La propuesta es un Israel para todos los israelíes, un Israel para todos sus ciudadanos. Para los electores que llevan en sus corazones los valores de la izquierda: paz, justicia, igualdad, democracia, derechos humanos para todos, feminismo, protección del medio ambiente, separación entre estado y religión. Hablo de una izquierda renovada que defina un nuevo modelo del Estado de Israel, con una sociedad civil participativa. Soy un israelí postsionista, no antisionista.
miércoles, 8 de diciembre de 2010
Alain de Benoist y la Nueva Derecha francesa: orígenes y trayectoria por Jose Pérez i Granados
Los ideólogos y planteamientos de la Nueva Derecha francesa
Alain de Benoist y la Nueva Derecha francesa: orígenes y trayectoria
Jose Pérez i Granados
Ver También: La Nueva Derecha en Europa: una revisión crítica
N.d.E.: Pese a su carácter abiertamente contrario a las tesis que analiza y al marco teórico propio del marxismo que utiliza, el presente ensayo presenta un buen resumen de las ideas centrales de la Nueva Derecha Francesa, y permite comparar sus fundamentos con los de Patria Nueva Sociedad, destacando las similitudes, y -lo que es más importante- haciendo muy patentes las diferencias.
Recomendamos su lectura a todos los militantes del Movimiento.
“Por desgracia, si hay algo que la experiencia histórica les ha enseñadoa los historiadores es que, al parecer, nadie aprende nunca nada de ella.Sin embargo debemos seguir intentándolo”
Eric Hobsbawm
Comentario previo: Miseria del medio académico catalán
La intención original de quien escribe estas líneas era llevar a cabo un estado de la cuestión sobre la literatura crítica producida en torno a la trayectoria intelectual y política de Alain de Benoist y la Nueva Derecha francesa. En un principio no parecía una tarea demasiado compleja, puesto que tratándose de un fenómeno relativamente reciente, la bibliografía existente no era tan abundante como para ser considerada inabarcable dentro de un trabajo de estas características, y además, dada la contemporaneidad del objeto de estudio, suponíamos que no seria difícil localizarla.
Lamentablemente, tras un par de semanas de intensa búsqueda bibliográfica por las modernas estanterías de las informatizadas y “aireacondicionadas” bibliotecas de las universidades públicas catalanas, comencé a recordar aquel texto de Enric Ucelay Da-Cal (1), en el que comparaba, en lo relativo a su fondo bibliográfico, la Biblioteca Nacional de Catalunya, con la de Tirana, capital de Albania. Hace ya más de una década, Julián Casanova desató una necesaria polémica con aquel epílogo sobre lo que él denominó “El secano español” (2). Diez años después, la situación de nuestra historiografía no ha cambiado demasiado, y sigue caracterizada por su provincialismo y su escasa atención hacia aquellos fenómenos que se desarrollan más allá de los Pirineos. En los últimos años, nuestras universidades públicas se han dotado de flamantes bibliotecas equipadas con la más moderna tecnología, pero que paradójicamente carecen de aquello que les da sentido: los libros.
En lo relativo al tema que nos ocupa, el pensamiento político de Alain de Benoist y la trayectoria de la llamada Nueva Derecha francesa, el investigador que intenta abarcar su estudio se encuentra con un tremendo vacío. Obras fundamentales del propio Benoist, alguna incluso premiada con el Gran Premio de Ensayo de la Academia Francesa (3), están ausentes de la red de bibliotecas públicas catalanas, mientras que en relación a las monografías sobre la Nueva Derecha la situación es sencillamente lamentable, puesto que, a pesar de nuestro empeño, nos ha sido totalmente imposible localizar ninguno de los trabajos publicados hasta la fecha (4).
Como suele ocurrir, las carencias institucionales y académicas se suplen en este caso a base de iniciativas individuales. Así, las insuficiencias de nuestra academia en cuanto a fondos bibliográficos, quedan relativamente disimuladas gracias al trabajo de aquellos que como Josep Fontana han dedicado una parte de su vida a la construcción de un fondo bibliográfico, hoy referencia fundamental para cualquier historiador catalán (5).
Ante este lamentable panorama, no nos quedó otro remedio que replantear el carácter de nuestro trabajo. Sin el material necesario para desarrollar el estado de la cuestión que pretendíamos realizar, hemos optado por elaborar un pequeño ensayo a partir de algunas obras del autor francés, así como de referencias sobre la Nueva Derecha y los trabajos de Benoist, incluidas en estudios de carácter general y revistas especializadas.
Introducción: ¿Nueva Derecha o racismo postmoderno?
Durante los años ochenta, las categorías que habían marcado el clima cultural y político desde finales de la Segunda Guerra Mundial entraron en crisis. El conflicto de clases dejó de tener un protagonismo central y en Europa comenzó un periodo de extensión del racismo y la xenofobia.
El miedo a los cambios tecnológicos y políticos, la crisis económica y sociocultural, el miedo a la globalización, al paro y a perder el status social, pero sobretodo, el miedo a la inmigración, explican la aparición de partidos protestatarios y xenófobos, como el FPÖ austriaco, el Frente Nacional francés, o la Alianza Nacional italiana, cuyos excelentes resultados electorales, son más el efecto de la crisis de las democracias parlamentarias, que no su causa, como se suele presentar con frecuencia.
Según el politólogo Piero Ignazi (6), se trata de la extrema derecha postindustrial, un fenómeno político nuevo, organizaciones que ya no se identifican con la mitología fascista, que basan su discurso en la defensa de la identidad nacional frente al proceso de globalización de la cultura, la protesta ante el desmantelamiento del Estado del Bienestar en base a la denominada “preferencia nacional” ante la inmigración, pero también críticos ante las pérdidas de soberanía inherentes al proceso de integración de los estados en organismos supranacionales como la OTAN o la Unión Europea. Ignazi aclara, que a pesar de que no se trata de partidos de un solo tema, es la critica desde la derecha a las ya duras políticas inmigratorias de la Unión Europea, el eje principal en torno al cual gira el discurso de esta extrema derecha postindustrial.
En plena postmodernidad, el individualismo, la soledad del individuo, crean con facilidad “nostalgia de comunidad”, sentimiento que acompañado de incertidumbre y crisis económica, favorece el “miedo al otro”.
Como los judíos durante las primeras décadas del pasado siglo y especialmente los años treinta, hoy los inmigrantes africanos, asiáticos, del este de Europa o de América Latina, se han convertido en los aparentes responsables de todos los males sociales, desde el paro a la inseguridad ciudadana, mientras la izquierda, perpleja ante los brotes de intolerancia, parece incapaz de percibir los cambios discursivos de la derecha radical. Actualmente, el discurso de la pureza racial ha sido substituido por el “derecho a la diferencia”, la “identidad cultural auténtica” o la “invasión demográfica”. Teniendo en cuenta, que en la actualidad, más del cincuenta por ciento de la población africana es menor de quince años (7), es de esperar que en un futuro, el tema de la inmigración, junto al identitario, se conviertan en los ejes fundamentales de la política en la Europa occidental.
