Artículos del autor: Lo que la película Lincoln no dice
sobre Lincoln y Más sobre la película Lincoln y sobre Lincoln
Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna
“Dominio Público” en el diario PÚBLICO, 17 de enero de 2013
Este artículo critica
la ignorancia, cuando no ocultación, por parte de la película Lincoln sobre la figura del presidente Lincoln y las notas
biográficas y escritos que reflejan una vocación profundamente transformadora
de Estados Unidos además de su intento exitoso de abolir la esclavitud. El
artículo señala como pensadores socialistas de aquel tiempo -incluyendo Karl
Marx- tuvieron clara influencia sobre Lincoln.
La película Lincoln, producida y dirigida
por uno de los directores más conocidos de EEUU, Steven Spielberg, ha reavivado
un gran interés por la figura del presidente Lincoln, uno de los presidentes
que, como el presidente Franklin D. Roosevelt, ha intervenido siempre en el
ideario estadounidense con gran recuerdo popular. Se destaca tal figura política
como la garante de la unidad de EEUU, tras derrotar a los confederados que
aspiraban a la secesión de los Estados del Sur de aquel Estado federal. Es
también una figura que resalta en la historia de EEUU por haber abolido la
esclavitud, y haber dado la libertad y la ciudadanía a los descendientes de las
poblaciones inmigrantes de origen africano, es decir, a la población negra, que
en EEUU se conoce como la población afroamericana.
Lincoln fue también uno de los
fundadores del Partido Republicano que en sus orígenes fue directamente opuesto
al Partido Republicano actual, que está hoy altamente influenciado por un
movimiento –el Tea Party- chauvinista, racista y sumamente reaccionario detrás
del cual hay intereses económicos y financieros que quieren eliminar la
influencia del gobierno federal en las vidas económicas, sociales y políticas
del país. El Partido Republicano fundado por el presidente Lincoln era, por el
contrario, un partido federalista, que consideró al gobierno federal como
garante de los Derechos Humanos. Y entre ellos, la emancipación de los
esclavos, tema central de la película Lincoln, fue al que Lincoln dio mayor
hincapié. Terminar con la esclavitud significaba que el esclavo pasaba a ser
trabajador, dueño de su propio trabajo.
Ahora bien, Lincoln, incluso antes de ser
presidente, consideró otras conquistas sociales como parte también de los
Derechos Humanos, y entre ellas, el derecho del mundo del trabajo a controlar,
no sólo su trabajo, sino también el producto de su trabajo. El derecho de
emancipación de los esclavos transformaba al esclavo en una persona libre
asalariada, unida –según él- en lazos fraternales con los otros miembros de la
clase trabajadora, independientemente del color de su piel. Sus demandas de que
el esclavo dejara de serlo y de que el trabajador –tanto blanco como negro-
fuera el dueño, no sólo de su trabajo, sino también del producto de su trabajo,
eran igualmente revolucionarias. La emancipación de la esclavitud requería que
la persona fuera la dueña de su trabajo. La emancipación de la clase
trabajadora significaba que la clase trabajadora fuera la dueña del producto de
su trabajo. Y Lincoln demandó los dos tipos de emancipación. El segundo tipo de
emancipación, sin embargo, ni siquiera se cita en la película Lincoln. En
realidad, la ignora. Y utilizo la expresión “ignora” en lugar de “oculta”,
porque es del todo posible que los autores de la película o del libro sobre el
que se basa ni siquiera conozcan la historia real de Lincoln. La Guerra Fría en
el mundo cultural e incluso académico de EEUU (que continúa existiendo) y el
enorme dominio de lo que en allí se llama la Corporate Class (la clase de los
propietarios y gestores del gran capital) sobre la vida, no sólo económica,
sino también cívica y cultural, explica que la historia formal de EEUU que se
enseña en las escuelas y en las universidades sea muy sesgada, purificada de
cualquier contaminación ideológica procedente del movimiento obrero, sea
socialismo, comunismo o anarquismo. La gran mayoría de estudiantes
estadounidenses, incluso de las universidades más prestigiosas y conocidas, no
saben que la fiesta del 1º de Mayo, celebrada mundialmente como el Día
Internacional del Trabajo, es una fiesta en homenaje a los sindicalistas
estadounidenses que murieron en defensa de trabajar ocho horas al día (en lugar
de doce), victoria que inició tal reivindicación exitosa en la mayoría de
países del mundo. En EEUU, tal día, el 1º de Mayo, además de no ser festivo, es
el día de la Ley y el Orden -Law and Order Day- (ver el libro People’s History
of the U.S., de Howard Zinn). La historia real de EEUU es muy distinta a la
historia formal promovida por las estructuras de poder estadounidenses.
