DAVID HARVEY
GEÓGRAFO Y ANTROPÓLOGO
La segunda parte de la entrevista al geógrafo David Harvey comienza en China y su desarrollo plagado de ciudades vacías para aterrizar en algunas experiencias de organización novedosas de la fuerza de trabajo en EE UU.
VINCE EMANUELE. Presentador
del programa radiofónico Veterans Unplugged
Tú hablas
sobre la distribución geográfica de las crisis económicas. Específicamente,
cómo las crisis se extienden de una parte del globo a la otra. Mencionas que la
gente no se debería haber sorprendido por el colapso económico de 2008. Por
ejemplo, ahora tenemos crisis económicas en la zona UE y Norteamérica, pero tú
mencionas un crecimiento explosivo del PIB en Turquía y varias partes de Asia.
También mencionas una paradoja: por ejemplo, con China, mientras han atravesado
un tremendo proceso de urbanización durante los últimos 20 años, esos mismos
proyectos industriales que rinden beneficios masivos han desplazado a millones
de personas chinas y destruido el medio ambiente natural. Al mismo tiempo,
muchos de estos proyectos, y ciudades enteras, quedan totalmente vacíos, ya que
sólo un pequeño porcentaje de la población china se puede permitir esos lujos y
comodidades. ¿Puedes hablar sobre estos fenómenos y contradicciones?
Bueno, China lo está haciendo de la misma forma que Estados Unidos cuando salió de la Gran Depresión: mediante la suburbanización después de la II Guerra Mundial. Creo que los chinos, cuando se enfrentaron a la cuestión de qué van a hacer, particularmente en una recesión económica global, y a la luz de unas ganancias económicas muy lentas alrededor de 2007-08, decidieron que iban a salir de sus dificultades económicas mediante la urbanización y los programas de infraestructuras: trenes de alta velocidad, autopistas, rascacielos, etc. Éstos se convirtieron en los medios por los cuales se absorbió el capital excedente. Por supuesto a cualquiera que estuviera suministrando materias primas a China le fue muy bien, porque la demanda china era muy alta. China absorbe la mitad de los suministros mundiales de acero. Esto significa que si estabas produciendo hierro u otros metales, como Australia, entonces por supuesto a Australia le va muy bien y no ha experimentado buena parte de la crisis en los últimos años. Los chinos en realidad han seguido el ejemplo de la historia económica de Estados Unidos, repitiendo el programa de desarrollo económico estadounidense posterior a 1945.
Bueno, China lo está haciendo de la misma forma que Estados Unidos cuando salió de la Gran Depresión: mediante la suburbanización después de la II Guerra Mundial. Creo que los chinos, cuando se enfrentaron a la cuestión de qué van a hacer, particularmente en una recesión económica global, y a la luz de unas ganancias económicas muy lentas alrededor de 2007-08, decidieron que iban a salir de sus dificultades económicas mediante la urbanización y los programas de infraestructuras: trenes de alta velocidad, autopistas, rascacielos, etc. Éstos se convirtieron en los medios por los cuales se absorbió el capital excedente. Por supuesto a cualquiera que estuviera suministrando materias primas a China le fue muy bien, porque la demanda china era muy alta. China absorbe la mitad de los suministros mundiales de acero. Esto significa que si estabas produciendo hierro u otros metales, como Australia, entonces por supuesto a Australia le va muy bien y no ha experimentado buena parte de la crisis en los últimos años. Los chinos en realidad han seguido el ejemplo de la historia económica de Estados Unidos, repitiendo el programa de desarrollo económico estadounidense posterior a 1945.
En resumen,
a China le pareció que podía salvarse con el mismo tipo de estrategia y evitar
cualquier estancamiento o declive económico. Sabes, Estados Unidos y Europa
están enredados en un crecimiento lento, al contrario que los chinos, que han
disfrutado de tasas de crecimiento muy rápidas. Pero, de nuevo, se trata de
absorber el capital excedente de formas que sean productivas. Ésa es la
cuestión: mirándolo de forma optimista, porque no sabemos si el auge chino se
romperá. Si lo hace, como los mercados inmobiliarios y financieros hicieron en
EEUU en 2008, entonces el capitalismo global estará en un problema serio. Justo
ahora, los chinos están intentando limitar su tasa de crecimiento. Así que, en
vez de buscar una tasa de crecimiento del 10% del PIB, están apuntando a un
crecimiento del 7-8% en los años que vienen. Intentarán “bajar las
revoluciones”. Quiero decir, por favor, los chinos tienen como cuatro
ciudades vacías. ¿Puedes creértelo? Ciudades completamente vacías.
¿Qué pasará en los próximos años? ¿Estas ciudades se convierten en áreas
urbanas productivas? ¿Simplemente se quedarán así y se pudrirán? En cuyo caso,
un montón de dinero se perdería y una gran depresión golpearía a China también.
En este
caso, se tomarían decisiones políticas muy incómodas, y seguramente podríamos
esperar una inquietud severa entre las clases trabajadoras y las pobres de
China. El mundo parece muy diferente dependiendo de en qué parte del mundo
estés. Por ejemplo, acabo de estar en Estambul (Turquía); y hay grúas
de construcción por todos lados. Además, Turquía está creciendo un 7% por
año, por lo que ahora es un lugar muy dinámico. Cuando estás en Turquía,
realmente no puedes imaginar que el resto del mundo esté en crisis. Después,
volé durante dos horas y media a Atenas (Grecia); no tengo que decirte lo que
está ocurriendo allí. Grecia es como entrar en una zona de desastre donde todo
está parado. Todas las tiendas están cerradas y no hay construcción en ningún
sitio de las ciudades. Aquí tienes dos ciudades que están a 600 millas de
distancia, pero son dos lugares completamente diferentes. Esto es lo que
deberías esperar ver en la economía global actual: algunos sitios en auge,
otros en quiebra. Siempre hay un desarrollo geográfico desigual de las crisis
económicas. Para mí, ésta es una historia fascinante que contar.En el
capítulo 2, “Las raíces urbanas de la crisis”, abordas la relación entre crisis
económica en Estados Unidos, propiedad de la vivienda y derechos de propiedad
individual, que son importantes componentes ideológicos dentro del Sueño
Americano, pero también señalas rápidamente que esos “valores culturales”
adquieren bastante importancia cuando las políticas estatales las subsidian.
¿Cuáles son esas políticas? ¿Y cómo podemos hablar de estas tendencias a través
de un punto de vista ideológico? Además, más avanzado ese capítulo, mencionas
que debemos movernos más allá de Marx, a la vez que utilizamos sus percepciones
más proféticas. ¿Cómo deberíamos “movernos más allá de Marx”?
