viernes, 19 de octubre de 2012

La ocupación y el después, una canción por Carlos Braverman


La violencia en los Territorios Ocupados no es diferente a otras violencias, no difiere de ninguna otra ocupación. No conozco ocupaciones morales prolongadas en el tiempo y que no distorsionen las conductas y enfermen a las sociedades ocupantes. La ocupación deshumaniza, se puede llegar a hablar de hechos aberrantes con total naturalidad, con el agravante que mucha gente no quiere escuchar, ni pensar en el tema y menos ver. Las ONGs organizamos recorridos y encuentros para esos fines, entre otras acciones que llevamos a cabo. Esta deshumanización ocurre sin que el actor se aperciba de ella. Avanza sola, insidiosa, gradual e inexorablemente. No pongo en duda la necesidad de la seguridad, ni profundizo un conflicto de 120 años. Me detengo en un aspecto que atañe a la salud de todos. De los palestinos y de los israelíes. Se cuenta que  1948, en medio de la Guerra de la Independencia, el poeta Nathan Alterman escribió una canción sobre a los soldados israelíes, que se excedían en  sus acciones más allá de lo racional en estas circunstancias. El primer ministro Ben Gurión ordenó que una copia del poema de Alterman se enviará a todos los soldados para que se enteraran de la cuestión y ordenó medidas en el momento. 
Hace unas semanas el cantante Izhar Ashdot lanzó un tema en su nuevo álbum, "Habitual" se llama, escrito por su esposa Alona Kimhi. Da cuenta de lo que un policía de frontera registra habitualmente en su quehacer, no la transcribo completa pero sí textualmente los conceptos, algunos de ellos solamente: "aprender a matar es una cuestión de impulso, es empezar poco a poco y luego sigue... Al principio es sólo un ejercicio, golpear con  la culata en la puerta, los niños y  la familia sorprendida y asustada ... Corazón palpitante, miedo, sabe que  en el futuro será más fácil. No es un hombre, no una mujer, son sólo objetos, sólo una sombra. Aprender a matar es una cuestión de costumbre... Aprender crueldad es una cuestión de impulso, se inicia en forma reducida  y luego aumenta. Cada niño es un hombre, las victorias son codiciosas. Los brazos, las piernas traseras la diferencia. "El comandante, Yaron Dekel, a cargo de la Radio del Ejército Galai Tzahal- no permitió tocar la canción en la estación " porque su contenido daña la moral de los soldados de las FDI que sacrificaron sus vidas por la seguridad del Estado ", declaró. Siguió un camino contrario al que entonces prefirió Ben Gurión. El primer jefe de gobierno no era precisamente muy permeable a las críticas, pero ante esta situación similar extrema, actuó pertinentemente. Más allá de lo que Alona Kimhi describe sobre el accionar en Hebrón y aledaños, y lo que no quiere ver la sociedad israelí en términos generales, es verdad ahora la sospecha del comandante a cargo de Galei Tzahal,  la canción se convirtió en una amenaza. Todos sabemos que prohibir crea tentaciones y ésta llamará la atención. Por otra parte es la hora de dejar de vivir en una fortaleza, colgar la armadura y darse cuenta que adentro si todavía está, habita un ser humano al que debemos venerar. Para ello hay ciertas obligaciones que son compatibles con nuestra seguridad.




*Carlos Braverman (Israel): Politólogo y Psicólogo, miembro de la Asociación de Derechos Civiles de Israel. Militante por la coexistencia judeo-árabe y un camino alternativo a la globalización neo-liberal. Miembro del Partido Meretz (Partido Socialista de Israel - Tel Aviv). Presidente del Instituto Campos Abiertos (Investigaciones en Ciencias Políticas).Derechos reservados: Instituto Campos Israel ISBN963-03- 0316- 2 מסת"ב

No hay comentarios:

Publicar un comentario