lunes, 24 de septiembre de 2012

La islamofobia inconsciente




De La islamofobia a debate. La genealogía del miedo al islam y la construcción de los discursos antiislámicos de Casa Árabe/ Ministerio de Relaciones Exteriores de España



Introducción
GEMA MARTÍN MUÑOZ
Profesora de sociología del mundo árabe e islámico de la Universidad Autónoma
de Madrid. Directora general de Casa Árabe-IEAM
RAMÓN GROSFOGUEL
Profesor de estudios étnicos en la Universidad de Berkeley (California) e
investigador en la Casa de las Ciencias Humanas en París
Desde finales de la Guerra Fría, una serie de «miedos sociales» se han ido difundiendo
por las democracias occidentales, entre los cuales, el miedo a lo musulmán
parece haberse convertido en uno los más destacados. Se ha acudido
así a «valores occidentales», como la libertad de expresión, la igualdad de género
o la identidad nacional, para cuestionar la presencia musulmana en los grandes
espacios metropolitanos de Occidente. Para algunos, estos «miedos sociales» o
«alarmas moralistas» no son sino la expresión de una creciente islamofobia.
Otros, en cambio, opinan que se trata de ejemplos de un problema real con las
comunidades islámicas y que hablar de islamofobia resulta, en el mejor de los
casos, sólo un intento de distracción o incluso, en el peor de los casos, una especie
de censura cultural que pretende cubrir y proteger a los extremistas musulmanes
y a su intolerancia.
Los que no concebimos la islamofobia como una cuestión de controversias
sino como una auténtica categoría analítica tenemos que afrontar las fortalezas
y debilidades de nuestra formulación de la misma. En el ámbito conceptual, la
islamofobia carece, en efecto, de una definición, una implementación y una
comprensión coherentes y consistentes. El artículo de Javier Rosón incluido
en el presente libro expone las numerosas definiciones existentes del concepto
de islamofobia y la falta de claridad de muchas de ellas. Si bien esto es lo que
ha permitido que el término se haya difundido tan ampliamente, también lo
está condenando a resultar ineficaz y vacío de contenido analítico como instrumento
de justicia social: para algunas personas, no supone más que otra expresión
de victimismo; para otras, se trata de retórica vacía; y para la opinión
pública y los actores políticos, suele representar una forma de desviar la cues-
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tión hacia derroteros ambiguos y llenos de tópicos. Por lo tanto, existe el riesgo
de que el término islamofobia acabe convirtiéndose en una fuente de conflicto,
en vez de constituirse en una fuente crítica que facilite la igualdad y la justicia
social.
Con el objetivo de contribuir a un debate en profundidad sobre el concepto
de islamofobia, Casa Árabe-IEAM y el Programa de Estudios Étnicos Comparativos
del Departamento de Estudios Étnicos de la Universidad de Berkeley
(California) organizaron una conferencia sobre esta cuestión, para explorar el
valor analítico y conceptual de este término desde una perspectiva interdisciplinar.
Las ponencias presentadas en esta publicación formaron pues parte de
la conferencia internacional titulada La islamofobia a debate, celebrada en la
sede de Casa Árabe de Madrid los días 28 y 29 de mayo de 2009. El propósito
de la conferencia consistía en llevar a cabo un debate académico sobre este fenómeno
en las democracias occidentales, prestando especial atención a Europa
occidental. Queríamos explorar los usos y abusos de la islamofobia como concepto.
Se trata de una forma de discriminación creciente en el ámbito europeo
occidental que está afectando a la vida social y a las oportunidades de millones
de ciudadanos del continente. Nos preocupa pues que dicho concepto sea cuestionado
y negado, así que nuestro objetivo consiste en abrir un debate académico
serio y profundo para lograr una mayor aclaración conceptual del mismo.
Los textos incluidos en esta publicación abordan las siguientes preguntas:
¿cómo se define la islamofobia?, ¿se trata de una forma de discriminación religiosa?,
¿de una forma de racismo?, ¿cómo podemos hacer operativo este concepto
como instrumento para la investigación social?, ¿cuáles son las
manifestaciones de este tipo de discriminación en Europa occidental?, ¿cómo
influyen en dichas manifestaciones las diversas identidades nacionales, tradiciones
culturales y sistemas políticos de los diferentes países?, ¿cuáles son las
manifestaciones históricas del fenómeno?, ¿cuál es la genealogía del concepto?
Cada vez es más común que los partidos políticos con discursos islamófobos
incrementen sus cuotas de votos en Europa occidental. No obstante, como señala
Abu Zayd en su texto, puesto que hay millones de europeos musulmanes,
difamar el islam supone difamar a la propia Europa. Esta idea según la cual lo
islámico y lo europeo serían dos realidades separadas está abocada al fracaso,
