miércoles, 22 de diciembre de 2010

LOS JUDÍOS Y LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA POR ALICIA BENMERGUI


El 18 de julio se han cumplido 70 años de lo que conocemos con el nombre de Guerra Civil Española. España, dividida en lo profundo de sus entrañas entre republicanos y nacionalistas, padeció una terrible guerra, donde la división atravesó toda una sociedad, donde se enfrentaron ideologías, valores, familias y poblaciones enteras. Una de las razones de este feroz enfrentamiento fue porque los sectores dominantes españoles se negaron a aceptar un cambio en su condición, rechazaron al régimen democrático que ponía en cuestión sus privilegios y todo el andamiaje que colaboraba en su sostenimiento, como era el caso de la iglesia católica y el de las fuerzas armadas en gran parte. Esta guerra duró tres años, lo que prolongó la guerra fue la ayuda y participación extranjera, pues ninguno de los dos bandos en lucha, y especialmente los franquistas, contaban con los recursos suficientes más allá de tres meses de combate como máximo. La ayuda con que contaron los republicanos fue la proporcionada por la Unión Soviética y los miles de brigadistas que llegaron de todo el mundo para derrotar al fascismo encarnado en el bando revolucionario. Este, por su parte contó con la ayuda de Italia y Alemania, que allí probaron sus nuevas armas y entrenaron a sus soldados para la guerra que preparaban. Puede decirse que esta guerra preparó y permitió la terrible conflagración que estallaría en 1939, el nazifacismo tuvo pruebas de que sus avances y abusos en su marcha hacia el totalitarismo no suscitaron ninguna reacción, especialmente en las naciones europeas más importantes y tampoco en los Estados Unidos. Los judíos, de todos los orígenes y de la izquierda en gran parte, pero también simpatizantes liberales, participaron de esta gesta.

Recordar aquellos tiempos, rendirles homenaje significa también echar una mirada de profunda nostalgia por aquellos tiempos donde tanta gente fue a luchar, entregando sus vidas, por aquellos valores en los que creían, donde la generosidad y la entrega fueron la norma. Se considera que luego de los franceses, los judíos fueron el grupo más numeroso. Los criterios para definir el judaísmo de los involucrados, especialmente de quienes eran comunistas, fueron definidos por el origen familiar, y en numerosos casos por la auto identificación de los combatientes de esas Brigadas Internacionales, que dando esta lucha comprendieron que lo que se avecinaba era tan peligroso y letal como se mostró luego en la orgía de muerte que se desató. Esta fue una investigación muy pormenorizada, basada en los textos de historia, pero a fuer de ser sinceros, debemos decir que una de las razones que nos empujó a esta investigación fue un texto hallado en ese rico mundo virtual y que nos acercó al texto de la Exposición titulada NO PASARAN realizada en la Biblioteca Nacional y Universitaria de Guivat Ram, Israel, por la Universidad Hebrea de Jerusalém del Instituto Avraham Harman de Judaísmo Contemporáneo. Más allá de lo que sabíamos y conocíamos en el prólogo de ese texto, el Prof. Haim Avni, y la Dra. Raquel Ibáñez-Sperber, nos cuentan entre otras cosas que la exposición se ocupó de los extranjeros que participaron en las Brigadas Internacionales, especialmente se ocuparon de la contribución de los judíos y de los que acudieron de Eretz Israel. “Desde el conocimiento a posteriori, ellos resultan ser los primer o que tomaron las armas para luchar contra quienes planeaban el exterminio de su pueblo”.

El 18 de julio de 1936 los militares más conservadores del Ejército español se levantaron en armas contra la República. este acto significaba el fin del experimento democrático realizado en España desde abril de 1931 y el comienzo de lo que conocemos con el nombre de Guerra Civil Española. La caída de la Dictadura del general Miguel Primo de Rivera y el descrédito de la Monarquía habían posibilitado la proclamación de la II República Española como panacea que pretendía sacar al país de su histórico atraso. El 17 de julio de 1936 los militares más conservadores del Ejército se levantaron contra el gobierno de la República. El alzamiento comenzó antes de lo planeado en Melilla. Pronto se extendió a Tetuán y a Ceuta, prácticamente todo el Marruecos español estaba en manos de los rebeldes antes de que Franco, procedente de las Canarias, se pusiera al mando de las tropas sublevadas. Al día siguiente, 18 de julio, el levantamiento se extendió a la Península. El 21 de julio se podía ya trazar una línea aproximada que dividía las zonas donde había triunfado la rebelión de aquellas donde había fracasado (ver mapa). La rebelión fue derrotada en cinco de las siete principales ciudades de España. Las principales zonas industriales quedaron en poder de la República, pero las más vastas zonas agrícolas del país, apoyadas por campesinos conservadores, quedaron en manos de los rebeldes. La mitad del Ejército, casi toda la escuadra y dos tercios de las fuerzas aéreas españolas quedaron en poder de la República pero con los sublevados habían quedado las más numerosas y mejor entrenadas tropas del Ejército español, los 40.000 hombres que componían las tropas de regulares. Los rebeldes contaron desde el primer momento con el apoyo de Italia y Alemania. El bando republicano contó con la ayuda de la Unión Soviética y de los combatientes que formaron las Brigadas Internacionales y que llegaron de todas partes del mundo.

A comienzos de la Guerra Civil, en España vivían cerca de 6.000 judíos, la mitad de ellos había nacido en España o ya vivían allí antes de la proclamación de la Segunda República, la otra mitad se componía de refugiados que huyeron de Alemania ni bien el nazismo accedió al poder, en 1933 (en esa época España era uno de los pocos países que daban refugio a los judíos). La mayor parte de estos judíos se establecieron en Barcelona donde crearon la Judischer Kulturbund ("Liga de la Cultura Judaica"), asociación cultural de izquierda, ligada al comunismo ortodoxo catalán. Cuando fue la sublevación nacionalista, muchos judíos, pertenecientes a la asociación deportiva judía Hapoel, se encontraban en España en la Ciudad Condal para participar de las Olimpiadas Obreras que se desarrollarían en oposición a las Olimpíadas de Berlín, organizadas por los nazis. Las olimpíadas no pudieron realizarse por el levantamiento de los rebeldes, y los jóvenes del Hapoel estuvieron entre los primeros en ofrecerse como voluntarios para combatir contra Franco. Un significativo número de judíos, en su mayor parte comunistas y miembros del partido revolucionario Bund, se enroló en las Brigadas Internaciones. Ni bien estalló la guerra el Gobierno de la República buscó el apoyo para su causa tanto de personas como de instituciones judías, por lo que nombró a algunos judíos como sus representantes en el exterior. Uno de ellos fue el escritor Max Aub, judeoalemán nacionalizado español con el expreso objetivo de obtener el apoyo y los contactos necesarios de la gran colonia judía de Francia, fue designado agregado cultural a la Embajada de España en París, ciudad que se había convertido entre 1937/38 en el centro de las organizaciones de lucha contra el antisemitismo y el racismo. Fue muy importante la tarea desarrollada por Max Aub a favor del gobierno republicano. También fue designado José Máximo Khan, como cónsul en Atenas que tenía la misión expresa de obtener el apoyo de la muy importante comunidad sefaradí, especialmente de la residente en Salónica. A pesar de todos los problemas ocasionados por la Guerra Civil, los representantes del gobierno republicano estuvieron presentes en los distintos congresos sobre el antisemitismo y también en los congresos sefardíes. En 1928 se realizó en Amsterdam el Congreso Mundial Sefardí, auspiciado por el gobierno republicano, asistieron dos representantes de la comunidad judía de Barcelona, Edmundo Graenbaum, presidente de la Comunidad y Menahem Coriat Bendahan, profesor de estudios talmúdicos del Instituto hispano- marroquí, presidente de la Corte Rabínica de Barcelona y funcionario del Estado como agregado de la Dirección General de Marruecos y Colonias y un leal sostenedor de la causa de la República. Esto les había ocasionado grandes problemas a su familia y a él. Su discurso, en hebreo y castellano, fue muy aplaudido, defendió al gobierno republicano porque entre otras cosas permitía el desarrollo normal de la vida judía en su territorio. Obtuvo importantes apoyos para la República y al finalizar el congreso, su vicepresidente, N. Ovadia le escribe al vicepresidente de ministros “El consejo ha escuchado no sin emoción el informe del Sr. Coriat exponiendo que en la España republicana los israelitas gozan de la mayor libertad de conciencia y practican libremente la religión mosaica. No puedo, por ello, reservando en calidad de gran rabino, dejar de hacer llegar la expresión de todo mi reconocimiento".

