INTERVENCIÓN EN EL ESPACIO ABIERTO
FUHEM
Por JORGE RIECHMANN
- Frente al nihilismo
     contemporáneo, el ecosocialismo propugna una moral igualitaria
     basada en valores universales, arrancando en el primero de ellos:
     la dignidad humana. Más allá de la moral capitalista de poseer y consumir,
     más allá de su moral, la nuestra: vincularse y compartir. El pensador
     marxista franco-brasileño Michael Löwy, uno de los teóricos del
     ecosocialismo moderno, ha argumentado la necesidad de una ética
     ecosocialista con los siguientes rasgos: social, igualitaria,
     solidaria, democrática, radical y responsable/1.
- Frente a la deriva
     biocida de las sociedades contemporáneas, el ecosocialismo apuesta por vivir
     en esta Tierra, “haciendo las paces” con la naturaleza. El socialismo,
     como sistema social y como modo de producción (sobre la base de la
     producción industrial), se define esencialmente por las condiciones de que
     el trabajo deja de ser una mercancía, y la economía se pone al servicio de
     la satisfacción igualitaria de las necesidades humanas. El valor de uso ha
     de dominar sobre el valor de cambio: esto es, la economía ha de orientarse
     a la satisfacción de las necesidades humanas (y no a la acumulación de
     capital). El ecosocialismo añade a las condiciones anteriores la de
     sustentabilidad: modo de producción y organización social cambian para
     llegar a ser ecológicamente sostenibles. (No mercantilizar los factores de
     producción –naturaleza, trabajo y capital—, o desmercantilizarlos, es la
     orientación que un gran antropólogo económico como Karl Polanyi sugirió en La
     Gran Transformación.)
- Frente a la pérdida
     de horizonte alternativo (tanta gente que ya sólo concibe la vida humana
     como compraventa de mercancías), el ecosocialismo esanticapitalista en
     múltiples dimensiones, incluyendo la cultural, y está
     comprometido con la elaboración de una cultura alternativa “amiga de la
     Tierra”. Hablaremos de “socialismo” en el sentido propio e histórico del
     término, un socialismo radicalmente crítico del capitalismo que busca
     sustituirlo por un orden sociopolítico más justo (y hoy hay que añadir:
     que sea sustentable o sostenible). No nos referimos, por tanto, a la
     profunda degeneración de la corriente política socialdemócrata que ha
     terminado desembocando en partidos políticos nominalmente “socialistas”
     aunque practiquen políticas neoliberales.
- Frente a la tentación
     de refugiarse en los márgenes, el ecosocialismo mantiene lalucha por la
     transformación del Estado. Me impresionó, hace no mucho, un artículo
     de Ignacio Sotelo donde, tras decretar la inviabilidad de la revolución
     –“mitología decimonónica de una clase obrera supuestamente
     revolucionaria”— y también de la mera reforma –ya que “la rebelión y la
     protesta no van a cambiar el capitalismo financiero establecido”— el
     catedrático de sociología –que se supone representa de alguna manera la
     izquierda del PSOE, no lo olvidemos— concluye que “no queda otra salida
     que trasladarse a otro país –la emigración vuelve a ser el destino de
     muchos españoles– o bien encontrar acomodo en la economía alternativa,
     saliéndose del sistema”/2. Es llamativa la coincidencia de esa
     propuesta de supervivencia en los márgenes, altamente funcional al
     desorden establecido, con la tentación de una parte considerable de los
     movimiento alternativos indignados: organicémonos por nuestra cuenta al
     margen del Estado (si destruyen la sanidad pública, creemos cooperativas
     de salud autogestionadas, etc.). Frente a esa tentación, el ecosocialismo
     afirma: no renunciamos a la transformación del Estado, de manera que
     llegue a ser alguna vez de verdad social, democrático y de Derecho.
- Frente a la dictadura
     del capital que se endurece a medida que progresa la globalización, el
     ecosocialismo defiende la democracia a todos los niveles.Desmercantilizar,
     decíamos antes: y también democratizar. El ecosocialismo trata de avanzar
     hacia una sociedad donde las grandes decisiones sobre producción y consumo
     sean tomadas democráticamente por el conjunto de los ciudadanos y ciudadanas,
     de acuerdo con criterios sociales y ecológicos que se sitúen más allá de
     la competición mercantil y la búsqueda de beneficios privados/3.
