domingo, 14 de octubre de 2012

El retorno de Olmert por Carlos Braverman



Las próximas elecciones en Israel plantean varios problemas para analizar. Diría yo que la falta de liderazgos atractivos, la carencia de programas partidarios novedosos y la ausencia de propuestas viables para instrumentarlos, van de la mano con la ausencia de interés en el electorado por los temas de la cosa pública. Sumemos a ello la paupérrima participación ciudadana que el país exige.
No estoy contando algo muy distinto a latitudes diferentes que afrontan problemas similares, pero me preocupa en especial pues sucede en mi país.
Hoy por hoy, tenemos dos encuestas razonablemente confiables sobre los futuros comicios, que arrojarían en promedio las siguientes cifras en escaños para las principales formaciones sobre los 120 en disputa: 29 Likud, Kadima 7, Israel Beitenu 13, Yesh Atid (Yair Lapid) 17, Laborismo 18.
Todos conocen mis opiniones sobre el declive de la democracia, las actitudes excluyentes en la sociedad, la alta concentración económica y la desigualdad que generan estos oligopolios, la necesidad de poner fin al incremento de la colonización y como es obvio, terminar con la ocupación.
Entonces estaremos de acuerdo que el desafío es grande y las metas deben ser ambiciosas, pues un campo  progresista frente a otro partidario del  statu quo, exige del primero, esfuerzo y agudeza dignos de una proeza.
Sin embargo una encuesta dice que los líderes mejor valorados para el cargo de primer ministro son en este orden: Netanyahu 51%, Livni 28%, Lieberman 17% y Yejimovich del Laborismo 4%.
La labor de Netanyahu está exenta en estas líneas de comentarios ya que es conocida, sobre Livni vale la pena decir que no supo ser líder de la oposición. No dio orientación a su partido que se deslizó bien hacia la derecha y presentó las más increíbles propuestas de leyes antidemocráticas. Partió Livni con una pésima estrategia poselectoral en los comicios anteriores, que arrojaron como resultado la coalición gobernante y terminó su ciclo en Kadima, perdiendo las internas frente a Mofaz. Hoy ya está pensando en regresar al ruedo político sobre la base de otra formación poco conocida y fracasada en su momento. Lieberman es el abanderado de lo peor, convoca lo indecible en todo sentido del término y su grotesco paso por la cancillería será muy recordado. Yejimovich levanta la bandera de la justicia social pero no dice una sola palabra de la ocupación.
Piensa que así será la abanderada de una peculiar izquierda que poniendo énfasis en los asuntos sociales e ignorando la ocupación, podría atraer votos del campo derechista alineados allí únicamente por temas territoriales y ampliando así su autodenominada propuesta de izquierda.
La novedad espeluznante es el posible retorno de Olmert, se cree que es el único que puede enfrentar a Netanyahu y que lo haría con serias posibilidades de ganarle terreno, lo intentará desde Kadima. Hasta el actual líder de la formación, Shaul Mofaz, estaría dispuesto a presentarse en segundo lugar, si este siniestro personaje acepta el reto. La hipótesis sería que puede liderar un bloque de centro-izquierda, donde los candidatos antes descriptos y sus formaciones, no la de Lieberman, pero sí con la del advenedizo Lapid, se embarcarían en esta empresa. Sí, leyó bien, escribí centro-izquierda, no se puede creer, pero es lo que se postula. Ehud Olmert está condenado por abuso de poder. Fue absuelto en otros dos casos, pero su conducta fue descrita en términos poco loables por el mismo tribunal que lo exoneró, también Olmert está siendo juzgado por corrupción  en temas de bienes raíces, en el caso Holyland. Recordemos su gestión de la Guerra del Líbano II y el manejo de la situación generada por Hamás desde Gaza que arrojó como resultado la Operación Plomo Fundido. Ambas situaciones exigían acciones,  que terminaron aislando aún más a Israel con sus pésimas gestiones. Las consecuencias internas de Líbano II aún se hacen sentir.
Esta novedad, más las estadísticas que comenté y el cuadro que expuse, hablan de síntomas muy graves y serios. Pensemos que una importante franja de la población aceptaría a este personaje, junto con los valores rutilantes que lo acompañarían, para buscar un cambio al actual gobierno. El cuadro es
delicado y necesita una propedéutica clínica relevante. O sea inspeccionar, reconocer y clasificar los signos relevantes de los irrelevantes antes de formular un juicio clínico con un diagnóstico adecuado. Lo necesitamos.
Para el valiente, el futuro es sinónimo de oportunidad y no tenemos con este cuadro más remedio que ser valientes, porque necesitamos esa oportunidad.
*Carlos Braverman (Israel): Politólogo y Psicólogo, miembro de la Asociación de Derechos Civiles de Israel. Militante por la coexistencia judeo-árabe y un camino alternativo a la globalización neo-liberal. Miembro del Partido Meretz (Partido Socialista de Israel - Tel Aviv). Presidente del Instituto Campos Abiertos (Investigaciones en Ciencias Políticas).
Derechos reservados: Instituto Campos Israel ISBN963-03- 0316- 2
מסת"ב

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