El mundo judío ofreció un gran apoyo a la República , especialmente el intelectual, de dos maneras: a través de la prensa judía, mayoritaria en el apoyo a los republicanos y la segunda a través de las Brigadas Internacionales. El mundo judío intelectual y la prensa judía se sumaron al apoyo a la República, a la que consideraba como un baluarte en la defensa de la libertad. Numerosos periódicos judíos apoyaban la causa republicana. En casi toda la prensa judía y especialmente en la de los judíos alemanes el apoyo estaba basado en la conciencia que se tenía del conflicto que se debatía en la Guerra Civil. En un periódico de judíos alemanes expatriados “Judische Revue” de 1937 se decía: “El antisemitismo está afilando sus armas contra los judíos en una conspiración internacional”. La expresión de esta opinión fue demostrada a través de la llegada de voluntarios judíos de la mayoría de los países, donde también había grupos de judíos sefardíes, sionistas, socialistas, comunistas etc. La prensa fascista italiana así como la nazi, denunciaba sistemáticamente el fuerte apoyo judío a la causa republicana. Así se denuncian a familias judías inglesas por haber contribuido económicamente para sostener al bando republicano, entre ellos se denunció a Henry Strakoch, presidente del periódico The Economist.

Cuantos judíos lucharon en la guerra civil española

Son conocidas las dificultades para determinar con exactitud el número y el origen de los voluntarios que acudieron de todo el mundo para defender la República Española. Los que se enrolaron en las milicias antes de la constitución de las Brigadas Internacionales no fueron registrados y muchos otros modificaron sus apellidos en la tentativa de evitar consecuencias penales en sus países de origen. Tal problemática se repite en la determinación del número de voluntarios de origen judío. No es fácil dar cifras exactas sobre la participación judía en esa guerra, por mucho tiempo como lo pusieron en evidencia Arno Lustiger y Alberto Fernandez los judíos no fueron ni siquiera mencionados entre los voluntarios extranjeros.

Convencido de la importancia de hacer emerger del olvido, voluntario o casual, la lucha y los sacrificios llevados a cabo por los judíos que combatieron en la guerra civil española, Arno Lustiger inició en 1984 un investigación de documentos y entrevistas a veteranos, con el objeto de escribir un libro que pudiese contribuir a rendir homenaje al esfuerzo de las generaciones de idealistas judíos que combatieron por un mundo mejor (tikkun olam, 'reparación o restauración del mundo' se llama este postulado en las fuentes judías). Resultado del trabajo de Lustiger fue el volumen Shalom Libertad!, cuya primera edición vio la luz en noviembre de 2001. Alberto Fernandez, en un artículo publicado en la revista Raíces de 1989, “Voluntarios Judíos en las Brigadas Internacionales" escribe que no se puede establecer cuantos fueron exactamente los voluntarios judíos en las Brigadas Internacionales también “por el hecho que existían solamente determinadas fuentes de informaciones, cuidadosamente manipuladas y puestas a disposición del público, pocas personas - y con mucho retardo – pueden consultar los documentos dispersos en los archivos nacionales.”

Lustiger, en su libro Shalom Libertad!, hizo notar justamente que para aclarar la cuestión del número de voluntarios en la guerra civil española es necesario antes que nada, la definición de quienes eran judíos, un grupo 'étnico-nacional' o calificados exclusivamente como un grupo 'religioso' y por lo tanto, como tales, son simplemente ciudadanos de sus países? Por otra parte, quien fue considerado ‘combatiente en España’? Solo los soldados en las trincheras o también los periodistas, los médicos y las enfermeras, los técnicos, los traductores? Generalmente, por 'judíos combatientes en España se entienden todas las personas de origen judío que han contribuido a la defensa de la República durante la guerra civil.

Los judíos y el comunismo en 1930

En 1930 los soviéticos crearon el Territorio Autónomo de Birobidgian, en la frontera con China comunista. Muchos judíos comunistas de todo el mundo se trasladaron allí para ver realizado su sueño de una patria judía y comunista. Fue creada la Geserd (Geselschaft for jid ujif erd in Fssr: "Sociedad para la colonización agrícola judía en la URSS") una clase de organización sionista de la Unión Soviética, encargada de recoger fondos para Birobidjan entre los judíos de todo el mundo. Casi todos los funcionarios de la Geserd se presentaron como voluntarios para ir a combatir a España...

Los voluntarios de Eretz Israel

La guerra de España estalló unos cuatro meses después del inicio en Eretz Israel de una serie de disturbios árabes contra la población judía que como el Mandato Inglés tuvo que hacer frente a una oleada de terror y de violencia. Los partidos encuadrados en la Unión General de Trabajadores Judíos (Histadrut) simpatizaron en bloque con la República y promovieron debates y campañas de información en pro de la España combatiente, pero sin favorecer, antes al contrario, la participación activa de sus afiliados en la lucha; los voluntarios procedentes de la izquierda sionista, que estaban encuadrados sobre todo en Hashomer Hatzair y Poalei Zion, fueron, por lo tanto, relativamente escasos en la participación en las Brigadas que marcharon a España, Salman Zalzman fue el único voluntario por la derecha sionista. El partido comunista judío de Palestina, había sido fundado en 1919, se hallaba en conflicto con los sionistas y con las autoridades del Mandato británico, en 1923 se fusionó con los comunistas árabes, dando origen en julio de 1923, al Partido Comunista Palestino. Para los miembros o simpatizantes del ilegal PKP (Partido Comunista de Palestina) la situación era diferente. El Komintern, aprobaba la resistencia árabe contra la autoridad del Mandato Británico y ordenó a todos los miembros del partido, incluidos los judíos, apoyar la insurrección general de los árabes. Los judíos comunistas se encontraron ante una terrible alternativa: o unirse a los árabes y con acciones armadas, impedir la llegada de judíos o renunciar al partido. La difícil disyuntiva en que los ponía el apoyo de los comunistas árabes a los actos terroristas contra los judíos y la arabización de los cuadros promovida por la URSS, hizo que, para muchos de ellos, el voluntariado en España se presentara como una solución. La posibilidad de ir a luchar a España representó para muchos judíos comunistas una alternativa a su dilema: era una opción ideológicamente satisfactoria, les ofrecía la posibilidad de alejarse de la situación política en su país.




Numéricamente los judíos fueron el segundo contingente de extranjeros presente en las Brigadas Internacionales, después de 8.500 franceses. Se deducen de esta cifra los 1.043 judíos comprendidos en el contingente francés, esos se hallan en primer lugar. La presencia de los judíos fue no solo importante numéricamente, también lo fue cualitativamente. Entre los combatientes hubo diversos comandantes de las Brigadas Internacionales, los generales Manfred Stern (Kleber) de la XI, Mata Zalke (Lukacs) del la XII y Waclaw Romar de la 129ª, mientras que fueron numerosos los norteamericanos que cubrieron los cargos de comando como Milton Wolff, John Gates y John Dallet. El judío norteamericano Irving Goff fue el organizador de las escuadras de guerrilleros que operaban detrás de las líneas nacionalistas. Ernest Hemingway se inspiró en su figura para el protagonista de su novela ¿Por quien doblan las campanas? Las acciones más importantes fueron la destrucción del puente sobre el río Guadalaviar, el descarrilamiento de un tren cargado de italianos sobre la línea italiana que iba desde Córdoba – Los Rosales, la liberación de 308 prisioneros asturianos de la fortaleza del Motril y la captura del Estado Mayor completo de una división franquista en Cataluña. Muy importante fue la participación judía al servicio de la Sanidad Militar de la República que en el momento de la revuelta de los generales había permanecido con tres de las ocho divisiones médicas del ejército y precisamente con aquellas de Madrid, Barcelona y Valencia, esta fue una gran demostración de su fidelidad a la causa republicana. Para superar enormes deficiencias y carencias, acudieron centenares de médicos, enfermeras y auxiliares gracias a las organizaciones humanitarias, creadas por quienes apoyaban a los republicanos. Por ejemplo, los norteamericanos sostenidos por el American Medical Bureau to Aid Spanish Democracy fueron capaces de mandar a España equipos completos, con médicos y enfermeras, llegaron con hospitales totalmente equipados, ambulancias, cámaras quirúrgicas móviles y medicamentos. En esta generosa carrera de solidaridad se distinguieron los médicos y las enfermeras judías de cada parte de Europa y de Norte América que llegaron a curar heridos españoles e internacionales, vinieron 46 polacos, 25 alemanes y 15 norteamericanos. Hubo 127 médicos judíos instalados en los hospitales próximos a las líneas y entre las de las de retaguardia se cuentan 12 mujeres. Algunos de ellos obtuvieron cargos de prestigio como el norteamericano Edward K. Barsky, director del Servicio Sanitario en la zona catalana. También entre las 600 enfermeras se contaron numerosas judías, se sabe, por ejemplo, que 25 vinieron de de los Estados Unidos y 26 de Bélgica, el idish fue el idioma utilizado para comunicarse en las mesas de cirugía y en las salas de los diferentes hospitales. Judíos fueron dos de los más famosos corresponsales de guerra como Robert Capa y su compañera Gera Taro, muerta en el curso del conflicto.

