lunes, 11 de octubre de 2010

Israel: enmienda a la Ley de Ciudadanía o hipoteca de nuestro futuro por Carlos Braverman


Repito siempre que mi propuesta es la de los que quieren un Israel para todos los israelíes, un Israel para todos sus ciudadanos. Para los electores que llevan en sus corazones los valores de la izquierda: paz, justicia, igualdad, democracia, derechos humanos para todos, feminismo, protección del medio ambiente, separación entre estado y religión. Hablo de una izquierda renovada que defina un nuevo modelo del Estado de Israel, con una sociedad civil participativa. Soy un israelí postsionista, no antisionista, que entiende el rol que el sionismo de izquierda debe jugar aún como fuerza democrática de nuestra sociedad, no es poco.
La propuesta de Ley de Juramento de Fidelidad que el Primer Ministro pretende pasar se refiere en apariencia solamente a solicitudes de ciudadanía de no judíos; pero la misma, afecta al destino de todo el país y la salud de su sociedad. Como dice la declaración de la Asociación para los derechos civiles en Israel (ACRI): "Un Estado donde ideologías políticas, exigen una declaración de lealtad, y hay monitores de esas creencias sobre las opiniones de sus ciudadanos, no es una democracia". La fórmula sería prestar fidelidad al Estado Judío y Democrático en lugar de al Estado de Israel y sus Leyes como es en la actualidad.
Es difícil entender la pasividad de la población y la indiferencia, pero para los conscientes, lúcidos, patriotas y defensores de un orden democrático e inclusivo, no. No hay duda que somos una sociedad con tensiones muy controvertidas pero que estamos dispuestos a abordarlas. Queremos un país con justicia, según John Rawls, esto es sinónimo de igualdad de libertades e igualdad en la distribución de los bienes básicos materiales y simbólicos societarios.
Si debemos fracturar mitos y narraciones nacionales asentados lo haremos, porque buscamos un país donde no gobierne la historia, preferimos que el presente esté regido por el futuro. Es hora de avanzar por caminos contrarios al presente y éste es un camino de más fracturas, divisiones e incremento de la desconfianza y el odio mutuo. No se puede construir un país así y pretender que perdure una sociedad sana en estas condiciones.
Tampoco cuando se habla de dos estados para dos pueblos es necesario vincular ese concepto a la idea de separación.
No era esa la idea que estaba en los ideales de quienes batallaron por la solución de los dos estados. Ellos estaban imbuidos del principio de un hogar nacional en esta tierra (es decir entre el Mediterráneo y el Jordán) y el deseo de coexistencia entre sus dos pueblos.
Nosotros queremos articular al país a través de la asociación de los dos pueblos que lo asumen para sí. A pesar de todas sus similitudes, estas dos entidades nacionales son diferentes en cultura, religión, tradiciones, idioma, escritura, modos de vida, estructura social y desarrollo económico. Las experiencias del SXX muestran que la bi-nacionalidad o multi-nacionalidad no fue viable.
Concebimos así la solución de los dos estados no como un plan para la separación sino, al contrario, como un plan para la unidad. Durante décadas hemos hablado de dos estados con una frontera abierta entre ellos, con una economía común y con libre circulación de personas y mercancías.
En lo interno el propósito es buscar el camino hacia una democracia amplia e inclusiva, con justicia, es decir con criterios igualitarios en términos societarios y una estructura jurídica que asegure su normativización efectiva, tanto en su legitimización social como en su estatus legal.
Como dice Uri Ram: "En una sociedad civil multi-cultural la conciencia histórica ya no refleja en forma exclusiva la imagen de la realidad de un solo grupo social". Entiendo que se deben articular distintas narraciones nacionales sin mitos fundacionales.
También repetí muchas veces que el futuro Estado Palestino no será étnicamente puro y deberá abordar los mismos desafíos, incluso con contingentes judíos que se establezcan en él.
Es la hora del diálogo, la hora de impulsar el nexo entre grupos, de la creación de mitos compartidos que reemplacen al sistema de valores de las viejas élites. No caminemos en sentido inverso.
Es preciso una revisión de la vieja historiografía con miras a la necesidad del presente, para contribuir al acercamiento entre judíos y árabes en la sociedad israelí, así como con el pueblo palestino. Es revisar también a la derecha nacionalista para entender su nefasto presente y su alianza con el neo sionismo colono y expansionista.
Si estas legislaciones prosperan, son una pesada carga para nuestra democracia, para todos los ciudadanos y las generaciones venideras. No dejemos hipotecar el futuro del país y el proceso de paz, no dejemos traslucir una suerte de racismo maquillado, pues no somos tales a pesar de las élites con veleidades redencionistas. No dejemos que el mundo diga allá hay un Apartheid, pues debemos evitar ese declive, aún es posible. Debemos decir sí a la convivencia, a la coexistencia y a una sociedad israelí sana para todos, sin sospechas contra nadie ni “lealtades proclamadas” que los primeros en quebrarlas con nuestra historia, es el actual gobierno derechista y sus socios mesiánicos.
La idea sigue vigente: dos estados para dos pueblos y Jerusalén una capital para dos estados, democracias inclusivas y no étnicas, hoy en Israel y espero mañana muy pronto en un Estado Palestino.
Hablamos de una fórmula existente en cualquier estado para asumir su ciudadanía, acá existe una ideologización de ella, pero vale recordar la frase de Séneca: la confianza produce la lealtad.
Adjunto la nota que traduje sobre la enmienda de la Ley de Ciudadanía perteneciente a la Asociación de Derechos Civiles en Israel:
http://blogdecarlosbraverman.blogspot.com/2010/10/la-asociacion-para-los-derechos-civiles.html
*Carlos Braverman (Israel): Politólogo y Psicólogo, miembro de la Asociación de Derechos Civiles de Israel. Activista por una coexistencia judeo-árabe mutuamente justa y el altermundialismo. Miembro del Partido Meretz (Partido Socialista de Israel - Tel Aviv). Presidente del Instituto Campos Abiertos (Investigaciones en Ciencias Políticas).
Derechos reservados Instituto Campos Abiertos Israel ISBN 965 387 008 9 זכויות יוצרים

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