miércoles, 2 de febrero de 2011

Cambios en el Magreb y Medio Oriente, añorar el pasado es correr tras el viento por Carlos Braverman


Los acontecimientos en la zona toman un ritmo ágil y diverso que exige una mirada aguda, de la cual entiendo nuestro actual gobierno carece y no sólo él sino también el establishment que lo acompaña.
Pero las reglas de juego están cambiando dramáticamente en los países árabes, el debilitamiento de sus autarquías junto al sufrimiento popular transforman la acción directa de los pueblos vecinos en un acto de gran influencia.
Los movimientos civiles se hacen cargo de la agenda política en Egipto, Jordania, Siria y por qué no pronto en la Autoridad Palestina, ya no están dispuestos a dar libertad de acción sin fin a sus dirigentes en la política, la economía o la política exterior. Se trata de un público que entiende que llegó la hora de una etapa distinta.
Hablamos de un nuevo orden que se espera en toda la región y que la moverá hacia esquemas de gobierno distintos, que no necesariamente tendrán como guía el extremismo fundamentalista islámico y para eso se necesita de la mejor comprensión y racionalidad de occidente y nuestro gobierno lo debe acompañar.
La administración de Netanyahu refleja su apego al statu quo y su instintiva aversión a cualquier cambio en el Oriente Medio que afecte su política exterior. Los dirigentes israelíes que integran la actual coalición y la mayoría de los que recientemente la abandonaron, subestimaron a las fuerzas que buscaban un cambio en la zona.
Esta opinión llevó a Israel a hacer caso omiso de los ciudadanos de los países vecinos, viéndolos como carentes de influencia política en el mejor de los casos y elementos hostiles que odian inevitablemente a Israel en el peor de los casos, esto se tradujo además como "no hay un socio con quien hablar" y la amistad con escleróticos regímenes que supuestamente son seguros diques al fundametalismo islámico. Israel no muestra ningún interés en la lengua, la cultura y la opinión pública de su entorno inmediato. Su integración en el Medio Oriente parece aún algo trivial, si no una fantasía francamente perjudicial. Como resultado, Israel nunca estará preparado para los cambios que están ocurriendo en estos países y redimensionan el Oriente Medio y el Magreb.
La revolución en Túnez y la caída próxima del gobierno egipcio, exige un cambio en la manera que nuestros gobernantes ven el orden regional y el lugar de Israel en él, debe adaptarse nuestro país a una realidad en la que los ciudadanos de los estados árabes influyen en la trayectoria del desarrollo de sus países. Entendamos que las alianzas regionales cambiarán junto a las subregionales a la vez que sus lazos con Occidente, Israel entonces ya no será el único interlocutor válido o por lo menos el más privilegiado y caprichoso.
Ha llegado el momento de comenzar a prepararse para un nuevo orden regional. En lugar de aferrarse al viejo orden, el colapso de él, Netanyahu debe buscar acuerdos de paz con los palestinos y con Siria a fin de hacer de Israel un vecino más bienvenido y deseable.
No me olvido que tenemos una agenda pendiente activa en el frente interno que lejos de agotarla no comenzamos con ella.
O sumamos democracia en nuestro frente interno para contener la oleada anti-democrática interna que tiene el peor color McCarthysta y nos ponemos a tono con el mapa político regional que comienza a surgir, o nos sentamos para ver como se desvanecen nuestros mejores valores secuestrados por una pléyade de ineficaces fanáticos que entrampan hasta la propia derecha supuestamente no extremista en actos sumamente irracionales. Son fanáticos del pasado y como tales oscurantistas, que no lo interpretan correctamente y lo moldean según sus propósitos, pero sí saben con certeza como asesinar nuestro futuro y condenar a las próximas generaciones. Añorar el pasado es correr tras el viento dice un proverbio Ruso.
*Carlos Braverman (Israel): Politólogo y Psicólogo, miembro de la Asociación de Derechos Civiles de Israel. Activista por una coexistencia judéo-árabe mutuamente justa y el altermundialismo. Miembro del Partido Meretz (Partido Socialista de Israel - Tel Aviv).
Presidente del Instituto Campos Abiertos (Investigaciones en Ciencias Políticas).

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