en la medida en que el número de europeos musulmanes es cada vez mayor.
No cabe duda de que el 11 de septiembre y sus secuelas, entre ellas el discurso
de la guerra contra el terror, forman parte del ambiente que explica el reciente
incremento de la islamofobia. Como analiza Farish Noor en esta publicación,
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tras el discurso de la guerra contra el terror, el mundo ha quedado dividido en
términos culturales, religiosos y civilizatorios. Sin embargo, no es menos cierto
que antes del 11 de septiembre ya existían discursos islamófobos, con especificidades
de largo recorrido histórico en los diferentes países europeos. Como
señala José María Perceval en su texto, la islamófobos constituye una de las
formas de discriminación con mayor arraigo en Europa. Por ejemplo, ya en los
siglos XVI y XVII existía en España la discriminación de los «moriscos», que condujo
a su expulsión en 1609.
Más aún, Vincent Geisser viene a demostrar, en su ensayo sobre Francia, que
la islamofobia se remonta a los tiempos cristianos medievales. Pero, desde su
punto de vista, las peculiaridades nacionales francesas han conducido a la modernización
de la vieja islamofobia, transformándola en una especie de «nuevo
racismo». Este autor relaciona la desviación francesa de la vieja islamofobia
cristiana con la colonización del oeste de África y de Oriente Medio en el siglo
XIX, así como con el proyecto de la Ilustración francesa del siglo XVIII. No obstante,
Heiko Henkel, en su texto, no concibe la islamofobia como una forma
de «nuevo racismo»; en sus análisis del asunto de las caricaturas de Mahoma
en Dinamarca, considera dicho concepto como una forma de xenofobia fuertemente
arraigada en el nacionalismo étnico danés. Si bien, desde su propio
punto de vista, el fenómeno no puede reducirse a esto, sino que forma parte
de la lucha de los musulmanes por su legítimo lugar en la sociedad danesa.
Según Henkel, la crisis de las caricaturas ha sido un «drama transicional» en la
lucha por dicho reconocimiento. El actual énfasis en la «secularidad» es producto
del fomento de la «danesidad» como distintivo de europeidad. Esta identificación
se construye políticamente mediante la expulsión nacional de los daneses musulmanes,
lo que conduce a reacciones islamófobas. Laura Navarro García argumenta
además, en su texto, que las representaciones mediáticas de los
musulmanes, no sólo en Dinamarca, sino en todo Occidente, son una de las
mayores fuentes de estereotipos.
Algo contra lo que hay que luchar es lo que Gema Martín Muñoz denomina
explicaciones culturales de hechos políticos. El culturalismo es un elemento
común en los discursos islamófobos; contribuye a una estrategia para consagrar
e incrementar la sensación de superioridad de lo occidental sobre lo islámico.
Se niega así la entidad política de los actores sociales pertenecientes a una comunidad
étnica, religiosa o nacional y cualquier suceso particular es juzgado
generalizándolo al conjunto del sistema de creencias (religiosas o de otra índole)
de toda una población. Las determinaciones culturales conducen así al esencialismo
y a estereotipos que se convierten en obstáculos para la superación
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de la discriminación. «Culturizando» lo que, de hecho, no son sino cuestiones
de discriminación racial o étnica, la islamofobia funciona como un mecanismo
para reorientar la búsqueda de las causas de exclusión social de las comunidades
musulmanas al interior de las mismas. Problemas que son el resultado de desigualdades
económicas, sociales y políticas acaban siendo representados como
propios de la «excepcionalidad islámica». Pues la «culturización» de conflictos
que, en realidad, son de naturaleza política desemboca en la negación de la entidad
y subjetividad políticas de los musulmanes. Como plantea Salman Sayyid
en su ponencia, el rechazo por parte del orientalismo occidental de toda entidad
política de las comunidades musulmanas está en el origen mismo de la islamofobia
y constituye además una de las principales fuentes de incomprensión y
de generación de estereotipos. Sayyid propone, de hecho, la necesidad de un
cuestionamiento de las representaciones de la identidad musulmana como una
«identidad religiosa», para recuperar la dimensión política de los sujetos musulmanes
y para devolverles su humanidad, suprimida por los estereotipos islamófobos.
Ramón Grosfoguel argumenta además que las propias ciencias
sociales son a menudo cómplices de estos estereotipos y prejuicios, pues sus
fundamentos parten de una islamofobia epistémica.
En resumen, esperamos que esta publicación constituya una contribución académica
a las cuestiones esbozadas, así como un instrumento para los investigadores
sociales, útil para superar prejuicios y barreras institucionales que están
generando ciudadanos de segunda en el seno mismo de Europa occidental.


