miércoles, 5 de junio de 2013

La Guerra de los Seis Días: defensa nacional y crisis de valores por Carlos Braverman



Seré escueto, cosa difícil en mí, hoy es el 46 aniversario de la Guerra de los Seis Días. De acuerdo al calendario común, o sea el Gregoriano, el 5 de junio de 1967 se produjo el acontecimiento que cambió todo el Medio Oriente.
Esta guerra dicen algunos postsionistas, yo lo soy pero no comparto el análisis, fue una serie de equívocos y mal interpretaciones de parte de Israel ante movimientos de Nasser, que  si no hubieran existido se podría haber evitado. Es una entelequia que debe ser aceptada, pero una obviedad vacua. Toda guerra se puede evitar, si existe una mutua y clara voluntad de hacerlo, pero en esta clase de conflictos las guerras se buscan mutuamente.
Los mitos se tejieron rápidamente, Nasser no quería atacar se dice, pero hacía movimientos que alertaban de un ataque conjunto del mundo árabe hacia Israel. EEUU no apoyaba todavía a ésta a ultranza, por el contrario  trató de evitar las acciones de Israel hasta el último minuto. Incluso se atacó el portaviones Norteamericano Liberty cerca de sus costas, que tenía como misión destruir las lanzaderas en el Sinaí que apuntaban a El Cairo. EEUU pensaba que si se atacaba El Cairo, apoyado en el mundo bipolar por la URSS, habría un enfrentamiento global.
Israel contaba entonces con armas francesas y el apoyo de De Gaulle.
Lo cierto es que con veracidad o no, la guerra se convirtió por la propaganda nasserista y actos del mismo muy creíbles, en una auténtica guerra de defensa nacional contra el mundo árabe.
La historia es conocida, las consecuencias también. La estrategia militar israelí es hasta hoy un ejemplo universal, nunca superado por ningún estado, por ningún país. Pero se cuenta que en una reunión de gabinete posterior al hecho y ya con áreas  justificadamente retenidas entonces, la pregunta fundamental fue que hacer ahora con ellas y sus habitantes.
Fue cuando Moshé Dayan dijo:”Nosotros no tenemos que hacer nada, esperemos que llamen por teléfono desde El Cairo”, la llamada nunca llegó. La soberbia se instaló, y se había convertido en una guerra de expansión y anexión. Completamente intoxicado de nacionalismo y lemas mesiánicos, el público se envalentonó. El gobierno que primero había decidido oficialmente negociar la devolución de los territorios, se olvidó del asunto cuando se dio cuenta de que no era necesario hacerlo.
El profesor Yeshayahu Leibowitz, un judío ortodoxo y eminente filósofo, predijo que la ocupación nos corrompería y nos convertiría en un pueblo opresor, explotador de mano de obra barata. La sucesión de los hechos
en el pueblo israelí fue desde la ansiedad, el aumento del miedo a la milagrosa victoria. La victoria milagrosa fue sinónimo de mesianismo expansionista.
Cuarenta y seis años después seguimos con una ocupación que hace al menos cuatro décadas dejó de tener legalidad internacional y moral, los derechos civiles y humanos en los Territorios Ocupados cayeron a niveles indecibles. La sociedad israelí se enfermó y la cuesta abajo de su democracia es inocultable, tanto como su inclinación racista.
Ayer el Partido Socialista de Israel Meretz proyectó con un debate la película de Dror Moreh: "The Gatekeepers”, los guardianes o porteros.
Moreh entrevista a seis ex jefes del Shabak, la inteligencia interna, el diálogo y afirmaciones de los seis es sorprendente. Los mismos acentúan lo inútil de la represión y la dominación. La conjetura de ellos es clara: el resultado es una espiral de violencia y los israelíes perdemos moralidad y legalidad.
El más ortodoxo y antiguo en ocupar el comando, también el de más edad, hoy obviamente retirado, Avraham Shalom, dijo: no hay más remedio que hablar para acordar el fin de la ocupación con todos. La pregunta posterior le insinuó si con Hamas también y el fue directo diciendo: con Hamas incluido.
Ami Ayalon otro ex jefe dijo: no hay seguridad sin paz y debemos fijar la frontera Este, como también permitir el Estado Palestino, es la única política de seguridad posible.
Recuerdo el discurso de Obama en Jerusalén hace unos meses cuando dijo:”sólo ustedes los israelíes pueden empujar a sus dirigentes a cambiar el rumbo”. “no esperen de afuera más que ayuda, digo ayuda, pero en ustedes está la responsabilidad de actuar”.
Con satisfacción digo que estoy entre los responsables que empujan por cambiar el rumbo y seguiré ese camino invitando a sumarse a los que tienen el coraje de decir que debemos regresar a nuestros valores humanistas. Debemos regresar a ellos pues la sociedad los perdió y si no queremos ser parias aislados y odiados en el mundo los debemos recuperar.
Mi recuerdo a los caídos de todos los campos étnicos y nacionales en esa guerra que cambió el Medio Oriente. Amén.
Carlos Braverman es Politólogo y Psicólogo, miembro de la Asociación de Derechos Civiles en Israel, militante por la coexistencia judeo-árabe en Israel y la paz con el pueblo palestino. Es miembro del Partido Socialista de Israel (Meretz), e integrante de Paz Ahora (Shalom Ajshav). Es Presidente del Instituto Campos Abiertos de Israel (Investigación y desarrollo en Ciencia Política). Su trabajo está centrado en la investigación, la academia, la docencia y la actividad política; así como en el periodismo y el trabajo por los derechos civiles.
Derechos reservados: Instituto Campos Israel ISBN963-03- 0316- 2 מסת"ב



No hay comentarios:

Publicar un comentario