miércoles, 15 de diciembre de 2010

Diplomático o Negociador? Henry Kissinger por Robert de Vries


La revisión de la obra de un hombre paradójico que sin ser ambiguo, está creando aún hoy, grandes espacios de incertidumbre, nos lleva a analizar las semejanzas y las diferencias que hay entre los roles de diplomático y de negociador que, aunque muchas veces se confunda, tiene antecedentes, realidades y consecuencias diferentes y que, todo esto se encuentra en los niveles de flexibilidad y de tolerancia con que cuenten como seres humanos.
I
El diplomático nunca debe perder,
el negociador pierde algo para ganar…
II
Cuando el diplomático se disfraza de negociador, engaña;
Cuando el negociador se disfraza de diplomático, está perdido.
Un personaje que no siendo atractivo físicamente se convirtió en un “sex symbol” y que promoviendo la guerra, se ganó el premio Nobel de la Paz es alguien que debe generar algunas reflexiones de poder. Hoy, este hombre que fue un gran protagonista de muchos eventos mundiales importantes, reconocido por muchos como un gran negociador, cumple 86 años de edad. Nació en Alemania y con padres judíos, termina emigrando con sus padres a los Estados Unidos, sacando un título en la Universidad de Harvard. Fue el Secretario de Estado de Richard Nixon e influyó de manera determinante en muchas dinámicas en todo el mundo, desde la América Latina hasta Asia. Actualmente hay movimientos que buscan que le anulen el premio Nobel de la Paz que le fue concedido junto a Le Duc Tho en 1973 por las negociaciones que se dieron entre Viet Nam del Norte y Estados Unidos.

Este personaje nos puede señalar algunos elementos del poder, en especial desde el área de la diplomacia que, psicológicamente parte –al menos en nuestro juicio-, de la posesión de un alta tolerancia con una baja flexibilidad, es decir, la de una personalidad que pudiendo compartir espacio y tiempo con personas e instituciones con las cuales no está de acuerdo en elementos claves, sin embargo, no se muestra flexible, aceptando fallas en las expectativas y que, se diferencia de un buen negociador, en el sentido estricto del concepto, en que éste si debe contar con una buena flexibilidad además de una buena tolerancia.

La gran pregunta que podemos hacernos a varias décadas de su actuación en caliente en todos los procesos en los cuales intervino está en preguntarse sí Kissinger lo hizo como un gran diplomático que se disfrazó de negociador o, simplemente fue, tal como lo refiere su imagen, un negociador que se mostró flexible ante elementos que hoy pueden ser altamente cuestionables moral y hasta éticamente, tal como fue su participación en la llamada Operación Cóndor que tenía como finalidad, el exterminio de todo el peligro izquierdista en América Latina.

Kissinger nos da la oportunidad de revisar, en consecuencia, cuáles son las posibilidades que dan los roles profesionales y hasta personales que permite tener el poder de un negociador, un diplomático o de la actuación de cualquier profesional que tiene que olvidar, para la mejor práctica, todo prejuicio y fundamentalismo.

De esta manera, tenemos que el buen diplomático tiene que contar con una flexibilidad que comparta con una buena tolerancia, es decir, cuando se tiene papel en una dinámica de negociación se tiene que ser permeable a las realidades, necesidades y deseos de la otra parte y, de poder compartir con ellos, aunque no se esté de acuerdo con muchas de sus actitudes o realidades.

El buen profesional que se tiene que enfrentar a realidades que no comparte pero que tiene que poner en un segundo o tercer plano, para poder prestar el servicio que brinda, se encuentra en alguien que es flexible, al aceptar que la otra parte no es cómo quiere que sea o no cumple con las expectativas que tiene pero que, al mismo tiempo, se puede mostrar intolerante al no querer compartir las realidades que tiene el otro.

Por último el buen negociador, será aquel que, fundamentalmente tiene buenos niveles de flexibilidad y tolerancia que le permita crear los llamados terceros espacios o la búsqueda de verdades inclusoras que permitan el planteamiento de nuevas realidades y acuerdos novedosos.

Revisando la obra de este hombre que fue en una época más famoso que el presidente Nixon podemos deducir que realmente fue un gran diplomático que se proyectó como un gran negociador.

No hay comentarios:

Publicar un comentario