Gina Medem, una periodista norteamericana publicó el libro Los judíos luchadores de la Libertad, ella fue la corresponsal de guerra en España para el Morgen Freiheit, diario norteamericano en idish. Con sus discursos, sus testimonios y sus artículos, Gina Medem fue una protagonista en la ayuda ofrecida a la Republica. En su libro, Gina Medem explica que todos ellos consideraban el fascismo como el mayor peligro inmediato y esa fue una de las razones por las que fueron a España a combatir por los republicanos. Cuando llegó vio que eran muchos los voluntarios judíos, estaban aquellos que luchaban por la libertad en sus respectivos países, que fueron a España con los mismos ideales: liberales, anarquistas, socialistas, comunistas, en su mayor parte, entre todos lucharon contra el fascismo que amenazaba a España. En el prefacio del libro de Medem, Luigi Longo escribía "... en los primeros días, cuando los voluntarios llegaban a Albacete. . . un joven judío me buscaba porque yo era el responsable de las organización de las Brigadas Internacionales. Hablaba en nombre del primer grupo de 15 voluntarios judíos que él mismo había organizado. . .me pidió que los judíos fuesen reunidos en una formación dentro de nuestras Brigadas. ‘Queremos demostrar - dijo de un modo sincero y apasionado - queremos demostrar que cosas somos capaces de hacer los judíos Los fascistas afirman que somos canallas. Mostraremos al mundo que podemos ser héroes’. Comprendí exactamente los sentimientos y motivaciones políticas de este compañero; y rápidamente compartí sus ideas. . . creo que se sintió en parte reivindicado de todas las calumnias lanzadas contra sus hermanos y su pueblo.... comprendí que nosotros, voluntarios de la libertad, habíamos contraído una enorme deuda en la lucha con los héroes judíos que han escrito páginas magníficas en todas nuestras brigadas”.

El 12 de diciembre de 1927 Farol Guzmán, comandante de la segunda compañía del Batallón Palafox9 perteneciente a la XIII Brigada Dombrowski, fundó la unidad judía con el nombre de Botwin, En recuerdo del judío polaco comunista Naftali Botwin condenado a muerte por la policía política polaca en 1925.

La Compañía judía Botwin
(De los 152 brigadistas que la componían solo sobrevivieron 86).

Un orden del día del Estado Mayor de la XIII Brigada Dombrowski comunicaba: " El 12/12/1937 la Compañía judía Botwin se ha unido a nuestra gloriosa familia de combatientes antifascistas que comprende combatientes polacos, alemanes, bielorusos, judíos, españoles y de otras nacionalidades. Más allá de las diferencias nacionales o de las convicciones políticas, lo que nos une es la lucha contra el fascismo. En la lucha por nuestra y vuestra libertad, se dan la mano los antifascistas de todos los países del mundo. Entre los voluntarios de las Brigadas Internacionales, en particular de la Brigada Dombrowski, los voluntarios judíos se han hecho notar por su heroísmo y su espíritu de sacrificio en la lucha contra el fascismo. Para honrar la memoria de los combatientes judíos caídos sobre el campo de batalla, hemos decidido que la segunda compañía del heroico batallón Palafox desde hoy se llame Compañía Judía Botwin. A nosotros nos es caro el recuerdo de Naftali Botwin, el obrero judío polaco que sacrificó su vida por la lucha contra el fascismo. Su nombre es símbolo de la lucha de las masas populares judías, símbolo de la solidaridad internacional y de la fraternidad entre los pueblos."
Durante los nueve meses de existencia de la Compañía Botwin, sus comandantes fueron muertos o murieron rápidamente a consecuencia de sus heridas durante las acciones de combate. Además de los judíos, desde el comienzo militaban en la Compañía Botwin polacos, españoles, un griego y un italiano. En seguida se incorporaron a la compañía dos árabes que comprendían el idish, provenientes de Palestina. Eli Abdul Halak, inscripto en el Partido Comunista de Palestina, encarcelado varias veces por la autoridad del Mandato Británico, una vez llegado a España había manifestado su deseo de combatir en la unidad judía, el otro fue Fawzi Nabulsi, caído en batalla como soldado de la Compañía Botwin.

El 21/9/1938, durante la batalla del Ebro, la Unidad Botwin fue vencida por la superioridad de las fuerzas enemigas. Todos los sobrevivientes fueron hechos prisioneros, los voluntarios judíos fueron asesinados en el campo de batalla por los legionarios de Franco mientras otros fueron llevados a un campo de prisioneros de guerra.

La Prensa en idish [11]

El primer número del Freiheits Kämpfer apareció el 7 agosto 1937.

El diario judío Naje presse, en su primera página de la edición del 17 de agosto de 1937 escribe: "Aparece en España un diario de las milicias judías. Sin duda este día permanecerá como una fecha gloriosa en la historia del pueblo judío, en particular en la lucha de sus heroicos hijos que combaten por la libertad y la independencia de España. . . Mientras los antisemitas definen a los judíos como personas sin coraje, mientras el diario reaccionario polaco Sila tiene el descaro de declarar que en España no combate ni siquiera un solo obrero judío, el legendario ejército popular de la República española inicia la publicación de un diario dedicado a los combatientes judíos.”
Imprimir un diario en idish no fue una tarea fácil porque la tipografía española no tenía máquinas para escribir con caracteres hebreos. Se debía entonces inicialmente recurrir a un diario mural. Sobre la cubierta del primer número del Freiheits Kämpfer estaban representados algunos militantes judíos durante un ataque. Las palabras “por vuestra libertad y la nuestra” estaban escritas en idish y en castellano. En el diario se publicaba una entrevista al comisario político de la compañía Mickiewicz, en la cual combatieron muchos judíos, un artículo de Gina Medem, el discurso del corresponsal de la Presse Nouvelle en España que asistió al "Congreso de la cultura judía” en París.

El fundador de este diario fue Gerszon Dua (Bogen)que ya desde joven fue activista del Partido Sionista Socialista Poale Zion (obreros de Sion) luego perteneció a la dirección de los Obreros Judíos Socialistas, organización que antecedió al Partido Comunista Palestino. Expulsado de Palestina por la autoridad del Mandato Británico, fue a Polonia donde dirigió la sección judía del Partido Comunista de Polonia.

Dua-Bogen trabajó siempre como periodista y contó la experiencia de su vida en un libro de memorias publicado en idish en Varsovia en 1965. Después de la creación de la Compañía Judía Botwin aparece el diario más importante impreso en idish, difundido entre los combatientes de todas las brigadas: Botwin. El primer número del diario Botwin aparece el 30/12/1937 y comienza con el siguiente artículo: "No solo la unidad Botwin, centenares de voluntarios de otras compañías esperan ansiosamente poder leer este diario. Desde los cuatro rincones de la tierra, voluntarios judíos llegaron a España para combatir el fascismo. No todos han podido ser incluidos en esta unidad judía, muchos de ellos no han querido ser separados de sus compañeros no judíos de otros países. Estos voluntarios no han olvidado sus orígenes judíos y no han ni siquiera olvidado que combatiendo contra el fascismo, se oponen a la barbarie del antisemitismo y a ese dañino régimen que ha traído las leyes de Nüremberg, los guetos y los pogroms”.

El número dos fue publicado en febrero en 1938. Sobre la cubierta se ve una caricatura de Franco, Hitler y Mussolini que son barridos con una gran escoba para eliminarlos de España. La editorial señala el reforzamiento de las fuerzas fascistas y concluye con estas palabras: "Todos unidos en la lucha contra la Inquisición y la dictadura. También nosotros podemos golpearlos, también nosotros podemos realizar acciones violentas. . . Y nosotros, soldados de la Botwin, redoblando nuestras fuerzas, nuestra ira, nuestra amargura, apoyándonos en la solidaridad fraterna de los antifascistas de todos los pueblos, liberaremos al mundo de la barbarie fascista con nuestras armas de la libertad".

El número tres que habría debido ser publicado poco después del segundo, salió recién el 22 de abril a causa de los despiadados combates en el frente de Aragón en que muchos redactores murieron, o fueron heridos y una gran parte del material preparado fue destruído. El número cuatro, que apareció a inicios del mes de agosto, había mejorado gráficamente porque no fue impreso a mano como los anteriores, finalmente había llegado de París una máquina de escribir con caracteres hebreos.

El número cinco es el más importante de todos. Fue publicado el 30 de noviembre de 1938, cuando las Brigadas Internacionales se estaban preparando para abandonar España. Representa una suerte de balance de aquello que fue hecho y el empeño moral de hacer aquello que quedaba por hacer. Este número debía ser el último ya que los voluntarios esperaban ser repatriados. El 12 de diciembre, día del aniversario de la fundación de la compañía, los brigadistas se encontraban en un campo militar de Cataluña y decidieron preparar una edición especial del Botín.

El número seis fue el último y fue publicado el 13 de diciembre, una semana después de la disolución de las Brigadas Internacionales. Luego de la derrota del ejército republicano, los sobrevivientes, recluidos antes en el campo de concentración de Saint Chirríen y luego en el de Gurs, publicaron el diario mural Tus hila (en ayuda) y el diario Ínter shtachel drot. En septiembre de 1938, las Brigadas Internacionales comenzaron a retirarse del frente de guerra. El último adiós lo dieron el 9 de octubre de aquel año en Barcelona, poco después en la sepultura del último caído de las Brigadas, el judío Haskiel Honigstein.