Tradicionalmente, la derecha se ha definido a partir del sentimiento de pertenencia a una comunidad protectora. La visión orgánica de la comunidad, jerarquizada naturalmente, cuya función básica no es otra que la negación del conflicto social (N.d.E.: el autor aventura una tesis explicativa de claro origen marxista), cuajó con facilidad en momentos de incertidumbre e inseguridad.
Sin embargo, a partir de mediados de los años sesenta, el discurso racista tradicional comenzó a redefinirse en base a la dicotomía nacionalismo/cosmopolitismo, o lo que es lo mismo, la apuesta por el mestizaje asumiendo la mundialización cultural como un fenómeno positivo, o por el contrario, la insistencia en la necesidad de defender identidades nacionales fuertes.
Los orígenes de este nuevo racismo diferencialista y comunitarista, basado en la necesidad del desarrollo separado de las culturas se encuentran en la llamada Nueva Derecha francesa, de la cual, Alain de Benoist, es su principal inspirador (8) y artífice del proyecto.
Francia, con un 6’5% de población inmigrada es uno de los países europeos con mayor población extranjera, y en cierta medida es lógico que fuera allí donde la derecha comenzara a teorizar sobre el fenómeno. No obstante, como veremos más adelante, el pensamiento político de Benoist y la Nueva Derecha francesa no se centra exclusivamente en el tema de la inmigración, a pesar de que este sea sin duda el elemento que más destaca dentro de un corpus doctrinal articulado en torno a cuestiones tan polémicas como la problemática del tercer mundo, el aborto, el paganismo, el marxismo, la Unión Europea o el imperialismo norteamericano.
Orígenes y trayectoria de la Nueva Derecha francesa
Dado el propio carácter del proyecto, nos encontramos ante un fenómeno de difícil definición. Como plantea Pierre Milza, “la “nouvelle droite” n’existe que dans l’esprit et dans le discours de ceux qui ont forgé le terme á la fin de la décennie 1970” (9).
En todo caso la llamada Nueva Derecha es un movimiento de carácter intelectual que surgió en los años sesenta en torno a revistas, seminarios y centros de estudio, y llegó a alcanzar una considerable difusión internacional desde finales de la década de los setenta.
Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, la extrema derecha francesa había sido absorbida políticamente por el gaullismo, convirtiéndose en un fenómeno marginal y nostálgico.
En 1962, Dominique Venner, voluntario en la guerra de Argelia y director de la revista neofascista Europe-Action, publicó un manifiesto titulado "Pour une critique positive". En él, planteaba la necesidad de que la extrema derecha emprendiera una reelaboración doctrinal con el objetivo de acabar con su fraccionamiento. Venner insistía en que había llegado el momento de combatir en el campo de las ideas, apostar por el combate ideológico abandonando el estéril activismo callejero.
Según Pierre Milza (10), este manifiesto puede considerarse la carta fundacional de la Nueva Derecha. Olivier Corpet, coincide con Milza en situar aquí el origen de la estrategia de recomposición ideológica e intelectual de esta Nueva Derecha. Según Corpet, “l’histoire de la montée en puissance de cette Nouvelle droite montre que l’enterprise de recomposition ideológique et intellectuelle qu’elle exprime n’a pas comencé après 1968, mais qu’elle prend ses sources dès le debut des années 1960, principalement à travers diferentes revues comme les Cahiers universitaires ou Europe-action” (11).
Alain de Benoist, máximo inspirador del proyecto, ya había colaborado, bajo el pseudónimo Patrice Laroche, desde inicios de la década de los sesenta en Défense de l’Occident revista mensual explícitamente neofascista dirigida por Maurice Bardèche, así como en Cahiers Universitaires, el órgano de expresión de la Federation d’Étudians Nationalistes (FEN), del cual Benoist sería secretario de redacción entre 1961 y 1967.
La FEN se fundó a partir de una escisión de la Union Nationale des Étudiants de France (UNEF). En abril de 1960 se celebró un congreso de la Union, en el cual, la mayoría de la organización se mostró partidaria del dialogo con los “rebeldes” argelinos. El colectivo Jeune Nation, del cual Benoist formaba parte, decidió no acatar las resoluciones del congreso y en mayo del mismo año formaron la FEN.
Benoist, junto a otros miembros de la federación, redactaron el “Manifiesto de la clase 60”, en él, planteaban la necesidad de que Francia se erigiese en defensora de la preeminencia europea, defendiendo la superioridad del hombre blanco con respecto a los pueblos considerados inferiores. Para lograr tal objetivo, los miembros de la FEN apostaban por un Estado fuerte, autoritario y corporativo (12). Tras el final de la Guerra de Argelia, la Federación desaparecería en 1967, dedicándose hasta entonces al escoltismo paramilitar de elite, organizando comandos bautizados con los nombres de sus héroes históricos: “Bonaparte”, “José Antonio”, etc...
Pierre Milza relaciona el surgimiento de la Nueva Derecha francesa con la crisis de Argelia, la cual generó a su alrededor una oleada de neofascismo. Según Milza, la Nueva Derecha “est directement issue du constant d’échec que font, au lendemanin de la débacle de 1962, un certain nombre de militants appartenants a la fraction intellectuelle du courant néofasciste et de l’activisme Algèrie française [...] dont l’objectif principal était d’oeuvrer pour la constitution d’une Europe unie, politicament forte et racialement pure” (13).
Benoist acabaría convirtiéndose en un colaborador habitual en gran parte de la prensa europea y norteamericana de extrema derecha, estampando su firma en publicaciones como Ordine Nuovo, Le Chaviravi o Western Destiny. Según Valerie Igounet, Benoist, a través de sus colaboraciones en estas revistas, había comenzado a definir ideológicamente un neofascismo francés, más intelectualizado que en tentativas anteriores (14). La pretensión era actualizar el ideario fascista, rechazando el antiintelectualismo del fascismo clásico.
Posteriormente, Benoist sería el secretario de redacción de Europe-Action (15) , la revista dirigida por Venner, dedicada a la apología del nazismo, el antisemitismo y la negación del genocidio nazi (16). Según Arianne Chebel d’Apollonia, la revista se convirtió en el punto de encuentro en los jóvenes militantes ( François d’Orcival, Fabrice Laroche, Gilles Fournier, Jean Luc Rivière, etc...) con la vieja generación de neofascistas franceses (17).
En 1966 Venner, fundaría el Mouvement Nationaliste du Progrés (MNP), y al año siguiente se presentaría a las elecciones legislativas como líder de la candidatura Rassemblement europeèn de la liberté (REL) (18). Tras un rotundo fracaso en aquellas elecciones se produciría una escisión dentro del REL, provocando su desaparición durante la primavera de 1968.