Las ignoradas y/o ocultadas simpatías de
Lincoln
Lincoln, ya cuando era miembro de la
Cámara Legislativa de su Estado de Illinois, simpatizó claramente con las
demandas socialistas del movimiento obrero, no sólo de EEUU, sino también
mundial. En realidad, Lincoln, tal como indiqué al principio del artículo,
consideraba como un Derecho Humano, el derecho del mundo del trabajo a
controlar el producto de su trabajo, postura claramente revolucionaria en aquel
periodo (y que continúa siéndolo hoy), y que ni la película ni la cultura
dominante en EEUU recuerda o conoce, convenientemente olvidada en los aparatos
ideológicos del establishment estadounidense controlados por la Corporate
Class. En realidad, Lincoln consideró que la esclavitud era el dominio máximo
del capital sobre el mundo del trabajo y su oposición a las estructuras de poder
de los Estados sureños se debía precisamente a que percibía estas estructuras
como sustentadoras de un régimen económico basado en la explotación absoluta
del mundo del trabajo. De ahí que viera la abolición de la esclavitud como la
liberación no sólo de la población negra sino de todo el mundo del trabajo,
beneficiando también a la clase trabajadora blanca, cuyo racismo él veía que
iba en contra de sus propios intereses. Lincoln también indicó que “el mundo
del trabajo antecede al capital. El capital es el fruto del trabajo, y no
hubiera existido sin el mundo del trabajo, que lo creó. El mundo del trabajo es
superior al mundo del capital y merece la mayor consideración (…) En la
situación actual el capital tiene todo el poder y hay que revertir este desequilibrio”.
Lectores de los escritos de Karl Marx, contemporáneo de Abraham Lincoln,
recordarán que algunas de estas frases eran muy semejantes a las utilizadas por
tal analista del capitalismo en su análisis de la relación capital/trabajo bajo
tal sistema económico.
Le sorprenderá a gran número de
lectores saber que los escritos de Karl Marx influenciaron a Abraham Lincoln,
tal como documenta en gran detalle John Nichols en su excelente artículo
“Reading Karl Marx with Abraham Lincoln Utopian socialists, German communists
and other republicans” publicado en Political Affairs (27/11/12), y del cual
extraigo las citas así como la mayoría de datos publicados en este artículo.
Los escritos de Karl Marx eran conocidos entre los grupos de intelectuales que
estaban profundamente insatisfechos con la situación política y económica de
EEUU, como era el caso de Lincoln. Karl Marx escribía regularmente en The New
York Tribune, el rotativo intelectual más influente en Estados Unidos en aquel
periodo. Su director Horace Greeley se consideraba un socialista y un gran
admirador de Karl Marx, al cual invitó a ser columnista de tal diario. En las
columnas de su diario incluyó gran número de activistas alemanes que habían
huido de las persecuciones ocurridas en la Alemania de aquel tiempo, una
Alemania altamente agitada, con un naciente movimiento obrero que cuestionaba
el orden económico existente. Algunos de estos inmigrantes alemanes (conocidos
en el EEUU de aquel momento como los “Republicanos Rojos”) lucharon más tarde
con las tropas federales en la Guerra Civil, dirigidos por el presidente
Lincoln.