Bueno, si
vuelves a los '30, encontrarás que menos del 40% de los estadounidenses eran
dueños de viviendas. Así que cerca del 60% de la población de EE UU estaba
alquilando. Particularmente esto era lo que pasaba con las poblaciones de clase
baja o clase media. Generalmente alquilaban. Estas poblaciones eran poblaciones
bastante inquietas. Por lo que en los 40-50 años anteriores había crecido la
idea de que se podía estabilizar a las poblaciones relativamente inquietas y
hacerlas procapitalistas y prosistema introduciéndolas en posibilidades de
propiedad de vivienda. Así que hubo mucho apoyo estatal para lo que solíamos
llamar instituciones de ahorro y crédito, que estaban separadas de los bancos.
Éstos eran sitios donde la gente pondría sus ahorros, y esos ahorros se usarían
para promover la propiedad de la vivienda para poblaciones de bajo ingreso. Lo
mismo ocurrió en Gran Bretaña con la “Building Society”.
En la década
de 1890, a la vez que la clase empresarial estaba pensando cómo hacer a las
poblaciones de menos ingresos estables y menos inquietas, empieza esta
tendencia. Había una frase maravillosa que la clase empresarial solía usar,
“¡Los propietarios de viviendas no hacen huelgas!”. Recuerda, la gente tenía
que ahorrar para convertirse en propietaria. Ahí está tu mecanismo de control.
En general, este sistema era muy débil durante los años ’20, hasta que en los
'30 el Gobierno de EE UU y las clases empresariales decidieron reforzarlo. Para
empezar, cuando comprabas un crédito hipotecario en los '20 normalmente
sólo podías conseguirlo por tres años, entonces tenías que renovarlo o
renegociar la hipoteca. Entonces, en los ’30, crearon la hipoteca a 30 años.
Pero para que funcionara esa hipoteca a 30 años, tenía que garantizarse de
alguna forma. Esto llevó al establecimiento de instituciones estatales que
garantizarían las hipotecas.
Por
supuesto, esto condujo a la Federal Housing Administration (Administración de
Vivienda Federal). Al mismo tiempo, los bancos necesitaban una forma de pasar
las hipotecas a otro, por lo que crearon esta organización llamada Fannie Mae.
De nuevo, esto es lo que se da durante este período de tiempo: organizaciones
del Estado utilizadas para animar y garantizar la propiedad de vivienda, en
particular para las clases medias y bajas, lo que desde luego desanimaba a esta
gente a la hora de hacer huelga o salirse de la raya. Ahora están endeudados.
Estas instituciones despegaron realmente tras la II Guerra Mundial. Durante
este período, había mucha propaganda sobre el “Sueño Americano” y lo que
significaba ser estadounidense. La deducción fiscal de las hipotecas entró en
juego, lo que te permitía deducir el interés de tu hipoteca. Recuerda, éste es
un subsidio inmenso a la propiedad de vivienda. Había subsidio estatal de la
propiedad de vivienda; había instituciones del Estado promoviendo la propiedad
de vivienda.
Todo esto
resulta crucial cuando se conecta con la GI Bill, que dio derechos e
incentivos privilegiados de propiedad de vivienda a los soldados que volvían de
la II Guerra Mundial. Hubo un impulso increíble desde el aparato estatal
para estimular y garantizar la propiedad de vivienda. Recuerda, esto estaba
teniendo lugar dentro del contexto de la suburbanización. Estas instituciones
se volvieron un factor clave para el mercado inmobiliario, y por supuesto
todavía existen. Todo el mundo estaba hablando de cómo Fannie Mae y la nueva,
Freddy Mac, las dirigía el Gobierno, pero de propiedad parcialmente privada,
sin embargo vemos que en esencia han sido nacionalizadas. Así, con el paso del
tiempo, el Gobierno ha promovido la propiedad de vivienda y ha jugado un papel
tremendo en la creación de estas hipotecas subprime.
"Esto se hizo durante el Gobierno de Clinton en 1995,
mientras intentaban promover la propiedad de vivienda entre las poblaciones
minoritarias en Estados Unidos. El desarrollo de la “crisis subprime” estaba
muy relacionado con lo que el sector privado estaba haciendo, pero también con
lo que estaban garantizando las políticas gubernamentales. Para mí, éste es un
aspecto crucial de la vida estadounidense, donde la gente se mueve desde un 60%
de la población siendo inquilina hasta el punto culminante en 2007/08 en el que
cerca del 70% de la población se convierte en propietaria de vivienda. Por
supuesto, esto crea un tipo diferente de atmósfera política. Una
atmósfera política donde la defensa de los derechos de propiedad y los valores
de propiedad empiezan a cobrar mucha importancia. Entonces, tienes movimientos
vecinales con los que la gente intenta mantener a determinada gente fuera de
los barrios porque perciben que esa gente hace caer los valores de propiedad. Se
da un diferente tipo de política porque la vivienda se convierte en una forma
de ahorro para familias de clase media y trabajadora. Obviamente, la gente
accede a esos ahorros mediante la refinanciación de sus casas. Hubo mucha
refinanciación durante el auge de la propiedad en EE UU. Mucha gente se
benefició de los altos precios de la vivienda. Esta promoción de la propiedad
de vivienda se trata ahora como si fuera una especie de sueño de toda la vida
de aquellos que viven en Estados Unidos. Sin embargo, sin lugar a dudas,
siempre ha existido este tipo de idea en Estados Unidos con poblaciones
trabajadoras migrantes, de que si consigues un poco de tierra, cultivas algunas
cosas en ella, etc., podrías acabar teniendo una buena vida. Sí, esto era parte
del sueño inmigrante. Pero esto ha sido transformado en propiedad de vivienda
suburbana, que no es tener vacas y pollos en tu patio trasero, sino tener
símbolos de consumismo todo a tu alrededor.
