miércoles, 4 de mayo de 2011

La rebelión árabe, una bofetada a Al-Qaeda de Bernd Debusmann


La rebelión árabe, una bofetada a Al-Qaeda de Bernd Debusmann
Agencia Reuters
Jueves 17 de febrero de 2011
BERLIN.- Deben de ser tiempos difíciles para Osama ben Laden y su lugarteniente egipcio, Ayman al-Zawahiri. El levantamiento que sacó a Hosni Mubarak después de 18 días de masivas protestas, ninguna de ellas en nombre del islam, no encaja en la ideología de estos hombres. En la guerra de ideas, Al-Qaeda sufrió una importante derrota.
Sus líderes predican que el modo de deshacerse de los gobernantes "apóstatas" -Mubarak encabezaba la lista- es a través de la violencia.
La ideología de Al-Qaeda no adhiere a la clase de poder popular que derribó el Muro de Berlín y que colmó la plaza Tahrir de El Cairo con manifestantes pacíficos.
Esa gente que hacía flamear la bandera roja, negra y blanca de Egipto, y no los banderines verdes del islam, en manifestaciones pacíficas significó "una enorme derrota en un país de central importancia para la imagen de Al-Qaeda", en palabras de Norman Benotman, ex líder de una grupo libio alineado con la red.
"La peor pesadilla de Ben Laden se ha hecho realidad", escribió Shibley Telhami, académico del mundo árabe de la Universidad de Maryland.
Mucho antes del 11 de Septiembre, cuando Al-Qaeda atacó al que llama su "enemigo lejano", los líderes del grupo exhortaban a los musulmanes a ir contra el "enemigo cercano" -regímenes árabes que no gobernaban sus países según la ley islámica- con ataques. La jihad violenta era el único camino. Túnez y Egipto han demostrado que ese argumento era falso.
Probablemente sea por eso que Al-Qaeda, un grupo con experiencia en Internet y gran habilidad comunicacional, casi no se ha manifestado sobre la agitación que primero sacudió Túnez, luego se extendió a Egipto y ahora hace perder el sueño a los gobernantes de Argelia, Arabia Saudita, Libia y Bahrein.
Según SITE, una organización que monitorea las declaraciones de Al-Qaeda y sus seguidores, la primera reacción frente al levantamiento egipcio apareció en un foro 15 días después del inicio de la protestas. Las "puertas del martirio" se habían abierto, decía el mensaje, y los egipcios debían ignorar el secularismo, la democracia y el nacionalismo.
Para los manifestantes, el llamado al martirio sonó tan irrelevante y fuera de lugar como algunas de las declaraciones del gobierno de Barack Obama, que zigzagueó y, al menos inicialmente, puso sobre el tapete la política de apoyo a dictadores detestados por sus ciudadanos que aplica Washington desde haces décadas.
El silencio de Ben Laden y Al-Zawahiri sobre el tema sigue siendo objeto de conjeturas. Algunos expertos norteamericanos piensan que ambos se encuentran acorralados en las montañas afganas y que tienen problemas logísticos para comunicarse con el exterior. Otros aseguran que ese dúo de asesinos sabe que sería inútil.
"Al-Qaeda y Al-Zawahiri saben que en las calles de Egipto los han dejado de lado", escribió Bruce Riedel, ex funcionario de la CIA. "Esta no es su revolución y ellos tampoco la inspiraron." Lo peor que podría suceder para la credibilidad de Al-Qaeda, asegura Riedel, es que, en el futuro post-Mubarak, la Hermandad Musulmana se integre a un gobierno de coalición y contribuya a reformar el país. Sería una bofetada a la filosofía de Ben Laden, según la cual el islam debe triunfar sobre la democracia y no participar de ella.
El contradiscurso
El sutil argumento de Riedel no concuerda demasiado con el discurso de los conductores de programas de derecha en Estados Unidos, que identifican el islam con el terrorismo. Algunos de ellos pintan una secuencia de terroríficos eventos que se desencadenarían tras el levantamiento en el país más grande del mundo árabe.
La Hermandad, según ellos, tomará control de Egipto. Luego, una oleada islamista barrerá los países árabes. Después será el turno de Europa. Y finalmente de Estados Unidos. La palabra "islamista" alcanza para despertar temor en el corazón de muchos norteamericanos.
Se trata de un miedo basado en la ignorancia y es difundido por políticos que se supone que entienden más. Ileana Ros-Lehtinen, presidenta republicana del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara baja, advirtió que no debe permitirse que la Hermandad emerja como una fuerza poderosa. ¿Cómo? ¿Con Estados Unidos amañando las elecciones?
Tim Pawlenty, posible candidato republicano para las presidenciales de 2012, le retrucó a Obama por decir que la Hermandad "es una de las facciones en Egipto". Para el bando de los que creen que "el islam va a matar a todos", el comentario es un gesto "contemporizador".
Es reconfortante saber que el jefe de Inteligencia de Estados Unidos, James Clapper, entiende el vínculo que existe entre el crecimiento político de la Hermandad y sus efectos adversos para Al-Qaeda. "Respecto de lo que sucede en Egipto -dijo ante el Comité de Inteligencia de la Cámara baja-, es una gran oportunidad potencial para desarrollar un contradiscurso para oponer al de Al-Qaeda." Así es.
Traducción de Jaime Arrambide

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