La pregunta que ronda en la zona en los últimos días, es
si estamos frente al inicio de una tercera Intifada o no. Sería muy ingenuo
creer una cosa o la otra, todo síntoma en este sentido en M. O. no es banal. No
estamos categóricamente ante hechos banales.
La huelga de hambre de cuatro prisioneros, encabezados por Samar Issawi, intercambiado por Gilad Shalit, pero arrestado nuevamente por presuntamente regresar al terror. Más los enfrentamientos en Hebrón, en el aniversario de la masacre de Baruch Goldstein de 29 civiles palestinos en la Cueva de los Patriarcas en 1994, no son hechos desconectados.
Las respuestas militares suelen ser por parte de Israel una constante, tanto como eludir lo fundamental, las conversaciones de fondo con los palestinos. Me refiero a la congelación en los asentamientos y la disposición a ceder territorios. Los palestinos y también israelíes partidarios de un país normal, ya están hastiados de escuchar la frase "dos estados para dos pueblos". Vacía y hueca, pronunciada por Netanyahu en la Universidad de Bar Ilán por compromiso con el discurso de Obama en El Cairo, necesita ser más realista y creíble en su implementación. Dicho sea de paso, ya muy pocos creen en ella, salvo como una aspiración de los sectores pacifistas, es decir lo que fue siempre. Sin embargo prometió ser algo distinto en boca del jefe del ejecutivo que se diluyó en los malabarismos cínicos del primer ministro.
No nos engañemos, estamos al borde de lo temido y exige cuidado, más que evitar los hechos circunstanciales antes mencionados, se deben abordar los problemas de fondo enumerados como soluciones políticas evitadas. Hablamos de un pueblo ya humillado por 46 años de ocupación, es difícil contener una macro explosión que puede comenzar con choques callejeros, gases lacrimógenos, arrestos fuera de tiempo y contexto, o cualquier otro acto del ocupante.
Cada día la ANP publica una lista de entre 150 y 200 incidentes de este tipo, que son registrados por las fuerzas de seguridad palestinas y varios grupos de derechos civiles. La lista incluye disparos de las FDI, el acoso de los colonos, las incursiones del ejército a pueblos o ciudades, demoliciones de casas, detenciones, puestos de control móviles y bloqueos de carreteras.
En realidad asistimos a reacciones de descontento que no se articulan en una acción combinada y por ahora prima la desconfianza de la población palestina hacia sus dirigentes. Mucha gente participó de las protestas pero muchas más no lo hicieron.
Es vox populi, lo que se dice en el campo palestino: “cada una de las intifadas anteriores hizo que la situación de los palestinos sea peor”. .
Hay una falta de confianza en el liderazgo palestino, ya sea Fatah o Hamas, que hablan con dos mensajes cada uno de ellos y ambos muy contradictorias, no olvidemos que las municipalidades en Cisjordania fueron ganadas mayoritariamente por listas independientes.
Por otra parte, la puja entre Hamas y Fatah poco ayuda, están más comprometidos en él enfrentamiento por la falta de avances en las conversaciones de reconciliación del campo político palestino.
La conducción está fragmentada, hay un gobierno dual y hace imposible una estrategia conjunta contra la ocupación. Los nuevos líderes de los que hablé antes, ganadores de las municipales, junto con organizaciones nuevas necesitan tiempo para desarrollarse.
Netanyahu teme que la ANP se derrumbe y no pueda colaborar con Israel para controlar una presunta rebelión palestina.
Los años de castigo económico a la Autoridad Palestina, el daño político de la expansión de los asentamientos y la indiferencia diplomática hacen que Abbas no esté haciendo su trabajo en el terreno como buen socio, no reconocido por cierto como tal. El descontento y la ira de su pueblo son grandes y algo debe hacer. Trató de capitalizar el descontento por los hechos que son públicos, pero dejó solos a los descontentos, sin conducción. Por eso, entre otras circunstancias, el mensaje es ambiguo y se pueden ir las cosas de las manos.
Todo el mundo sabe que la ANP no sería capaz de controlar los acontecimientos aunque quisiera. Es una pulseada con Israel, Abbas está obligado, Hamas tiene sus propios planes, el pueblo palestino está con ira y Obama tiene su visita programada.
Es hora que nuestro gobierno encare los temas de fondo, el síndrome de la ocupación es doloroso para todos, la expansión de colonias y el desborde de los colonos aíslan al país y debilitan nuestra democracia, reducen a nada nuestra valoración de los derechos civiles.
Todo síntoma en la zona es importante, todo habla de un cuadro sintomático que se debe atender, pero no es descartable que se vaya de las manos y entonces nadie sabrá entonces si llamarlo Intifada III o no.
*Carlos Braverman (Israel): Politólogo y Psicólogo, miembro de la Asociación de Derechos Civiles de Israel. Militante por la coexistencia judeo-árabe y un camino alternativo a la globalización neo-liberal. Miembro del Partido Meretz (Partido Socialista de Israel - Tel Aviv). Presidente del Instituto Campos Abiertos (Investigaciones en Ciencias Políticas).