El sector que defendía la necesidad de mantener la acción violenta fundaría el movimiento Occident, mientras que el resto de grupos que formaban parte del REL, Europe- Action, Jeune Nation, el MNP y la FEN, fundarían en Niza, a finales de 1967 el Groupement de Recherche et d’Études sur la Civilisation Européenne (GRECE).
A nivel académico, no existe un claro consenso en cuanto a la caracterización del colectivo. Mientras Michel Winock se limita a definirlo como una “societé de pensée” (19) cuyo objetivo esencial era la elaboración de un corpus ideológico coherente, con la intención de dotar a la derecha francesa de una verdadera cultura de derecha, en cambio, según Olivier Dumoulin, se trata de una “association qui fonde sa vision du monde sur la percepción raciale et génétique des sociétés humaines et proclame l’inégalité naturelle” (20).
Como plantea Pierre Milza, por lo tanto, los miembros fundadores del GRECE eran “originaires donc du même courant raciste, “europeèn” et intellectuel du nèo-fascisme français” (21). Según Anne-Maire Duranton-Crabol, se trataba de una estrategia a largo plazo, metapolítica, que rechazando la política cotidiana y rompiendo con el estilo guerrero esperaba obtener éxito a través de un proselitismo paciente (22), distanciándose tanto del activismo ultraderechista como de las posiciones conservadoras y tradicionalistas de la derecha moderada. Duranton-Crabol compara la estrategia de los miembros del GRECE, con el “parti de l’intelligence” reivindicado en su momento por Maurrás y Action Française.
El GRECE celebraría su primer congreso en Lyon a mediados de 1968. En él se definiría la estrategia del grupo, una guerra cultural, metapolítica, destinada a denunciar el marxismo y el liberalismo, refutar las tesis fundamentales del igualitarismo, afirmar el elitismo aristocrático, y por último, emprender un agresivo combate contra el imperialismo norteamericano, combate para el cual, según los miembros del GRECE, la vieja derecha no estaba capacitada, dado su carácter reaccionario, incapaz de superar las nostalgias infantiles, basculando entre le fetichismo cristiano y el autoritarismo pequeño-burgués.
En palabras de Pierre Milza, su objetivo era “promovuoir le renouveau de l’occident en faisant, de l’intérieur, la conquête des élites et de l’appareil d’État, et en substituant à l’hègèmonie idéologique et culturelle de la gauche celle de la pensée droitière renové et radicalisée” (23). Según el propio Alain de Benoist, se trataba de “poner fin al monopolio cultural que hasta entonces venía beneficiándose la ideología dominante” (24).
Surgido a partir de unas decenas de militantes, el Grup de Recherce extenderá su influencia progresivamente, y durante la década de los setenta aparecerán grupos de simpatizantes y círculos de correspondencia por todo el territorio francés. Durante 1969, algunos miembros del GRECE fundaron la Societé Nietszhe, en la cual Benoist formará parte del Consejo Ejecutivo en calidad de bibliógrafo (25). En 1971 abrirá al público el Centre de Formation GRECE, en 1972 un Cine-Club, y por último, en 1976 algunos miembros del GRECE formaran el Groupe d’Études pour une Nouvelle Education (GENE).
La concepción jerárquica de la sociedad de los miembros del grupo se trasladaría a su propia organización interna. Estructurado jerárquicamente, dentro del GRECE se distinguía a los miembros según fueran fundadores, asistentes o asociados, mientras que la dirección recaía en manos de un Consejo de Administración.
En 1975 se constituyó dentro de la organización el llamado “Club des Cent”, del cual formaban parte los cien miembros de la organización que aportaban más dinero a esta. Según Chebel d’Apollonia, a finales de la década de los setenta, el grupo llegó a contar en sus filas con cerca dos millares de miembros (26).
El GRECE tuvo que esperar casi una década para recoger los frutos de su estrategia metapolítica.
Hasta finales de la década de los setenta, la Nueva Derecha no llegó a tener una presencia mediática importante, sus miembros, actuando en la ultraconfidencialidad, se limitaban a convocar seminarios, organizar universidades de verano, pero sobretodo, como defiende Olivier Corpet, a la publicación de las revistas "Élements" y "Nouvelle École", boletines internos de escasa tirada en un principio, pero que con el tiempo alcanzarían una difusión considerable (27).
Benoist, bajo el pseudónimo Robert de Herte, se convirtió en redactor jefe de Nouvelle École, y a través de sus páginas desarrollaría su proyecto de intelectualización del discurso neofascista francés, según Pierre-André Taguieff, “conférant progressivament à la revue un ton universitaire et una viseé encyclopèdique qui la situera aux antipodes du discours panphlétaire dans lequel les auteurs dits d’extrême droite semblaient alors s’être installés a demeure” (28).
En 1973, Élements se convirtió en una lujosa revista, dotándose de un comité de patronazgo en el que participaban miembros destacados del mundo académico francés, junto a activistas históricos de la extrema derecha (29). Al año siguiente, los miembros del GRECE publicaran una nueva revista de carácter doctrinal, "Études et Recherches", mientras en Élements se dedicaban a elaborar dossiers sobre la inmigración, el tercer mundo, el aborto, la demografía y el paganismo, temas centrales en el pensamiento político de esta Nueva Derecha. Además, entre 1979 y 1976, Alain de Benoist y otros miembros del GRECE, colaboraban periódicamente en revistas de gran tirada como Valeurs Actuelles o Le Spectacle du Monde.
Pero el verdadero protagonismo mediático de la Nueva Derecha llegaría a partir de 1977, cuando Louis Pauwels, antiguo director de Planète (30) (N.d.E: y uno de los autores del Best Seller "El Retorno de los Brujos", primer libro que habló públicamente del esoterismo nazi), nombrado aquel mismo año director de los servicios culturales del diario conservador Le Figaro, decidió ceder a Benoist y otros miembros del GRECE, la dirección de Figaro-Dimanche, abriendo las columnas del suplemento dominical del periódico a las tesis de la Nueva Derecha y convirtiéndolo, en palabras de Pierre Milza, en “l’antenne officielle du GRECE en terrain médiatíque” (31).
La estrategia de combate cultural de la nueva Derecha parecía dar sus frutos. En 1976, Benoist y sus colaboradores habían fundado la editorial Copernic (32), y dos años después, la Academia Francesa, galardonaba con su Gran Premio de Ensayo una recopilación de artículos de Benoist publicados bajo el título "Vu de droite. Anthologie critique des idées contemporaines".
