sábado, 11 de junio de 2011

¿La industria militar crea muchos puestos de trabajo? por Xavier Bohigas


El argumento habitual para justificar la industria militar, frente a las críticas de grupos pacifistas y antimilitaristas, es la creación de riqueza y la generación de muchos puestos de trabajo.
Es sabido que la industria militar, sobre todo la estadounidense, genera grandes beneficios económicos. Beneficios sin embargo, que sólo van a parar a manos de los respectivos directivos e inversores. Pero, que esta actividad industrial tenga enormes beneficios económicos, no invalida que sea una actividad criticable desde el punto de vista ético. En cuanto a la creación de puestos de trabajo quisiéramos dar a conocer algunos datos interesantes.
La industria militar se sostiene gracias a los encargos que le hacen los diferentes gobiernos, que son sus clientes principales. Recordemos que el gasto militar de los estados es una parte muy importante de los respectivos presupuestos. Por tanto, es lícito que la ciudadanía se pregunte si este gasto está justificado y si, realmente, le reporta el supuesto beneficio de la creación de puestos de trabajo.
Para responder esta pregunta, es interesante conocer los resultados de un estudio realizado en 2007 por Robert Pollin y Heidi Garrett-Peltier, del Departamento de Economía de la Universidad de Massachussets1 . En el artículo se evalúan los puestos de trabajo que se generarían si se invirtiera, en EEUU, 1.000 millones de dólares en seis ámbitos distintos: gasto militar, reducción de impuestos (que, según los autores, implica un aumento del consumo privado), sanidad, educación, transporte público y construcción dirigida a la ambientalización de las casas y reparación de infraestructuras.
El estudio está realizado únicamente desde el punto de vista económico y no entra, en su planteamiento, en ninguna consideración ética o política que podría sesgar el resultado. Para realizar este estudio los autores aplicaron un modelo de análisis económico desarrollado por primera vez por Wassily Leontief2 , que recibió el premio Nobel de Economía en 1973.
El resultado es abrumador. Invertir 1.000 M$ en cualquiera de las cinco alternativas civiles genera más puestos de trabajo que una inversión igual en el sector militar. Las diferencias no son despreciables. Si la inversión se realiza en el sector sanitario o en la rehabilitación de viviendas, se genera un 50% más de puestos de trabajo que en el caso de invertir en el sector militar. Pero si la inversión se realiza en el sector educativo o en el transporte público se generan más del doble de puestos de trabajo, en ambos casos, que la misma inversión en el sector militar.
Este estudio también hace un cálculo del salario medio de los puestos de trabajo generados al invertir en cada una de las seis alternativas mencionadas. El salario más alto se obtiene en el caso de hacer la inversión en educación, seguido por el correspondiente en defensa, sanidad, rehabilitación de viviendas, reducción de impuestos y finalmente transporte público. Hay que añadir sin embargo, que a los puestos de trabajo creados en este último caso, les correspondería un salario medio por encima de lo que los autores llaman "mínimo para una vida decente" y que la mayoría de los salarios estarían entre 32.000 y 64.000 dólares al año . Para valorar este último resultado no debemos perder de vista que los salarios en EEUU son bastante diferentes a los nuestros.
Este no es el primer estudio de estas características. Ya en 1961, el citado profesor Leontief demostró que la reducción del gasto militar provocaría evidentemente una reducción de puestos de trabajo en este sector, pero crearía en otros sectores el doble de los puestos de trabajo perdidos (es decir un resultado muy similar al que estamos comentando). También en la década de los 80, Melman3 demostró que dirigir una parte del gasto militar a fines civiles produciría beneficios tanto en el número de puestos de trabajo como en la producción. Y Medoff, también en la década de los 80, dedujo que gastar en educación, sanidad, infraestructuras y construcción era más rentable respecto a la cantidad y calidad de los puestos de trabajo generados, que la misma inversión en el sector militar.
Con independencia de nuestros posicionamientos éticos y políticos, podemos afirmar que las inversiones en educación generan más trabajo y de mejor calidad que si la inversión es de carácter militar. Con lo cual podemos hacer una pregunta a nuestros gobernantes: ¿porque no redireccionan una parte del gasto militar en educación? Si lo hicieran conseguiríamos crear puestos de trabajo nuevos, mejor pagados y además (no contemplado en el análisis económico) mejoraría el nivel de formación de la población.

1 Robert Pollin and Heidi Garrett-Peltier; The U.S. Employment Effects of Military and Domestic Spending Priorities. Working Paper Series, Number 151. Political Economy Research Institute. University of Massachusetts, October 2007.

2 Wassily Leontief; Input Outout Economics, 2n ed. 1986. New York. Oxord University Press.

3 Seymour Melman; The Demilitarized Society: Disarmement and Conversion. 1988. Montreal. Harvest House

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