La razón por
la que Marx es importante en todo esto es porque Marx tenía una aguda
comprensión de cómo funciona la acumulación de capital. Entendía que esta
máquina de crecimiento perpetuo contiene muchas contradicciones internas. Por
ejemplo, una de las contradicciones fundamentales de las que Marx habla es
entre el “valor de uso” y el “valor de cambio”. Puedes ver que esto funcionó
muy claramente en la situación de la vivienda. ¿Cuál es el valor de uso de una
casa? Bien, es una forma de cobijo, un sitio de privacidad, es donde uno puede
crear una vida familiar, y podemos enumerar otros valores de usos de la casa,
pero la casa tiene también un valor de cambio. Recuerda, cuando tú alquilas la
casa, estás simplemente alquilándola por lo que te sirve. Pero cuando compras
la casa, ahora ves este hogar como una forma de ahorro y, tras un tiempo, usas
la casa como una forma de especulación. Como resultado de esto, los precios de
la vivienda se disparan.En este contexto, el valor de cambio empieza a
dominar al valor de uso de la casa. La relación entre valor de cambio y
valor de uso empieza a irse fuera de control. Así que cuando el mercado
inmobiliario estalla, de repente cinco millones de personas pierden sus hogares
y el valor de uso desaparece. Marx habla de esta contradicción y es una
importante. Debemos hacer la pregunta: ¿Qué deberíamos estar haciendo con la
vivienda? ¿Qué deberíamos hacer con la asistencia sanitaria? ¿Qué estamos
haciendo con la educación? ¿No deberíamos estar promoviendo el valor de uso de
la educación? ¿O deberíamos estar promoviendo el valor de cambio de estas
cosas? ¿Por qué las necesidades vitales deberían ser distribuidas a
través del sistema del valor de cambio? Obviamente deberíamos rechazar
el sistema del valor de cambio, que está atrapado en la actividad especulativa,
ganancias excesivas, y realmente afecta las formas en las que podemos adquirir
productos y servicios necesarios. Ése es el tipo de contradicción del que Marx
se daba cuenta bien.
En el
siguiente capítulo, “La creación de los comunes urbanos”, intentas
reconceptualizar lo que pueden representar los “comunes” en este siglo. Además,
haces referencia al trabajo de Toni Negri y Michael Hardt a lo largo del libro.
Michael Hardt es alguien que ha estado en el programa un par de veces, y he
encontrado buena parte de su obra muy perspicaz y bastante interesante. Como
todos mencionáis, debemos empezar por conceptualizar cómo vamos a transferir,
promover, desarrollar y utilizar los “comunes”. Sin embargo, esto también
incluye sentimientos culturales –imágenes, significados, símbolos, etc., que
deben ser reconceptualizados. Más adelante mencionas la obra de Murray
Bookchin: ideas de orden social, proceso, jerarquía, etc. toman mucha
importancia cuando se intenta visualizar alternativas. Recientemente, Christian
Parenti escribió un gran artículo titulado “Por qué el cambio climático te hará
amar el intervencionismo del Gobierno”, que encontré especialmente interesante
y clarividente ya que trata de la organización social, y de las ramificaciones
políticas y económicas del cambio climático de una manera muy seria. En
concreto, aborda la cuestión de cómo usar el aparato estatal. De forma
simultánea, estamos intentando hacer esto de una forma sostenible,
comprendiendo que vivimos en una sociedad extremadamente compleja con cerca de
7.000 millones de personas viviendo en el planeta. ¿Puedes hablar de algunas de
estas ideas? ¿Cuáles son tus ideas sobre cómo podemos reconceptualizar los
comunes?
Bueno, la
reconceptualización de los comunes, por lo que he visto y leído, está a una
escala bastante pequeña. Muchos de los textos sobre los comunes han tratado con
ellos en un micronivel. No estoy diciendo que haya nada malo con eso –tener un
huerto comunitario en tu barrio- pero me parece que debemos empezar a
preocuparnos y a hablar sobre asuntos a gran escala con los comunes, como el
hábitat de una bio-región. Por ejemplo, ¿cómo empezamos a conceptualizar lo que
representa la sostenibilidad para todo el nordeste de Estados Unidos? ¿Cómo
gestionamos cosas como los recursos hídricos en un nivel nacional? Por no
hablar a nivel global. Los recursos hídricos deberían ser considerados
un recurso de propiedad común, pero a menudo hay demandas conflictivas para
el agua: urbanización, agricultura industrial, y todo tipo de otros
mantenimientos de hábitats naturales.
Me agrada
que mencionaras el texto de Christian Parenti porque el cambio climático
debería hacernos reconceptualizar los comunes globales. La pregunta es: ¿Cómo
tratamos este problema? ¿Y cómo gestionamos estos asuntos en el futuro?
Necesitas mecanismos de ejecución entre estados-nación para combatir estas
tendencias o evitar futuras amenazas. ¿Qué ocurre a los tratados
internacionales si se destruye a los gobiernos? ¿Quién va a hacer que otros
estados dejen de soltar carbono a la atmósfera? No puedes hacer eso organizando
“asambleas colectivas” o “comidas comunitarias”. Las conversaciones sobre si
convertir un trozo de tierra en un huerto comunitario no van a combatir los
asuntos que enfrentamos como especie.Tenemos que considerar que los comunes
existen en diferentes escalas. Yo estoy interesado en la escala
metropolitana-regional. ¿Cómo organizas a la gente en esas regiones para
defender los derechos de propiedad común en varias escalas? Bueno, este nivel
de capacidad organizativa no va a tener lugar a través de asambleas u otras
formas de organización que la gente está utilizando hoy. El problema es ofrecer
una vía democrática para responder a las opiniones de inmensas poblaciones de
todo el globo para gestionar los derechos a los recursos de propiedad común.
Esto incluiría cosas como la calidad del aire y el agua en toda la región.
Incluiría sostenibilidad biorregional. Estas cosas no suceden mediante
asambleas, y sólo porque la gente proponga planes fantásticos a nivel local,
eso no significa que eso planes funcionen a nivel regional, o a escala global.
Así que me gustaría inyectar la noción de diferentes “escalas” de organización
en nuestra conversación colectiva sobre desarrollo, sostenibilidad y
urbanización. Tenemos que desarrollar organizaciones, mecanismos,
discursos y aparatos capaces de tratar estos problemas a escala global. No
creo que nos haga ningún bien discutir “los comunes” si no vamos a especificar
de qué escala estamos hablando. ¿Estamos hablando del mundo? Si es así, sugiero
que debemos hablar sobre el aparato estatal y sus funciones. De nuevo,
concretamente en los niveles biorregionales y globales.
Me parece
que varias de las pocas personas que quieren examinar estas cuestiones a escala
global son científicos climáticos, oceanógrafos, biólogos, ecologistas, con muy
pocos intelectuales, y mucho menos la comunidad activista o la población en
general discutiendo el medio ambiente natural global. Algunos científicos nos
están diciendo que en 2048 casi todos los grandes peces se habrán extinguido.
Como mínimo, los científicos nos dicen que esperemos un aumento de dos grados
celsius en la temperatura global al final de siglo. Éstas son predicciones y
análisis extremadamente preocupantes. Aquí está lo que me preocupa: incluso si
nos podemos organizar de forma efectiva, digamos, en el nivel biorregional,
¿qué ocurre si otras regiones se niegan? ¿No vamos a necesitar un aparato
global para hacer responsables a las naciones? Éste parece ser el tema
principal de nuestro tiempo.