Durante el verano de 1979, a través de Figaro-Magazine, se desataría una polémica en torno a la Nueva Derecha. Una campaña de prensa mediante la cual, los miembros del GRECE serían acusados de no ser más que la fachada cultural del neofascismo, su cara inteligente e intelectualizada (33), pero que permitió que los planteamientos de Benoist y sus colaboradores llegaran a las columnas de los periódicos franceses de gran tirada, como Le Monde, Le Nouvel Observateur, Le Matin, Libération o France Soir, en los cuales, y según el propio Benoist, se llegaron a publicar más de trescientos artículos y unas cuarenta entrevistas en torno a la polémica (34).
Desde 1974, la estrategia metapolítica, se combinaría con un intento de penetración en los grandes partidos de la derecha francesa. En las elecciones legislativas de aquel año, Jean- Luc Valla, en aquellos momentos secretario general del GRECE, pidió el voto para Valery Giscard d’Estaing en la segunda vuelta.
También en 1974, Yvan Blot, miembro del GRECE, junto a Henry de Lesquen y Jean-Yves La Gallou, formaron el llamado "Club de l’Horloge" (35), un colectivo de altos funcionarios y elites académicas, que comparten el antiigualitarismo, el biologismo y el elitismo de los miembros del GRECE, y colaboran en sus revistas, pero que a largo plazo acabarán distanciándose al no aceptar Benoist y otros miembros del Grup el liberalismo en lo económico de los lideres del Club (36).
Si bien es cierto que a largo plazo la Nueva Derecha consiguió una importante influencia en el seno de la derecha moderada, como defiende Chebel d’Appollonia, lo cierto es que, es en las filas de la extrema derecha francesa donde se encuentra la gran masa de seguidores de la Nueva Derecha, exceptuando quizás algunos círculos de monárquicos e integristas católicos (37).
A partir de 1981, tras la llegada al poder de Mitterrand, mediante fuertes presiones, la derecha tradicional consiguió apartar de los medios de comunicación de masas a Benoist y el resto de miembros de la Nueva derecha, que según Pierre Milza, habían sido “utilisées en fin pour recouvrir d’un vernis de modernité de vieilles lunes et de très classiques obssessions”.
Como defiende Arienne Chebel d’Appollonia, resulta paradójico que justo cuando la estrategia de “conquista de los espíritus” (38) de la Nueva Derecha llegaba a ser efectiva, comenzara a su vez su crisis organizativa. Élements tuvo que reducir considerablemente su tirada, mientras el GRECE perdió presencia mediática, ya que sus miembros abandonaron la editorial Copernic y la dirección del suplemento dominical de Le Figaro.
Por último, la aparición del Frente Nacional cómo fenómeno mediático comenzó a restar protagonismo a la Nueva Derecha y muchos de sus miembros comenzaron a ingresar en las filas del lepenismo, con la intención de tener un verdadero protagonismo en la vida política francesa.
Benoist, en un intento de dar carta de legitimidad a la Nueva Derecha, creó en 1988 la revista Krisis. Una publicación de carácter académico, abierta a diversas tendencias políticas, en la que incluso llegaron a colaborar miembros de la intelectualidad francesa de izquierda (39).
Por último, desde 1989, colabora en la editorial Pardès, creada en 1982 por un colectivo de “tradicionalistas-revolucionarios” (40) franceses dedicados a la publicación de las obras del fascista italiano Julius Evola. Benoist dirige para la editorial la colección “Révolution conservatrice” (N.d.E.: Revolución Conservadora), dedicada precisamente a la edición de las obras más significativas de los representantes de dicha corriente: Oswald Spengler, Carl Schmitt, Wernert Sombart, Ernest Niekich y Hans F.K. Günther.
No obstante, a pesar del declive de la Nueva Derecha francesa desde mediados de la década de los ochenta, no se debe olvidar que se trata de una corriente de pensamiento que desde sus orígenes, vivió una importante expansión internacional.
En Alemania, desde mediados de los años sesenta, algunos intelectuales que provenían del NPD, comenzaron a publicar la revista Junges Forum y empezaron a ser conocidos como la Neue Rechte, y desde 1986, Armin Moler y Hennig Eichberg, miembros del Deutsch-Europaïsche Studiengessellschaft publican la revista Elemente (41).
En Italia, existe una Nuova Destra que publica la revista Elementi (42) desde 1978.
En el Reino Unido, Michael Walker, antiguo líder del National Front, dirige la revista The Scorpion, publicación en sintonía con los planteamientos políticos de la Nueva Derecha.
En Rusia, Eduard Limonov, joven escritor de novelas eróticas reconvertido en político, líder del Partido Nacional Bolchevique, dirige la revista Elementy (43), cuyo primer número, según Denis Paillard (44), publicado en septiembre de 1992 tuvo una tirada de nada menos que cincuenta mil ejemplares.
Por último, en el Estado español, tras varias iniciativas fallidas de difusión de las ideas de Nueva Derecha, desde mediados de la década de los noventa, sus planteamientos son difundidos a través de la revista Hespérides.
La extrema derecha no se quita leyendo: el pensamiento político de Alain de Benoist
La conocida afirmación de Ricardo de la Cierva, “la extrema derecha se quita leyendo”, sintetiza en pocas palabras cual ha sido el tratamiento que con frecuencia se ha dado a este fenómeno desde el mundo académico.
Hasta la aparición en la escena parlamentaria del nuevo nacional-populismo, la extrema derecha era considerada desde las universidades como un fenómeno marginal y nostálgico, rechazándose el análisis en profundidad del pensamiento político de sus intelectuales orgánicos, en buena medida por temor a darles un protagonismo que hasta entonces no habían adquirido.
El caso que nos ocupa creemos es una muestra de este fenómeno, ya que hasta la fecha, no existe ningún trabajo de carácter académico que analice a nivel monográfico el pensamiento y la trayectoria política del que para algunos es el gran inspirador de la Nueva Derecha francesa, Alain de Benoist (45).
Nacido en diciembre de 1943, licenciado en Derecho en la Universidad de París y doctor en filosofía por la Sorbonnne, Alain de Benoist es considerado el cabeza de fila de las corrientes más radicales de la revolución conservadora que recorre Europa desde finales de los años setenta.
Formado en el nacionalismo revolucionario de tendencias racistas e inspiración eugenista, posteriormente influenciado por Nietzsche, los estudios sobre el pasado indoeuropeo de G.Dumèzil, los trabajos sobre etología del premio Nobel de fisiología y medicina en 1973 Konrad Lorenz y los planteamientos de los pensadores de la revolución conservadora alemana, A.Moeller Van den Bruck, Oswald Spengler, Ernest Jünger y Carl Schmitt, el pensamiento político de Benoist es extremadamente ecléctico, anárquico y sincrético, incluyendo en su referencias ideológicas, y no de forma marginal, a clásicos del pensamiento comunista como Antonio Gramsci.
De hecho, es de los Cuadernos de la Cárcel del pensador italiano de donde Benoist extrae la base de su estrategia política, la guerra de posiciones gramsciana, un combate a largo plazo (46) por la hegemonía cultural y política dentro de sociedad civil como medio de obtener el poder una vez se ha llegado a la conclusión de que el enfrentamiento directo con los aparatos represivos de las modernas sociedades industriales es estéril y conduce ineludiblemente a la derrota.
