El estado de
las cosas hace pensar que todo puede salirse de curso, puede desmadrarse. Con
Clinton y Ban Ki-moon en la zona, la escalada continúa, tanto Israel como Hamas
y otras formaciones de Gaza no escatiman esfuerzos. No sólo se redobla el accionar
israelí, sino la andanada de misiles desde Gaza no cesa y dos autobuses fueron
atacados hoy por Hamas con explosivos desde su interior en Tel Aviv. Al matar
al líder de Hamas Ahmed Jabari el 14 de noviembre, sabía Israel que
intensificaba intencionalmente la lucha militar contra Hamas. Ambos campos
están utilizando medidas militares indiscriminadas, ya sea misiles de Hamas
contra civiles israelíes e Israel con diferentes niveles de asedio a Gaza. Es
obvio que Israel tiene derecho a su legítima defensa, pero no podemos acentuar
el unilateralismo y el aislacionismo que pueda profundizar la inseguridad de
todos nosotros en los años venideros.
El plan
original de Netanyahu, y el ministro de Defensa, Ehud Barak era simple: para
hacer frente a Hamas bastaba con un golpe sólido, matar a su jefe de Estado
Mayor Ahmed Jabari y destruir la mayor parte de sus misiles de largo alcance,
para después atacar los lugares de lanzamiento sin una operación
terrestre. Esta operación podría transformarse en una amplia guerra de Oriente
Medio, pero la idea era llamar a la presión internacional que parece no surtir
efecto para evitarla y nos coloca ahora ante lo no deseado. La operación terrestre
podría ser ante un cuadro que no cede en su gravedad, una opción no descartada,
aparte de una ayuda gratuita a quienes desean ver a un Israel agresor y
devastador. En vísperas de elecciones la derecha reaccionaria y racista de
Israel se da la mano y un abrazo con Hamas y socios más radicales en
Gaza. Por otra parte, un gobierno que se niegue a negociar con los
palestinos es lo que Hamas quiere, porque esta organización no es compatible
con las negociaciones, y no quiere dar a Abbas la chance de ser un socio viable
para un gobierno israelí dispuesto a verlo como tal. Un gobierno de
derecha radical en Israel actúa como un agente de reclutamiento de Hamas y gana
seguidores para los radicales palestinos. Lo último que Hamas quiere ver
es un gobierno razonable israelí que ofrezca la paz a los palestinos. Abbas
está en el umbral de la creación de un Estado Palestino viable en Cisjordania,
y me temo que su logro es muy poco apreciado por el establishment actual en Israel como por Hamas; Motivo suficiente para asociarse a su manera
en esta tragedia que vivimos y que puede ser la antesala de un horror mayor.
Decir que Israel debe negociar un acuerdo a
largo plazo con los gobernantes fundamentalistas islámicos de Hamas en Gaza, es
en estos momentos una humorada patética. Pero es lo que se debe hacer para
concluir un ciclo de violencia sin sentido desde que Israel se retiró
unilateralmente de la Franja de Gaza en 2005. Gaza es gobernada por Hamas
desde que expulsó a Fatah, convirtiéndose en un territorio hostil, y es cierto
que Israel no tiene que aceptar este estado de cosas. El ejército de
Israel puede terminar una rápida operación terrestre en forma exitosa, pero el
costo político sería fatal, peor que en 2008. A pesar del mito de que las
negociaciones con Hamas son imposibles y no hay nada para hablar, Israel ha
negociado en el pasado con el movimiento islámico y ha llegado a acuerdos con
él. Aparte de varias treguas temporales, se negoció la liberación de Gilad
Shalit. No hay absolutamente ninguna necesidad de que Israel gaste grandes
sumas en reforzar sus edificios en torno a Gaza y aún mayores sumas en
sofisticados sistemas antimisiles. A partir del sábado, según la BBC
Israel habría gastado $ 29 millones en intercepciones de misiles. Cada batería
de Cúpula de Hierro se estima en 50 millones de dólares y hay cinco desplegadas
para proteger el sur. El costo de los misiles que utiliza varía de $ 40000 a
$1000000. Tampoco es necesario que los israelíes y los palestinos a ambos lados
de la frontera vivan bajo un temor constante. Israel debe cambiar de
dirección: si no está dispuesto a pagar el precio militar y diplomático de una
acción militar a gran escala, debe sentarse con sus enemigos y negociar una
tregua a largo plazo. Por una vez nuestra derecha gobernante debe ser lúcida
y entender que no se puede vivir en este estado de beligerancia permanente, que
apoyar a Abbas puede ser necesario y que si quiere neutralizar a Hamas, que es
lo que todos queremos, el camino es otro. Se debe parar las políticas de mutuas
escaladas militares y ante todo terminar con la ocupación. Soy iluso y pienso
en ver a un Abbas exitoso en la próxima Asamblea General de la ONU el 29 de
noviembre próximo.
*Carlos Braverman (Israel): Politólogo y
Psicólogo, miembro de la Asociación de Derechos Civiles de Israel. Militante
por la coexistencia judeo-árabe y un camino alternativo a la globalización
neo-liberal. Miembro del Partido Meretz (Partido Socialista de Israel - Tel
Aviv). Presidente del Instituto Campos Abiertos (Investigaciones en Ciencias
Políticas).
Derechos reservados: Instituto Campos Israel ISBN963-03- 0316- 2 מסת"ב
Derechos reservados: Instituto Campos Israel ISBN963-03- 0316- 2 מסת"ב
No hay comentarios:
Publicar un comentario