Bueno, hay
unas cuantas formas en que una práctica puede convertirse en hegemónica: una es
mediante la coerción, que ninguno de nosotros quiere, pero bien puede ser una
necesidad. Después, está el consenso, que es lo que vemos en estas
conferencias sobre cambio climático pero, como vemos, tampoco está funcionando.
La tercera es la que puedes llamar “mediante el ejemplo”. Ésta es por lo que
creo que una región como Cascadia es tan interesante, por los motivos que
mencionaste, porque Cascadia pone en práctica algunas políticas muy, muy
progresistas. Por ejemplo, California lo ha hecho con varios aspectos de la
legislación medioambiental. A escala local, California empezó a imponer
cosas como el ahorro obligatorio de combustible en coches o la
capacidad de combustible máximo, y ése es un pequeño ejemplo. De forma
interesante, también se puede mostrar que no vas a derrumbarte, económicamente,
si los estados promulgan estas medidas. Ahora mismo nada de esto ocurre. Creo
que liderar mediante el ejemplo puede ser muy importante. Es más fácil
conseguir consentimiento cuando puedes ofrecer ejemplos a la gente sobre
cómo funcionaría esto. Por ejemplo, hemos visto esto a nivel urbano en ciudades
como Curitiba, en Brasil, que es bastante conocida por su diseño
medioambiental. Muchas de las cosas que la gente está haciendo en Curitiba se
están llevando a cabo en todo el mundo en diversos ambientes urbanos. Creo que
vamos a tener una combinacion de trabajo mediante el ejemplo, el consenso y la
coerción. Mi esperanza sería que en primer lugar pudiéramos usar los ejemplos,
después es más fácil alcanzar el consenso, y bastante difícil moverse en
dirección a la coerción. No obstante, ésa es sólo mi esperanza. No ocurre necesariamente
así.
En el
capítulo 4, “El arte de la renta”, mencionas que “las escuelas de arte fueron
fuentes del debate político, pero su pacificación y profesionalización
posteriores han disminuido seriamente la política de agitación”. ¿Puedes hablar
sobre el carácter especial de la producción y reproducción cultural? Además,
¿puedes formular este concepto de “renta monopolista”? ¿Cómo se ha ayudado a
este proceso desde lo que llamas el “empresariado urbano”? Denominas a estos
procesos la “disneyficación” de la sociedad y la cultura. ¿Qué es el
capitalismo colectivo-simbólico? Mencionas la industria del turismo, pero
también el márketing de ciudades específicas, sentimientos culturales y la
“comercialización de las ciudades”. ¿Puedes hablar de estas dinámicas?
Mi interés
en esto proviene de una contradicción muy simple: se supone que vivimos bajo el
capitalismo, y se supone que el capitalismo es competitivo, por lo que sería
de esperar que a los capitalistas y empresarios les gustara la competencia.
Bueno, resulta que los capitalistas hacen todo lo que pueden para evitar la
competencia. Aman los monopolios. Así, cada vez que pueden, intentan
crear un producto que sea monopolizable, que, en otras palabras, sea “único”.
Por ejemplo, tomemos el logo de Nike, que es un ejemplo perfecto de los
capitalistas extrayendo un precio monopolista de un logo particular porque
tiene unido todo ese bagaje de lo que significa, lo que representa, y cómo
debería la gente interactuar con él. Una zapatilla igual, que cuesta mucho menos
dinero, puede venderse mucho más barato simplemente porque no tiene el logo.
Por lo tanto, la fijación de precios monopolista es terriblemente importante.
Encontrarás muchos lugares en los que ésta es un componente crucial de cómo
funcionan los mercados. En ese capítulo menciono el comercio de vino, el cual
me intriga mucho. La gente intenta extraer renta monopolista porque este viñedo
tiene suelos especiales o una localización geográfica especial. Por tanto, crea
un vino “añejo” único, que sabe mejor que nada en el mundo, excepto que no lo
hace.
Hay un gran
interés en intentar adquirir renta monopolista asegurándote de que tu producto
es comercializado como único y muy, muy, muy especial. Entonces, al
nivel de la ciudad, esto significa que las ciudades intentan “comercializarse”
a sí mismas. Hay toda una historia, en particular durante los últimos 30-40
años, en la que las ciudades tratan de comercializarse y vender un trozo de su
historia. ¿Cuál es la imagen de una ciudad? ¿Es atractiva para los turistas?
¿Está de moda? Así se venderá una ciudad. Encontrarás ciudades que tienen gran
reputación como Barcelona o Nueva York. Una de las maneras en las que puedes
reforzar la singularidad de una ciudad es vender algo relacionado con la
historia de la ciudad, que sea muy específico, porque no puedes aprovechar el
paralelo histórico en otro sitio. Por ejemplo, vas a Atenas por la Acrópolis, o
a Roma por las ruinas antiguas. Empiezas a vender la historia de una ciudad
como única y rentable. Por otro lado, si no tienes una historia especial,
simplemente te inventas algunas historias. Hay muchas ciudades con historias
inventadas en el mundo de hoy. Entonces, le dices a la gente que la cultura del
sitio es muy especial. Ya sabes, cosas como estilos únicos de comida, o bailes,
cobran mucha importancia. Tienes que promover la “vida callejera” como
única, no existe ningún otro sitio como ése y todo ese tipo de cosas.
El márketing
de los aspectos culturales e históricos de una ciudad es actualmente un
componente crucial del proceso económico. Algunas ciudades simplemente se
inventan una cultura única. Por ejemplo, algunas ciudades usarán la
“arquitectura de firma”. Por ejemplo,no había mucha gente que conociera la
ciudad de Bilbao hasta que el Museo Guggenheim se convirtió en el foco de un
estilo concreto de arquitectura. Podemos mirar a Sydney (Australia) y su
Casa de la Ópera, que es lo primero que la gente reconoce cuando ve una foto de
la ciudad, y podemos ver cuánta importancia ha tenido. De esta forma, la misma
arquitectura se queda atrapada en el márketing y comercialización de una
ciudad. Incluso las escenas pictóricas y musicales se convierten en aspectos
relevantes de la cultura para después venderlas –ciudades como Austin (Texas)
se convierten en “escenas musicales”. Además, tienes sitios como Nashville,
etc. Las ciudades empiezan a usar la producción cultural como una forma de
vender su ciudad como única y especial. Por supuesto, el problema con
esto es que gran parte de la cultura es muy fácil de copiar. La
singularidad comienza a desaparecer. Entonces tenemos lo que llamo la
“disneyficación” de la sociedad. En Europa, por ejemplo, ves como todo se
“disneyfica”, pese a que muchas ciudades tienen historias culturales/históricas
serias.
