La propuesta es un Israel para todos los israelíes, un Israel para todos sus ciudadanos. Para los electores que llevan en sus corazones los valores de la izquierda: paz, justicia, igualdad, democracia, derechos humanos para todos, feminismo, protección del medio ambiente, separación entre estado y religión. Hablo de una izquierda renovada que defina un nuevo modelo del Estado de Israel, con una sociedad civil participativa. Soy un israelí postsionista, no antisionista.
lunes, 28 de febrero de 2011
DÍA INTERNACIONAL DE LA LUCHA CAMPESINA: 17 DE ABRIL
¡Enterremos el sistema alimentario industrial!
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¡La agricultura campesina puede alimentar al mundo!
La agricultura industrial dominante ha fracasado. Las promesas de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de 1996, reflejadas en el objetivo de desarrollo del milenio de reducir el hambre para 2015, no van a cumplirse.
En la actualidad el hambre y la inseguridad alimentaria están aumentando. Unos mil millones de personas padecen hambre, otros mil millones sufren desnutrición—carencia de importantes vitaminas y minerales—y sin embargo otros mil millones están sobrealimentados. ¡Un sistema alimentario global = 3 mil millones de víctimas !Las políticas alimentarias puestas en práctica durante los últimos 20 años han perjudicado enormemente a la agricultura campesina, que sin embargo sigue alimentando a más del 70% de la población mundial.
La tierra, las semillas y el agua se han privatizado y se han cedido a la agroindustria. Esto ha forzado a los miembros de las comunidades rurales a emigrar a las ciudades, dejando atrás tierras fértiles, que son explotadas por multinacionales para producir agrocombustibles, biomasa o alimentos destinados a los consumidores de los países ricos.
Las políticas neoliberales se basan en la asunción de que la mano invisible del mercado repartirá el pastel de forma eficaz y justa. Y en Davos este año, los gobiernos del mundo hablaron de concluir la Ronda de Doha de la OMC en julio de 2011, precisamente para evitar al mundo futuras crisis alimentarias recurrentes. En realidad la actual crisis alimentaria, endémica, muestra que una mayor liberalización de los mercados no ayuda a alimentar al mundo, sino que acrecienta el hambre y expulsa a los campesinos de las tierras, de modo que los gobiernos se equivocan.
Lo que ha ocurrido es que los alimentos han entrado de forma masiva en mercados especulativos, sobre todo desde 2007. En dichos mercados los productos alimentarios son mercancías en las que los inversores pueden de pronto depositar o retirar miles de millones, inflando burbujas que después revientan, diseminando miseria. Los precios de los alimentos son altos, están fuera del alcance de los consumidores pobres, pero a los pequeños productores se les pagan precios bajos, haciéndolos cada vez más pobres. Los grandes comerciantes, los supermercados y los especuladores continúan engrosando sus beneficios a costa del hambre de otros.
Ha llegado el momento de cambiar radicalmente el sistema alimentario industrial. La Vía Campesina, movimiento que representa a más de 200 millones de pequeños productores en todo el mundo - hombres y mujeres - propone la soberanía alimentaria como una forma eficaz y justa de producción y distribución de los alimentos en todas las comunidades, todas las provincias, todos los países.
Poner en práctica la soberanía alimentaria significa defender la agricultura a pequeña escala, la agroecología y la producción local en todo el globo cuando es posible. Requiere que los gobiernos apoyen este nuevo paradigma dando a los campesinos acceso a la tierra, al agua, a las semillas, a créditos y a la educación, protegiéndolos de importaciones baratas, creando stocks públicos o propiedad de los campesinos y gestionando la producción.
La soberanía alimentaria supondría dar una forma de sustento a miles de millones de personas y reduciría la pobreza, que es en su mayor parte un fenómeno rural. En la actualidad, de los mil cuatrocientos millones de personas que viven en condiciones de pobreza extrema en los países en desarrollo, el 75 por ciento viven y trabajan en zonas rurales.
La producción local de los alimentos y la venta directa de los productores a los consumidores garantiza que los alimentos permanezcan al margen del juego capitalista del monopolio. Así están menos sometidos a la especulación. Además, la agricultura sostenible permite la regeneración del suelo y del medio ambiente, preservando la biodiversidad y la salud humana. Se adapta mejor al cambio climático y ayuda a frenar el calentamiento global.
Esto es lo que defenderá La Vía Campesina durante las reuniones del Banco Mundial-FMI en abril y la cumbre del G20 sobre agricultura en junio, y del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial en octubre, y de la cumbre de la OMC en diciembre de 2011.
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