El Mausoleo del Fossar de la Pedrera de Barcelona, es el lugar donde Franco hizo inhumar en una enorme fosa común los cuerpos de los republicanos catalanes fusilados en el período que va desde 1939 hasta 1945. Entre otras lápidas conmemorativas hay una dedicada a los judíos " Homenaje a los héroes judíos caídos entre los 7000 judíos voluntarios de todos los países combatientes de la libertad en España”. El monumento del cementerio de Montjuich (Barcelona) en honor de los brigadistas judías tiene la forma de una Estrella de David, se inauguró en 1990 por iniciativa de un grupo de brigadistas judíos, encabezados por Bernard (Dov) Lieberman con esta inscripción: "A todos los voluntarios judíos combatientes caídos en España". En el cementerio de Fuercarral en Madrid, se colocó una gran estrella de mármol, en sustitución de aquella destruida por Franco, "In memoriam. Aquí yacen los voluntarios judíos, heroicamente caídos en Madrid en el transcurso de la Guerra Civil Española en defensa de la libertad (1936-1937) La vuestra y la nuestra!". Esta lápida fue inaugurada en 1988 en el cementerio de Fuencarral (Madrid con la presencia de Shlomo Ben Ami, en ese momento embajador de Israel en España, Salman Salzman, presidente de la Asociación de voluntarios de las Brigadas Internacionales en España (1936-1939) y un representante del ayuntamiento de Madrid. La lápida lleva el nombre de quince combatientes caídos en la defensa de la capital, a los que se añadieron posteriormente otros cuatro.

Este relato no termina aquí, gracias a la exposición realizada en Israel, y numerosos testimonios pudimos conocer las historias individuales de quienes participaron en esta gesta. Acá les dedicaremos el recuerdo y homenaje a algunos de los combatientes que podemos identificar gracias a diversos relatos pero muy especialmente a la exposición “No Pasarán” presentada por la Universidad de Jerusalem en Ramat Gan y a otros diversos relatos. A través de estos testimonios intentaremos identificar a algunos de estos heroicos combatientes por la libertad.

La llegada a España

Hubo voluntarios internacionales luchando con la República desde el inicio mismo de la guerra. Los primeros se integraron en las milicias que los distintos partidos y sindicatos formaron espontáneamente ni bien se produjo la sublevación franquista y algunos se reunieron en grupos como el que llevó el nombre de Ernest Thaelmann, secretario general del PC alemán que en aquellos momentos estaba preso en su país. El Grupo Thaelmann se componía de catorce combatientes, doce de ellos judíos. Paralelamente empezaron a llegar del extranjero voluntarios que en las semanas iniciales no necesitarían más que tomar el tren en Francia y pasar la frontera pero que pronto, debido al pacto de no intervención, se verían obligados a embarcarse en secreto en Marsella o a atravesar los Pirineos a pie.

En diciembre de 1937, catorce meses después de crearse las BB II, la segunda compañía del Batallón Palafox quedó designada como compañía judía y recibió el nombre de Naftalí Botwin, un comunista judío polaco ajusticiado en 1925 por haber dado muerte a un infiltrado en las filas del partido. La compañía se creó cuando los polacos, que habían conseguido tras muchas presiones tener su propia brigada en verano de ese año (la XIII Brigada Dombrowski), formaron en ella dos compañías para las minorías judía y ucraniana.

La fuerza de las BB II, por otra parte, se había ido aminorando debido a las cuantiosas bajas y al corte en el flujo de voluntarios, y la creación de una compañía judía, en este contexto, parece haber sido considerada por las altas jerarquías de las BB II, ante todo, como una operación propagandística. El objetivo se logró: la compañía Botwin, con su bandera, su periódico y su coro con repertorio en ídish, se convirtió, a pesar de sus reducidos efectivos, en símbolo de la participación judía en la guerra de España y obtuvo un eco resonante en parte del mundo judío. La compañía Botwin del Batallón Palafox fue la primera sección mixta. Fueron algunos de sus integrantes: Max Geler, Moishe Szafran, Moishe Rozenberg, Emanuel Mink, Alter Szerman, jefe de la sección, y Jasza Zawidowicz.

Los comandantes de la compañía fueron Karol Gutman que cayó en acción, Mija Sapir que fue gravemente herido en Lérida en abril de 1938, Leon Rubinsztein que fue gravemente herido en Caspe, en marzo de 1938, Alter Szerman, herido en el frente del Ebro en 1938, Israel Halbersberg que cayó en acción) y Emanuel Mink que fue herido dos veces.

El último entierro oficial de un brigadista muerto en combate fue el del botwinista Jazkel.
Joseph Rzepkowicz fue un antiguo estudiante de yeshivá que se afilió al Partido Comunista polaco. En España sirvió en la compañía Botwin entre otras. Resultó gravemente herido en junio de 1938, durante la batalla del Ebro, y quedó inválido. Evacuado a la URSS, volvió a Polonia después de la Segunda Guerra Mundial. Tras la oleada de antisemitismo que siguió a la guerra de los Seis Días, inmigró a Israel. Murió en Jolón en 1992. Moshe Krempel: un caso típico de brigadista hijo de una familia judía tradicional. También él, como muchos otros veteranos polacos, volvió a su país de nacimiento tras la Segunda Guerra Mundial y después, a raíz de las oleadas de antisemitismo que se dieron en Polonia, acabó por instalarse en Israel.

Olek Nuss fue un poeta, responsable de la redacción del periódico de la compañía y de la letra del himno, Olek murió en Auschwitz. Henri (Yejiel) “Largo” Sulewic escapó y desde ese momento vivió en Francia. Todos sus papeles y fotos de España quedaron enterrados en Gurs.

La compañía Botwin del Batallón Palafox fue la primera sección mixta. Fueron algunos de sus integrantes Max Geler; Moishe Szafran, Moishe Rozenberg, Emanuel Mink y Alter Szerman,jefe de la sección, y Jasza Zawidowicz.

Mir Guedenken (“Nosotros recordamos ”) fue un libro editado por los “Amigos del Batallón Botwin” para recoger dinero para los brigadistas judíos internados en los campos franceses. Esto fue en Nueva York, en 1939.

Dabrowszczak, fue elperiódico de campaña de la XIII Brigada.

En él se publicó un poema de Rafael Alberti dedicado a las Brigadas Internacionales. La traductora y redactora del periódico fue Zofia Schleyen, una judía polaca, uno de sus compañeros de redacción fue Ignaz Potazman. Elöre, periódico del frente periódico del frente, dedica su primera página a Mate Zalka, alias Pavel Luckas, caído en acción. Zalka era un general judío de procedencia húngara, primer comandante de la XII Brigada.

Oif di Spuren fun guevure, “Tras las huellas del heroísmo” es la autobiografía de Gershon Dua-Bogen, activo militante del PC polaco que fue secretario general del PC palestino hasta su expulsión del país por sus actividades políticas. Fue uno de los promotores de la creación de la compañía Botwin.

Zijrones fun a Botwinist (“Recuerdos de un botwinista”) del eretz-israelí Efraim Wuzek. Se publicó en Varsovia en 1964, Henryk [Heniek] Torunczyk, coronel judío polaco, fue el último comandante de la XIII Brigada y estuvo al frente de la Agrupación Internacional que se formó tras la retirada oficial de las BB II con los voluntarios que no pudieron ser repatriados.

El General Manfred Stern alias Emilio Kleber. El general Kleber estuvo al mando de la XI Brigada durante la primera defensa de Madrid. Sus hermanos Wolf y Leo también combatieron en España.

Carta en ídish y foto de David Lipton: “Muy, muy queridos, muy, muy amados papá y mamá: estoy sentado en una montaña entre viñedos y olivos cubiertos de la sangre de España. Miro la caída del sol y lloro, lloro, lloro... “, escribe David a sus padres, y les pide perdón por haberles ocultado su viaje a España. El autor de la carta cayó en acción tres semanas después de escribirla, más o menos en las mismas fechas en que su familia la recibió

Los voluntarios de Eretz-Israel

Las autoridades mandatarias en Eretz Israel apoyarían esta opción poniendo incluso en libertad a algunos militantes encarcelados por sus actividades políticas, a cambio de que se marcharan como voluntarios a los frentes españoles. En total, el número de eretz-israelíes, es decir, de combatientes que llegaron a España procedentes de Palestina o que estaban estudiando temporalmente en Europa, se calcula en unos 180, incluidos unos 13 armenios, 6 árabes y un ruso cristiano.

“De Madrid a Berlín” fue el libro escrito por el comunista Israel Centner, sobre la participación de los eretz-israelíes en las BB II.

Shemuel Segal eretz-israelí, recibió su pasaporte, tras mucho insistir, después de su retirada de España, con la condición expresa de no volver a Palestina.

El eretz-israelí Jezy Bryn, murió en una cárcel polaca donde cumplía una condena por haber sido falsamente acusado de espionaje. Se publicó en Israel Shtime (15-9-1976).

Voluntarios de Eretz-Israel: Mateusz Elman (Matias), Aron Guinzburg, Marcel Langer, Nahum Sofer, Abram Yungstajn, Ruth (Jaya) Maitis, Schlama Jofe, Israel Centner, Moshe Estracher.