Greeley y Lincoln eran amigos. En
realidad Greeley y su diario apoyaron desde el principio la carrera política de
Lincoln, siendo Greeley el que le aconsejó a que se presentara a la presidencia
del país. Y toda la evidencia apunta que Lincoln era un ferviente lector del
The New York Tribune. En su campaña electoral para la presidencia de EEUU
invitó a varios “republicanos rojos” a integrarse en su equipo. En realidad, ya
antes, como congresista, representante de la ciudadanía de Springfield en el
Estado de Illinois, apoyó frecuentemente los movimientos revolucionarios que
estaban ocurriendo en Europa, y muy en especial en Hungría, firmando documentos
en apoyo de tales movimientos.
Lincoln, gran amigo del mundo del trabajo
estadounidense e internacional.
Su conocimiento de las tradiciones
revolucionarias existentes en aquel periodo no era casual sino que era fruto de
sus simpatías con el movimiento obrero internacional y sus instituciones. Animó
a los trabajadores de EEUU a organizar y establecer sindicatos y continuó
haciéndolo cuando fue presidente. Y varios sindicatos le nombraron miembro
honorario. En su respuesta a los sindicatos de Nueva York subrayó “vosotros
habéis entendido mejor que nadie que la lucha para terminar con la esclavitud
es la lucha para liberar al mundo del trabajo, es decir, a liberar a todos los
trabajadores. La liberación de los esclavos en el Sur es parte de la misma
lucha por la liberación de los trabajadores en el Norte”. Y durante la campaña
electoral, el presidente Lincoln promovió la postura en contra de la esclavitud
indicando explícitamente que la liberación de los esclavos les permitiría a los
trabajadores exigir los salarios que les permitirían vivir decentemente y con
dignidad, ayudando con ello a aumentar los salarios de todos los trabajadores,
tanto negros como blancos.
Marx, y también Engels, escribieron
con entusiasmo sobre la campaña electoral de Lincoln, en un momento en que
ambos estaban preparando la Primera Internacional del Movimiento Obrero. En un
momento de las sesiones, Marx y Engels propusieron a la Internacional que
enviara una carta al presidente Lincoln felicitándolo por su actitud y postura.
En su carta, la Primera Internacional felicitaba al pueblo de EEUU y a su
presidente por, al terminar con la esclavitud, haber favorecido la liberación
de toda la clase trabajadora, no solo estadounidense, sino también la mundial.
El presidente Lincoln respondió,
agradeciendo la nota y respondiendo que valoraba el apoyo de los trabajadores
del mundo a sus políticas, en un tono cordial, que, por cierto, creó gran
alarma entre los establishments económicos, financieros y políticos a ambos
lados del Atlántico. Estaba claro, a nivel internacional que, como señaló más
tarde el dirigente socialista estadounidense Eugene Victor Debs, en su propia
campaña electoral, “Lincoln había sido un revolucionario y que por paradójico
que pudiera parecer, el Partido Republicando había tenido en su orígenes una tonalidad
roja”.
La revolución democrática que Lincoln
inició y que nunca se desarrolló.
Ni que decir tiene que ninguno de
estos datos aparece en la película Lincoln, ni son ampliamente conocidos en
EEUU. Pero, como bien señalan John Nichols y Robin Blackburn (otro autor que ha
escrito extensamente sobre Lincoln y Marx), para entender Lincoln hay que
entender el periodo y el contexto en los que él vivió. Lincoln no era un
marxista (término sobreutilizado en la literatura historiográfica y que el
propio Marx denunció) y no era su intento eliminar el capitalismo, sino
corregir el enorme desequilibrio existente en él, entre el capital y el
trabajo. Pero, no hay duda de que fue altamente influenciado por Marx y otros
pensadores socialistas, con los cuales compartió sus deseos inmediatos,
claramente simpatizando con ellos, llevando su postura a altos niveles de
radicalismo en su compromiso democrático. Es una tergiversación histórica
ignorar tales hechos, como hace la película Lincoln.