En palabras del propio Benoist, “no hay revolución ni cambio posible en el orden del poder si las transformaciones que se tratan de provocar en el terreno político no han tenido ya lugar en las mentes” (47).
Benoist y el resto de miembros de la Nueva Derecha hablan de metapolítica, “le domaine des valeurs qui ne relèvent pas du politique, au sens traditional de ce terme. Mais qui ont une incidence directe sur la constance ou l’absence de consensus social régi par le politique” (48) (N.d.E.: "Metapolítica: ...el dominio de valores que no son relevantes para el político, en el sentido tradicional del término. Pero que tienen una incidencia directa sobre la constancia o la ausencia del consenso social regido por la política).
Según algunos autores, es precisamente aquí donde reside la mayor habilidad de los representantes de la Nueva Derecha, en haber sido capaces de recuperar para la derecha una idea constitutiva del pensamiento y la estrategia política de la extrema izquierda. En cambio, otros, como Pierre Taguieff, defienden que las referencias a Gramsci y otros clásicos del pensamiento socialista, tienen únicamente la función de aparentar seriedad teórica y dar un barniz de intelectualismo a los planteamientos contrarrevolucionarios de la derecha tradicional (49). (N.d.E.: en ambos casos, se niega cualquier originalidad teórica a los planteamientos de la Nueva Derecha... o es una copia, o es un barniz. Es claro que todos los análisis tienen por objeto vaciar de todo contenido de valor la propuesta que analiza el ensayo).
El proyecto cultural y político de Benoist tiene como elemento central la denuncia del igualitarismo de origen judeocristiano (50). Según el líder de la Nueva Derecha, el individuo, único y no universalizable, ha sido sometido a la tiranía del universalismo en base a una concepción igualitarista de la sociedad, de origen judeocristiano pero que convertida en política por el pensamiento ilustrado, ha llegado a nuestros días a través del marxismo.
El antiigualitarismo de Benoist reposa sobre postulados filosóficos neo-nominalistas, basados en la negación del propio concepto de “humanidad” y una concepción individualista del mundo (51).
Benoist, se apoya también en los trabajos de Konrad Lorenz sobre el carácter endógeno y hereditario del comportamiento. Según las tesis de Lorenz, el ser humano es un animal cuyas potencialidades son básicamente genéticas y no universales, sino individuales, y por lo tanto existen “desigualdades de partida” que invalidan las teorías universalistas, ya que la regla natural es la desigualdad.
No obstante, como plantea Pierre Milza, es en la sociobiología norteamericana donde se deben buscar los apoyos científicos del antiigualitarismo de Benoist y el resto de miembros de la Nueva Derecha. La sociobiología, según Milza (52), un simple “remake” del darwinismo social, se puso de moda en los medios académicos conservadores tras la publicación del estudio del biólogo norteamericano Edward O. Wilson "Sociobiology: the new synthesis" (53) (N.d.E.: pero con esto está dicho todo, ya que este es precisamente el enfoque el que promueve el modelo del Nuevo Orden Mundial. Ver: Raza, racismo, antirracismo y Evolución).
Cómo defiende Chandler Davies, se trata de unos planteamientos basados en una concepción pesimista del ser humano, que defienden la existencia de desigualdades raciales e incluso jerarquías sociales de carácter genético (54), tan extremadamente determinista (55) (N.d.E.: a lo que agregaríamos, tan extremadamente materialista), que ha llevado a algunos de sus más fieles adeptos a intentar apartarse de su biologismo simplista defendiendo el carácter histórico y cultural del ser humano.
Benoist, en cambio, se convirtió desde las páginas de Figaro-Dimanche en uno de los grandes difusores de los planteamientos de la sociobiología, y ha continuado defendiendo sus tesis hasta la actualidad (56), utilizándolas para legitimar su discurso de denuncia del judeocristianismo cómo difusor en Europa de unas ideas de origen asiático que hicieron desaparecer el politeísmo indoeuropeo y su concepción de la jerarquía social natural (57) (N.d.E.: el error es que para hacer esta denuncia, basta y sobra con criterios espirituales no materiales. Al materializar la crítica, Benoist lamentablemente cae en un juego dialéctico).
Aquí es precisamente donde algunos sitúan la diferencia fundamental entre el pensamiento contrarrevolucionario tradicional, desde De Maistre a Bonald y sus epígonos del siglo XIX y el XX, que reivindicando la Edad Media como modelo, situaban la ruptura en 1789, y los planteamientos de Benoist y el resto de miembros de la Nueva Derecha, cuyo “paraíso perdido” se encuentra en cambio en una supuesto pasado indoeuropeo, donde no primaba el factor económico y existía un orden natural, una sociedad jerarquizada de forma espontánea, sometido por el cristianismo al mayor proceso de deculturización que ha conocido la historia de la humanidad.
Según Pierre-Andre Taguief, es la influencia nietzscheana la que lleva a Benoist a interpretar la historia de Europa bajo el paradigma del enfrentamiento entre estas dos concepciones del mundo, el monoteísmo judeocristiano y el paganismo politeísta indoeuropeo, según él, la religión original de Europa, cuyos valores eran “una conception èminemment aristocratique de la personne humaine, une éthique fondee sur l’honneur, una attitude héroïque devant les défis de l’existence, l’exaltation et la sacralis ation du monde, de la beauté, du corps, de la force et de la santé” (58).
Taguieff (59) plantea que se trata de “racismo referencial”, fundado sobre la necesidad de preservar la identidad indoeuropea propia de Europa (60), rechazando cualquier tipo de mestizaje cultural o étnico, un racismo identitario que a través del elogio de la diferencia identifica cualquier tipo de mestizaje en el propio inicio de la decadencia.
Según Gillian Seidel, la substitución del léxico tradicional del fascismo por enunciados políticamente correctos, no es más que una eufemisticación del lenguaje que no debe llevar al investigador a olvidar que se trata de una concepción visceralmente elitista y antiigualitaria del mundo llevada a cabo por personajes con una conocida carrera política en las filas de la extrema-derecha neofascista (61), y que continúan citando en sus textos a los clásicos del fascismo como Julius Evola, Carl Scmitt o Hans F.K. Günther.
Arianne Chebel d’Apollonia comparte los planteamientos de Seidel en torno a la sofisticación del discurso de Benoist y el resto de miembros de la Nueva Derecha. Según Chebel d’Apollonia, el carácter ecléctico del pensamiento político de Benoist dificulta su caracterización como fascista, ya que, aunque según la autora, “il est incontestable que a contribué à la difusión du néo-fascisme en France” (62), su doctrina, dado su carácter sincrético fruto de diversas influencias, desde Maurrás a Gramsci, no puede caracterizarse simplemente como fascismo, y quizás sería más oportuno hablar de prenazismo.