- Frente al
     patriarcado, ecofeminismo crítico. Como ha señalado Alicia
     Puleo, el ecofeminismo no se reduce a una simple voluntad feminista de
     gestionar mejor los recursos naturales, sino que exige la revisión crítica
     de una serie de dualismos que subyacen a la persistencia de la desigualdad
     entre los sexos y a la actual crisis ecológica. El análisis feminista de
     las oposiciones naturaleza/ cultura, mujer/ varón, animal/ humano,
     sentimiento/ razón, materia/ espíritu, cuerpo/ alma ha mostrado el
     funcionamiento de una jerarquización que desvaloriza a las mujeres, a la
     naturaleza, a los animales no humanos, a los sentimientos y a lo corporal,
     legitimando la dominación del varón, autoidentificado con la razón y la
     cultura. El dominio tecnológico del mundo sería un último avatar de este
     pensamiento antropocéntrico (que sólo otorga valor a lo humano) y
     androcéntrico (que tiene por paradigma de lo humano a lo masculino tal
     como se ha construido social e históricamente por exclusión de las
     mujeres). La negación y el desprecio de los valores del cuidado, relegados
     a la esfera feminizada de lo doméstico, ha conducido a la humanidad a una
     carrera suicida de enfrentamientos bélicos y de destrucción del planeta.
     Un ecofeminismo no esencialista y decidido a realizar una “ilustración de
     la Ilustración”, como el que propone Alicia Puleo/4, hemos de
     considerarlo imprescindible aliado del ecosocialismo que aquí se propugna.
- Frente a la idea de
     un “capitalismo verde”, el ecosocialismo defiende que no tenemos
     buenas razones para creer en un capitalismo reconciliado con la naturaleza a
     medio/ largo plazo, aunque en el corto plazo sin duda serían posibles
     reformas ecologizadoras que permitirían básicamente “comprar tiempo” con
     estrategias de ecoeficiencia (“hacer más con menos” en lo que a nuestro
     uso de energía y materiales se refiere)/5. La razón de fondo de tal
     incompatibilidad es el carácter expansivo inherente al capitalismo, ese
     avance espasmódico que combina fases de crecimiento insostenible y
     períodos de “destrucción creativa” insoportable. Hoy ya estamos más allá
     de los límites, y por eso suelo decir que “el tema de nuestro tiempo” (o
     al menos, uno de los dos o tres “temas de nuestro tiempo” prioritarios) es
     el violento choque de las sociedades industriales contra los límites
     biofísicos del planeta. (y hoy “sociedades industriales” quiere decir: el
     tipo concreto de capitalismo financiarizado, globalizado y basado en
     combustibles fósiles que padecemos). Si se quiere en forma de consigna: marxismo
     sin productivismo, y ecologismo sin ilusiones acerca de supuestos
     “capitalismos verdes”.
- Frente a la quimera
     del crecimiento perpetuo, economía homeostática/6. Una
     economía ecosocialista rechazará los objetivos de expansión constante, de
     crecimiento perpetuo, que han caracterizado al capitalismo histórico.
     Será, por consiguiente, una steady state economy: un
     “socialismo de estado estacionario” o “socialismo homeostático”. La manera
     más breve de describirlo sería: todo se orienta a buscar lo
     suficiente en vez de perseguir siempre más. En
     los mercados capitalistas se produce, vende e invierte con el objetivo de
     maximizar los beneficios, y la rueda de la acumulación de capital no cesa
     de girar. En una economía ecosocialista se perseguiría, por el contrario,
     el equilibrio: habría que pensar en algo así como una economía de
     subsistencia modernizada, con producción industrial pero sin crecimiento
     constante de la misma.
- Frente al
     individualismo anómico y la competencia que enfrenta a todos contra todos,
     frente a la cultura “emprendedora” que convierte a cada cual en empresario
     de sí mismo presto a vender sus capacidades al mejor postor, el
     ecosocialismo defiende el bien común y los bienes comunes. Esta
     consigna apunta a priorizar los intereses colectivos (¡no solamente los de
     los seres humanos, y no solamente los de las generaciones hoy vivas!), y a
     gestionar las riquezas comunes más allá de las exigencias de rentabilidad
     del capital. Educación, sanidad, energía, agua, transportes colectivos,
     telecomunicaciones, crédito –ninguno de estos servicios básicos deberían
     ofrecerlos empresarios privados en mercados capitalistas. Tendrían que
     proveerse mediante empresas públicas y cooperativas gestionadas
     democráticamente.
- Frente a la
     fosilización dogmática, ecosocialismo es socialismo revisionista. Pero
     es que, como decía Manuel Sacristán, “todo pensamiento decente tiene que
     estar siempre en crisis”/7. Aquí también es de utilidad la
     categoría pasoliniana de empirismo herético que le
     gustaba recordar a Paco Fernández Buey. Yendo a lo nuestro: lo esencial
     del marxismo, como repetían estos grandes maestros, es el vínculo de una
     idealidad emancipatoria con el mejor conocimiento científico disponible.