No hay duda de que Lincoln fue una
personalidad compleja con muchos claroscuros. Pero las simpatías están escritas
y bien definidas en sus discursos. Es más, los intensos debates que ocurrían en
las izquierdas europeas se reproducían también en los círculos progresistas de
EEUU. En realidad, la mayor influencia sobre Lincoln fue la de los socialistas
utópicos alemanes, muchos de los cuales se refugiaron en Illinois huyendo de la
represión europea.
El comunalismo que caracterizó a tales
socialistas influenció la concepción democrática de Lincoln, interpretando
democracia como la gobernanza de las instituciones políticas por parte del
pueblo, en el cual las clases populares eran la mayoría. Su famoso dicho (que
se ha convertido en el espléndido eslogan democrático más conocido en el mundo
–Democracy for the people, of the people and by the people- claramente señala
la imposibilidad de tener una democracia del pueblo y para el pueblo sin que
sea realizada y llevada a cabo por el mismo pueblo. De ahí que viera la
liberación de los esclavos y del mundo del trabajo como elementos esenciales de
tal democratización. Su concepto de igualdad llevaba inevitablemente un
conflicto con el dominio de tales instituciones políticas por el capital. Y la
realidad existente hoy en EEUU y que detallo en mi artículo “Lo que no se ha
dicho en los medios sobre las elecciones en EEUU” (Público, 13.11.12) es una
prueba de ello. Hoy la Corporate Class controla las instituciones políticas de
aquel país.
Últimas observaciones y un ruego
Repito que ninguna de estas realidades
aparece en la película. Spielberg no es, después de todo, Pontecorvo, y el
clima intelectual estadounidense todavía está estancado en la Guerra Fría que
le empobrece intelectualmente. “Socialismo” continúa siendo una palabra mal
vista en los círculos del establishment cultural de aquel país. Y en la tierra
de Lincoln, aquel proyecto democrático que él soñó nunca se realizó debido a la
enorme influencia del poder del capital sobre las instituciones democráticas,
influencia que ha disminuido enormemente la expresión democrática en aquel
país. Y la paradoja hiriente de la historia es que el Partido Republicano se
haya convertido en el instrumento político más agresivo hoy existente al
servicio del capital.
Por cierto, agradecería que todas las
personas que encuentren este artículo interesante lo distribuyan ampliamente,
incluyendo en su distribución a los críticos de cine, que en su promoción de la
película, seguro que no dirán nada del otro Lincoln desconocido en su propio
país (y en muchos otros, incluyendo España). A uno de los fundadores del
movimiento revolucionario democrático ni siquiera se le reconoce como tal. Su
emancipación de los esclavos es una gran victoria que hay que celebrar. Pero
Lincoln fue incluso más allá. Y de esto ni se habla.
Más sobre la película Lincoln y sobre Lincoln
Artículo de Vicenç Navarro en la columna “Pensamiento
Crítico” en el diario PÚBLICO, 29 de enero de 2013
Este artículo expande
otro artículo anterior “Lo que la película Lincoln no dice sobre Lincoln”, señalando la marcada influencia
que el movimiento socialista europeo tuvo en la evolución del pensamiento
del Presidente Lincoln.
Me
alegra constatar que la publicación de mi artículo “Lo que la película Lincoln
no dice sobre Lincoln” en Público (17.01.13) ha generado un cierto interés con
un incipiente debate sobre la influencia del pensamiento y movimiento
socialistas (en sus diversas sensibilidades, socialista, comunista o
anarquista) sobre Lincoln y la abolición de la esclavitud en EEUU. Lamento, sin
embargo, que, como era ya predecible, tal debate no haya aparecido en los
mayores medios de difusión del país. Éstos, en su discusión sobre la película
Lincoln, se han centrado en el análisis filmográfico sin explicar ni entender
el contexto de la temática de la misma. Los medios, entendidos como
espectáculo, continuamente debilitan el carácter informativo y educativo que
debería prevalecer en su producción.