Pierre Milza coincide en este último punto con Chebel d’Apollonia, ya que, en palabras de Milza, “par leur itinéraire politique, par leur refus radical de l’héritage “judéochrétien” et humaniste, par le racisme biologique qui soustend leur discours, nombre d’entre eux se rattachent, sinon à propament parler au fascisme, ou mieux au national-socialisme, du moins au vaste courant intellectuel qui, à charnière du XIX et du XX siècle, a preparé l’éclosion de ces idéologies, et dont les pères fondateurs s’appellent Gobineau, Houston Chamberlain ou Vacher de Lapouge” (63).
Sin duda, el crecimiento del fascismo durante los años veinte y treinta, no hubiera sido posible sin la rebelión contra la Ilustración y la Revolución francesa que barrió Europa a finales del siglo XIX y principios del XX, y es precisamente aquí donde debe situarse el fenómeno, ya que a pesar de que los planteamientos de la Nueva Derecha mantengan semblanzas con la ideología fascista en cuanto al elogio de la fuerza y la autoridad, la exaltación de la ética guerrera, el voluntarismo creador de la historia, el romanticismo revolucionario o el ideal de comunidad orgánica, su componente de reacción contra el mundo moderno, contra los propios valores de la modernidad (64), junto a su carácter antisistémico, los sitúan más cerca de aquella derecha revolucionaria que sirvió de matriz para el posterior desarrollo del fascismo que de la propia ideología fascista.
Si a finales de la década de los setenta, Benoist defendía que Europa debía resurgir “frente a la dictadura del gulag y la del bienestar” (65), en cambio a partir de principios de los años noventa, el hundimiento del bloque del Este condujo al filósofo francés a plantear que en la actualidad, el principal enemigo a combatir es el liberalismo burgués occidental atlántico-americano y lo que él denomina sus sucedáneos, cómo la socialdemocracia europea, defensores de un modelo de democracia basado en el consenso pasivo engendrado por el egoísmo del interés socioeconómico (66), olvidando que, dada la diversidad de pueblos y culturas, es incorrecto plantear que pueda haber un único modelo de democracia para todos.
Según Benoist, el liberalismo económico se ha mostrado históricamente indiferente respecto a las herencias culturales, las identidades colectivas, los patrimonios y los intereses nacionales, ya que, la democracia burguesa, apoyada en los planteamientos de Milton Friedman y la Escuela de Chicago, analiza toda problemática social en clave económica, de mercado, de costes y beneficios, a través de lo que Benoist denomina tautologías de increíble trivialidad ennoblecidas mediante formulaciones económicas ultrasofisticadas.
Frente a la tecnocracia de la sociedad de consumo, doctrina que ante cualquier problema defiende la existencia de una única solución técnica posible, sin debate político previo, el ideólogo de la Nueva Derecha defiende en cambio, un modelo de democracia orgánica (67), fundada sobre la soberanía nacional y popular, aunque sin olvidar que “la démocratie, n’est pas antagoniste de l’idée d’un pouvoir fort, pas plus qu’elle n’est antagoniste des notions d’autorité, de sélection et d’élite” (68).
Substituyendo el clásico nacionalismo hexagonal de la extrema derecha francesa por un nacionalismo europeísta legitimado y a la vez sacralizado por las referencias constantes a su pasado ario, Benoist rechaza el proyecto actual de Unión Europa basado según él en el dogma monetarista que sólo busca la creación de un gran mercado (69), defendiendo la construcción de una Europa del atlántico a los urales, tercermundista, antirracista y anticolonial, pero que paradójicamente debe preservar su identidad del mestizaje, una Europa respetuosa con la jerarquía y la autoridad, con un Estado fuerte y una economía orgánica, liderada por una nueva elite aristocrática dirigente.
Notas
1. 1. UCELAY DA CAL, E.: “La historiografia dels anys 60 i 70: marxisme, nacionalisme i mercat cultural català” en VVAA.: La historiografia catalana. Cercle d’Estudis Històrics i Socials. Girona, 1990
2. 2. CASANOVA, J.: La historia social y los historiadores. Crítica. Barcelona, 1991. pp.159-167.
3. 3. BENOIST, A.: Vu de droite. Anthologie critique des idéés contemporaines. Copernic. Paris, 1977. Premiada en 1978 por la Academia Francesa. Lamentablemente no se trata de la única ausencia, ya que las siguientes obras de Benoist tampoco se pueden consultar: Salan devant l’opinión. Saint-Just. París, 1963.; Vérité pour l’Afrique du sud. Saint-Just. París,1965.; Le courage est leur patrie. Sint-Just. París, 1965.; Les Indo-Européens. C.E.D. París,1966.; Nietzche: morale et “grande politique”. GRECE. París,1974 y por último: Orientations pour des années décisives. GRECE. París, 1982.
4. 4. Nos referimos a las siguientes monogradias: BEIGBEDER, Marc: La Nouvelle Droite; qu’est ce que c’est?. Morel. París, 1979; BRUNN, Julien: La Nouvelle Droite. Le dossier du “procés”. Oswald. París, 1979.; TAGUIEFF, Pierre-André: Sur la Nouvelle Droite, Jalons d’une analyse critique. Descartes et compagnie. París, 1994.; DURANTON-CRABOL, Anne-Marie: Visages de la Nouvelle Droite. Le GRECE et son histoire. Presses de la FNSP. París, 1988.; DESBUISSONS, Ghislaine: La Nouvelle Droite (1968-1984). Grenoble, 1994.
5. 5. A finales de los años ochenta, Fontana cedió su espectacular biblioteca al Institut d’Història Jaume Vicens Vives, adscrito a la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona. Agradecemos al profesor Fontana el haber puesto su fondo bibliográfico a disposición de los investigadores, puesto que si no lo hubiera hecho, trabajos cómo este no podrían llevarse a cabo.
6. 6. IGNAZI, P.: L’estrema destra in Europa. Società editrice il Mulino. Bolonia, 2000.
7. 7. FLORENTÍN, M.: Guía de la Europa negra. Sesenta años de extrema derecha. Anaya&Mario Muchnik. Madrid, 1994. p.22.
8. 8. CORPET, O.: “ La revue” en SIRINELLI, J-F.(dir).: Histoire des droites en France. Gallimard. París, 1992. ( volumen 2) p. 201.
9. 9. MILZA, P.: Fascisme français. Flammarion. París, 1987. p.367.
10. 10. MILZA, P.: Op. Cit. p.370.
11. 11. CORPET, O.: Op. cit. p.202.
12. 12. 12 CHEBEL D’APPOLLONIA, A.: L’Extrême-Droite en France. De Maurras a Le Pen. Complexe. Bruselas, 1987. p.300.
13. 13. MILZA, P.: Ibid. p.369.
