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Por Inna Shevchenko  
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Femen está en guerra con un patriarcado que
  contempla a las mujeres como objetos sexuales. ¿De qué armas disponemos? De
  nuestros pechos desnudos. 
Femen
  es nuestro intento de repensar la historia del feminismo en su conjunto.
  Creemos que si se les deja como propósito vital a las mujeres poco más que
  satisfacer deseos sexuales, entonces nuestra sexualidad debe politizarse. No
  estamos negando nuestro potencial de ser tratadas como objetos sexuales. Por
  el contrario, tomamos nuestra sexualidad en nuestras manos, volviéndola
  contra nuestro enemigo. Estamos transformando la subordinación sexual
  femenina en agresión, y empezando por tanto la guerra de verdad. 
Que
  nadie se confunda: estamos en guerra. Es esta una guerra ideológica, una
  guerra del tradicionalismo contra la modernidad, de la opresión contra la
  libertad, de la dictadura contra el derecho a la libertad de expresión.
  Tomamos como blanco las tres manifestaciones principales del patriarcado: la
  religión, la industria del sexo y la dictadura. 
"No
  tuve tiempo de ver si parecían o no atractivas, si eran rubias o no",
  esas fueron las palabras de Putin después de nuestra acción más reciente de
  distracción, cuando las activistas de Femen se enfrentaron a él en Hannover,
  gritándole a la cara: "¡Que te jodan, dictador!". Putin se apresuró
  a sonreír, pero un funcionario del Kremlin ya andaba pidiendo que Alemania
  castigara a nuestras activistas. En un lapso de media hora se abrieron cuatro
  procedimientos judiciales contra las asaltantes del dictador.   
Esta
  es nuestra realidad. Las activistas de Femen sufren detenciones, palizas o
  incluso secuestros, como nos sucedió en Bielorrusia después de la protesta
  nuestra que ponían en ridículo al presidente Alexander Lukashenko en Minsk. 
Al
  machismo se le puede derrotar mediante la rebelión femenina. Ningún líder
  autoritario está interesado en la opinión pública, que puede perjudicarle
  personalmente. Las tácticas de Femen se proponen justamente eso: lastimarle y
  humillarle personalmente. Tirarle zapatos a Bush no es nada comparado con
  nuestro ataque contra Putin. Antes nunca se había encontrado su cuerpo
  sagrado, protegido por docenas de guardas de seguridad profesionales, tan en
  peligro.   
Éramos
  todavía unas aficionadas cuando nos manifestamos contra Putin en Kiev en
  2011, a docenas de kilómetros de distancia de nuestro blanco. Pero mejoramos
  nuestras habilidades cuando sitiamos el colegio electoral en Moscú en 2012,
  sólo 20 minutos después de que se marchara Putin del lugar. Un año más tarde,
  nos enfrentamos a él desnudando nuestros pechos como desafío.
      
Putin
  es un homófobo y un oligarca que encarna la fusión de Iglesia y Estado,
  poniendo sus intereses personales por delante de los de 150 millones de
  personas en ese proceso. Recientemente anunció que  Rusia no es país
  para los gays, tal como George H. W. Bush afirmó en su día que los EE. UU. no
  son país para ateos. Putin no se para en eso, de modo que vamos nosotras a
  pararle a él. 
¿Cómo,
  se preguntan ustedes? Sí, queridos lectores, ¡sólo con nuestros pechos
  desnudos! Respondemos tumbando al gran oligarca y sus payasos del servicio de
  seguridad, y con ellos, la imagen que tan cuidadosamente ha ido cultivando.
     
Femen
  constituye un inmenso experimento. Cada día encontramos nuevos modos de
  destruir el patriarcado, nuevas palabras con las que responder a nuestros
  oponentes. Apelamos a una revuelta sexual global contra el sistema. No
  podemos contarles nuestros planes más inminentes, o cuál será el resultado
  final de nuestra lucha, pero trabajamos en ellos las 24 horas del día. Lo
  único que puedo decirles con seguridad a todos aquellos contra los que
  luchamos es que no vamos a dejaros que consagréis como culto la mierda que
  sois. 
Inna
  Shevchenko es activista y dirigente del movimiento
  internacional de mujeres Femen 
De la Web Sin Permiso. 
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La propuesta es un Israel para todos los israelíes, un Israel para todos sus ciudadanos. Para los electores que llevan en sus corazones los valores de la izquierda: paz, justicia, igualdad, democracia, derechos humanos para todos, feminismo, protección del medio ambiente, separación entre estado y religión. Hablo de una izquierda renovada que defina un nuevo modelo del Estado de Israel, con una sociedad civil participativa. Soy un israelí postsionista, no antisionista.
jueves, 25 de abril de 2013
Somos Femen, las desnudas tropas de choque del feminismo
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