A algunas
personas, a mí por ejemplo, esto nos repugna extremadamente. Es otra
“Disneyficación” más de la historia europea y simplemente no quiero que me
molesten más con esto. Ésta es la contradicción: vendes una ciudad como única,
pero a través del márketing la ciudad se puede copiar. De hecho, los simulacros
de la historia se hacen tan importante como la historia misma. Hay una tensión
buscando renta monopolista, ganándola durante un pequeño rato y después
perdiéndola ante los simulacros. Esto cobra importancia. Esto también
crea una situación en la que los productores culturales adquieren mucha
importancia. Fui a vivir a Baltimore en 1969 y había unos tres museos.
¡Ahora hay cerca de 30! Esto se convierte en la forma en la que vendes la
ciudad. Sin embargo, repito, si todas las ciudades tienen 30 museos, te puedes
olvidar de tener una ventaja monopolista. Ya no importa realmente si estoy en
Baltimore, Pittsburgh o Detroit: todo se convierte en una experiencia copiada.
Comienzan a perder su poder monopolista.
En el
capítulo 5, “Reclamando la ciudad para la lucha anticapitalista”, escribes:
“Dos temas se derivan de los movimientos políticos con base en la ciudad: 1)
¿Es la ciudad, o el sistema de ciudades, un mero lugar pasivo o una red
preexistente? 2) Las protestas políticas habitualmente miden su éxito en
términos de su habilidad para interrumpir las economías urbanas”. ¿Cuáles son
algunos ejemplos de estas interrupciones? ¿Cómo crees que los disidentes pueden
interrumpir las economías urbanas de forma más eficaz?
El huracán Sandy realmente interrumpió las vidas de aquellos que viven en Nueva York. Por lo tanto, no veo cómo los movimientos sociales organizados no podrían interrumpir la vida habitual en las grandes ciudades y en consecuencia causar daños a los intereses de la clase dirigente. Hemos visto muchos ejemplos históricos. Por ejemplo, en los ’60, las interrupciones que sucedieron en muchas ciudades de Estados Unidos causadas por interrupciones masivas a los negocios. Las clases políticas y empresariales respondieron rápidamente debido al nivel de interrupción y destrucción. Menciono en el libro las manifestaciones de trabajadores inmigrantes en la primavera de 2006. Las manifestaciones se hacían en respuesta al intento del Congreso de criminalizar a los inmigrantes ilegales. En consecuencia, la gente se movilizó en lugares como Los Angeles y Chicago, e interrumpió de forma importante los negocios de la ciudad. Podrías tomar la idea de una huelga, generalmente dirigida contra una empresa u organización concreta, y trasladar esas tácticas y estrategias a los centros de las ciudades. En vez de hacer huelga contra un negocio o empresa concretos, la gente dirigiría esas acciones hacia áreas urbanas enteras.
El huracán Sandy realmente interrumpió las vidas de aquellos que viven en Nueva York. Por lo tanto, no veo cómo los movimientos sociales organizados no podrían interrumpir la vida habitual en las grandes ciudades y en consecuencia causar daños a los intereses de la clase dirigente. Hemos visto muchos ejemplos históricos. Por ejemplo, en los ’60, las interrupciones que sucedieron en muchas ciudades de Estados Unidos causadas por interrupciones masivas a los negocios. Las clases políticas y empresariales respondieron rápidamente debido al nivel de interrupción y destrucción. Menciono en el libro las manifestaciones de trabajadores inmigrantes en la primavera de 2006. Las manifestaciones se hacían en respuesta al intento del Congreso de criminalizar a los inmigrantes ilegales. En consecuencia, la gente se movilizó en lugares como Los Angeles y Chicago, e interrumpió de forma importante los negocios de la ciudad. Podrías tomar la idea de una huelga, generalmente dirigida contra una empresa u organización concreta, y trasladar esas tácticas y estrategias a los centros de las ciudades. En vez de hacer huelga contra un negocio o empresa concretos, la gente dirigiría esas acciones hacia áreas urbanas enteras.
"Después hay acontecimientos como la Comuna de París, o la
huelga general en Seattle en 1919, o el levantamiento del Cordobazo en
Argentina en 1969. Esto no tiene que ser un movimiento revolucionario de la
noche a la mañana. Estas cosas pueden ocurrir muy gradualmente mediante
reformas. Un ejemplo interesante de presupuestos participativos está sucediendo
en Porto Alegre (Brasil), donde el Partido de los Trabajadores desarrolló un
sistema a través del cual poblaciones y asambleas locales deciden dónde se
debería gastar el dinero. Así, tenían asambleas populares, etc. que
decidían cómo utilizar los fondos y servicios públicos. De nuevo, aquí hay
una reforma democrática que tuvo lugar inicialmente en Porto Alegre, pero desde
entonces ha pasado a ciudades europeas. Es una gran idea. Involucra al público
y hace que la gente sea partícipe del proceso. Democratiza la toma de
decisiones por toda la sociedad. Estas decisiones ya no se toman por
ayuntamientos, burócratas, o detrás de puertas cerradas. Ahora, esas cosas
están abiertas al debate público. Así, por un lado tienes intervenciones
rápidas en forma de huelgas e interrupciones. Por otro lado, tienes un proceso
de reforma que tiene lugar a través de asambleas democráticas, etc.
Cartel de
Make The Road, una organización comunitaria de base predominantemente latina
con presencia en los distritos de Queens, Brooklyn y Staten Islan (Nueva York,
EE UU). Make The Road combina aspectos de una organización sindical clásica con
elementos del movimiento por los derechos civiles y el asociacionismo ciudadano
/ Make The Road
Como
organizador, he estado trabajando con gente que trabaja dentro del sector
sindical, gente que está desempleada y aquellos que trabajan dentro de la
economía sumergida. En concreto, estoy interesado en organizar a aquellos que
trabajan en las industrias del sector servicios, o grandes superficies como
Applebee’s o Best Buy. En el capítulo 5, escribes: “En la tradición marxista,
las luchas urbanas son a menudo ignoradas o desestimadas por estar vacías de
potencial o importancia revolucionaria. Cuando una lucha urbana adquiere un
estatus revolucionario emblemático, como durante la Comuna de París de 1871, es
afirmada, primero por Marx e incluso de forma más enfática por Lenin, como un
levantamiento proletario, antes que un movimiento revolucionario mucho más
complicado animado tanto por el deseo para reclamar la misma ciudad de su
apropiación burguesa como por la deseada liberación de los trabajadores de la
dura opresión de clase en el centro de trabajo. Le doy importancia simbólica a
que las dos primeras decisiones de la Comuna de París fueran abolir el trabajo
nocturno en las panaderías, una cuestión laboral, e imponer una moratoria al
alquiler, una cuestión urbana”. ¿Puedes hablar sobre la prioridad de los
trabajadores industriales en la ideología marxista? Con menos del 12% de la
fuerza de trabajo estadounidense sindicada, ¿cómo podemos empezar a
reconceptualizar el proletariado?
