miércoles, 15 de junio de 2011

Teoría Política : El futuro de la democracia de Norberto Bobbio por Gonzalo Álvarez Fuentes


Bobbio nos indica, más que una democracia ideal, los caminos para ampliar y mejorar la democracia, para la democratización del conjunto de la sociedad.
Por Gonzalo ÁLVAREZ FUENTES*
En su libro “El futuro de la democracia” Norberto Bobbio nos adentra en los principios fundamentales de la democracia a través de las dificultades que presenta o ha presentado ésta con respecto a sus principios angulares o bajo los parámetros que fue concebida y que se han ido desarrollando con el devenir histórico.
Es por este motivo que el escrito de Bobbio posee un carácter realista, que a simple vista podría parecer pesimista, pero que en realidad nos entrega una acuciosa descripción teorética y práctica de la democracia en toda la extensión del término; así presentado, los juicios suscritos por Norberto Bobbio no intentan idealizar un modelo democrático ni vaticinar el futuro de la democracia sino que más bien nos invita, como el mismo lo señala, a observar ciertas tendencias que determinarían eventualmente el desarrollo democrático a partir de los principales obstáculos y “falsas promesas” que presenta. En definitiva a través del texto, Bobbio analiza los problemas teórico-prácticos de la democracia, las dificultades para cumplir las llamadas “promesas”; además confronta el principio de democracia representativa con el de democracia directa, analiza, también, el no siempre tan natural binomio liberalismo – democracia; sustrayendo de todo esto la necesidad de asumir los plenos valores y procedimientos democráticos, como a su vez dotar a la democracia de contenidos avanzados capaces de sortear las dificultades que presentan las determinadas circunstancias históricas.

El futuro de la democracia

En cuanto a las “falsas promesas” enunciadas por Bobbio, cabe señalar que en primer término la democracia se concibe como la relación directa entre Estado e individuos(1) , sin la existencia de cuerpos intermedios. Sin embargo la realidad nos ha mostrado lo opuesto, los grupos, y no los individuos, se han convertido en sujetos políticos relevantes, vale decir, las organizaciones, los sindicatos, los partidos políticos, han sido los articuladores o mediadores entre el Estado y la sociedad. Por lo tanto podemos extraer: a) no son los individuos (como se pensaba al concebir la democracia moderna) sino los grupos los protagonistas de la vida política en una sociedad democrática y; b) no existe un poder soberano único sino el pueblo dividido en grupos contrapuestos, en competencia entre ellos, con una autonomía relativa respecto al gobierno central. En definitiva existe, acuñando el término de Robert Dahl, una poliarquía, una democracia pluralista, que en definitiva provoca un distanciamiento entre poder – sociedad o más bien entre individuo y democracia no cumpliendo de esta manera el modelo democrático originario (ideal).
Aunque no pareciera caber duda alguna de la caracterización realizada por Bobbio acerca de que la existencia de diversos grupos mermarían los ideales democráticos y se transforman en una promesa no cumplida, también cabe preguntarse si estos grupos amenazarían la existencia misma de la democracia; Bobbio responde de manera optimista al señalar que: “la existencia de grupos de poder que se alternan mediante elecciones libres permanece, por lo menos hasta ahora, como la única forma en que la democracia ha encontrado su realización concreta”. Sin embargo podemos acusar esta afirmación de autocomplaciente ya que al no poder prever el futuro nada nos garantiza que las democracias no sufrirán cada vez mas las amenazas de los grupos, por ejemplo, de intereses económicos transnacionales. Por consiguiente sería coherente añadir la variable del crecimiento a escala global del mercado. Profundizando la variable económica y en relación al individuo – Estado, podría decirse que la propiedad individual no le confiere al individuo un carácter totalmente autónomo ya que si afirmamos la existencia de ésta (propiedad individual) también deberíamos afirmar la igualdad de medios y condiciones para producir, es decir, el individuo no produce la totalidad de los bienes necesarios para su subsistencia y por lo tanto debe articular sus intereses con otros individuos, creando formas de dependencia recíproca e incluso sometiendo a otros para garantizar su subsistencia, para esto el individuo agrupado en alguna organización de diversa índole intenta alcanzar el poder o influir en él para servir a sus intereses estableciendo las reglas del juego que más convengan a su organización en la competencia entre grupos contrapuesto; bajo esta argumentación, una democracia donde no exista aislamiento entre individuo y Estado sólo sería concebible en la medida que los individuos pudieran satisfacer por sí solos todas sus necesidades; o en caso contrario, que los medios para satisfacer esas necesidades pertenezcan a la sociedad en su conjunto.
El mismo criterio que he argumentado más arriba es aplicable en cuanto a la representación de intereses particulares por sobre el interés general de la nación. También podría señalarse que para mantener una estructura democrática de dicha forma, en atención al interés general de la nación, manteniendo las estructuras económicas capitalistas, no sería posible y de haber intentos (y si los ha habido) no serían más que fenómenos de tipo populista (2), es decir, fenómenos que tienden al interés general de la nación pero que en el fondo no son más que grupos de elite que pretenden articular sus intereses con los de la sociedad en general y que terminan por fracasar al momento de ceder a los intereses de uno u otro grupo social.


* MIEMBRO de CIUDAD POLITICA. Chile.

Notas

(1) Esta concepción se explica a partir del cambio del concepto orgánico de sociedad existente hasta la época feudal y el paso hacia una sociedad individualista de tipo secular.
(2) Entendiendo el populismo como un fenómeno de masas que cruza de manera transversal a todas las esferas sociales e ideológicas de la nación. (nota personal).

(3)Robert Dahl, La democracia: una guía para los ciudadanos, Madrid, Taurus 1999

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