     Cada elemento teórico concreto del pensamiento socialista es revisable en
     función de lo que hayamos logrado saber recientemente: lo que resulta
     irrenunciable es la moral igualitaria que aspira a acabar con el
     patriarcado y con el capitalismo.
Veinte
elementos
para un
programa de transición poscapitalista
En cierto
momento de El socialismo puede llegar sólo en bicicleta (Los
Libros de la Catarata, Madrid 2012), hacia el final del capítulo 8, me atreví a
esbozar lo que podrían ser líneas maestras de un “programa de transición”. Lo completo y actualizo aquí.
- Reforma ecológica de
     la Contabilidad Nacional, para disponer de indicadores
     adecuados que permitan evaluar la economía en su comportamiento biofísico
     (más allá de la esfera del valor monetario).
- Socialización del
     sistema de crédito. Banca pública
     fuerte que canalice la inversión necesaria para la transición
     económico-ecológica.
- Entre los mecanismos
     más interesantes para la planificación indirecta no burocrática de
     la inversión en economías con sectores de mercado importantes se
     hallan los descuentos y recargos en los tipos de interés. La
     banca pública presta dinero a las empresas con ciertos descuentos o
     recargos en el tipo de interés, decididos para cada sector de
     bienes de consumo en función de criterios sociales y ecológicos.
- Reforma fiscal
     ecológica, para “internalizar” una parte de los
     costes externos que hoy provoca nuestro insostenible modelo de producción
     y consumo. La figura central sería un fuerte ecoimpuesto sobre los
     combustibles fósiles. Se haría en el marco de una
- Distribución más
     igualitaria de la riqueza y los ingresos. “Nuevo
     contrato fiscal” que globalmente aumentaría la tributación
     de las rentas altas y del capital, y pondría más recursos en el sector
     público (y desde luego eliminaría los paraísos fiscales).
- Intensa reducción
     de las disparidades salariales.
- Reducción del tiempo
     de trabajo, de manera que se pueda disfrutar
     de mucho más ocio (entendido no como consumismo en el tiempo
     libre, sino comoactividades autotélicas –aquellas que se
     buscan por sí mismas, no como medio para otros fines—, que son una de las
     claves principales de la vida buena)…
- …y buscando las
     condiciones para que la reducción del tiempo de trabajo se traduzca en
     nuevo empleo (ello dista de ser automático). El pleno empleovolvería
     a ser un objetivo esencial de las políticas económicas. Trabajar
     menos(solidaridad social) y consumir menos bienes destructores
     de recursos escasos(solidaridad internacional e intergeneracional) para
     trabajar todos y todas, y consumir de otra forma.
- Políticas activas de
     empleo; formación continuada a lo largo de toda la vida laboral; sistemas
     renovados de recalificación profesional.
- “Tercer sector” de
     utilidad social, semipúblico, para atender a las demandas insatisfechas (por ejemplo las que
     se refieren a la “crisis del cuidado”).
- “Segunda nómina”
     que el Estado abonaría a los asalariados que no trabajasen a jornada
     completa o lo hicieran por debajo de un salario mínimo decente.
- Fiscalidad sobre el
     consumo lujoso, ya sea por medio de
     impuestos sobre el gasto (tipos impositivos crecientes por encima de
     cierto nivel de gasto), ya mediante tipos altos de IVA a los bienes de
     lujo.
- Estrategia de fomento
     de los consumos colectivos para mantener un alto nivel de
     satisfacción de necesidades con mucho menor impacto ambiental.
- Provisión de bienes
     y servicios públicos de calidad por parte de un sector de la economía
     socializado: energía, transporte, comunicaciones, vivienda, sanidad,
     educación...
- Infraestructuras para
     la sustentabilidad: energías
     renovables, transporte colectivo, ciudades y pueblos sostenibles...
- Fuertes restricciones
     a la publicidad comercial. Para empezar, una
     reforma impositiva: no permitir a las compañías declarar la publicidad
     como gastos de empresa desgravables.
- Reducción de la
     escala física de la economía hasta los
     límites de sustentabilidad. Economía “de estado estacionario” en ese
     sentido (no necesariamente en cuanto a la “creación de valor”). Yo
     prefiero la expresióneconomía homeostática, una economía
     dinámica que deja de expandirse materialmente (y estabiliza su “flujo
     metabólico” de materiales y energía en niveles de sustentabilidad).