Es una larga historia. La tendencia en los círculos marxistas, y no sólo en los
círculos marxistas sino en la izquierda en general, es dar prioridad al
trabajador industrial. Esta idea de una lucha vanguardista que lleve a
una sociedad nueva ha estado presente durante algún tiempo. Sin embargo, lo
que es fascinante es la falta de alternativas a esta visión. O al menos
variaciones sobre su intención y propósito. Por supuesto, gran parte de esto
viene del Volumen I de El Capital de Marx, que hace énfasis en
el trabajador de la fábrica. Esta idea de que el partido de vanguardia de los
trabajadores nos va a llevar a la nueva tierra prometida de la sociedad
anticapitalista, llamémosla “comunista”, ha persistido durante cien años.
Siempre he sentido que es una concepción demasiado limitada de quién es el
proletariado y quién está en la “vanguardia”. También, siempre he estado
interesado en la dinámica de la lucha de clases y su relación con movimientos
sociales urbanos.
Claramente,
para mí, los movimientos sociales urbanos son mucho más complicados.
Recorren todo el camino desde las organizaciones de barrios burgueses, que se
dedican a una política elitista, hasta una lucha de inquilinos contra los
caseros debido a prácticas de explotación. Cuando miras el amplio espectro de
los movimientos sociales urbanos, encuentras que algunos son anticapitalistas y
otros lo contrario.
Pero haría
la misma observación sobre algunas formas de organización sindical tradicional.
Por ejemplo, hay algunos sindicatos que consideran la organización como
una manera de privilegiar a los trabajadores ya privilegiados de la sociedad.
Por supuesto no me gusta esta idea. Hay otros que están intentando crear un
mundo más justo y equitativo. Creo que hay una distinción similar dentro de las
formas de organización de los trabajadores industriales. De hecho, éstas, a
veces, porque están tratando con grupos e intereses especiales, son más
reaccionarias en política general de lo que uno podría esperar. Es en relación
con eso que tomo las formas de organización de Antonio Gramsci. Él estaba muy
interesado en los consejos de fábrica. Seguía la línea marxista de que la
organización en la fábrica es crucial en la lucha. Pero luego impulsaba a la
gente a organizarse también en los barrios. De esa forma, según el pensamiento
de Gramsci, podrían conseguir un mejor cuadro de toda la clase obrera, no sólo
de aquellos que están organizados en fábricas, etc.Incluyendo gente como los
desempleados, los trabajadores temporales y toda la gente que mencionabas antes
que no estaban en los trabajos del sector industrial tradicional. Gramsci
proponía que estos dos tipos de métodos organizativos políticos deberían
entrelazarse para representar verdaderamente al proletariado. En esencia, mi
pensamiento en este aspecto refleja a Gramsci. ¿Cómo empezamos a preocuparnos
por toda la gente trabajadora de una ciudad? ¿Quién hace esto?
Los sindicatos tradicionales no tienden a hacerlo. Mientras que hay movimientos dentro del movimiento sindical que están llevando a cabo tales prácticas organizativas. Por ejemplo, los Trade Union Councils (Consejos de Sindicatos) en Gran Bretaña, o los Labor Councils (Consejos de Trabajadores) en Estados Unidos, ambos intentan organizar de alguna manera fuera del ámbito de la organización sindical tradicional. Ahora, estos aspectos del movimiento sindical no han sido fortalecidos. Tenemos que inventar nuevas formas de organización que tomen la faceta progresista de lo que pasa en los movimientos sociales urbanos, y la junte con lo que queda del modelo sindical del sector industrial tradicional. Tenemos que reconocer que muchos trabajadores en la economía estadounidense no podrían organizarse oficialmente en un sindicato con las leyes laborales actuales. Así que necesitas una forma diferente de organización, fuera del modelo sindical tradicional.
Los sindicatos tradicionales no tienden a hacerlo. Mientras que hay movimientos dentro del movimiento sindical que están llevando a cabo tales prácticas organizativas. Por ejemplo, los Trade Union Councils (Consejos de Sindicatos) en Gran Bretaña, o los Labor Councils (Consejos de Trabajadores) en Estados Unidos, ambos intentan organizar de alguna manera fuera del ámbito de la organización sindical tradicional. Ahora, estos aspectos del movimiento sindical no han sido fortalecidos. Tenemos que inventar nuevas formas de organización que tomen la faceta progresista de lo que pasa en los movimientos sociales urbanos, y la junte con lo que queda del modelo sindical del sector industrial tradicional. Tenemos que reconocer que muchos trabajadores en la economía estadounidense no podrían organizarse oficialmente en un sindicato con las leyes laborales actuales. Así que necesitas una forma diferente de organización, fuera del modelo sindical tradicional.
Hay una
organización en Nueva York, que en realidad es nacional, pero muy fuerte en
Nueva York, que se llama Organización de Trabajadoras Domésticas. Es muy
difícil organizar a las trabajadoras domésticas. Pero tienen una organización
basada en los derechos y siguen organizándose y luchando. Seamos
honestos, si eres un inmigrante ilegal en Estados Unidos, estás siendo tratado
de formas despreciables. Así que la organización de grupos como los
taxistas o los trabajadores de restaurantes les llevó a lo que se llama un
Congreso de los Trabajadores. Están intentando unir todas estas formas de
organización. Sabes, incluso Richard Trumka (presidente de la federación
sindical AFL-CIO) apareció en una de estas conferencias nacionales y dijo a los
trabajadores que al movimiento sindical tradicional le gustaría al menos tener
relaciones con ellos. En resumen,pienso que ahora hay un movimiento en
crecimiento que reconoce la importancia de todos estos tipos de trabajo diferente
que tiene lugar dentro del entorno urbano. Tomo la pregunta que me plantea
mucha gente de los sindicatos: “¿Por qué no organizamos toda la maldita
ciudad?”.
Ya hay
movimientos para organizar a los taxistas, pero ¿por qué no a los repartidores?