La islamofobia inconsciente
GEMA MARTÍN MUÑOZ
Profesora de sociología del mundo árabe e islámico de la Universidad Autónoma
de Madrid. Directora general de Casa Árabe-IEAM

De La islamofobia a debate. La genealogía del miedo al islam y la construcción de los discursos antiislámicos de Casa Árabe/ Ministerio de Relaciones Exteriores de España

El término islamofobia se abre paso en las sociedades occidentales sin que
exista una definición consensuada, ni una enunciación jurídica establecida, o
una aceptación generalizada sobre su pertinencia. Esto es sintomático tanto
de una nueva realidad emergente cada vez más extendida, como de la falta de
conciencia de nuestras sociedades sobre el desarrollo de este fenómeno.
El término islamofobia ha provocado una importante controversia, incluyendo
posturas que cuestionan su validez o que simplemente rechazan su existencia.
Es un neologismo que empezó a utilizarse en la década de 1990 para referirse
a las percepciones globales negativas y peyorativas sobre el islam y a la discriminación
contra los musulmanes por prejuicios y razones de odio racial. Si
bien su uso se ha consolidado y generalizado especialmente después de 2001,
ya en 1997 el think tank británico Runnymede Trust, especializado en la investigación
sobre diversidad cultural y étnica, definió ese término en un informe
donde se identificaban las actitudes que alimentan la islamofobia:1 la interpretación
del islam como un bloque monolítico, estático y opuesto al cambio; percibido
como separado y otro; sin valores en común con otras culturas, ni influye
ni es influido por ellas; su consideración como inferior a Occidente; es estimado
como bárbaro, irracional, primitivo y sexista; es visto como violento, agresivo,
peligroso, que apoya el terrorismo y está inmerso en un choque de civilizaciones.
La hostilidad hacia el islam es utilizada para justificar prácticas discriminatorias
contra los musulmanes y su exclusión de la sociedad mayoritaria, mientras la
hostilidad antimusulmana es percibida como algo natural o normal.
Aunque esta definición ha sido criticada e incluso rechazada desde el ámbito
académico e intelectual, así como por los medios de comunicación y diferentes
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1 Runnymede Trust, Islamophobia: a Challenge for Us All, Londres: Runnymede Trust, 1997.
instancias gubernamentales, fundamentalmente organismos internacionales,
se ha generalizado el uso de ese término, lo que significa admitir la existencia
de ese problema y sus potenciales consecuencias: exclusión social, desprotección
de los derechos fundamentales y probabilidad de desórdenes. En 2004 el Consejo
de Europa avanzó una definición de la islamofobia:
El temor o los prejuicios hacia el islam, los musulmanes y todo lo relacionado
con ellos. Ya tome la forma de manifestaciones cotidianas de racismo y discriminación
u otras formas más violentas, la islamofobia constituye una violación
de derechos humanos y una amenaza para la cohesión social.2
En realidad, los organismos internacionales de defensa de los derechos fundamentales
han empezado a observar con preocupación el desarrollo de comportamientos
de intolerancia y discriminación hacia los musulmanes, alertando
sobre el riesgo de que arraigue un nuevo fenómeno racista que perturbe las
relaciones sociales y desafíe la protección de los derechos humanos. Además
de la atención dedicada por el Consejo de Europa en el informe anteriormente
citado, en el seno de la Organización para la Seguridad y la Cooperación Europea
(OSCE) esta preocupación ha venido siendo también objeto de interés
creciente. En la conferencia Antisemitismo y otras formas de intolerancia, celebrada
en Córdoba en 2005, la cuestión de la islamofobia se abordó por primera vez
en una sesión plenaria, si bien fue en 2007 cuando la presidencia española de
la OSCE organizó por primera vez una conferencia monográfica al respecto:
Discriminación e intolerancia contra los musulmanes.3
Pero han sido los informes del Observatorio Europeo del Racismo y la Xenofobia
(EUMC, por sus siglas en inglés), actualmente Agencia Europea de Derechos
Fundamentales, dedicados al seguimiento del desarrollo de la islamofobia
desde 2001, los que de manera más palmaria están poniendo de manifiesto el
crecimiento de esas actitudes y comportamientos antimusulmanes. Su último
informe de 2007, Musulmanes en la Unión Europea, discriminación e islamofobia,
constata una realidad patente: la islamofobia existe en forma de discriminación
y otras expresiones de intolerancia, y va en aumento si tenemos en cuenta los
informes anteriores. Asimismo, el segundo informe cualitativo anejo al anterior,
Percepciones sobre discriminación e islamofobia. Voces de miembros de las comunidades
musulmanas en la UE, nos confirma que, en efecto, existe un sentimiento afianzado
de esa realidad entre los musulmanes que viven en nuestros países.
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2 Ingrid Ramberg, Islamophobia and its Consequences on Young People, Budapest: Consejo de Europa, 2004.
3 Organization for Security and Co-operation in Europe, Conference on Intolerance and Discrimination against
Muslims, Córdoba, 9-10 octubre 2007, .
37
No obstante, dicho informe alerta sobre la escasez de fuentes para poder conocer
la situación real que se da en cada uno de los países europeos. A pesar de ello,
confirma la existencia de este fenómeno, el cual probablemente tendría un alcance
mayor si las bases de datos integrasen la caracterización específica de
incidentes islamófobos, lo que no ocurre en la mayor parte de los casos. De
nuevo, el problema surge de la falta de conciencia social sobre una cuestión
que conviene atajar antes de que la reacción sea tardía. Si no se reconocen estos
actos como de intolerancia racista no se pondrán los medios para identificarlos,
recogerlos y, a continuación, tomar medidas para prevenirlos. Por ello, una de
las propuestas en que más insiste el informe es la de integrar en las bases de
datos policiales, judiciales, etc., los incidentes y actos que tengan una clara tendencia
antimusulmana, catalogados como tales. Trabajo éste que debería realizarse
en cooperación con las comunidades musulmanas en los respectivos
países occidentales.
Las tendencias que recoge este informe se reflejan de forma preocupante en la
discriminación antimusulmana dentro de ámbitos tan determinantes para
la integración como el empleo, la educación y la vivienda. Si a ello se une el
sentimiento de denigración y humillación que pueden sentir los ciudadanos
musulmanes, sobre todo los jóvenes, ante la implacable insistencia en presentar
su fe, cultura e identidad como fuentes inherentes de decadencia, fundamentalismo
y terrorismo, el resultado se planteará más en términos de conflicto
social que de inclusión pacífica. Nunca perdamos la perspectiva de que el mejor
caldo de cultivo para el odio y la radicalización son la discriminación, los guetos
y el desprecio hacia la cultura y la identidad de un pueblo.
Todo ello confirma que el problema de las conductas antimusulmanas, por razones
de intolerancia hacia ciudadanos adscritos a la identidad islámica, ha ido adquiriendo
relevancia, lo que requiere ser conscientes de su existencia y de la necesidad
de articular medidas y acciones que lo contengan y prevengan. Sin embargo,