La respuesta al artículo ha sido viva y
agradezco su intensidad. Pero antes de comentar tales respuestas, incluyendo,
por supuesto, las críticas, quisiera subrayar que veo méritos en el mensaje
político que la película intenta dar y que tiene que entenderse dentro del
enorme conservadurismo que caracteriza la cultura hegemónica de aquel país. Por
extraño que parezca, la llamada Guerra Civil estadounidense se ha presentado
como un conflicto entre dos bandos igualmente válidos en la moralidad de su
causa. Y le sorprenderá al lector saber que, en general, había y continúa
habiendo una gran simpatía en la última filmografía hacia la causa confederal,
vista como una causa romántica (supuestamente en defensa de la tradición y del
patriotismo) frente a los intereses federales que, con su modernización,
rompieron con la cultura de un mundo antiguo pero supuestamente mejor. La
película Lo que el viento se llevó tipifica esta visión. En realidad, tan
recientemente como el año 2003, se podía todavía ver la película Gods and
Generals, que es una defensa de la supuesta nobleza de la causa del Sur.
Desde este punto de vista, la película
Lincoln es la primera película con un presupuesto importante que claramente
adopta una postura favorable al Norte. Ahora bien, esta visión, al centrarse en
la aprobación de la Ley de la Emancipación de la Esclavitud, sin analizar el
contexto político que lo determinó, no explica porqué ocurrió aquel evento ni
cómo ocurrió. Ver (como hace la película) la aprobación de tal ley como
resultado de un politiqueo, incluyendo prácticas clientelares entre las
distintas personalidades (rasgo muy característico, por cierto de la
filmografía estadounidense) detrás de la Ley, es no entender la historia. Se
repite con ello la imagen tan extendida de que la historia la escriben los
grandes hombres (y ocasionalmente grandes mujeres), tesis más que discutible.
En realidad, más que discutible, la tesis es errónea, pues tales personajes son
voces e instrumentos de fuerzas económicas y políticas y movimientos sociales
más amplios, como el mundo del capital y del trabajo, que apenas aparecen en la
película. Incluso, centrándose en el tema de la emancipación, no se puede
entender la evolución de Lincoln (a la cual haré referencia más tarde) sin
conocer que 200.000 tropas de esclavos se unieron a las tropas federales, cuya
lucha heroica jugó un papel importante en la victoria federal. Ni sin citar el
movimiento abolicionista dentro del Partido Republicano, liderado por una
persona clave, Thaddeus Stevens, o el propio movimiento obrero, incluido el
internacional. Era precisamente durante los meses en los que ocurren los hechos
de la película cuando la 1ª Internacional se estableció, con un intercambio
epistolar entre Lincoln y Marx (al cual hice referencia en mi artículo
anterior) de enormes significados que, predeciblemente, no aparece en esta
película.
