lunes, 3 de enero de 2011

El antídoto contra el racismo israelí, nosotros los demócratas de Israel por Carlos Braverman


El pasado miércoles, 29 de diciembre una algarabía estalló en la entrada de Yad Vashem, el museo en memoria del Holocausto y de sus Mártires en Jerusalén. Un grupo de mujeres palestinas (de Hebrón, Nablus y Belén), miembros del Foro de Familias de las Víctimas israelíes y palestinas, había venido a visitar el museo. Esta es su primera visita a Israel, es la culminación de la discusión sobre "Entender las Narrativas" con sus homólogos israelíes.
Esta actividad es parte de nuestra lucha contra el racismo, que se expresa en ejemplos como: la carta de las esposas de los rabinos con "la promoción de la pureza racial -" No salgas con los gentiles ", la convocatoria de los asesinatos selectivos por el parlamentario Yaakov Katz - "Francotiradores que acechen y disparen balas en las cabezas de los beduinos que traen las caravanas de infiltrados", el aliento del parlamentario Otniel Schneller - "Antes de la inmigración rusa, no había ningún problema del alcohol al volante"; y la unidad de reconocimiento contra el plan de estudios de Im Tirtzu que vuelve a amenazar la Universidad Ben Gurión, esta vez con una petición al Tribunal Superior de Justicia en aras del McCarthysmo.
Hay quienes han afirmado durante mucho tiempo que estos y otros fenómenos son el prólogo en Israel a las Leyes de Nüremberg y que por lo tanto, es justo comparar a Alemania en la víspera de la llegada de Hitler al poder y nuestra situación aquí y ahora. Es erróneo, nuestra situación es complicada pero tenemos combatientes valientes por la democracia y los derechos civiles, patriotas dispuestos a dar lo mejor de sí y una sociedad dispuesta ahora a seguirlos. Las mayorías populares dicen basta y las manifestaciones se multiplican. Los ciudadanos quieren hacer oír su voz y dicen no, gritan “Racist to go”
En la residencia presidencial hubo un presidente que fue sentenciado por violador común y la democracia funcionó, varios funcionarios están sentenciados por otros ilícitos y la Fiscalía del Estado trabaja bien en consonancia con organizaciones de la sociedad civil. El camino es posible y la lucha es factible y tiene asegurado un final digno y propio de los esfuerzos de abnegados combatientes de la democracia y el estado de derecho. Creo que en muchas democracias de occidente no se puede exhibir un caso así frente a corrupciones fabulosas en montos billonarios, que aparte dañan la salud física y moral de la ciudadanía y comprometen el futuro de los pueblos. Muchos de estos delincuentes son liberados de culpa y por medio de artilugios aún más corruptos, hasta son candidatos nuevamente a distintos puestos públicos con grandes chances de éxito. La mediocracia mediática se hace cómplice de cohecho y empuja la carrera hacia la degradación.
¿Es una jueza árabe cristiana que se sienta en un Tribunal de Distrito de Tel Aviv buena o mala y en todo caso por qué? Me refiero a la jueza que leyó la resolución del tribunal que presidió y condenó a Katzav. La respuesta sería interesante escucharla de los racistas, después de todo, el mar es el mismo mar para toda la población. Se los cuento como protagonista, pues soy parte del proceso de antidotismo contra el racismo local y reconozco que no soy muy digerible en ciertos ámbitos, galardón que exhibo con orgullo.

*Carlos Braverman (Israel): Politólogo y Psicólogo, miembro de la Asociación de Derechos Civiles de Israel. Activista por una coexistencia judeo-árabe mutuamente justa y el altermundialismo. Miembro del Partido Meretz (Partido Socialista de Israel - Tel Aviv). Presidente del Instituto Campos Abiertos (Investigaciones en Ciencias Políticas).
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