lunes, 9 de mayo de 2011

Egipto detrás el acuerdo Hamas- Fatah por Alain Gresh


El miércoles 4 de mayo, los representantes de trece facciones palestinas debían firmar en El Cairo el acuerdo al que han llegado. Esta ceremonia sigue a la entente entre Hamas y Fatah realizada algunos días antes, bajo la égida de Egipto. El texto prevé la formación de un gobierno de tecnócratas o de independientes; la celebración de elecciones presidenciales y legislativas de aquí a un año; la reforma de la Organización de Liberación de Palestina (OLP) y una solución a la división de los órganos de seguridad. Como está previsto por los acuerdos de Oslo, corresponde a la OLP y solo a ella negociar soluciones de paz con el gobierno israelí (leer "Palestinian factions sign reconciliation deal", Al-Jazeera English, 3/05/2011).
Este texto facilitará sin duda alguna la campaña de la Autoridad en favor del reconocimiento por la Asamblea General de las Naciones Unidas de un estado palestino independiente en las fronteras de junio de 1967, con Jerusalén Este como capital. Ha suscitado, por tanto, un rechazo inmediato por parte de los israelíes -que han comenzado ya a tomar medidas de represalia, en particular deteniendo los pagos de impuestos que cobran en nombre de la Autoridad palestina- y ha recibido una acogida muy fría de la administración americana. Es todavía difícil saber cómo será aplicado, pero el texto refleja los profundos cambios que afectan a la región.
El acuerdo entre Fatah y Hamas ha cogido por sorpresa a todos los observadores que veían a las dos partes negociar desde hace años, sin jamás llegar a ninguna conclusión. Las razones de esta entente son numerosas, algunas tienen que ver con la situación palestina, otras con la evolución regional debida, en particular, a los cambios en Egipto. Las razones de Fatah y de Hamas. Las dos partes se han visto confrontadas, desde las revolucionas en el mundo árabe, al ascenso de un movimiento de protesta, ciertamente limitado, pero real. Aquí el objetivo no era "la caída del régimen" sino "la caída (el fin) de la división". Las dos han respondido mediante una mezcla de presiones y de represión, pero también asumiendo las demandas populares.
Más en general, las dos organizaciones están en un callejón sin salida estratégico. El proceso de paz está muerto y toda la política de negociaciones de Fatah y de la Autoridad palestina se enfrenta a un rechazo sin fisuras del gobierno israelí. La de Hamas también, que habla de resistencia, pero intenta mantener el alto el fuego con Israel e incluso imponerlo a las demás fuerzas palestinas. La frustración de Mahmoud Abbas está bien ilustrada por el artículo de Newsweek (Dan Ephron, 24 de abril) "The Wrath of Abbas". Cuenta en él en particular su conversación con Barack Obama, que le pedía retirar de la discusión del Consejo de Seguridad de la ONU la resolución que condenaba la colonización israelí. Denuncia las presiones e incluso las amenazas del presidente americano. Recordemos que esta resolución fue rechazada por un voto (de calidad), el de los Estados Unidos, contra catorce votos de todos los demás estados. Es también evidente que el presidente palestino ha debido tener en cuenta los cambios en Egipto -lo trato más adelante.
Hamas está también en dificultades sobre el terreno. Además del callejón sin salida estratégico, debe hacer frente a grupos salafistas, algunos ligados a Al-Qaeda, que le reprochan tanto no resistir y como no islamizar suficientemente la sociedad. De otra parte, la prosecución del bloqueo israelí y las dificultades cotidianas de la población erosionan en parte su influencia en Gaza. Pero otras razones, ligadas también a la revuelta árabe, le empujan al compromiso. Las manifestaciones en Siria y su violenta represión por el régimen debilitan a uno de sus aliados principales, un aliado que cobija a la dirección exterior de Hamas desde su expulsión de Jordania. El hecho de que el jeque Youssef Al-Qardhawi, uno de los predicadores más populares del islam sunita, considerado como ligado a los Hermanos Musulmanes (de donde salió Hamas), haya condenado con fuerza a Assad no puede sino llevar a la organización a tomar alguna distancia, incluso si ha desmentido toda intención de instalarse en otra parte (sobre la situación en Siria, leer en Le Monde Diplomatique de mayo el artículo de Patrick Seale, "Fatal aveuglement de la famille Al-Assad en Syrie").
De otra parte, los acontecimientos de Bahrein, la violenta propaganda antichiíta realizada por los países del Golfo, han agravado las tensiones entre chiítas y sunitas en la región. Sin embargo Hamas es no solo parte del área de influencia de los Hermanos Musulmanes, sino que además una parte de sus fondos viene de los ricos hombres de negocios del Golfo, que no ven con buenos ojos su alianza con Irán. En estas condiciones, un acercamiento con Fatah y sobre todo con Egipto es una necesidad para Hamas. Cambios en Egipto.
El acuerdo entre Hamas y Fatah refleja también y sobre todo la nueva política exterior egipcia. El Cairo, sin romper con los Estados Unidos, sin poner en cuestión el tratado de paz con Israel, se va diferenciando de la política de sumisión a los intereses israelíes y americanos. Mubarak se oponía a la unidad entre Fatah y Hamas, entre otras cosas porque temía la influencia de los Hermanos Musulmanes en su país; consideraba Gaza como un problema de seguridad y participaba en su bloqueo. Cuando los Hermanos Musulmanes se disponen a participar en las elecciones de septiembre en Egipto, y quizá incluso en el gobierno, sus temores ya no son de recibo. Tanto más cuanto que el clima democrático en Egipto permite la expresión más fuerte de la solidaridad con los palestinos y el rechazo masivo del bloqueo, que el gobierno debe tener en cuenta. El ministro de Asuntos Exteriores egipcio ha afirmado con fuerza que el punto de paso de Rafah sería abierto, calificando de "vergonzoso" el bloqueo israelí (leer "Egypt to throw open Rafah border crossing with Gaza", Ahram online, 29 abril). Casi más importante es la declaración del jefe de Estado Mayor egipcio Sami Anan: éste ha puesto en guardia a Israel contra toda tentativa de interferir en la decisión tomada por El Cairo ("Egypt warns Israel : Don’t interfere with opening of Gaza border crossing", Haaretz, 30 abril). Otra fuente israelí ha puesto en su boca que: "El gobierno israelí debe dar pruebas de contención cuando discute sobre las conversaciones de paz. Debe abstenerse de inmiscuirse en los asuntos internos palestinos". ( Egypt to open Rafah crossing", Y-net, 29 abril).
Esta inflexión se traduce en las relaciones de Egipto con Irán, puesto que se habla de recuperación de las relaciones diplomáticas entre los dos países. Teherán, como Damasco, ha saludado el acuerdo interpalestino. "Hay un nuevo sentimiento en Egipto, que Egipto debe ser respetado como una potencia regional", explica un especialista egipcio de relaciones internacionales citado por David Kirkpatrick, "In Shift, Egypt Warms to Iran and Hamas, Israel’s Foes", New York Times, 28/04/2011
http://blog.mondediplo.net/2011-05-03-L-Egypte-derriere-l-accord-Hamas-Fatah.

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