Itinerario de un voluntario de Eretz-Israel: David Karon:

Pasaporte palestino número 62476 – Nacido en Homel en 1915; agricultor, residente en Mikvé Israel. Altura, 164 cms., ojos grises, pelo castaño... Recibió visado francés y permisos de tránsito en septiembre de 1937.

Carnet militar español número 76.018. Partido político: antifascista; fecha de entrada en las BB II: 17 de octubre de 1937; servicio en el frente: del 6 de diciembre de 1937 al 24 de septiembre de 1938 en los frentes de Zueva, Extremadura, Aragón, Lérida, Fayón y Ebro; equipo que recibió: un capote, una chaqueta, un par de pantalones, un par de zapatos, dos camisas, una camiseta, un cinturón, una mochila; soldada: 310 pesetas al mes. Se le autorizó a salir de España con trescientos francos.

Se le otorgó el Carnet de Honor de la 35 división: nombrándolo a David Karon “Combatiente de Honor como voluntario de la libertad”...“Los soldados de la División, todos los españoles, no olvidarán jamás a los que defendieron la independencia del suelo nacional... España, octubre de 1938”.

Se presentó una petición a la administración central de las BB II al Comité de ayuda al pueblo español en Tel Aviv, para que asistiera a David Karon que “regresa a su domicilio por razones de retirada”. El Departamento de Migración del Gobierno de Palestina reconoce el 24 de enero de 1939, haber recibido el salvoconducto expedido a David Karon en Barcelona el 9 de diciembre de 1938.

El oficial de distrito del Gobierno de Palestina pide a David Karon que abone “los 2576’86 francos que recibió del cónsul general de Su Majestad en Marsella para su repatriación a Palestina”.
David Karon volvió a su grupo de pioneros en el moshav Hadar (cerca de Ramataim) y fue readmitido sin problemas aunque había sido expulsado cuando decidió participar en la guerra de España. Fundó en 1939 con sus compañeros el kibutz Kfar Menajem, donde murió en 2001.
Imre Jacobi pertenecía a la selección nacional palestina de fútbol. Imre, que militaba en el PKP, cayó en acción en el frente del Jarama.

El monumento de la XV Brigada en Sierra Pandols fue construido durante la batalla del Ebro por el judío ruso-británico Percy Ludwig, ingeniero jefe de la brigada, y se conservó de la destrucción de que fueron objeto casi todos los monumentos de las BB II después de la guerra, gracias a su localización en plena montaña. Contiene el nombre de varios oficiales, entre ellos el de Mark (Mordejai) Millman junto con el de su país de origen – Palestina. Se trata, casi con seguridad, del único monumento de la época todavía en pie donde se menciona a un combatiente eretz-israelí. Percy Ludwig dibujó un croquis para explicar la ubicación exacta del monumento al brigadista israelí Salman Saltzman. El eretz-israelí David Kami: Durante la guerra mundial, Kami formó parte de la red de espionaje soviética “Orquesta Roja” que causó graves daños a los alemanes. Descubierto y detenido, fue torturado por la Gestapo pero murió sin confesar.

Ha-tizmoret ha-adumá shelí de Leopold Trepper, organizador y jefe de la “Orquesta Roja”. Mijail Makarov y Vera Ackermann, eran veteranos de la guerra de España, que pertenecieron asimismo a la red.

En Yidn in Spanishn Birgerkrig 1936-1939 (“Los judíos en la guerra civil española 1936-1939”), Benjamin Lubelski recuerda sus experiencias durante la guerra, las de algunos voluntarios de su Lublin natal y un nuevo viaje a España años después. El autor volvió tras la Segunda Guerra Mundial a Polonia donde trabajó en las altas esferas del servicio diplomático. Emigró a Israel tras la ola de antisemitismo que siguió a la guerra de los Seis Días y trabajó hasta su jubilación como bibliotecario del Instituto de Estudios Eslavos de la Universidad Hebrea de Jerusalén
Marcel Langer había nacido en la ciudad de Auschwitz. Llegó a Eretz-Israel y residió en Haifa, pero fue expulsado del país por las autoridades mandatarias a causa de sus actividades políticas en el PKP. Se instaló en Francia y allí se enroló en las BB II. En España se casó con la española Cecilia. A ella y a su hija Rosita estuvo dirigida una última carta antes de ser ejecutado el 13 de marzo de 1943 en Toulouse, por su importante papel en la resistencia francesa: “Querida mujercita, cuando esta carta llegue a tus manos, ya no estaré en este mundo...”.

Con la derrota de los republicanos, los civiles y los brigadistas que pudieron buscaron refugio en Francia. Allí llegaron 500.000 refugiados, donde fueron internados en campos totalmente improvisados en pésimas condiciones sanitarias y sometidos a una estricta vigilancia. Luego de un año y medio concentraron a la población judía en campos que fueron habilitados nuevamente, Vernet fue uno de ellos, y en otro nuevo, Gurs. Algunos brigadistas fueron enviados a Djelfa, Argelia y a otros campos del norte de Africa. Cuando Francia fue ocupada por los nazis, los antiguos voluntarios de las Brigadas, también por supuesto los judíos, fueron los primeros en integrar la Resistencia como extranjeros.

El eretz-israelí Haim Adler, que se incorporó al ejército inglés durante la Segunda Guerra Mundial, le contó a su novia su encuentro en el norte de África con antiguos compañeros de la guerra de España liberados de Djelfa que van camino de la URSS: “He visto a estos hombres, a mis compañeros de armas, que durante cuatro años han soportado la vida más miserable en los campos de concentración de África. Su pelo ha encanecido, sus dientes han ennegrecido, las manos les tiemblan, la espalda se les ha arqueado, pero su corazón sigue siendo puro, fuerte y lleno de fe”.

R. G. Thackrah, del National Joint Committee for Spanish Relief, escribe a la Organización Sionista en Londres para comunicarle que ha encontrado un grupo de treinta y seis internados que tenían pasaportes palestinos y no han sido repatriados. Thackrah espera que la Organización Sionista pueda hacer algo por ellos ya que las condiciones en Saint Cyprien son “extremadamente duras”.
En Mefaked ivri be-Sefarad ha-lojemet (“Un comandante hebreo en la España combatiente”) Mordejai Avi-Shaul glosa la vida de Mordejai Millman, militante del PKP que estudiaba agricultura en Marsella cuando estalló la guerra y en España fue comandante de una compañía de la XV Brigada.
La comisión militar internacional de la Sociedad de Naciones hace constar la presencia en Saint Cyprien del eretz-israelí Nahum Sofer en febrero de 1939.

Un importante grupo de brigadistas, de antigua extracción comunista hizo “aliá” a Israel, de modo que su presencia determinó la posibilidad de que el Estado Judío asumiera su representación a la hora de homenajear y recordar a estos brigadistas judíos. Es por esa razón que la lápida que se inauguró en el cementerio de Fuencarral en 1988, en Madrid, contara con la presencia del Embajador de Israel en ese momento en España, justamente el historiador israelí Shlomo Ben Ami, uno de los investigadores de este tema. También estuvo allí Salman Zalzman, el único voluntario que fue por la derecha sionista y que en ese momento era el presidente de la Asociación de Voluntarios de las Brigadas Internacionales en España (1936-1939), y un representante del ayuntamiento de Madrid. La lápida lleva el nombre de quince combatientes caídos en la defensa de la capital, a los que se añadieron posteriormente otros cuatro. “In Memoriam. Aquí yacen los voluntarios judíos heroicamente caídos en Madrid en el transcurso de la Guerra Civil Española en defensa de la libertad (1936-1937). La vuestra y la nuestra” reza la lápida en honor de los brigadistas judíos.


George Nathan (?-1937).
Antiguo oficial británico y participante durante los años veinte
en la lucha por la independencia de Irlanda.
De extraordinario valor, desempeñó distintos mandos en las BB.II.
Murió durante la ofensiva de Brunete.

El monumento del cementerio de Montjuich, de Barcelona, en honor a los brigadistas judíos tiene forma de Estrella de David y citas de Luigi Longo, primer comisario general de las BB II, y del entonces presidente del Estado de Israel Haim Herzog. Se inauguró en 1990 por iniciativa de un grupo de brigadistas judíos, encabezados por Bernard (Dov) Liebermann.

En 1996 hubo una conmemoración festiva en Israel de las BB II Israel: con motivo del cincuentenario del comienzo de la guerra, se planta un bosque en honor de los voluntarios.