Derechos reservados: Instituto Campos Israel ISBN963-03- 0316- 2 מסת"ב
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La huelga de hambre de cuatro prisioneros, encabezados por Samar Issawi, intercambiado por Gilad Shalit, pero arrestado nuevamente por presuntamente regresar al terror. Más los enfrentamientos en Hebrón, en el aniversario de la masacre de Baruch Goldstein de 29 civiles palestinos en la Cueva de los Patriarcas en 1994, no son hechos desconectados.
Las respuestas militares suelen ser por parte de Israel una constante, tanto como eludir lo fundamental, las conversaciones de fondo con los palestinos. Me refiero a la congelación en los asentamientos y la disposición a ceder territorios. Los palestinos y también israelíes partidarios de un país normal, ya están hastiados de escuchar la frase "dos estados para dos pueblos". Vacía y hueca, pronunciada por Netanyahu en la Universidad de Bar Ilán por compromiso con el discurso de Obama en El Cairo, necesita ser más realista y creíble en su implementación. Dicho sea de paso, ya muy pocos creen en ella, salvo como una aspiración de los sectores pacifistas, es decir lo que fue siempre. Sin embargo prometió ser algo distinto en boca del jefe del ejecutivo que se diluyó en los malabarismos cínicos del primer ministro.
No nos engañemos, estamos al borde de lo temido y exige cuidado, más que evitar los hechos circunstanciales antes mencionados, se deben abordar los problemas de fondo enumerados como soluciones políticas evitadas. Hablamos de un pueblo ya humillado por 46 años de ocupación, es difícil contener una macro explosión que puede comenzar con choques callejeros, gases lacrimógenos, arrestos fuera de tiempo y contexto, o cualquier otro acto del ocupante.
Cada día la ANP publica una lista de entre 150 y 200 incidentes de este tipo, que son registrados por las fuerzas de seguridad palestinas y varios grupos de derechos civiles. La lista incluye disparos de las FDI, el acoso de los colonos, las incursiones del ejército a pueblos o ciudades, demoliciones de casas, detenciones, puestos de control móviles y bloqueos de carreteras.
En realidad asistimos a reacciones de descontento que no se articulan en una acción combinada y por ahora prima la desconfianza de la población palestina hacia sus dirigentes. Mucha gente participó de las protestas pero muchas más no lo hicieron.
Es vox populi, lo que se dice en el campo palestino: “cada una de las intifadas anteriores hizo que la situación de los palestinos sea peor”. .
Hay una falta de confianza en el liderazgo palestino, ya sea Fatah o Hamas, que hablan con dos mensajes cada uno de ellos y ambos muy contradictorias, no olvidemos que las municipalidades en Cisjordania fueron ganadas mayoritariamente por listas independientes.
Por otra parte, la puja entre Hamas y Fatah poco ayuda, están más comprometidos en él enfrentamiento por la falta de avances en las conversaciones de reconciliación del campo político palestino.
La conducción está fragmentada, hay un gobierno dual y hace imposible una estrategia conjunta contra la ocupación. Los nuevos líderes de los que hablé antes, ganadores de las municipales, junto con organizaciones nuevas necesitan tiempo para desarrollarse.
Netanyahu teme que la ANP se derrumbe y no pueda colaborar con Israel para controlar una presunta rebelión palestina.
Los años de castigo económico a la Autoridad Palestina, el daño político de la expansión de los asentamientos y la indiferencia diplomática hacen que Abbas no esté haciendo su trabajo en el terreno como buen socio, no reconocido por cierto como tal. El descontento y la ira de su pueblo son grandes y algo debe hacer. Trató de capitalizar el descontento por los hechos que son públicos, pero dejó solos a los descontentos, sin conducción. Por eso, entre otras circunstancias, el mensaje es ambiguo y se pueden ir las cosas de las manos.
Todo el mundo sabe que la ANP no sería capaz de controlar los acontecimientos aunque quisiera. Es una pulseada con Israel, Abbas está obligado, Hamas tiene sus propios planes, el pueblo palestino está con ira y Obama tiene su visita programada.
Es hora que nuestro gobierno encare los temas de fondo, el síndrome de la ocupación es doloroso para todos, la expansión de colonias y el desborde de los colonos aíslan al país y debilitan nuestra democracia, reducen a nada nuestra valoración de los derechos civiles.
Todo síntoma en la zona es importante, todo habla de un cuadro sintomático que se debe atender, pero no es descartable que se vaya de las manos y entonces nadie sabrá entonces si llamarlo Intifada III o no.
*Carlos Braverman (Israel): Politólogo y Psicólogo, miembro de la Asociación de Derechos Civiles de Israel. Militante por la coexistencia judeo-árabe y un camino alternativo a la globalización neo-liberal. Miembro del Partido Meretz (Partido Socialista de Israel - Tel Aviv). Presidente del Instituto Campos Abiertos (Investigaciones en Ciencias Políticas).
Derechos reservados: Instituto Campos Israel ISBN963-03- 0316- 2 מסת"ב
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