- Aplicación del principio
     de biomímesis (reconstruir los sistemas humanos imitando algunos
     rasgos importantes de los sistemas naturales, de forma que los primeros
     sean más compatibles con los segundos), generalizando estrategias que ya
     han dado sus frutos en algunos sectores y disciplinas (agroecología,
     química verde, ecología industrial, etc.)
- Estrategia de ecoeficiencia.
- Desglobalizar y
     relocalizar lo esencial de la
     producción.
11/02/2013
Notas
1/ Michael Löwy, Ecosocialismo. La alternativa
radical a la catástrofe ecológica capitalista, Ediciones
Herramienta/Editorial El Colectivo, Buenos Aires 2011, capítulo 5: “Para una
ética ecosocialista”. Ahora el libro se ha publicado también en España (ed.
Biblioteca Nueva 2012).
2/ Con más detalle: “Después de un tramo más o menos largo
de protestas, incluso con algunas acciones brillantes que logren llamar la
atención, pero sin resultados palpables, los caídos en el mayor desamparo
tendrán que buscar la forma de subsistir, bien al margen de la ley –aumento de
la criminalidad agresiva, acudiendo al engaño y la estafa, o refugiándose en la
economía sumergida– o bien, recurriendo a las propias fuerzas, con nuevas
formas solidarias de intercambio que llevan a cabo los ‘autónomos de
supervivencia’, una nueva categoría que habrá que establecer. Junto a la
economía formal, se irá desarrollado una paralela, basada en cooperativas de
crédito, de producción y consumo, o simplemente en el trueque de bienes y
servicios, en definitiva, una ‘economía social y solidaria’, que desde el
interior del sistema, vaya creando redes alternativas que resultan eficaces
gracias a los modernos medios de comunicación. A muchos no les quedará otra
salida que resistir en un sistema paralelo de producir, intercambiar y
consumir, incluso utilizando una moneda propia, por rechazo a la oficial al
servicio de un capitalismo financiero meramente especulativo.” Ignacio Sotelo,
“La reacción social”, El País, 3 de diciembre de 2012. Puede
consultarse enhttp://elpais.com/elpais/2012/10/31/opinion/1351709920_121415.html
3/ Como escribe Michael Löwy, “en tanto que las decisiones
económicas y las elecciones productivas continúen en manos de una oligarquía de
capitalistas, banqueros y tecnócratas —o, en el desaparecido sistema de
economías controladas por el Estado, de una burocracia ajena a todo control
democrático— nunca dejaremos el ciclo infernal del productivismo, de la
explotación de los trabajadores y de la destrucción del medio ambiente. La
democratización de la economía —que implica la socialización de las fuerzas
productivas— significa que las decisiones importantes en la producción y la
distribución no se toman por “los mercados” o un politburó, sino por la propia
sociedad, después de un debate democrático y pluralista, en el que se opongan
las propuestas y opciones diferentes. Es, claramente, la condición necesaria
para la introducción de otra lógica socio-económica, y de otra relación con la
naturaleza.” Löwy, Ecosocialismo. La alternativa radical a la
catástrofe ecológica capitalista, Ediciones Herramienta/Editorial El
Colectivo, Buenos Aires 2011, p. 91-92.
4/ Alicia Puleo, Ecofeminismo, Cátedra,
Madrid 2011.
5/ Tal es la perspectiva de los sectores capitalistas
“ecoilustrados” –por desgracia, no demasiado poderosos en la dinámica global—
que trabajan con la perspectiva estratégica de “desacoplar” el crecimiento
económico de la sobreexplotación del planeta y sus recursos naturales. Esta
perspectiva es miope cuando no engañosa, como he tratado de mostrar en algunos
pasos de El socialismo puede llegar sólo en bicicleta y en
otros lugares (por ejemplo en “Eficiencia y suficiencia”, capítulo 4 deBiomímesis,
uno de los cinco volúmenes que integran mi “pentalogía de la autocontención”).
6/ Propongo la expresión “economía homeostática” como
traducción de una importante expresión en lengua inglesa, steady-state
economics, que suele traducirse por “economía de estado estacionario” (con
connotaciones de estancamiento que en realidad no hacen justicia al concepto).
7/ Francisco Fernández Buey y Salvador López Arnal (eds.), De
la primavera de Praga al marxismo ecologista. Entrevistas con Manuel Sacristán, Los
Libros de la Catarata, Madrid 2004, p. 203.
 De la  Web Viento Sur

 
No hay comentarios:
Publicar un comentario