Hoy el Estado de Israel cumple 64 años de vida independiente y los que llegamos a él alentados por la idea de ser un pueblo justamente soberano lo celebramos con el mejor de los sentimientos y alegría. Entonces como sionista de izquierda alenté siempre la idea de sacar al “ghetto” existente en el interior de muchos judíos y sumarme al estado de mi pueblo soberano que como dice nuestra Declaración de la Independencia: ”El Estado de Israel promoverá el desarrollo del país para el beneficio de todos sus habitantes; estará basado en los principios de libertad, justicia y paz, a la luz de las enseñanzas de los profetas de Israel; asegurará la completa igualdad de derechos políticos y sociales a todos sus habitantes sin diferencia de credo, raza o sexo; garantizará libertad de culto, conciencia, idioma, educación y cultura; salvaguardará los Lugares Santos de todas las religiones; y será fiel a los principios de la Carta de las Naciones Unidas”.
Buscaba como muchos la prosperidad de mi pueblo, su normalización y la integración en la familia de naciones que se ha dado por sentada desde entonces y no el retraimiento y aislamiento casi voluntario del presente como bien señala el editorial de Haaretz del día de hoy.
Menos aún como dice el mismo editorial al respecto del actual gobierno del país: “el pesimismo que ha cobrado fuerza en los últimos tres años, donde no sólo no hay ninguna razón para prever un avance en el proceso de paz o de cualquier logro nacional importante, salvo celebrar cada día que no traiga consigo un Segundo Holocausto para nosotros como un éxito rotundo”.
En homenaje a lo que fue esa lucha por la independencia hacia la realidad indiscutible de un país soberano y ya en mi caso postsionista, debo decir que hoy y siempre con el mejor de los sentimientos como cuando llegué, que se debe continuar sacando ese “ghetto interno” para redoblar los esfuerzos por cumplir el mandato del texto de la independencia. Que debemos como en cada día que recordamos un aniversario de ella fomentar nuestra mejor herencia humanista y normalizar todos los aspectos negativos de nuestra realidad del día a día. O sea desde la profunda desigualdad societaria actual en Israel hasta promover ya sin dilaciones un proceso de paz auténtico con la finalidad de una paz justa y real para todos.
Como bien dice para finalizar el editorial citado, caracterizando la actitud negativa de Netanyahu, agrega sobre su pensamiento: "En cada generación nuestros enemigos se levantan contra nosotros para aniquilarnos- se refiere al pensar del primer ministro-, si bien este sentir podría ayudar a hacer comunidad en conjunto.- dice Haaretz., no puede llevarnos a la confianza en el futuro brillante que todos buscamos.”
Yo me siento en Israel parte de mi pueblo independiente, sé que mi lucha sigue siendo el mandato de nuestra Declaración de la Independencia, que es la del Israel para todos los israelíes y más convencido estoy aún que continúo caminando por una senda que no es la del actual gobierno y su pensamiento.
¡¡Feliz Día de la Independencia!!
Carlos Braverman
Tel Aviv Israel
25 de abril de 2012
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