Los brigadistas recuerdan

Cierto número de los combatientes en la guerra escribieron sus memorias en edades avanzadas. . . El pasado fue analizado con una mirada teñida por las experiencias vividas a lo largo de los años. La caída de la Unión Soviética, las persecuciones, los padecimientos de la Segunda Guerra, la prisión que padecieron muchos de ellos por haber caído en desgracia en el régimen stalinista, desdibujaron e impregnaron las ideologías que los habían impulsado a luchar en España. Por otra parte, los voluntarios judíos norteamericanos o de los países que no pertenecían a la órbita, figuraron en listas negras, o como en el caso de los norteamericanos de la Brigada Lincoln, sufrieron persecuciones, eran objeto del macartismo existente en los Estados Unidos de la Guerra Fría. “En los libros de voluntarios judíos, la Shoa actúa en ocasiones como telón de fondo dando a la lucha antifascista internacionalista de los treinta, un sentido que quizás no tuviera, o por lo menos, no de esa manera cuando se produjo. Cuando se habla de los polacos, esta experiencia ineludible suele ir acompañada de una amarga decepción con respecto a un sistema que permitiría, en la época de Gomulka, la ola de antisemitismo que obligó a muchos de ellos a abandonar el país que hasta entonces habían considerado como suyo. Pero cualquiera haya sido su trayectoria pasada, España suele quedar fuera del ajuste de cuentas y los brigadistas conservarán, en general, un recuerdo positivo de su intervención en la guerra”.

Los combatientes del Batallón Lincoln.

Algunos de sus integrantes fueron Joe Taylor, hijo adoptivo de una familia judía, Edwin Rolfe (Solomon Fishman), cuya famosa “Elegía” dedicada a Madrid haría llorar a Hemingway, Harry Fisher, enlace y empleado en las transmisiones del batallón norteamericano a nombre de Abraham Lincoln. Alvah Bessie, Spanish Sammy Nahman (Manny Harriman) fue el primero de su familia en volver a España “después de que la Inquisición expulsara a todos los judíos de España en 1492”. Como muchos otros norteamericanos, Manny, dos veces herido, luchó en el Batallón Lincoln. Barcelona fue la ciudad donde Nahmánides, su antepasado directo, según la tradición familiar, participó en la famosa disputa teológica por orden real.

Ben Leider militaba en el PC estadounidense; en España cumplió funciones de corresponsal del periódico de su partido Daily Worker. Cayó en la defensa de Madrid en febrero de 1937 a bordo de uno de los cazas rusos Polikarpov I-15 conocidos popularmente como “Chatos”. Fue uno de los pocos voluntarios estadounidenses caídos en España, si no el único, cuyos restos fueron trasladados a su país natal para ser inhumados allí. El poeta y educador Bezalel Friedman publicó en su honor un largo poema.

Edward Barsky era cirujano del hospital neoyorquino Beth Israel, fue fundador del Medical Bureau to Aid Spanish Democracy (Comité médico de ayuda a la democracia española), que recolectó dinero para los servicios médicos de la República; organizó el primer hospital norteamericano en el frente del Jarama y proyectó un tipo de quirófanos móviles que se montaban en camiones y podían apostarse junto a las trincheras mismas. Llegó a ser médico jefe del Servicio Sanitario Internacional. Irène Joliot-Curie fue presidenta honorífica de la Centrale Sanitaire Internationale (organización médica francesa de ayuda a España). Albert Einstein se destacó como importante patrocinador del Medical Bureau y sostenedor constante de la causa republicana. Wilfred (“Mendy”) Mendelson, activista estudiantil, era, por su parte, estadounidense. También lo eran Dave Doran, comisario político de los Lincoln que traspasó inadvertidamente las líneas enemigas y fue ejecutado y Joe Dallet, que murió en Fuentes de Ebro en su primer día en el frente.
Abraham Sasson, antiguo alumno de un orfelinato judío de Brooklyn, cayó en acción. Sus antiguos compañeros organizaron una velada en su memoria y la de otros cinco muertos en combate egresados del establecimiento. En el programa, se hace una petición para recoger fondos con los que ayudar a los otros nueve antiguos alumnos del orfelinato que todavía estaban en España y para poder repatriar a los heridos.

Prisoners of the Good Fight (“Prisioneros de la buena causa”) libro del brigadista norteamericano Carl Geiser que llegó a estar en el paredón, pero que no fue ejecutado en aquel mismo momento porque cambió la política franquista. En él hace un recuento de la historia de los prisioneros de guerra, especialmente los norteamericanos, en el campo de San Pedro de Cardeña
Captured by Franco (“Capturado por Franco”) del judío norteamericano Lou (Samuel) Ornitz, fue editado por los Amigos de la Brigada Abraham Lincoln para obtener dinero con el que rehabilitar a los prisioneros liberados y enviar ayuda a los que todavía estaban en las prisiones españolas. Se publicó en Nueva York, en 1939. Pocas semanas después de haber sido puesto en libertad, Sid Rosenblatt acude a la boda de un amigo brigadista en Nueva York. Siendo prisionero le hicieron desnudar y lo filmaron en una película para demostrar que estaba circuncidado y denunciar así la supuesta confabulación del “judeocomunismo” mundial contra el pueblo español.

Spain’s Cause was Mine (“La causa de España era la mía”) son las memorias de guerra de Hank Rubin, un judío norteamericano que sirvió como ayudante en los servicios médicos.
El judío norteamericano Milton Felsen describe en The Anti-Warrior: A Memoir (“El anti-guerrero”) su actuación como conductor de ambulancias en España y sus experiencias en la Segunda Guerra Mundial donde, a diferencia de otros antiguos brigadistas que fueron confinados lejos del frente por sus ideas izquierdistas, combatió para el Office of Strategic Services.

Our Fight(“Nuestro combate”) es una miscelánea de recuerdos, poemas y aportaciones de brigadistas editada por dos antiguos voluntarios: Alvah Bessie y Albert Prago. El libro incluye un pionero artículo de Prago sobre los judíos en las Brigadas Internacionales que es representativo de la conciencia de su propio judaísmo que ciertos voluntarios judíos norteamericanos fueron tomando con el tiempo. De los 3000 voluntarios que llegaron de Estados Unidos en la Brigada Abraham Lincoln, algunas estimaciones sugieren que una tercera parte eran judíos. Muchos eran hijos de inmigrantes europeos que habían llegado a los Estados Unidos durante los primeros años del siglo. Habían recibido una educación “americanizada” en la escuela, pero ellos sentían que tenían lazos familiares con Europa. La mayoría de los voluntarios llegaron de las grandes ciudades, donde se habían instalado los inmigrantes. Dos terceras partes de los voluntarios eran comunistas. Pero muchos judíos no lo eran, fueron a España a luchar contra los Nazis y los fascistas. " Soy un buen antifascista como cualquier comunista” escribió un voluntario a su comisario " Tengo razones para serlo. Soy judío y esta es la razón por la que llegué a España. Se lo que significará para mi gente si el fascismo llegara a ganar ( y yo se que no ganará)".

Hayman Katz fue uno de los voluntarios llegados de Nueva York. Se fue a España sin despedirse de su madre porque no quería asustarla, pero cuando fue herido en acción en 1937, el joven voluntario decidió explicarle porque se había alistado contra los deseos de ella. Su carta a casa revela los motivos de muchos otros voluntarios judíos "No te das cuenta que los judíos seremos los primeros en sufrir si ganan los fascistas?”. Entre los voluntarios judíos estaba Samuel Levinger de Columbus, Ohio, quién era el hijo de un rabino. El cayó en Brunete en Julio de 1937. Su padre, el Rabino Lee Levinger permaneció siendo un amigo leal de la Brigada Lincoln. Muchas judías, incluyendo Esther Silverstein se ofrecieron como voluntarias para servir como enfermeras. El alto porcentaje de judíos entre los voluntarios del antifascismo incitó a la dirección de las Brigadas Internacionales a considerar la posibilidad de formar una brigada completamente judía. El propósito de esta unidad era demostrar la participación directa de judíos junto a otros grupos nacionales en la lucha contra fascismo. Las numerosas s muertes hicieron este imposible, pero ahí fue cuando se formó la Compañía Judía dentro de la Brigada Polaca de Dombrowski, nombrada después Naftali Botwin. Las publicaciones Der Fraihaits-Kempfer y Botwin en idish también fueron publicadas para todos los voluntarios judíos dispersos entre las varias unidades nacionales. Después de la Segunda Guerra Mundial, los veteranos judíos de la Guerra Civil Española retornaron sus países de origen, en los que algunos de ellos alcanzaron altas posiciones en la infraestructura económica y política. Para los judíos, la amenaza fascista era mucho más peligrosa que para los que no lo eran, no solo implicaba opresión política era también racismo antisemita. En 1939, como parte de su testimonio ante el Dies Committee enviado por el Congreso estadounidense para investigar las así llamadas organizaciones antiamericanas, Milton Wolff dijo, explicando porque se alistó en la Guerra Civil Española: “Soy un Judío, y sabiendo que como judíos nosotros estábamos en primer lugar para los sufrimientos cuando llegara el fascismo, yo fui a España a luchar contra ellos.” Las Brigadas Internacionales se convirtieron en el medio a través del cual los judíos de todo el mundo pudieron enfrentar a su odiado enemigo “Aquí, finalmente” dijo Wolman “los oprimidos de la Tierra están unidos, aquí finalmente nosotros tenemos armas, aquí nosotros volvemos a la lucha. Aquí, aún si perdemos. . . en la lucha misma, en el surgimiento del fascismo, nosotros habremos ganado” Aún antes de la formación de las Brigadas Internacionales, los judíos estaban entre los primeros en tomar las armas en España. Entre ellos había muchos que vinieron de Alemania cuando Hitler llegó al poder y habían sido bienvenidos por el gobierno republicano. También llegaron los integrantes de grupos de atletismo que habían venido de varios países a Barcelona para tomar parte en los Juegos Olímpicos que deberían celebrarse a mediados de julio, en 1936 en respuesta a las Olimpíadas que se realizarían en Berlín, con todo el aparato propagandístico y la pompa características del nazismo hitlerista. Dentro de las Brigadas la alta proporción de judíos llegaron de Polonia, Francia, Gran Bretaña, Alemania, Canadá y Palestina. También llegaron 22 sionistas de Palestina a España, eran miembros del Hapoel, la Asociación Atlética del Sionismo Laborista, quienes habían llegado a las Olimpíadas de los Trabajadores programadas para desarrollarse en Barcelona el 19 de julio de 1936 como protesta contra los juegos olímpicos que tendrían lugar en Berlín. Casi todos ellos tomaron parte en las batallas en Barcelona cuando los trabajadores provocaron el levantamiento de la guarnición local. El mayor número de judíos llegó de Polonia y luego de Estados Unidos. Se estima que el setenta por ciento del personal médico estaba integrado por judíos.