En realidad, fue el movimiento obrero de
distintos países de Europa el que apoyó el bloqueo de los puertos confederados
en contra de los deseos de los establishments económicos de tales países que sí
querían romper con aquel bloqueo argumentado (a fin de conseguir el apoyo de
sus clases trabajadoras) que romperlo significaría recibir de los Estados
confederados el algodón que se necesitaba para reavivar las economías. Tal como
señala Kevin Anderson en su interesante comentario “Spielberg’s “Lincoln”, Karl
Marx, and the Second American Revolution”, la resistencia a seguir el mandato
de los industrialistas de sus países, en favor de la victoria del Norte frente
a los esclavistas del Sur en EEUU, incluso a costa de sus propios intereses
inmediatos, ha sido uno de los actos de internacionalismo proletario más
solidarios conocidos en la historia del movimiento obrero. El que así lo vio
también fue Karl Marx, que en su columna en The New York Tribune (21 de octubre
de 1861) escribió que el pueblo inglés, francés y alemán de Europa consideraba
la causa del Norte a favor de la libertad como su propia causa, siendo su lucha
para conseguir la libertad como su propia lucha en contra de la esclavitud y en
contra de la opresión del mundo del trabajo. La llamada al fin de la esclavitud
y al desarrollo de la democracia era su causa. Y Lincoln era plenamente
consciente de que la movilización obrera estaba frenando el apoyo de los
gobiernos de los países europeos a la causa del Sur. De ahí su respuesta cálida
a la carta de apoyo de Marx y de la 1ª Internacional a su causa y al pueblo
estadounidense, respuesta también comentada en mi artículo anterior, que creó
pánico entre las burguesías de aquellos países.
Pero paso ahora a responder las aparentes
incoherencias en la postura de Lincoln. Varios comentaristas han señalado las
declaraciones de Lincoln, que en varias ocasiones se distanció claramente de
las tesis abolicionistas. En mi artículo decía ya que Lincoln había tenido
claroscuros en su biografía. Y éste era uno de ellos. Ahora bien, sin diluir la
importancia de estos hechos, también hay que constatar que el famoso discurso
en el que Lincoln, en plena campaña para el puesto de Senador de EEUU, se
desmarcó de tal postura ocurrió el 18 de septiembre de 1858. Pero Lincoln
evolucionó debido a las influencias de los propios negros que lucharon en el
lado republicano, así como los socialistas, sobre todo los utópicos, que generaron
aquel eslogan que, como indiqué en el artículo anterior, dio pie a la famosa
frase ex lincolniana del “government of the people, by the people and for the
people”. De ahí que fuera considerando más y más a los ex esclavos como parte
de este “people”, de este pueblo. En realidad, la prohibición de la esclavitud
sin compensación a los propietarios de esclavos fue la nacionalización más
profunda y más rápida que haya ocurrido en cualquier revolución. Eliminó de un
plumazo una clase social: los propietarios de esclavos. Y aunque Lincoln no
hiciera suya la causa abolicionista de que tales tierras pasaran a ser poseídas
por los esclavos, no queda claro qué hubiera ocurrido en caso de continuar su
vida como Presidente. El creciente movimiento podría haberle influenciado
todavía más y más. El único punto claro es que el que fue jefe de su gabinete
más tarde indicó que muchos en la campaña de Lincoln eran socialistas con pleno
conocimiento y aprobación del Presidente.Todo ello explica el reconocimiento
que tal Presidente ha tenido, mereciéndose la asignación de su nombre a las
Brigadas de luchadores estadounidenses a favor de la II República española,
conocidas como Brigadas Lincoln.
Una última observación. La visibilidad,
reconocimiento y concienciación de una forma de explotación viene determinada
por la movilización de las víctimas de tal explotación que hacen conscientes al
resto de la sociedad de la justicia de su causa. Marx, un luchador contra la
explotación del mundo del trabajo por parte del capital, no era consciente ni
era sensible a otra forma de explotación, la explotación de género. Las
feministas han criticado, con razón, a Marx por esta insensibilidad.
Y hace muy poco, las izquierdas europeas
eran muy poco sensibles a la explotación de las personas homosexuales, y sólo
hace unos años que ha habido tal reconocimiento. Y, todavía hoy, muchos
socialistas españoles son insensibles a la explotación que el Estado español ha
impuesto a las naciones existentes dentro de _España, negando su existencia. Abraham
Lincoln fue evolucionando y pasó de tener una repugnancia hacia la esclavitud a
reconocer a la población esclava como una población dotada de los mismos
derechos que el resto de la población. El gran defecto de la película Lincoln
es que no explica ni informa sobre las causas (es decir, el contexto político)
de tal evolución.
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