión dirigido a los grupos indigenistas, latino-americanos, europeos y norte-americanos, puesto que la población indígena de Venezuela es mínima: el mestizaje es de origen africano, y curiosamente, los ejemplos de heroicidad y de rebeldía por parte de negros venezolanos no son reivindicados por el chavismo. O tal vez trata de una nueva estrategia de blanqueamiento por parte del estamento chavista en su empeño de conformar una nueva oligarquía: es más fácil blanquearse desde lo indígena que desde lo africano. Una simple continuación del modelo mantuano vigente desde la colonia (Ver también nota n· 20.)

El Universal, “¿Cabremos todos?”, Caracas, 8 de octubre, 2004.

Tal Cual, Mito de la Venezuela Polarizada, I, II, II, Fin, Caracas, 3,6,7,y 8 septiembre 2004.

El Nacional, Caracas 9 de septiembre 2004.

Ver a propósito del fenómeno de la pardocracia y del mestizaje: Langue, Frédérique,“ El indiano de la comedia era moreno. De la multitude servile à l’aristocratie blanche au Venezuela (XVIe-XVIIIe siècles) ”, communicación presentada en el Colloquio del Cenre de Recherche sur l’Amérique Espagnole Coloniale (CRAEC), Université de la Sorbonne Nouvelle-Paris III, Paris, 28-29 novembre 1997 : Transgressions et stratégies du métissage en Amérique espagnole coloniale, Presses de l'Université de Paris III , 1999, pp. 223-248.; “La pardocratie ou l’itinéraire d’une “classe dangereuse” dans le Venezuela des XVIII et XIX si`cles, C.M.L.B. Caravelle, num 67, pp. 57-72, Toulouse, 1997.

Modelo que llegó a su cúspide bajo el gobierno de Carlos Andrés Pérez y de Jaime Lusinchi: ambos social-demócratas miembros de AD, cuando el venezolano era identificado bajo el apelativo: “está barato dame dos.”

Influencia que abarca tanto a la derecha como a la izquierda: La primera guerrilla tuvo lugar en 1959, y fue obra del grupo de extrema derecha “Tacuara”. Entre los Montoneros convivió la influencia de izquierda radical, con la de origen de extrema derecha.

Rojas, Rafael, op. Cit. P. 34

Ver a propósito del carácter fascista del régimen castrista: González Echevarría, Roberto, “Fascismo en Cuba”, El Nacional, Caracas, 24 abril, 2003.

Margarita López Maya, en su afan de reescritura de la historia, soslaya que la fobia de los chavistas se ejerce también, y en particular, hacia la población de origen ibérico y hacia los italianos, llegados a Venezuela como inmigrantes en los años cincuenta , en su mayoría obreros y que fueron los constructores de la Venezuela moderna,: sin la destreza profesional de esa mano de obra, de calidad, la excelencia de las autopistas y de la arquitectura venezolana de esa época no fuera lo que es. El deseo de ascenso económico, la capacidad de trabajo y de ahorro – rasgo desconocido por los venezolanos- permitió a esa inmigración convertirse en una pujante clase media, blanco de las agresiones por parte de los bolivarianos. Son ellos las primeas víctimas de los saqueos y otras agresiones. En cuanto a lo de cultura anglo-sajona, que por lo demás es muy variada, quienes más se adscriben a ella, es la población, lumpen, en la que el chavismo recluta a sus grupos de choque.

Colombia por su lado, ha visto acrecentarse la ayuda militar por parte de Estados Unidos

A la inversa, la presencia de las FAR en el Ecuador, en donde fue apresado hace unos meses Simón Trinidad, uno de los líderes de mayor jerarquía de esa organización, como los rumores insistentes sobre el entrenamiento de grupos en Bolivia , las recientes declaraciones del ex presidente argentino Eduardo Duhalde, denunciando las FAR que han “perforado las organizaciones gremiales y políticas argentinas”(La Nación, 8 de octubre 2004) , parecerían orientarse hacia esa probabilidad.

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