definir la islamofobia requiere que haya un amplio reconocimiento político y
social de su realidad, lo que no es el caso en la actualidad. Éste es un debate aún
pendiente, que requiere de criterios racionales y empíricos que la definan de
acuerdo con los estándares internacionales sobre racismo e intolerancia.
La herencia histórica
Sin duda, la proximidad geográfica e histórica siempre implica relaciones complejas
y competitivas entre los grupos geopolíticos vecinos. Éste ha sido el caso
del mundo europeo y el musulmán desde la Edad Media y ha traído consigo
la transmisión de una memoria histórica en conflicto. La rivalidad entre islam
y cristianismo, entre al-Andalus y los reinos cristianos, entre los imperios europeos
y el otomano, generó conflictos de intereses e ideologías estigmatizadoras
del otro. No hay más que leer el libro de Amin Maalouf Las cruzadas vistas por
los árabes4 o ver la película del cineasta egipcio Yusuf Shahin, Saladino, para
darse cuenta de la interpretación completamente opuesta de los acontecimientos
que nos dan estos autores árabes con respecto al imaginario cristiano y europeo.
Pero los trastornos que esta situación ocasionó no impidieron una realidad
social incuestionable: el Imperio bizantino mantuvo una estrecha relación con
el oriente omeya y abbasí, incluso mayor que con los reinos cristianos europeos;
entre al-Andalus y los reinos cristianos hubo continuos intercambios económicos
y culturales; y la islamización del occidente medieval es un hecho histórico innegable,
en Sicilia, la Península Ibérica y los Balcanes. Lamentablemente, la
historiografía dominante no hace hincapié en estos aspectos de intercambio y
comunicación, sino en la confrontación; todo ello responde a una gradual elaboración
ideológica.
La expulsión de musulmanes y judíos de al-Andalus junto al descubrimiento
de América significaron el punto de arranque de una concepción que percibe
a Europa como una identidad cerrada que se proclama la única depositaria de
los atributos de la humanidad, tratando como inferiores a los otros pueblos.
Durante el Renacimiento se llevó a cabo la elaboración ideológica que sustenta
esa concepción europea, que se prolonga hasta la actualidad, haciendo una interpretación
selectiva de la historia en la que Oriente desaparece del pensamiento
europeo, consolidándose el mito de que éste surge de una sola fuente original
grecorromana. Es decir, el mito fundador del pensamiento europeo excluyó
autoritariamente toda aportación oriental y, con ella, el determinante papel
que tuvo el pensamiento islámico, a quien se debe no sólo la recuperación y
relectura del pensamiento griego, sino también una rica aportación filosófica
racional. Esta expulsión alimentará la concepción de dos universos aislados y
sin un patrimonio común.
Entre los siglos XIX y XX se produjo un intenso proceso histórico que reforzó
este pensamiento etnocéntrico. Fue el momento en que Europa tuvo que conciliar
las ideas de la Ilustración con un mercantilismo en expansión que desbordaba
las fronteras nacionales. El pensamiento europeo se vio en la necesidad
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4 Amin Maalouf, Les Croisades vues par les Arabes, París: Jean Claude Lattés, 1983. [Edición española: Las
cruzadas vistas por los árabes, Madrid: Alianza, 1989.]
de elaborar la justificación moral y ética del ejercicio de dominación política y
explotación económica que aparejaba la expansión colonial. Así surgió la dualidad
entre civilización y barbarie, el concepto de raza y el principio de la superioridad
cultural europea frente a los otros, apropiándose de la representación
universal de la modernidad y la civilización. El colonialismo se convertía en
una obligación moral y una misión histórica: llevar la civilización a los pueblos
«salvajes» o atrasados. A partir de ese momento, se emplearon argumentos culturales
para justificar lo que en realidad eran acciones políticas. Con ello, para
utilizar lo cultural al servicio de la política, se elaboró un pensamiento que
trataba a las otras culturas como inferiores y, sobre todo, les negaba cualquier
capacidad de evolución y progreso. Esos valores se atribuían en exclusiva al
modelo europeo.
Desde entonces, la cultura europea se considerará superior a la de los otros
pueblos. Y su etnocentrismo mirará a las demás culturas desde una perspectiva
esencialista: como entes cerrados, inmutables y monolíticos, incapaces de progresar
y evolucionar, características que determinan todo su devenir histórico.
En consecuencia, se tenderá a considerar que las nociones de progreso, dinamismo
y modernización son valores inherentes a la cultura europea, que deben
ser universalmente imitados.
Así, por ejemplo, el acta de la Conferencia de Berlín de 1885, por la que las
potencias europeas se repartieron el continente africano, decía que éstas debían
«instruir a los indígenas y hacerles comprender y apreciar las ventajas de la civilización
». Joseph Chamberlain, ministro británico responsable de las colonias
entre 1895 y 1903, afirmará la superioridad de la raza blanca y su civilización
asegurando que «nuestra dominación es la única que puede asegurar la paz, la
seguridad y la prosperidad a tantos pueblos que nunca antes conocieron esos
beneficios. Llevando a cabo esta obra civilizadora cumpliremos nuestra misión
nacional en beneficio de los pueblos bajo la sombra de nuestro ámbito imperial».
Por su parte, el francés Jules Ferry proclamaba en el Parlamento el 28 de julio
de 1885 el deber «de las razas superiores de civilizar a las inferiores».5
En aquellas zonas islámicas del mundo donde se habían erigido grandes civilizaciones,
se desarrolló el discurso del agotamiento e incapacidad del islam para
salir del oscurantismo en que vivían frente al progreso de la civilización europea.
De esta manera se llevaba a cabo un proceso de desacreditación del legado cul-
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5 Citados por Sophie Bessis en su magnífico libro L’Occident et les Autres. Histoire d’une suprématie, París: La
Découverte, 2002. [Edición española: Occidente y los otros, historia de una supremacía, Madrid: Alianza, 2003.]
tural e histórico del islam, que será presentado como incapaz de progresar y
modernizarse. En otras palabras, todos los elementos culturales pertenecientes
al ámbito del islam, incluida la lengua árabe, eran catalogados como regresivos
y un obstáculo para la evolución moderna; con ello, se forjaba un imaginario
europeo lleno de prejuicios hacia lo islámico y se volvía a excluir autoritariamente
su legado intelectual y cultural del mundo de la modernización.
Cuando más tarde se desarrolle el pensamiento europeo anticolonial, denunciará
los métodos políticos de dominación y económicos de explotación utilizados
durante el periodo colonial, pero no cuestionará la vocación occidental de ser
el modelo cultural universal. Progreso y desarrollo no podían ser fruto más
que de la reproducción mimética del mundo occidental.
La explicación cultural de los hechos políticos
Otro hito histórico que ha fortalecido el sentimiento de superioridad occidental
sobre el islam y ha nutrido la percepción antiislámica dominante en las sociedades
occidentales ha tenido lugar en los albores de la década de 1990, con la