14. 14. IGOUNET, V.: Histoire du négationnisme en France. Seuil. París, 2000. p.117.
15. 15. IGOUNET, V.: Op. cit. p.119.
16. 16. Como muestran algunos de sus textos, a finales de los años sesenta, Benoist todavía no dominaba el lenguaje eufemístico que caracterizará sus escritos en el futuro, defendiendo explícitamente un nacionalismo de base racial y biológica. En 1967, Benoist, en un panfleto sobre el nacionalismo, escribia lo siguiente: “L’étude objective de l’Histoire montre que seule la race européene (race blanche, caucasoïde) a continué à progreser depuis son apparition sur la voie montante de l’évolution du vivant, au contraire de races stagnantes dans leur développement , donc en regresión virtuelle”. Reproducido en WINOCK, M.: Le siècle des intellectuels. Seuil. París, 1997. p.589.
17. 17. CHEBEL D'APPOLLONIA, A.: Op cit. p.309.
18. 18. Alain de Benoist sería miembro del Consejo Nacional del REL, y director de L’observateur europeén , nuevo nombre tomado por Europe-Action en 1966 al convertirse en el órgano oficial del REL.Ver CHEBEL D’APPOLLONIA, A.: Ibid. p.408. y TAGUIEFF, P-A.: “Alain de Benoist, philosofe” en Les Temps Modernes, nº451, 1984. p.1463.
19. 19. b) WINOCK, M.: Op. cit. p.588.
20. 20. DUMOULIN, O.: “ Histoire et historiens de droite” en SIRINELLI, J-F.(dir).: Histoire des droites en France. Gallimard. París, 1992. ( volumen 2) p.382.
21. 21. MILZA; P.: Ibid. p.371.
22. 22. DURANTON-CRABOL, A-N.: L’Europe de l’extrême droite. De 1945 à nos jours. Complexe. París, 1991. p.71
23. 23. MILZA, P.: Ibid. p.366.
24. 24. BENOIST, A.: La nueva derecha. Planeta. Barcelona, 1982. p.12.
25. 25. Según Pierre-André Taguieff, “la rèfèrence nietzschéenne est aussi centrale dans la penséé d’Alain de Benoist”. Taguieff defiende que será de la obra de Nietszhe de donde Benoist extraerá las referencias en torno al “virus” igualitario de origen judeo-cristiano. TAGIEFF, P-A.: Ibid. p.1467.
26. 26. CHEBEL D’APOLLONIA, A.: Ibid. p.321. Nota 28.
27. 27. CORPET, O.: Ibid.. p.202.
28. 28. TAGUIEFF, P-A.: Op. cit. p.1466.
29. 29. Según Chebel d’Apollonia, a través de la composición del Comité de Patronazgo de la revista se puede constatar que la Nueva Derecha mantiene relaciones estables con movimientos resuelta y abiertamente racistas como la Northern League, organización fundada en 1957, cuyo presidente Roger Pearson es a su vez secretario general de la World Anti-Comunist League. Ver CHEBEL D’APPOLLONIA, A.: Ibid. p.344.
30. 30. Alain de Benoist y Louis Pauwels eran viejos conocidos, ya que los dos habían participado en 1961 en la fundación de Planète. Ver CHEBEL D'ÀPOLLONIA, A.: Ibid. p.50.
31. 31. MILZA, P.: Ibid p.374.
32. 32. La editorial mantendría una línea de publicaciones centrada en obras dedicadas a la evocación de la raza indoeuropea, la mitología celta y nórdica, y la desigualdad natural del ser humano. Alain de Benoist dirigirá dentro de la editorial las colecciones “Théoriques” y “Factuelles”, dedicadas a la publicación de las obras de alguno de los grandes clásicos del pensamiento reaccionario, como Ernest Renan, Oswald Spengler o Julius Évola.
33. 33. Benoist acusó a algunos intelectuales franceses de emprender una campaña de carácter maccarthysta contra la Nueva Derecha. Ver CHEBEL D’APOLLONIA, A.: Ibid. p.346.
34. 34. BENOIST, A.: La nueva derecha. Planeta. Barcelona, 1982. p.11.
35. 35. Según Pierre Milza, el Club de l’Horloge, a pesar de no poseer lazos orgánicos con el GRECE, fue constituido con la intención de que actuase como correa de transmisión entre la Nueva derecha y las formaciones políticas de la derecha tradicional. MILZA, P.: Ibid. p.395.
36. 36. WINOCK, W.: Ibid. p.591.
37. 37. CHEBEL D’APOLLONIA, A.: Ibid. p.326.
38. 38. CHEBEL D’APPOLLONIA, A.: Ibid. p.328.
39. 39. En 1991, Benoist en su intento de legitimación, llegó a participar, junto a miembros del PCF en un mitin contra la Guerra del Golfo. Al año siguiente, durante la campaña previa la referendum sobre le tratado de Maastricht, se distanció de algunos miembros de la Nueva Derecha que pidieron el no a través de las páginas de Élements, defendiendo la opción de la abstención como una crítica hacía una proceso que según Benoist, basado en el dogma monetarista solo busca la creación de un gran mercado común olvidando los aspectos culturales, puesto que “en el texto del Tratado de Maastricht, el capítulo “cultura” no ocupa más que treinta y cinco lineas de entre aproximadamente diez mil”. Ver CORPET, O.: Ibid. p.204. y BENOIST, A.: “ Europa: la memoria del futuro” en Hespérides, nº12, invierno de 1997. p.909.
40. 40. CORPET, O.: Ibid. p.205 13
41. 41. DURANTON-CRABOL, A-N.: Op. Cit.. p.69.
42. 42. FLORENTÍN, M.: Op. Cit.. p.123
43. 43. LAQUEUR, W.: La centuria Negra. Los orígenes y el retorno de la extrema derecha rusa. Anaya&Mario Muchnik. Madrid, 1995. pp. 193-194.
44. 44. PAILLARD, D.: “ L’inquiétante renaissance de l’estrême droite” en Le Monde Diplomatique, octubre de 1997.
45. 45. Pierre Milza llega incluso a definir la Nueva Derecha en torno a la figura de Benoist: “Par Nouvelle Droite propement dite, j’entendrai doc ici l’ensemble des individus, des petites cercles, des revues, des enterprises editoriales qui se trouvent directement rattachés au GRECE et le corpus de textes et de temes qui ont été produits depuis vingt ans par cette “societé de pensée à vocation intellectuelle”. MILZA, P.: Ibid. p.368.
46. 46. Según Benoist, “uno de los dramas de la derecha –desde la “golpista” a la moderada- es su incapacidad para comprender la necesidad del largo plazo” . BENOIST, A.: Op.cit. p.49
47. 47. BENOIST, A.: Ibid.. p.51.
48. 48. MILZA, P.: Ibid. p.370 15.
