La
comunicación alternativa y contra-hegemónica en red se refiere a un proceso
participativo en internet que involucra a grupos, colectivos, organizaciones y
movimientos con una visión politizadora del periodismo, a partir del
reconocimiento del sector informativo como un espacio de disputas de sentidos
por la hegemonía política y cultural. El hecho de que la red planetaria no esté
sometida al dominio de los imperios mediáticos proporciona un margen acentuado
de libertad de expresión, además de favorecer la convergencia en torno a ideas
y valores y movilizaciones por afinidades específicas.
El
ecosistema virtual, descentralizado e interactivo, favorece prácticas
comunicacionales que cuestionan las formas de dominación impuestas por las
clases e instituciones hegemónicas, sustentadas ideológicamente por los medios
corporativos.
La
comunicación es alternativa porque se estructura para el trabajo
político-ideológico, privilegia contenidos críticos y se rige por métodos
colaborativos de gestión y formas no mercantiles de actuación. Significa asumir
la opción por la difusión de informaciones y análisis que contemplen temas de
interés colectivo, en una perspectiva favorable a la divulgación de
reivindicaciones sociales y comunitarias generalmente ausentes o despreciadas
en las agendas y coberturas de los medios tradicionales.
Cinco
características distinguen la comunicación alternativa en red: a) compromiso
con la universalización de los derechos humanos; b) no se imponen ópticas
interpretativas únicas en la apreciación de los acontecimientos, rompiendo así
con la subordinación a las valores particulares de las corporaciones
mediáticas; c) la dinámica virtual estimula cambios e interacciones; d) se
sigue el principio inclusivo del copyleft (permiso para reproducir
informaciones, mencionando la fuente y sin fines lucrativos, evitando las
barreras impuestas por la propiedad intelectual).
Una
variedad imprevista de modos de creación y de relacionamiento se manifiesta en
internet, permitiendo transmisiones autónomas de contenidos en diferentes
formatos y lenguajes. Se incluyen ahí proyectos, experiencias y medios
relacionados a movimientos sociales, populares y comunitarios, organizaciones
políticas y grupos militantes que se enfrentan al sistema
capitalista y la construcción de modelos de desarrollo inclusivos y
socializantes.
Los
medios alternativos en red se utilizan cada vez más en redes sociales, blogs,
listas de discusión y correo electrónico para la difusión de ideas,
convocatorias de eventos y campañas, intercambios de datos, imágenes y archivos
sonoros. Todo eso facilitado por las conexiones infoelectrónicas y
tecnologías móviles que eliminan barreras geográficas e instituyen formas
más ágiles de contacto y articulación.
Los
proyectos comunicacionales no se agotan en el plano informativo, en
sentido estricto, y establecen vínculos con el activismo contrahegemónico. Ese
tipo de elaboración informativa tiene afinidades programáticas con el conjunto
más amplio de los organismos reivindicantes de la sociedad civil. Se trata de
asociar las actividades informativas a proyectos de transformación de la
sociedad, lo que dependerá siempre de una aplicación coherente de los
compromisos editoriales.
De
manera general, las acciones contra-hegemónicas actúan como herramientas para
la comunicación en el campo popular, sin dejar de lado la militancia social,
quedando implícito que periodistas y/o comunicadores deben ser solidarios, en
la batalla de las ideas, con las fuerzas sociales empeñadas en las luchas por
la democratización de la palabra y de la información.
La
amplia variedad de iniciativas de comunicación alternativa en red expresa la
heterogeneidad de movimientos, grupos y colectivos provenientes de lugares y
contextos diferentes, con singulares acumulaciones de experiencias y
propósitos. Pero los participantes integran, con ritmos y énfasis peculiares,
el mismo campo: la oposición a los grupos monopólicos privados que
mercantilizan la información en función de sus ambiciones lucrativas.
Aunque con una penetración social muy inferior a los medios masivos, la mayoría
de las experiencias contra-hegemónicas en red estimulan la circulación social
de interpretaciones críticas sobre relevantes temas políticos, económicos,
culturales y ambientales.
A
despecho de estas potencialidades, debemos problematizar algunas
cuestiones. La profundización de la comunicación contra-hegemónica en red
depende de plataformas tecnológicas más avanzadas, de más acciones convergentes
y principalmente de condiciones adecuadas de sustentabilidad económica. Son
exigencias básicas para diversificar e intensificar la distribución de
contenidos en múltiples y simultáneos puntos de la red.
Aún
es relativamente reducida la repercusión de la comunicación alternativa en red
en el conjunto de la sociedad. Vale la pena preguntar: ¿cómo competir con las
infernales máquinas de producción simbólica que se fundamentan en la
concentración monopólica de los medios masivos? Por lo general, los medios
contra-hegemónicos que están presentes en Internet llegan más a sectores
organizados y politizados, además de los formadores de opinión, los
periodistas, los estudiantes y los activistas gremiales. Probables motivos de
estas limitaciones: lenguajes y formatos inadecuados, discursos excesivamente
ideológicos, inconsistencia en las orientaciones editoriales y en los
esquemas de divulgación, baja penetración de internet en zonas poblacionales
pobres, etc.
Es
necesario debatir, definir e intentar desarrollar políticas de comunicación
electrónica más eficientes, aprovechando todos los medios y metodologías de
divulgación disponibles, como por ejemplo, boletines electrónicos, eventos que
atraigan la atención de nuevas audiencias, estrategias específicas para redes
sociales y mayor integración de las experiencias en plataformas comunes de
difusión. Otro problema a superar es la infoexclusión de poblaciones de baja
renta. El universo de usuarios, por más que esté aumentando exponencialmente,
no corresponde a la totalidad social, que es contradictoria y desigual. Hay una
grave asimetría entre las innovaciones tecnológicas y la capacidad de inclusión
de la base de la sociedad en los nuevos escenarios. La universalización de los
accesos depende de políticas públicas que expandan los usos sociales,
culturales, educativos y políticos de las tecnologías; del desarrollo de
infraestructuras de red en banda ancha; de inversiones y fomentos públicos
permanentes; de formación educativa y cultural, entre otros puntos.
Internet
es una herramienta más en la intrincada batalla de las ideas en la arena de la
comunicación, y sería iluso creer que, con las limitaciones actuales, pueda
suplantar al poder mediático. Pero estamos hablando, sin duda, de una
herramienta estratégica, pues permite el desarrollo de más espacios
independientes para la producción y diseminación de informaciones fiables y no
mercantilizadas, sin vínculos con las estructuras y las presiones del poder mediático.
Finalmente,
es necesario enfatizar que la valorización de la comunicación alternativa en
red no significa, en absoluto, sustituir el mundo real por la realidad virtual.
Imaginar lo contrario es subestimar mediaciones sociales y mecanismos fundamentales
de representación política. Las movilizaciones presenciales siguen siendo
insustituibles, sin embargo pueden ser reforzadas por las acciones virtuales,
como parte de la larga lucha por derechos sociales, políticos y culturales de
la ciudadanía.
- Dênis de Moraes es doctor en Comunicación y
Cultura por la Universidad Federal de Río de Janeiro y profesor e investigador
de la Universidad Federal Fluminense, en Brasil. Autor, entre otros libros,
de La cruzada de los medios en América Latina (Paidóis, 2011), Mutaciones de lo visible:
comunicación y procesos culturales en la era digital (Paidós, 2010), Sociedad mediatizada (Gedisa, 2007) y Por otra comunicación(Icaria/Intermón, 2005).
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