. En la Unión Soviética muchos consejeros judíos soviéticos en la república española fueron víctimas de las purgas de la década del treinta. . Entre ellos estaban Yaakov Shmushkevitch, que había ayudado a organizar a la fuerza aérea republicana española, Grigori Stern, consejero del jefe militar, Mikhail Koltzov, corresponsal de Pravda durante la Segunda Guerra Mundial y Marcel Rosenberg, embajador soviético en España. En los últimos años de la década del cuarenta, el general Manfred Stern de la Unión Soviética que había dirigido las Brigadas Internacionales en el frente de Madrid, fue acusado de "sionismo" y de nacionalismo judío y enviado a Siberia, donde murió. En otros países socialistas soviéticos las campañas antisemitas estaban entre los factores que condujeron, a la detención y la persecución de generales de brigada judíos, incluyendo a Artur London, entonces diputado de asuntos extranjeros en el gobierno checo, que fue condenado a prisión perpetua (rehabilitado en 1955), y Eva y Benko Litwak, quienes habían servido como médicos en España, que fueron obligados a abandonar la República Democrática Alemana. En Polonia la campaña antisemita se extendió después de la Guerra de los Seis Días en 1967. El gobierno acusó a todos los judíos, incluyendo veteranos de la Guerra Civil Española, de deslealtad hacia Polonia como partidarios de Israel. Fueron expulsados de sus puestos en el Estado y de sus lugares de trabajo, muchos veteranos de la Guerra Civil Española perdieron sus pensiones y otros servicios sociales y algunos fueron forzados a renunciar a su ciudadanía polaca y emigrar a Israel. Los veteranos de la brigada de Abraham Lincoln protestaron formalmente por la política del gobierno polaco hacia los veteranos judíos.

Con la derrota de Hitler y Mussolini, los integrantes de la Brigada Lincoln se sintieron justificados en sus luchas contra el fascismo y el nazismo. Sin embargo, muchos se sintieron amargados y frustrados porque los aliados victoriosos permitieron que Franco permaneciera en el poder en España. Después de la Segunda Guerra Mundial, las autoridades de Estados Unidos aceptaron a Franco como parte de la alianza anticomunista de la guerra fría. Los veteranos de la brigada de Abraham Lincoln (VALB) sin embargo continuaban apoyando a los opositores de Franco dentro de España y celebraron la muerte del dictador en 1975. Durante la era de la guerra fría, los miembros de la Brigada Lincoln y la Veteranos, fueron investigados individualmente por sus lazos con el comunismo y la Unión Soviética, también muchos de ellos perdieron sus puestos de trabajo en tanto que otros eran hostigados en su desempeño laboral. Puesto que cerca del 70 por ciento de los miembros de la brigada habían sido afiliados al Partido Comunista (o estaban relacionados con afiliados a él) todos fueron tratados como subversivos potenciales. En los años sesenta, el Tribunal Supremo de Estados Unidos falló a favor de los veteranos de la Brigada Lincoln para impedir que fueran tratados como una organización subversiva.

Algunos brigadistas italianos también eran judíos; el más notable de ellos fue Carlo Rosselli, a quién Mussolini consideraba su más peligroso opositor entre la comunidad de exiliados. Un liberal disidente que fue a España antes que los comunistas, había organizado la primera columna italiana de 130 hombres, la mayoría eran anarquistas, con unos pocos grupos de liberales y trotsquistas luchando en las fuerzas de la milicia de los anarcosindicalistas catalanes. Mussolini finalmente mandó matar a Carlo y su hermano Nello por un grupo de asesinos llamados los Cagoulards, un grupo fascista francés, el 9 de julio de 1937.

Mientras tanto, como individuos y como grupo, los veteranos de la brigada de Lincoln seguían siendo activistas políticos, sosteniendo públicamente causas en favor del movimiento de las derechas civiles, contra la guerra en Vietnam, oponiéndose al golpe de Pinochet en Chile y numerosas causas que consideraban justas. Cuando envejecieron, los veteranos de Lincoln prestaron más atención a su legado personal como radicales y, en muchos casos, como judíos. Algunos se centraron en sus trabajos sobre todo en temas judíos. Otro veterano, Albert Prago, en su investigación histórica acentuó el papel del sentimiento judío en los motivos de los voluntarios que se ofrecieron a luchar contra fascismo.. Muchos otros veteranos que sobreviven reconocen la importancia de la investigación de Prago. "anunciemos el hecho," escribió, "que hubo más judíos, proporcionalmente entre los que combatieron en España... que cualquier otra minoría o cualquier otra nacionalidad en Europa!" Prago sostiene que muchos judíos alemanes, ni bien Hitler llegó al poder, ante el aumento y la ferocidad de las persecuciones antisemitas, buscaron refugio en otros países. A pesar de las denuncias de ciudadanos prominentes, de las presiones ejercidas por varias organizaciones judías para alterar las políticas inmigratorias y facilitar la admisión de refugiados judíos, éstos fueron rechazados por el Departamento de Estado y el Congreso norteamericanos. Pese a que el presidente Franklin D. Roosevelt había designado a un judío para un cargo tan alto como la Secretaría de Hacienda, Henry Morganthau y habiendo reconocido la importancia del apoyo de los judíos a su política del New Deal, sin embargo no hizo nada para cambiar el predominante sentimiento antisemita existente entre los grupos dirigentes. Rehusando cambiar las existentes cuotas de inmigración, Washington permitió entrar al país solo a judíos destacados como fue el caso de Albert Einstein, pero no hizo nada para ayudar a las masas de refugiados judíos. En su ensayo, “Judíos en las Brigadas Internacional” reeditado por los Veteranos de la Brigada Abraham Lincoln Our Fight, editado por Alvah Bessie y Albert Prago (1986), enfatizaba el rol jugado por la identidad judía que inspiraba individualmente a los voluntarios a luchar contra los fascistas. Muchos otros veteranos sobrevivientes reconocen la importancia de la investigación de Prago. Una vez derrotado el ejército republicano, la experiencia bélica pesaba fuertemente sobre todas las actividades posteriores de todos los voluntarios. Para muchos judíos el fin de la Guerra Civil Española significaba una reasunción de la lucha antifascista en diferentes campos de batalla. Con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial en septiembre de 1939, algunos brigadistas judíos en los campos, junto con otros extranjeros judíos que vivían en Francia, se unieron a la Armada Francesa. El hecho es que la mayoría de los brigadistas prisioneros en los campos vieron sellado su destino con la caída de Francia en poder de la Alemania nazi en 1940. Los franceses colaboracionistas de Vichy transfirieron a los prisioneros que quedaban bajo el control de los nazis quienes los deportaron junto con otros españoles republicanos capturados mientras servían en la armada francesa, a los campos de la muerte, en Alemania, Austria y Polonia. Muy pocos de ellos sobrevivieron.

Muchos judíos que eludieron la captura y el aprisionamiento se unieron a la Resistencia contra los ocupantes nazis y sus gobiernos títeres a través de Europa. La mayoría de los brigadistas judíos europeos que habían estado en la compañía Botwin, se quedaron en Francia, entre ellos Abraham Lissner, Leon Pakin y Sevek Kirschenbaum para formar una unidad judía, “Segunda Unidad” que adquirió fama considerable por sus valientes acciones contra los ocupantes nazis. Otros fueron Marcel Langer, fundador y comandante de la Brigada 35 de la Resistencia, Josef Hauptmann, miembro de las fuerzas de la Resistencia en el sur de Francia. Joseph Epstein fue el jefe de la Resistencia en la región de París. Varias mujeres judías que habían participado de la guerra civil en España participaron en la lucha de la Resistencia, entre ellas estaban la nacida en Palestina Simone Bronstein, Olga Bancid de Rumania, Sarah Kowalski y Sarah Vronsky-Rozenblum de Polonia e Irene Goldin, nacida en Connecticut que permaneció en Francia luego de la derrota republicana. De todo el grupo que habían integrado, solo Abraham Lissner, Leonard Hauptmann e Irene Goldin sobrevivieron a la guerra.