legitimación del orden unipolar y su compañera de viaje, la globalización. Esta
nueva situación ha generado una dinámica en la que Occidente busca explicar
buena parte del origen de los conflictos en la diferencia cultural. En consecuencia,
se va a reforzar la visión esencialista de la cultura de los otros y, desde
luego, de la islámica. No es infrecuente, por tanto, la interpretación del islam
como fuente global de la historia y el devenir de árabes y musulmanes, presuponiendo
así un islam determinista y omnipresente. Estos análisis se aproximan
a las sociedades musulmanas como si fuesen entes completos que no evolucionasen,
incapaces de transformar por ello su identidad, sus concepciones, su
cultura y sus instituciones de acuerdo con las nuevas circunstancias y situaciones.
La cuestión estriba en que el recurso a las perspectivas esencialistas permite
convertir en «excepción islámica» situaciones que en realidad afectan a muchas
otras áreas de la geografía mundial y cuyo origen es debido a factores políticos,
sociales y económicos. De esa manera, no ha sido difícil predisponer a la opinión
pública occidental para que piense que todo lo que ocurre en el mundo musulmán
se debe a una ola irracional de fanatismo cultural y religioso antioccidental,
ocultando el verdadero origen de las resistencias políticas.
No hay que olvidar que fue la guerra del Golfo la primera expresión de ese
nuevo orden. No sólo representó la supremacía de los Estados Unidos en el
mundo, sino que también se utilizó para consolidar la autolegitimación de la
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supremacía de Occidente frente a los otros, particularmente árabes y musulmanes.
Lo que en teoría era una contienda para destronar a un tirano concreto
en un país árabe determinado se convirtió en una cruzada cultural global que fue
muy útil para movilizar a su favor a casi todos en Occidente. El resultado
fue el establecimiento, con la anuencia social en general, de las líneas fundamentales
de la política occidental en la zona: protección de los intereses de
Israel, protección de las fuentes energéticas del Golfo, apoyo a las dictaduras
árabes aliadas de Occidente y construcción de un nuevo orden mundial basado
en Estados legítimos y Estados «parias», rogue states, que permite identificar
supuestas y aleatorias amenazas para justificar unos enormes gastos militares
en la zona.
La promoción de la democracia y de los derechos humanos quedaron relegados
—basta con leer los informes de Amnistía Internacional y Human Rights
Watch—, mientras en Occidente se elaboraba toda una literatura ad hoc para
eludir el verdadero análisis político y justificar la política occidental en la zona,
centrando la atención en la «cuestión cultural», tan querida por la sociedad occidental.
La teoría del choque de civilizaciones, desarrollada por el estadounidense Samuel
P. Huntington en 1993,6 va a ser la base ideológica sobre la que se sustente la
formalización de la supremacía occidental y la estigmatización cultural de aquellos
actores que se resistan a aceptar la hegemonía política, económica y militar de
Occidente en aquellas zonas donde tiene importantes intereses. En buena medida,
el discurso sobre el conflicto de civilizaciones entre el islam y Occidente es el
instrumento a través del cual se busca legitimar ante nuestras sociedades los
efectos que causa la política occidental en el mundo musulmán. La fórmula es
la siguiente: si la explicación de lo que ocurre se basa en un determinismo cultural
y religioso antioccidental, las responsabilidades de la acción política y militar
de Occidente quedan soslayadas. Tras la expresión huntingtoniana «el islam
tiene sus fronteras ensangrentadas» se translucía una explicación culturalista
que liberaba a Occidente de toda responsabilidad en ese «baño de sangre».
En realidad, la principal aportación de Huntington provenía de haber sabido
articular en una teoría algo que ya existía desde hacía mucho tiempo: el sentimiento
de superioridad cultural occidental y su imaginario antiislámico en
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6 Samuel P. Huntington, The Clash of Civilizations and the Remaking of World Order, New Haven: Yale University
Press, 1995. [Edición española: El choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial, Barcelona:
Paidós, 1998.]
un momento en el que buena parte de la atención de la comunidad internacional
se centraba en Oriente Próximo.
Como consecuencia inevitable de esa centralidad en el ámbito internacional
de los conflictos en Oriente Próximo y del fuerte impacto del terrorismo, la
cuestión «islámica» ha recibido también una gran cobertura en los medios de
comunicación. Pero el tratamiento que se da al mundo musulmán en los medios
occidentales tiende a reforzar los estereotipos. En particular, construye una
narrativa mediática de lejanía, apenas aparecen los individuos sino las masas
y casi siempre en relación con situaciones de violencia o fanatismo, de manera
que implícitamente transmiten la duda sobre el estado de civilización de esos
pueblos. También la presentación del islam como la clave abstracta que explica
el total devenir de esas poblaciones, representando un mundo que evoluciona,
el nuestro, y otro islámico, condenado a un ciclo repetitivo de miseria y violencia
sin esperanza de salir de él, como si sus ciudadanos no fueran sino pasivas correas
de transmisión de un destino comunitario ya señalado. Y finalmente, la
búsqueda y selección de lo más excepcional y extremista como la representación
de la mayoría: la utilización del «fundamentalismo islámico» con carácter de
representación global de los musulmanes.
Si todos son uno
Nuestra relación histórica con el islam ha acumulado toda una serie de percepciones
negativas dominadas por prejuicios y estereotipos. Se ha interiorizado
una imagen reduccionista y monolítica de nosotros y ellos, las dos «culturas»,
como si se tratase de universos cerrados, donde millones de seres humanos
identificados como occidentales o musulmanes representaran culturas uniformes
ajenas, cuando no antagónicas, la una de la otra. Esta concepción de las culturas,
cuando se trata de la relación entre el mundo musulmán y nosotros, es fruto de
un proceso de elaboración occidental en el que el islam, y por tanto todos los
individuos que lo integran, se ha representado de manera ficticia y etiquetado
ideológicamente como una fuerza global dominante, de manera que retrata el
comportamiento y la definición cultural de toda esa enorme masa de personas
como una entidad uniforme. Todos son uno, ignorando la gran diversidad que
se extiende por una inmensa área geográfica a través de todos los continentes.
Y ese uno es percibido como ajeno, separado y sin valores en común con nosotros,
inferior y dominado por el fanatismo, el fundamentalismo y la irracionalidad.
La combinación de hostilidad y reduccionismo que alimenta esta
representación recreada de un Homo islamicus amenazante, retrógrado y violento,
le hace objeto de intervenciones terapéuticas o punitivas.
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Los atentados del 11 de septiembre en los Estados Unidos, así como los de
Madrid y Londres que años después los siguieron, han elaborado una perversa
alquimia en la que esos estereotipos se han traducido en sospecha y miedo. La
