martes, 30 de agosto de 2011

30 de agosto- Día Internacional del Detenido Desaparecido, los secuestrados de Altona por Carlos Braverman


En 2009 publiqué estas líneas que actualizo hoy, un nuevo 30 de agosto, cuando la Desaparición Forzada de Personas sigue siendo una infame realidad vigente. La desaparición forzada sigue afectando a decenas de miles de personas en todo el mundo, con casos registrados en más de 80 países. Según Amnesty International desde que el Grupo de Trabajo de la ONU sobre Desapariciones forzadas comenzó a documentar casos hasta el momento, se han registrado 53.232 desapariciones forzadas; en 42.600 casos se sigue sin conocer el paradero de la víctima. Sólo en 2009, Naciones Unidas ha derivado cientos de denuncias de desaparición forzada a 25 gobiernos de todos los continentes.
En Iraq, según Naciones Unidas, existen 16.409 casos pendientes de desapariciones forzadas. En Ingusetia, en el marco de ’operaciones de lucha contra el terrorismo’ del Gobierno ruso, desde 2002 se han registrado 179 casos de desaparición forzada, una cifra muy elevada para una república con una población aproximada de sólo 500.000 personas. En Chad, decenas de hombres desaparecidos entre 2006 y 2008 permanecen en paradero desconocido, entre ellos algunos opositores políticos.
Sobre 157 países censados por Amnesty resulta que en 2010 se encontró: 89 países con serias limitaciones en la libertad de expresión, 98 países con alevosa tortura y malos tratos a detenidos, casi 50 países tienen presos de conciencia y en 54 de ellos existen también alevosos juicios injustos y arbitrarios.
De conformidad con los principios proclamados en la Carta de las Naciones Unidas, se establece que el reconocimiento de los derechos de igualdad, inalienables para todos los miembros de la familia humana, es la base de la libertad, la justicia y la paz en el mundo. Estos derechos emanan de la dignidad inherente de la persona humana, e incumbe a los estados en virtud de la Carta mencionada, en particular del Artículo 55, que proclama la promoción del respeto universal y la observancia de los derechos humanos y las libertades fundamentales, arbitrar los mecanismos para su vigencia e inviolabilidad. Teniendo en cuenta el artículo 5 de la Declaración Universal de Derechos Humanos y el artículo 7 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, donde ambos establecen que nadie será sometido a tortura ni a tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, la “Desaparición forzada de personas” es un delito flagrante a la esencia humana y al orden jurídico que emana del estado de derecho. Es el término judicial que designa a la violación de múltiples derechos humanos y constituye también un crimen de lesa humanidad, caracterizado por la privación de la libertad de una persona por parte de agentes del estado o grupos paraestatales que actúan con su apoyo, incluyendo el no reconocimiento de dicha privación con el fin de sustraerla de la protección jurídica. El asesinato luego del cautiverio con torturas en un centro de detención clandestino, suele ser el final del procedimiento, que por otra parte favorece la impunidad de los responsables, e intimidan al colectivo social de pertenencia de la misma. Los estados asumen obligaciones en virtud del derecho internacional de respetar y proteger los derechos humanos. Esto significa que los mismos deben abstenerse de interferir en el disfrute de los mismos y de limitarlos, e impedir los abusos en su detrimento contra individuos y colectivos. También deben adoptar medidas positivas para facilitar dicho disfrute de los derechos humanos básicos, si actúan en sentido contrario a estas obligaciones se convierten en “estados terroristas y delictivos”. A raíz de la multiplicación de los casos de “desaparecidos” por todo el mundo y en especial durante los períodos de regímenes dictatoriales en diversos países de América Latina (Operación Cóndor), se crearon organizaciones no gubernamentales especializadas en su denuncia que propiciaron el desarrollo de una jurisprudencia para su tipificación y persecución.
Con el fin de recordar a todas las naciones y gobiernos del mundo la existencia de la realidad de los “desaparecidos”, la Federación Latinoamericana de Asociaciones de Familiares de Detenidos-Desaparecidos (FEDEFAM), declaró el 30 de agosto como el Día Internacional del Detenido Desaparecido y la UN a través de su Comisión de Derechos Humanos avala por resolución este día como tal. A FEDEFAM se fueron sumando otras entidades en la recordación de esta fecha, enumero algunas:
