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Por Elena Laporta
De Feminicidio.net
Fecha:5/3/12
Rosa Cobo es profesora titular de Sociología del Género en la Universidad de A Coruña, donde también dirigió el Máster de Género y Políticas de Igualdad, así como el Seminario Interdisciplinar de Estudios Feministas. Ha sido asesora en el desaparecido Ministerio de Igualdad, así como en el Ministerio de Educación y Ciencia desde la Unidad de Mujeres y Ciencia de la Secretaría General de Política Científica y Tecnológica.
De Feminicidio.net
Fecha:5/3/12
Rosa Cobo es profesora titular de Sociología del Género en la Universidad de A Coruña, donde también dirigió el Máster de Género y Políticas de Igualdad, así como el Seminario Interdisciplinar de Estudios Feministas. Ha sido asesora en el desaparecido Ministerio de Igualdad, así como en el Ministerio de Educación y Ciencia desde la Unidad de Mujeres y Ciencia de la Secretaría General de Política Científica y Tecnológica.
Cobo participó
en el curso “Feminicidio y conflictos armados: verdad, justicia y reparación
contra la impunidad”, celebrado a finales de febrero en La Casa Encendida. La
profesora intervino en la parte privada del evento, en la que participaron unas
60 personas. Su ponencia versó sobre la “Política sexual y la violencia extrema
contra las mujeres”, con el objetivo de ofrecer una metaexplicación sobre la
violencia contra las mujeres en un escenario de violencia actual marcado por el
neoliberalismo y el patriarcado, que han generado nuevas formas de violencia
contra las mujeres. Según Cobo, estas nuevas violencias persiguen que las
mujeres vuelvan a ocupar los espacios que el patriarcado les había asignado. El
avance que han experimentado las mujeres durante las dos últimas décadas ha
hecho que aparezcan nuevas respuestas que califica de misóginas.
Preguntamos a
Rosa Cobo sobre el feminicidio: el concepto y definición, su presencia en
conflictos armados, las alarmantes cifras de feminicidios que tiene
Latinoamérica, su incidencia en Europa. Pero también hablamos con ella sobre el
capitalismo y el papel que la mujer desarrolla en este momento histórico.
- Se dice que el feminicidio es aún una
categoría en construcción. ¿Cuál es su posición a este respecto?
- El
feminicidio es un concepto acuñado por la teoría feminista para dar cuenta de
una realidad que existe en diversos contextos y en distintas sociedades. De ahí
la utilidad de esta categoría, pues visibiliza un tipo de violencia contra las
mujeres que no había sido identificada desde el punto de vista analítico y
desde el punto de vista político.
El feminicidio
es un tipo de violencia sexual contra las mujeres, que además suele ir
acompañada de ensañamiento y tortura. Al mismo tiempo, este tipo de violencia
suele estar despersonalizada, pues los agresores no suelen conocer a las
víctimas, simplemente las agreden y asesinan porque son mujeres y porque
obtienen alguna utilidad al hacerlo.
En situaciones
de conflicto armado, además, las violaciones, torturas y asesinatos tienen el
objetivo de destruir el tejido social de las comunidades del enemigo. Las
mujeres son consideradas los objetos transaccionales de las luchas entre los
varones de los dos bandos. En la medida en que ellas representan simbólicamente
una propiedad indiscutible de los varones, torturarlas y matarlas tiene como
objetivo destruir una propiedad fundamental de esos varones, quebrar la propia
comunidad y romper el pacto sexual que establecía que cada varón sería el dueño
incuestionado de una mujer.
- A nivel internacional se habla más de la
existencia de feminicidios en países como Guatemala o México. ¿Considera que
existen feminicidios en España o en Europa?
- Creo que
objetivamente existen feminicidios en los países europeos, pues cada vez que se
asesina a una mujer tras haber ejercido contra ella violencia sexual, tortura,
ensañamiento y despersonalización estamos ante un feminicidio. Desde este punto
de vista, yo no estaría de acuerdo en denominar feminicidio a los asesinatos de
mujeres por parte de varones en el contexto de una relación de pareja. Ahora
bien, si nos atenemos a las características anteriormente descritas podemos
decir, sin duda, que existen feminicidios en los países del tercio rico del
mundo.
En cuanto a
España, es evidente que el concepto no está asentado. Probablemente, al ser el
feminicidio una realidad mucho menos significativa cuantitativamente en nuestro
país, el feminismo no ha sentido la necesidad de darle un nombre y quizá por
eso no se ha apropiado de este concepto.
HACIA LA CATEGORIZACIÓN JURÍDICA
INTERNACIONAL DEL FEMINICIDIO
- ¿Considera necesario tipificar
internacionalmente el feminicidio?
- El
feminicidio es una categoría útil para el análisis feminista y para la práctica
política, pero sería una categoría mucho menos eficaz si no se tradujese en un
tipo penal. Las violencias extremas contra las mujeres deben ser penalizadas y
las sociedades deben tomar conciencia que esas brutales agresiones merecen
castigo.
- ¿Cómo afecta la crisis global del
capitalismo en la violencia contra las mujeres?
- No estoy
segura de que debamos hablar de crisis del capitalismo, más bien debería
hablarse de crisis de los Estados y particularmente, de crisis inducida de los
Estados de Bienestar. El capitalismo está pasando por su mejor momento
histórico pues ha logrado deshacerse de las políticas de redistribución
keynesiana que se impusieron tras la Segunda Guerra Mundial. La voracidad del
capitalismo neoliberal está comenzando a quebrar la propia idea de sujeto, pues
el sujeto de la Modernidad se caracterizaba por tener más derechos que
obligaciones; ahora está teniendo lugar el proceso contrario: los derechos se reducen
y las obligaciones aumentan.
En esta
situación, quienes tienen los derechos menos consolidados, como las mujeres,
son quienes tienen que soportar mayores obligaciones, así como una reducción de
derechos y recursos. Las mujeres son mayoría entre los salarios de pobreza, el
trabajo a tiempo parcial, el trabajo sumergido… Estos elementos hacen a las
mujeres más vulnerables frente a la violencia de los sectores dominantes de la
sociedad, que en este caso son los varones.
Por otra
parte, la crisis del Estado favorece los climas de inseguridad y abre puertas a
la impunidad.
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