percepción de los musulmanes como un bloque monolítico y estático se ha extendido
al fenómeno terrorista, provocando una fuerte tendencia a verlos como
una potencial «arma oculta de Ben Laden», recordándoles su presencia indeseada
en nuestro territorio y exigiéndoles justificar su lealtad e integridad. Las leyes
antiterroristas se han basado en normas preventivas en las que el origen nacional
y confesional rige los criterios de control y seguridad, reforzando la estigmatización
social de las comunidades musulmanas en los países occidentales. El
impacto del fenómeno terrorista ha colocado bajo sospecha generalizada aquellos
espacios y actores vinculados al islam, como mezquitas e imanes; las prioridades
de control y seguridad se imponen socialmente sobre los aspectos relacionados
con la integración, cuyas políticas se centran más en la prevención del terrorismo
que en la promoción de la igualdad y los derechos fundamentales.
En consecuencia, la opinión pública y el sentimiento social se han centrado en
la necesidad de adoptar «medidas preventivas» para defenderse de la presencia
de musulmanes en «nuestro suelo». Así, desde 2002 todos los estudios sociológicos,
nacionales e internacionales, muestran de manera creciente un sentimiento
de rechazo hacia los musulmanes y de estrecha vinculación entre
terrorismo e inmigración musulmana. Como esos sentimientos se presentan
como expresión de patriotismo y autodefensa, las sensibilidades islamófobas
que despiertan encuentran legitimación y exculpación social. De ahí que podamos
hablar de una islamofobia inconsciente, que no se percibe como discriminación
sino como protección y autodefensa, siendo muchos los reacios a
llamar a esta actitud por su nombre.
Es un hecho muy significativo que los partidos de extrema derecha que se están
consolidando en los diferentes países europeos han evolucionado desde posiciones
xenófobas generales hacia una especialización en el discurso explícitamente
antimusulmán. De esta manera, inflaman los sentimientos islamófobos
a la vez que, a diferencia de la xenofobia en general, lo difunden con más legitimación
social, sacando partido de la islamofobia inconsciente.
Con respecto a los límites entre islamofobia y libertad de expresión, ésta no
puede ser un valor absoluto que, desprovisto de todo sentido de responsabilidad,
se convierta en el abuso de ese derecho. Un lenguaje racista y xenófobo no
puede justificarse en la protección de los derechos fundamentales. La crisis
que se generó en torno a las caricaturas del profeta Mahoma exige una reflexión
43
que, en mi opinión, no puede quedar reducida a la cuestión de la libertad de
expresión enfrentada a la no aceptación de una cultura de la sátira y la caricatura;
ante dicha dualidad no sería necesario plantearse ninguna respuesta compleja.
Tampoco creo que el fundamento clave esté en lo sagrado o intocable del hecho
religioso, aunque se utilice un doble rasero al rechazar el periódico danés hacer
el mismo «experimento» con Jesucristo, ya que también existe el derecho de
los no creyentes a no verse constreñidos por doctrinas religiosas que no comparten.
Pero lo que convirtió en un polvorín la publicación de las caricaturas
en el periódico danés Jyllands-Posten es el carácter islamófobo y la incitación
al odio que se derivaba de la representación del fundador del islam como terrorista.
La idea subyacente se manifestaba con nitidez: si el fundador de esa
comunidad era un terrorista, todos sus miembros lo son.
Se transmitía así un peligroso mensaje que estigmatizaba y humillaba a una
parte muy importante de la humanidad. A partir de ahí, la cuestión no es religiosa,
sino política, porque concierne a algo tan detestable como el racismo
y la xenofobia; y, en este sentido, sí que la libertad de expresión no puede ser
un valor absoluto que, en ausencia de cualquier tipo de responsabilidad, derive
en el abuso de ese privilegio. Poco importa en esta cuestión si hay regímenes
despóticos en el mundo musulmán que no respetan los derechos de sus propios
ciudadanos o de otros, si un presidente en Irán no cesa de hacer declaraciones
aberrantes, o si existen grupos terroristas que sólo representan a una minoría.
La existencia de esas realidades no puede servir de argumento para justificar
ningún tipo de racismo o intolerancia, dado que su objetivo son ciudadanos,
individuos, seres humanos que, además de tener que soportar esas situaciones
de opresión e injusticia, son insultados, ofendidos y tratados como inferiores.
Desde que se desencadenó la crisis de las caricaturas ha faltado un criterio que
fuese tan claro en la defensa de la libertad de expresión como en la denuncia
rotunda del mensaje islamófobo que transmitían, sosteniendo que la incitación
al odio y la xenofobia no tienen ninguna cabida en el sistema democrático europeo.
Una respuesta diferente habría favorecido una reconciliación ética con
todos los musulmanes ofendidos por esas caricaturas y contribuido a apaciguar
los ánimos.
Tampoco podemos recrear una situación aparentemente «ideal» desde la perspectiva
de algunos sectores de nuestras sociedades que esperan que la identidad
musulmana de esos ciudadanos se diluya e incluso vaya desapareciendo en su
proceso de integración europea. El mejor musulmán es el que deja visiblemente
de serlo. De ahí la tendencia a distinguir entre el «musulmán bueno» y el «musulmán
malo». El primero sería el occidentalizado, que se proclama laico y, en
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muchas ocasiones, sin tener cualificación científica, corrobora nuestros estereotipos
demonizando al islam y sus supuestas «patologías». A ellos se los eleva
como únicos posibles embajadores de su sociedad y su cultura, si bien con frecuencia
son la cortina de humo que nos impide el conocimiento eficaz de la
diversa realidad musulmana. El resto, si no prueban ser «buenos», son considerados
presuntamente «malos».
Esa no es la realidad que hay que abordar en nuestros países, sino la de la integración
y normalización ciudadana de un número importante de personas
que son musulmanas y no desean dejar de serlo. Para lograrlo debemos aceptar
la visibilidad física, humana y territorial de un colectivo que hoy día ya forma
parte de la identidad europea. Lo que no significa que los musulmanes no asuman
los principios legales que el Estado de derecho impone a todos los ciudadanos,
independientemente de su raza, género y religión. La primera premisa
nunca debe excluir a la segunda. Pero la mejor manera de lograr la segunda es
que no se excluya a la primera.
Bibliografía
BESSIS, Sophie, L’Occident et les Autres. Histoire d’une suprématie, París: La Découverte,
2002.
HUNTINGTON, Samuel P., The Clash of Civilizations and the Remaking of World
Order, New Haven: Yale University Press, 1995.
Islamophobia: a Challenge for Us All, London: Runnymede Trust, 1997.
MAALOUF, Amin, The Crusades Through Arab Eyes, Nueva York: al Saqi Books,
1984.
Muslims in the European Union. Discrimination and Islamophobia, Observatorio
Europeo del Racismo y la Xenofobia, 2006.
Perceptions on Discrimination and Islamophobia. Voices from Members of Muslim
Communities in the European Union, Observatorio Europeo del Racismo y
la Xenofobia, 2006.
RAMBERG, Ingrid, Islamophobia and its Consequences on Young People [Seminar
Report], Budapest: Consejo de Europa, 2004.