Es una fuerza de trabajo enorme y la ciudad depende totalmente de estos
sectores de trabajadores para mantener los negocios funcionando como de
costumbre.¿Qué pasaría si estos grupos se juntaran y empezaran a exigir un
diferente tipo de política en las ciudades? ¿Qué pasaría si tuvieran voz en la
forma en que se usaran los fondos y los recursos? ¿Hay vías para contrarrestar
la increíble desigualdad que existe en Nueva York? Quiero decir, las
declaraciones de impuestos del año pasado informaron de que el 1% superior de
la población neoyorquina gana 3,57 millones de dólares cada uno, en
comparación con el 50% de la población que trata de salir adelante con menos de
30.000 dólares. Es una de las ciudades más desiguales del mundo. ¿Así que qué
podemos hacer al respecto? ¿Cómo nos podemos organizar para cambiar esta desigualdad?
En mi
opinión, deberíamos desplazar esta idea de que el obrero de fábrica estará en
la vanguardia del proletariado, y empezar a visualizar a aquellos que
se dediquen a la producción y reproducción de la vida urbana como la nueva
vanguardia. Esto incluiría trabajadoras domésticas, taxistas, repartidores,
y muchos más de las clases pobres y trabajadoras. Pienso que podemos construir
movimientos políticos que funcionen de formas totalmente diferentes que los del
pasado. Podemos ver esto en ciudades de todo el globo, desde las ciudades
bolivianas a Buenos Aires. Combinando el trabajo de los activistas urbanos con
aquellos que trabajan en las fábricas, empezamos a desarrollar un elemento
completamente diferente de agitación política.
¿Puedes
hablar de alguna de esas ciudades, como El Alto (Bolivia)? Además, yo estaba en
Madison (Wisconsin) en 2011 durante las grandes protestas de trabajadores, y
debo decir que me resultó interesante ver la dinámica de los sindicatos y cómo
interactúan con trabajadores y ciudadanos no sindicados. Desgraciadamente,
muchas veces parece como si el movimiento sindical reprimiera la disidencia y
resistencia serias. Por ejemplo, mientras que muchos de los trabajadores en
Madison estaban sindicados, aquellos que ocuparon físicamente el Capitolio no
estaban sindicados. Después, los grandes sindicatos llegaron e inmediatamente
redirigieron la conversación hacia las elecciones de destitución del gobernador
Scott Walker y otras medidas liberales-reformistas. Por supuesto, a posteriori
vemos el desastre en que se convirtió: el gobernador Walker ganó la votación.
Desde mi punto de vista, estos movimientos de los sindicatos y el Partido
Demócrata quitó la energía al movimiento. ¿Qué piensas sobre estos asuntos?
Los sindicatos han atravesado una mala época. No están siendo muy progresistas. Así que en general estoy de acuerdo contigo. Ahora, la razón por la que mencioné a Trumka era porque creo que Trumka y muchos de los que están dentro del movimiento sindical organizado entienden que ya no pueden ir solos, y necesitan la ayuda de toda la fuerza de trabajo, sindicada o no. Éste es siempre el reto al organizarse: ¿Cuánto apoyo queremos de estas grandes entidades? ¿Y cuánto de lo que están haciendo viene de un verdadero sentido de la solidaridad? ¿Cuánto es para ganancia personal? Mi propia experiencia en Baltimore, en las campañas por un salario digno, refleja hasta cierto punto tu experiencia. Los sindicatos en general eran hostiles a estas campañas y no ayudaban. Sin embargo, recibimos mucha ayuda de sindicatos locales. Debemos separar estas dos entidades. Secciones determinadas apoyaron las campañas. El movimiento sindical ha sido muy, muy conservador en este país, de muchas maneras , concretamente en los últimos 50 años.
Los sindicatos han atravesado una mala época. No están siendo muy progresistas. Así que en general estoy de acuerdo contigo. Ahora, la razón por la que mencioné a Trumka era porque creo que Trumka y muchos de los que están dentro del movimiento sindical organizado entienden que ya no pueden ir solos, y necesitan la ayuda de toda la fuerza de trabajo, sindicada o no. Éste es siempre el reto al organizarse: ¿Cuánto apoyo queremos de estas grandes entidades? ¿Y cuánto de lo que están haciendo viene de un verdadero sentido de la solidaridad? ¿Cuánto es para ganancia personal? Mi propia experiencia en Baltimore, en las campañas por un salario digno, refleja hasta cierto punto tu experiencia. Los sindicatos en general eran hostiles a estas campañas y no ayudaban. Sin embargo, recibimos mucha ayuda de sindicatos locales. Debemos separar estas dos entidades. Secciones determinadas apoyaron las campañas. El movimiento sindical ha sido muy, muy conservador en este país, de muchas maneras , concretamente en los últimos 50 años.
Hay
problemas similares en los sindicatos británicos. Para ser justo, la impresión
que tuve de algunos líderes locales de Nueva York es que entienden que no
pueden seguir llevando la batuta. Dudo de que estés diciendo que no deberíamos
organizarnos con los sindicatos, y desconfiaría de cualquiera que dijera eso
pero, créeme, soy muy consciente de los límites de los sindicatos modernos. De
hecho, oí gran parte de lo que has dicho de amigos que estaban participando en
los acontecimientos en Madison. Sabes, he estado leyendo tanto como he
podido sobre El Alto (Bolivia), y lo que realmente me fascina son las formas de
organización que tienen lugar allí. Hay un componente sindical, con un
fuerte sindicato de profesores liderando el camino. Pero también hay muchos
antiguos sindicalistas que estaban en las minas de estaño pero quedaron sin
empleo durante el reajuste neoliberal de los ’80. Esta gente acabó viviendo en
esta ciudad de El Alto y allí hay una tradición política activista de
socialismo. En el movimiento sindical en el que estaban había principalmente
trotskistas, lo que es significativo.
Sin embargo,
las organizaciones más importantes eran las organizaciones barriales. Además,
había una asamblea general de organizaciones barriales llamada Federación de
Organizaciones Barriales. Por ejemplo, había organizaciones de vendedores
callejeros, lo que también tenemos en Nueva York, además de la gente del
transporte. Estos grupos diferentes se reunían de forma bastante regular. La
dinámica interesante de estas organizaciones es que no se ven cara a cara por
cualquier tema. Quiero decir, ¿qué sentido tiene ir a una reunión en la que
todo el mundo está de acuerdo? Tenían que asistir a las reuniones para
asegurarse de que no se perjudicara a sus intereses. Eso es lo que ocurre
cuando tienes debates animados y discurso político: progreso. Así, el
activismo de las federaciones barriales provino de métodos organizativos muy
competitivos. Después, cuando la policía y el ejército empezaron a asesinar
gente en las calles, hubo una muestra de solidaridad inmediata entre los grupos
que se estaban organizando en la ciudad. Y cerraron la ciudad y bloquearon las
carreteras. La gente de La Paz no podía recibir bienes y servicios porque tres
de las principales rutas pasaban directamente por El Alto, que estaba cerrado
por estas organizaciones.