Centro Internacional para la Justicia Transicional (ICTJ)
Comisión Internacional de Juristas (CIJ)
Federación Internacional de ACAT (FIACAT)
Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR)
Track Impunity Always (TRIAL)
Naciones Unidas Consejo de Derechos Humanos
Oficina de las Naciones Unidas del Alto Comisionado para los Derechos Humanos
De las Naciones Unidas del Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas o Involuntarias
Advocacy Forum (Nepal)
Comisión Africana de Derechos Humanos y de los pueblos
Asamblea Permanente Por los Derechos Humanos (Argentina)
Federación Asiática contra las Desapariciones Forzadas o Involuntarias (AFAD)
Asociación Para la Recuperación de la Memoria Histórica (España)
Asociación Para La Recuperación de la Memoria Histórica de Catalunya (España) 
 Asociación Pro-Búsqueda de Niñas y Niños Desaparecidos de El Salvador
Asociación de Familiares de Presos y Desaparecidos Saharauis (Sáhara Occidental)
Rompiendo los muros del silencio (Namibia)
Centro Libanais des Droits Humains - contra las desapariciones forzadas en el Líbano
Iniciativa Civil Recordamos (Bielorrusia)
Comisionado para los Derechos Humanos del Consejo de Europa
Equipo Colombiano Interdisciplinario de Trabajo Forense y Asistencia Psicosocial (EQUITAS)
Equipo Colombiano de Investigaciones Antropológico Forenses (ECIAF)
Federación Euromediterránea contra las Desapariciones Forzadas (FEMED)
Familiares de las Víctimas de la Desaparición Involuntaria (Filipinas)
Federación Estatal de Foros Por la Memoria (España) Fundación de Antropología Forense de Guatemala (FAFG)
Sector Informal Service Center (INSEC-Nepal)
Abogados para los Derechos Humanos (Sudáfrica)
Nacional de Derechos Humanos de la Organización (Namibia)
Organización Marroquí de Droits Humains (Marruecos)
Iniciativa Pro-Justicia de Rusia (Chechenia y el Cáucaso del Norte | Chechenia y del Norte del Caucaso)
Jean-Paul Sartre no dejó nunca de denunciar la cosificación del Otro a través de la violencia basado en un proyecto común, sostenido en una supuesta necesidad social o comunitaria. Franz von Gerlach es el protagonista de su obra “Los secuestrados de Altona”, este esconde en su casa a un Rabino y el padre lo denuncia a la Gestapo que dado el poderío económico de la familia decide olvidar el incidente, con la condición de que el joven se incorpore a sus filas. Así Franz se convierte en el “carnicero de Smolensk”, un torturador. Al regresar a su casa de Altona, un conocido barrio de Hamburgo, se encierra (auto secuestra) durante quince años en la misma con la sola compañía de su hermana, para enfrentarse a un tribunal imaginario, asumiendo frente a él la responsabilidad de sus crímenes y los de sus superiores, como del estado totalitario al que respondía. En un determinado momento de su vida esta confesión de culpa deja el espacio imaginario y se enfrenta a circunstancias reales, respondiendo coherentemente a sus conclusiones de propia inculpación y reconociendo su conducta criminal. Yo no conocí aún a ningún “secuestrado de Altona”, ni escuché jamás un “mea culpa” sincero en la materia, salvo algún artificio jurídico-político nada auténtico y por demás elíptico, en ninguna latitud del mundo, por lo menos en los finales del último siglo y lo que va del actual. En el caso latinoamericano, uno de los más relevantes en el tema, más bien escuché convictas proclamaciones de fe y reafirmaciones nauseabundas sobre sus actos, invocando “irrenunciables llamados de la patria”, por parte de los inculpados o condenados por cruzadas de crímenes y delitos aberrantes sustentados en el terrorismo de estado. Nos queda seguir trabajando por altos principios humanitarios, consolidando sociedades mejores en nuestros respectivos países, con perspectivas más óptimas de equidad y respeto a la condición humana.
El mejor homenaje a las víctimas y sus familiares es consolidar con nuestro aporte los derechos humanos en término sociales, económicos y políticos para las amplias mayorías del mundo.
“Justicia, justicia, perseguirás…”(Deut. 16.20)
*Carlos Braverman (Israel): Politólogo y Psicólogo, miembro de la Asociación de Derechos Civiles de Israel. Activista por una coexistencia judeo-árabe mutuamente justa y el altermundialismo. Miembro del Partido Meretz (Partido Socialista de Israel - Tel Aviv). Presidente del Instituto Campos Abiertos (Investigaciones en Ciencias Políticas).Derechos reservados Instituto Campos Abiertos Israel ISBN 965 387 008 9 זכויות יוצרים.

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