5 comentarios:



  1. ISLAMOFOBIA


    TODOS LOS MUSULMANES DEBEN SER EXPATRIADOS DE EUROPA Y LOS PAÍSES CIVILIZADOS DE TODO, EN EL MEDIO ORIENTE.


    HASTA QUE ME VAYA, SE LIMITARÁ EN CAMPOS DE CONCENTRACIÓN, DONDE PUEDE PONER EN PASARELA: "EURABIA" COMO HABÍA SOÑADO.


    En primer lugar, el Islam no es religión, sino una secta PEDOFÍLICA y política, en que la pedofilia es legal por la ley del Islam.


    La realidad: los cristianos o los miembros de otras religiones no enviar asesinos para matar en el Medio Oriente, sin embargo, los musulmanes envían sus facciones terroristas, bajo el pretexto de que son "Fundamentalistas islámicos", para matar en el oeste.
    Los musulmanes cobrar diezmos en mezquitas, al terrorismo, entonces son cómplices.


    En el Medio Oriente, constantemente, violación, mutilar y matar cristianos y miembros de otras religiones.


    ¿Por qué entonces, tiene que tolerar en Europa y en otros civilizados países, si ellos nos odian y matan?


    Los islamistas seguir estrictamente lo que está escrito en el Corán (escrito por Muhammad, pedófilo le llaman Profeta), por esta razón pedofilia es legalizado por la ley del Islam.


    Además, este libro satánico que llaman el Sagrado Corán está escrito que todos debemos ser convertido al Islam o asesinados, según la llamada "guerra de Santo", que santa no tiene nada.


    En la actualidad, sabemos de las atrocidades que practican en pueblos indefensos y pequeños pueblos de África: violar a sus niñas y jóvenes y matar a todos los hombres, para que no procriem más: los "perros infieles, a Mahoma" (como llaman a los no musulmanes). Entonces obligar a sus víctimas para poner el velo y la vuelta en musulmán, contra la voluntad de ellos.


    Descaradamente, después de reclamo, que el Islam es una "religión" en el mundo de más rápido crecimiento.


    Entre otros males: violaciones de niñas y adolescentes, obviamente vírgenes, como fue ampliamente divulgado en Italia más de seiscientos. En Inglaterra han violado a cientos de niñas, también ampliamente divulgadas. Como en todos los países europeos, donde se encuentran infiltrados, ocurre lo mismo.


    Aún así, pintó todas las iglesias de los países europeos, que acogió, donde podemos observar que sólo las mezquitas no son pichadas. Si era el trabajo de etiquetadoras, las mezquitas sería también.


    Después se quejan de la ISLAMOFOBIA.


    Y, ¡ Hurra por la ISLAMOFOBIA, que arrasará el mundo, la herida de la humanidad, el Islam y sus perversiones sexuales: pedofilia

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  2. ANDERS DE NORUEGA


    TODOS LOS MUSULMANES DEBEN SER EXPATRIADOS DE EUROPA Y LOS PAÍSES CIVILIZADOS DE TODO, EN EL MEDIO ORIENTE.


    HASTA QUE ME VAYA, SE LIMITARÁ EN CAMPOS DE CONCENTRACIÓN, DONDE PUEDE PONER EN PASARELA: "EURABIA" COMO HABÍA SOÑADO.


    Las verdades que no debemos olvidar:


    ANDERS BEHRING BREIVIK de Noruega no es un asesino, es un idealista, como Che Guevara y otros que arriesgaron sus vidas y su libertad, por el bien de la humanidad. E. como Anders de Noruega declarado: "era cruel, pero es necesario". Con su actuación, al tiempo que elimina los islamistas y sus simpatizantes, tenía la intención de alertar al mundo sobre los musulmanes peligrosos, que infiltran en Europa y en otros países civilizados, bajo cualquier pretexto, y en la primera oportunidad que hacen terrorismo en países que les dieron la bienvenida.


    Ejemplos: en Francia, quemando propiedades occidentales, bajo cualquier pretexto y contratar a desempleados para hacer el "servicio", juntos, para que sea procesado. Y donde podemos observar que todas las iglesias son pichadas, y no son sólo las mezquitas. Si era el trabajo de etiquetadoras, las mezquitas sería también.


    En Rusia, mató asesinados decenas de niños en una escuela, pero ali no podrían negar su autoría. En Italia, sólo ocho islamistas, en unos pocos meses, han violado a más de 600 (seiscientos) 12 niñas a16 años obviamente vírgenes, que fue ampliamente divulgado.


    En Inglaterra se incendiaron varias ciudades inglesas, sólo porque un islamista fue asesinado por la policía y también violan a muchachas inglesas.


    En Estados Unidos todo el mundo sabe lo que pasó, porque se informó ampliamente.


    En Brasil, un brasileño que mató a varios estudiantes en la Universidad, tenía vínculos con los terroristas islámicos, incluyendo Internet.


    Por lo tanto, podemos deducir que todos los asesinatos en las escuelas en todo el mundo, aunque no llevado a cabo por los musulmanes, los tiradores son reclutados por ellos.


    Incluyendo asesinatos de civiles, por apuñalamiento.


    El Islam no es religión, Pedofílica y secta política, con sus propias leyes, en que la pedofilia es legal por la ley del Islam. Cualquier musulmán puede casarse con 3 (tres) chicas, al mismo tiempo, con 9 (nueve) años de edad o menos, para su orgía pedofílicas y cuando mueren en estas orgías, sólo se reemplazan. Dicen que es habitual para justificar sus perversiones sexuales. Los islamistas, siguiendo el ejemplo del pedófilo le llaman Profeta Mohamed, cuya esposa, Ayshah, tenía sólo 8 (ocho) años de edad.


    Antes de que el acto de Anders Behring Breivik, el nuevo orden de los Templarios no era conocido, ahora esta sociedad secreta extendido por todo el mundo, con millones de seguidores, que si esa era la meta de Anders aumentan cada día, entonces la revelación, tienes!!!!!! E islamofobia si fortificada por el mundo civilizado, gracias al valiente Anders de Noruega.


    Nota: Los musulmanes, siempre cobardes como todos los asesinos, se esconden detrás de los "Black Stars", en Grecia y otras denominaciones que utilizan, para promover los disturbios y asesinatos, para dominar a los países más adelante.
    El mismo método que están utilizando en Siria y luego culpan al gobierno sirio, por practicar el genocidio.

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  3. HERMANDAD MUSULMANA


    TODOS LOS MUSULMANES DEBEN SER EXPATRIADOS DE EUROPA Y LOS PAÍSES CIVILIZADOS DE TODO, EN EL MEDIO ORIENTE.


    MIENTRAS QUE NO SALEN, DEBE LIMITARSE EN CAMPOS DE CONCENTRACIÓN, DONDE PUEDE PONER EN PASARELA: "EURABIA" COMO HABÍA SOÑADO.


    La realidad que pocos conocen:


    El Tribunal Supremo de España revocó la ley que prohíbe el uso del velo y el vestuario adecuado de musulmán, recibió amenazas de muerte debido a la Hermandad Musulmana!!!


    Nota: La hermandad musulmana, se infiltra en todos los países europeos, entre ellos Australia, Canadá y Asia.


    De ese modo, todos los movimientos contra los islamistas en Europa y en todos los países civilizados, son silenciados pronto, porque las organizaciones reciben amenazas de muerte, de hermandad, en que se incluyen a miembros de la familia.


    Ha ocultado el terrorismo, hecho por teléfono.


    Y, también, bajo amenaza de muerte, obligando a la gente a convertirse al Islam.