Hicieron
esto en 2003, y el resultado fue que se echó al presidente. Después, en 2005 se
echó al siguiente presidente. Al final, salió Evo Morales. Todos estos
elementos se unieron y organizaron de manera efectiva a la gente pobre y de
clase trabajadora en Bolivia. De aquí es de donde saqué el título para mi libro Ciudades
rebeldes. Literalmente, El Alto se convirtió en una ciudad
revolucionaria en pocos años. Es fascinante estudiar y observar las formas
de organización en Bolivia. No estoy diciendo que éste sea “el modelo” que todo
el mundo debería copiar, pero es un buen ejemplo para observar y estudiar.
Mencionas
una película que es muy especial para mí, La sal de la tierra, que
vi por primera vez en mi primer año de universidad. Mi profesor, Kim Scipes,
daba una clase sobre diversidad étnica y racial en la Universidad Purdue North
Central en la que vimos la película como material obligatorio para el curso. Al
hacer referencia a esta película en tu libro, mencionas: “Sólo cuando la unidad
y la igualdad son construidas con todos, las fuerzas del trabajo serán capaces
de ganar. El peligro que este mensaje representaba para el capitalismo se mide
por el hecho de que ésta es la única película estadounidense cuya proyección en
cualquier lugar comercial ha sido sistemáticamente prohibida durante muchos
años”. ¿Puedes decirnos por qué esta película es importante? ¿Qué nos puede
enseñar sobre la lucha?
Bien, vi la película por primera vez hace algún tiempo, no recuerdo exactamente cuándo. Pero, como tú, siempre he valorado su recuerdo. Cuando estaba sentado escribiendo este libro, la vi de nuevo. Naturalmente, la vi un par de veces más. Creo que es una historia muy humana. Pero es una historia maravillosa de una mina de zinc, basada en una historia real,escrita por gente que fueron proscritos en Hollywood por sus tendencias comunistas. Es una gran película en la que la clase, la raza y el género se juntan para formar una trama y narrativa estupendas.
Bien, vi la película por primera vez hace algún tiempo, no recuerdo exactamente cuándo. Pero, como tú, siempre he valorado su recuerdo. Cuando estaba sentado escribiendo este libro, la vi de nuevo. Naturalmente, la vi un par de veces más. Creo que es una historia muy humana. Pero es una historia maravillosa de una mina de zinc, basada en una historia real,escrita por gente que fueron proscritos en Hollywood por sus tendencias comunistas. Es una gran película en la que la clase, la raza y el género se juntan para formar una trama y narrativa estupendas.
Hay un
momento en la película que es en cierto modo gracioso: los chicos no pueden
hacer más piquetes por la legislación Taft-Hartley, por lo que las mujeres les
relevan en los piquetes porque no hay nada que les prohíba hacerlo a ellas.
Entonces, los hombres tienen que encargarse de las tareas domésticas. De forma
interesante, los hombres rápidamente empiezan a comprender por qué las
mujeres les estaban pidiendo que exigieran agua corriente y otras
cosas a su patrón que harían la vida diaria mucho más fácil. Rápidamente, por
supuesto, los hombres descubren lo difícil que es estar en casa todo el día.
Reúne el tipo de cuestiones de género que hoy son importantes. Aborda la
solidaridad a través de líneas étnicas, que es crucial. La película hace un
gran trabajo subrayando esto de una forma didáctica. Siempre me ha gustado
mucho esa película, por lo que pensé que era apropiado recordarla en el
contexto de Ciudades rebeldes.
¿Alguna
palabra de despedida para aquellos que lean o escuchen esta entrevista?
Desgraciadamente, no soy un organizador; soy un comentarista sobre los límites del capital y cómo podemos conceptualizar visiones alternativas para la sociedad. He obtenido una gran cantidad de fuerza, motivación e ideas de aquellos que realmente se comprometen todos los días en la lucha. Yo participo y ayudo, si puedo. Mi consejo para todo el mundo sería salir a la calle lo máximo posible y enfrentarse a la desigualdad social y a la degradación medioambiental porque estos asuntos están cada vez más presentes. Me gustaría que la gente se activara, saliera a la calle, siguiera avanzando. Éste es un momento crucial. Sabes,el gran capital no ha cedido ni un poco, hasta ahora. Tenemos que dar un impulso enorme si queremos ver algo diferente en nuestra sociedad. Necesitamos crear mecanismos y formas de organización que reflejen las necesidades y los deseos de la sociedad como un todo, no sólo de una clase privilegiada y oligárquica.
Desgraciadamente, no soy un organizador; soy un comentarista sobre los límites del capital y cómo podemos conceptualizar visiones alternativas para la sociedad. He obtenido una gran cantidad de fuerza, motivación e ideas de aquellos que realmente se comprometen todos los días en la lucha. Yo participo y ayudo, si puedo. Mi consejo para todo el mundo sería salir a la calle lo máximo posible y enfrentarse a la desigualdad social y a la degradación medioambiental porque estos asuntos están cada vez más presentes. Me gustaría que la gente se activara, saliera a la calle, siguiera avanzando. Éste es un momento crucial. Sabes,el gran capital no ha cedido ni un poco, hasta ahora. Tenemos que dar un impulso enorme si queremos ver algo diferente en nuestra sociedad. Necesitamos crear mecanismos y formas de organización que reflejen las necesidades y los deseos de la sociedad como un todo, no sólo de una clase privilegiada y oligárquica.
*David Harvey es profesor de Antropología y Geografía en el Graduate Center de la City University of New York (CUNY), director del Center for Place, Culture and Politics, y autor de numerosos libros, incluyendo su último ‘Ciudades rebeldes: del derecho a la ciudad a la revolución urbana’. Ha enseñado El Capital de Karl Marx durante 40 años.
Vince Emanuele es el presentador del programa
‘Veterans Unplugged Radio’, que se emite todos los domingos en Michigan
City (Indiana). Vince es también miembro de Veterans for Peace (“Veteranos por
la Paz”) y forma parte del consejo de directores de Iraq Veterans Against the
War (“Veteranos de Iraq contra la Guerra”).
Transcripción original en inglés. Traducción
por Eduardo Pérez.
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