49. 49. TAGIEFF, P-A.: “ Les présuppositions définitionelles d’un indéfinissable” en Mots...Ordinateurs...Textes...Sociétés. nº8, 1984. pp.71-107.
50. 50. La definición de “derecha” que Benoist hizo en Vu de droite demuestra la centralidad del antiigualistarismo en su discurso: “J’appelle ici de droite, écrit-il par pure convention, l’attitude consistant à considerer la diversité du monde et, par suite, les inégalites relatives qui en sont nécessariament le produit, comme un bien, et l’homogénéisation progressive du monde, prônée et réalisée par le discours bimillénaire de l’idéologie égalitaire, comme un mal”. Citado en MILZA, P.: Ibid. p.376.
51. 51. Así, Benoist planteará que la defensa de los derechos humanos deriva del igualitarismo y el monoteísmo judeocristiano, y no es más que “la religión del siglo XX agonizante”, una muestra de etnocentrismo basada en la “transposición profana de las leyes de Moisés y de Noé, la ideología de los derechos humanos no puede tener como resultado ( y probablemente como finalidad) más que la reducción y la homogeneización”, sin ninguna utilidad, ya que “el derecho no tiene validez más que en los límites de una comunidad determinada”. Ver BENOIST, A- FAYE, G.: Las ideas de la “Nueva Derecha”. Nuevo Arte Thor. Barcelona, 1986. pp. 395-428.
52. 52. MILZA, P.: Ibid. p.379.
53. 53. WILSON, E.O.: Sociobioogy: the new synthesis. Cambridge. Harvard, 1975.
54. 54. 54 DAVIES, Ch.: “ La sociobiologie et son explication de l’humanité” en Annales, año 36. Nº4 (julioagosto de 1981). P. 533.
55. 55. 55 Para los teóricos de la sociobiologia, cultura, religión, sistemas de pensamiento e incluso moral, no son más que el resultado de una estrategia de transmisión y optimización del capital genético. Ver MILZA, P.: Ibid. p.379.
56. 56. "el hombre no nace como una página en blanco: Cada uno de nosotros es ya portador de las características generales de nuestra especie, a las que se añaden predisposiciones hereditarias hacia determinadas aptitudes particulares y determinados comportamientos”. BENOIST, A- CHAMPETIER, Ch.: “La Nueva Derecha del año 2000”. En Hespérides, nº19, verano de 1999.
57. 57. Según Pierre Milza, la denuncia de los primeros cristianos procedentes de Asia, cómo los culpables de la decadencia de la cultura indoeuropea, puede relacionarse con la inmigración musulmana actual, ya que debemos tener en cuenta, que a pesar de la actual profesión de antirracismo de Benoist y otros miembros de la Nueva Derecha, no hay que olvidar “que tout ce petit monde a transité par l’activisme néofasciste”. MILZA, P.: Ibid. p.382. Por otra parte, Benoist denuncia el carácter oriental del cristianismo, en cuanto a sus orígenes y características. BENOIST, A.: La nueva derecha. Planeta. Barcelona, 1982. p.122.
58. 58. BENOIST, A.: Comment peut-on être païen?. Albin Michel. París, 1981. p.38.
59. 59. TAGUIEFF, P-A.: Op. cit. p.105.
60. 60. Se debe tener en cuenta que a principios de los años setenta, Benoist planteaba la necesidad de defender la “civilización occidental”, mientras algunos años después, culpabilizará a esa misma civilización ahora identificada con el imperialismo norteamericano, de todos los males de Europa. Benoist escribía en 1970 “la civilisation occidentale n’a pas attendu l’an zéro pour prendre son essor. A la naissance supposée du Christ, elle existait depuis deux mille ans, et ses accomplissements étaienr déja remarquables”. BENOIST, A- MARION, J-L.: Avec ou sans Dieu?. L’avenir des valeurs chrétiennes. Beauchesne. París, 1970. p.76. Casi treinta años después, Benoist defendía en cambio el carácter orgánico de las culturas frente a la uniformización que conllevan las civilizaciones, denunciando “la occidentalización del planeta, emprendida bajo la égida de los misioneros, los militares y los mercaderes[...] un movimiento imperialista alimentado por el deseo de borrar toda alteridad imponiendo al mundo un modelo de humanidad supuestamente superior, movimiento invariablemente presentado como progreso.” BENOIST, ACHAMPETIER, Ch.: Op. cit. p.23. Desde mediados de la década de los ochenta, Benoist pasó del nacionalismo hexagonal a un nacionalismo europeo que entendía Europa como la cuna de la civilización blanca y pagana, una Europa que debía convertirse en una tercer vía entre la dictadura del gulag y la dictadura del mercado. “Europa debe librarse de occidente y reapropiarse de las ideas etnonacionales que ella misma ha suscitado”. BENOIST, A- FAYE, G.: Op. cit. p. 485.
61. 61. Según Seidel las referencias de Benoist al pasado Indoeuropeo son comparables a la obsesión de algunos científicos nazis, como Herman Wirth, fundador del Ahnenerbe, el departamento científico de las SS, con la tradición aria y la simbología y costumbres paganas, SEIDEL, Gillian: “ Le fascisme dans les textes de la Nouvelle Droite” en Mots...Ordinateurs...Textes...Sociétés. nº3, octubre 1981.
62. 62. CHEBEL D’APPOLLONIA, A.: Ibid. p.347.
63. 63. 63 MILZA, P.: Ibid. p.367.
64. 64. “Hoy estamos en un periodo de transición, un cruce de caminos en forma de “interregno” que se inscribe en el marco de una crisis mayor: el fin de la modernidad”. BENOIST, A-CHAMPETIER, Ch.: Ibid. p.2.
65. 65. BENOIST, A.: La nueva derecha. Planeta. Barcelona, 1982. p.220.
66. 66. Benoist, en sintonía con los ya casi olvidados planteamientos de Guy Debord y los situacionistas, habla incluso de “sociedad de autoconsumo espectacular”. BENOIST, A.: La nueva derecha. Planeta. Barcelona, 1982. p.78.
67. 67. El organicismo es otra de las características del pensamiento político de Benoist ya desde finales de los años sesenta: “Les civilisations, ainsi que l’avait presenti Spengler, naissent, s’épanouvissent et meurent á l’image des individus”. BENOIST, A.: Comment peut-on être païen?. Albin Michel. París, 1981. p.60.
68. 68. BENOIST, A.: Démocratie: Le probléme. GRECE. París, 1985. p.84. Benoist, en la línea de los planteamientos de los llamados neomaquialecos, Wilfredo Pareto y Robert Michels, y su “ley de bronce de las oligarquias”, defiende que las elites son consubstanciales a la propia sociedad. BENOIST, A.: La nueva derecha. Planeta. Barcelona, 1982. p.96.
69. 69. BENOIST, A.: “ Europa: la memoria del futuro” en Hespérides, nº12, invierno de 1997.
Bibliografía
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