    Los musulmanes están en el mundo, a través de amenazas de muerte, bombas y suicidio bombarderos o incendios provocados, ya sea en una residencia o institución pública, como fue el caso en el Tribunal Supremo de España.


    Nota: el Papa Bento XVI, se vio obligado a abandonar el papado, porque en más de 50 (cincuenta) idiomas, transmitido a todo el mundo, hablaban algunas verdades sobre la maldita secta PEDOFÍLICA, llamada Islam. Y el Vaticano sería impludido por los musulmanes, que permaneció en el papado. Así el Papa Francisco, asumió el papado y tuvo que humillas, por exigencia de los musulmanes, en lavar los pies de un musulmán que odia a los cristianos y aún tenía que besar los pies de los malditos.


    La realidad: el Papa Franciso es el títere de los musulmanes y no tenía permiso para utilizar el nombre de Francisco I, como sería lo correcto, por exigencia de los islamistas!!!


    Sólo un ejemplo de lo que el maldito islamistas están en el oeste: el caso del político holandés que quiere liberar a su país de los islamistas y tiene toda la razón y debido a esto, hay que andar con guardaespaldas, uso de vehículo blindado, a no ser asesinado por los musulmanes, en su propio país.


    Todavía, los islamistas pertenecen a una secta política, llamado el Islam, que se llama religión, sin ser, en que la pedofilia es legal por la ley del Islam PEDOFÍLICA.


    Como resultado, si crees que el derecho a violar a nuestros hijos y llevarlos a la muerte por hemorragia interna, y si sobreviven, va estar traumatizados por el resto de sus vidas.


    Una cosa es cierta, también tienen familia como nosotros!!


    Así que vamos a aplicar a los musulmanes, la ley del talión:


    'OJO POR OJO, DIENTE POR DIENTE'.


    Por lo tanto, puede ya no intimidarnos con amenazas, porque sabrán que habrá el cambio!!!


    En el Medio Oriente, mate, viole y mutilando a los cristianos y miembros de otras religiones.


    ¿Por qué tenemos a tolerarlos en Europa y en otros países civilizados, si odian a nosotros y matar?


    VAMOS A PONER UN ALTO A ÉL!!! NO SIGAMOS TOMANDO ÓRDENES DE RETIRAR LOS CRUCIFIJOS DE LAS IGLESIAS, LOS ÁRBOLES DE NAVIDAD DE LAS CALLES Y ASÍ SUCESIVAMENTE. ¿Y AUN SIENDO AMENAZADO DE MUERTE, ASESINADO O DEJAR QUE A NUESTRAS CHICAS VIOLADAS POR LOS PEDÓFILOS MUSULMANES, EN NUESTROS PROPIOS PAÍSES, DONDE LOS MUSULMANES SON INTRUSOS?


    Y, ¡ Hurra por la ISLAMOFOBIA, que arrasará el mundo, la herida de la humanidad: el Islam y sus perversiones sexuales: pedofilia


    Nota: Los musulmanes siempre implican a los judíos en la discriminación, ya que los judíos nunca han sido gravados como asesinos, violadores o terroristas. Es una maniobra maquiavélica de los islamistas tratando de difundir el antisemitismo (neonazismo) alrededor del mundo, con la intención de debilitar la ISLAMOFOBIA.

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  4. BARACK HUSSEIN OBAMA y su estrategia


    Obama estaba desesperado a bombardear Siria, para borrar los últimos vestigios de las armas químicas, que le dio a sus terroristas musulmanes amigos, llamados "Rebeldes", a transmitirse entre las personas, con el fin de implicar al gobierno sirio y finalmente conseguir su verdadero objetivo: ayudar a implementar el islamismo RADICAL en Siria.
    Nota: en Egipto, donde OBAMA también interfirió en nombre de la Hermandad Musulmana voló, y el Islam RADICAL fue derrocado.
    ¿Bueno, no es OBAMA quien envía armas y dinero a los terroristas en Siria?
    ¿No fue Obama quien pronunció un robot para que los iraquíes podían copiar, bajo alegación de que se estrelló en Irán?
    Obama, monitorea llamadas en todo el mundo, bajo alegación de que es para combatir el terrorismo.
    Si realmente quieres luchar contra el terrorismo, supervisaría las llamadas de los musulmanes, que son terroristas, y no de los europeos y los asiáticos!!!!!!
    Reclamaciones que combatir el terrorismo, sin embargo, permitieron que los chechenos brothers, practicaban el terrorismo en la maratón de Boston, aunque él había sido advertido por el servicio de inteligencia Ruso, que eran peligrosos y cuya madre era un expediente en el FBI, como un terrorista.
    OBAMA afirmó haber mandado a matar a OSAMA BIN LADEN, y nada ha sido probado. Lo interesante es que los enviados para el Medio Oriente, y que tomó parte en la farsa, de un total de 24 (veinticuatro) y 20 (veinte) de los cuales ya están muertos, en un verdadero ' quema de archivo ".
    La realidad sólo cruda y desnuda es aliado OBAMA de los terroristas musulmanes y pasa toda la información necesaria acerca de todo lo que sucede en el oeste, en lo relativo a la lucha contra el terrorismo a través de grabaciones de llamadas telefónicas y de internet, así puede advertir en el tiempo, sus amigos terroristas musulmanes, si ya se ha descubierto ninguna preparación para un ataque terrorista,, para advertirles. Cuando los luchadores reales del terrorismo lo encontraron, el ataque se lleva a cabo.
    Si no es así, no necesitaría monitorear llamadas telefónicas tanto occidental como oriental, porque no mandan a los terroristas a matar en otros países, como los musulmanes.
    En medio de un discurso de OBAMA, te perdiste: "he sido preparada durante años, para ser presidente de los Estados Unidos de América". La impresión de eso si tiene, es que fue preparado por terroristas musulmanes. Y aprovechando la tecnología actual utilizada por la NSA, prisma y VERIZON, incluyendo aviones, están saboteando el mundo civilizado, bajo alegación de ese terrorismo de peleas, pero OBAMA, en realidad lucha contra la civilización occidental y oriental en favor de los terroristas musulmanes.
    Europa y los países civilizados no pueden y no deben aceptar ayuda este "topo" de la Presidencia estadounidense, OBAMA, quien plantea como mulato y Christian, y simple cuya verdadera identidad y la religión es aún desconocida.
    Y, gracias a BARACK HUSSEIN OBAMA, terrorismo aumentado!!!

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