Antiguos brigadistas judíos fueron prominentes líderes de los movimientos de la Resistencia a través de Europa así como de la Orquesta Roja, la más importante operación llevada a cabo por la Inteligencia de las fuerzas aliadas durante la Segunda Guerra Mundial. Muchos brigadistas judíos que vivían en la Unión Soviética cuando los nazis la invadieron se unieron a la Armada Roja o a las fuerzas de la retaguardia polaco-soviética capitalizando sus contactos en los territorios ocupados. Algunos luego de haber sido entrenados por el veterano judío Henryk Torunczyk de la Guerra Civil Española se lanzaron en paracaídas detrás de las líneas enemigas. Entre ellos estaban Pinkus Kartin, Bernard Volkas quienes con el veterano Abe Osheroff fueron sobrevivientes del hundimiento del barco Ciudad de Barcelona en España. Pinkus Kartin cayó en Polonia donde junto con otros veteranos de España Abraham Fiszelson y otros dos combatientes, encabezaron una sección de operativo militar "Bloque Antifascista" en el Gueto de Varsovia. Arrestado y torturado por la Gestapo, Kartin se suicidó en la prisión en junio de 1942. Volkas fue enviado detrás de las líneas nazis en otoño de 1941 para organizar grupos partisanos. Arrestado y deportado a Auschwitz, Volkas ayudó a escapar a otros dos judíos prisioneros llevando con ellos las fotografías tomadas por otro veterano de las Brigadas Internacionales y uno de los líderes de la resistencia clandestina de Birkenau. Estas fotografías documentaban las atrocidades cometidas en los campos nazis. Volkas mas tarde emigró a los Estados Unidos.

Cuando los Estados Unidos entraron en la guerra, 400 veteranos de la Brigada Lincoln se alistaron en los servicios de la armada mientras que otros sirvieron en la marina mercante. Muchos de ellos ganaron recomendaciones y medallas por sus actos de heroísmo en acción. Veinte veteranos de la brigada cayeron durante la Segunda Guerra Mundial, incluyendo a Herman Bottcher, él mismo un refugiado llegado de Alemania. Como miembros de las fuerzas armadas de los Estados Unidos los veteranos judíos de la Brigada Lincoln lucharon alrededor del mundo. Varios participaron en acciones dentro de Alemania. Algunos incluyendo veteranos como Al Tanz, Lou Gordon, Morris Cohen y Jack Lucid ayudaron a liberar los campos de concentración. Con los siguientes textos comenzamos a despedirnos de estos luchadores, de éstos combatientes para quienes las causas por la libertad y por la dignidad eran suyas, para quienes pagaron con su vida su visión heroica de la vida, porque para todos ellos los ideales y los principios eran lo que daban sentido a su existencia. Sabemos que no hemos sido justos, he aquí una mínima parte de los protagonistas de esta historia, lo mismo podemos decir de las mujeres, numerosos combatientes de origen judío partieron también de la Argentina y del Uruguay. No los hemos olvidado ni ignorado. Cuando tengamos material suficiente sobre ellos volveremos sobre el tema. La razón es que no disponemos de historias de vida en las que ellos se hayan identificado, como en la mayoría de los casos mencionados en esta historia, como judíos. Pero también desde aquí, desde estos lejanos rincones del mundo, también impulsados por el mismo heroísmo y la misma generosidad partieron estos brigadistas y por supuesto judíos también en gran número.

Sabemos que este ha sido un homenaje insuficiente, pero por lo menos hemos intentado colaborar para que sus vidas y el ejemplo que dieron con ellas no sean olvidados, para que en estos tiempos donde las utopías se ven muy deslucidas y son pocos los que están dispuestos a luchar por ellas recordamos a estos personajes extraordinarios. Muchos de ellos con edades ya avanzadas abrazados aún a sus posiciones militantes por la vida y la justicia.

En el folleto escrito por Albert Prago, éste relata que entre los voluntarios judíos había al menos 36 voluntarios de Yugoslavia y 17 de Bulgaria, entre ellos judíos sefardíes y el que luego fue el muy reconocido antropólogo John Murra, de origen rumano, nacido en Odessa (actual Ucrania) en 1916 y fallecido el pasado 16 de octubre, a los 90 años de edad. Prago contó la historia, según él perfectamente documentada, de Ezekiel Pikar, que en 1930 fue enviado por la Haganá a Londres para aprender a volar, al poco tiempo después de que obtuviera la licencia de piloto estalló la Guerra en España, Pikar se fue para allí y se presentó como piloto, volando en la escuadra de Andre Malraux, cuando su bando perdió la guerra marchó al Asia donde luchó contra los japoneses en China. Luego persuadido por uno de sus camaradas de la Haganá para retornar a Palestina se integró al Palmaj, el brazo armado de la Haganá. Entre los brigadistas también se encontraba el judío negro norteamericano Aaron Johnson y el judío chino Chi Chano. El músico judío de origen ucraniano también integrante de la Brigada Lincoln, Lan Adomian compuso algunas de las canciones republicanas más representativas de ese tiempo.. .entre las numerosas historias de los combatientes están la de Sammy Nahman (Manny Harriman) Manny, dos veces herido, luchó en el Batallón Lincoln. Era descendiente de Nahmanides, su antepasado directo según la tradición familiar, protagonista de la famosa disputa teológica por orden real en Tortosa, Cataluña. También la de Abraham Sasson quién fue un antiguo alumno de un orfelinato judío de Brooklin, caído en acción, sus antiguos compañeros organizaron una velada en su honor así como de otros compañeros muertos también caídos en combate.

Combatientes anarquistas.

Entre los anarquistas también hubo combatientes judíos, tenemos los nombres de algunos de ellos, cuatro combatientes de la “Columna Durruti” (anarquista): el judío estadounidense George Sossenko que tenía dieciséis años cuando llegó a España procedente de Francia. Su padre logró dar con su paradero y lo convenció para que volviera, aduciendo que su madre estaba muy enferma y quería verlo; cuando George se dio cuenta del engaño, se escapó y volvió a atravesar los Pirineos. Otro fue el judío polaco Benjamin Lewinski, comandante de un grupo de combate del POUM, quién tuvo bajo sus órdenes a George Orwell, el conocido autor de 1984, que lo menciona reiteradas veces en Homenaje a Cataluña, el libro donde contó sus experiencias en la guerra de España.

Anarquista también fue la alemana Clara Thalmann que había llegado a Barcelona para participar como nadadora en la Olimpíada Popular y se quedó formando parte de una unidad anarquista
La judía de origen lituano Emma Goldman, una de las figuras más destacadas del anarquismo estadounidense, se encargó de recoger fondos en Inglaterra para aliviar la situación de la población civil española.

LOS HEROES DE LA LUCHA AEREA

General Douglas, fue eltítulo del libro en idish de Dimitri Zilmanowitz publicado en Moscú en 1986, ese era el seudónimo de Yaacov Shmushkevich que tuvo un papel esencial en la profesionalización de la aviación gubernamental. Tras su participación en la guerra de España fue comandante de la Fuerzas Aéreas Soviéticas y uno de los pocos oficiales distinguido dos veces con el título de “Héroe de la Unión Soviética”, hecho que no impidió su ejecución en la época de las purgas estalinistas.

El escritor y posterior ministro de Cultura francés André Malraux fue quién organizó una escuadrilla aérea previa a la intervención de la URSS. Escribió una novela L’Espoir (“La esperanza”) y una película Sierra de Teruel rodada en 1939 como parte del esfuerzo propagandístico republicano. El autor del libro André Malraux en Espagne, Paul Nothomb, estuvo a sus órdenes en España como piloto.

Ben Leider militaba en el PC estadounidense; en España cumplió funciones como corresponsal del periódico de su partido, el Daily Worker. Cayó en la defensa de Madrid en febrero de 1937 a bordo de uno de los cazas rusos Polikarpov I-15 conocidos popularmente como “Chatos”. Fue uno de los pocos voluntarios estadounidenses caídos en España, si no el único, cuyos restos fueron trasladados a su país natal para ser inhumados allí. El poeta y educador Bezalel Friedman publicó en su honor un largo poema. Walter Katz, un judío alemán, fue uno de los primeros pilotos que llegaron a España en 1936. En julio de 1937 fue destinado a Albacete para organizar la Escuadrilla de Bombardeo Nocturno. Murió, también él, a bordo de un Chato. Otro judío alemán, el berlinés Hermann Feld combatió con la Escuadrilla España de André Malraux y más tarde, en otras unidades. Llegó a tener el grado de teniente y a ser nombrado jefe de estado mayor de la Segunda Escuadrilla. Cayó en acción el 18 de julio de 1937.


G. Taro

Héroes caídos en la lucha

Marion Merriman, llegó a tener el grado de sargento, fue la viuda del comandante de la XV Brigada Robert Merriman, contó en el libro American Commander in Spain la historia de su relación con su carismático marido, sus años de estudiantes en Berkeley y la intervención de ambos en la guerra de España. Robert, uno de los varios aspirantes a haber servido de modelo a Hemingway para el personaje de Jordan en “Por quién doblan las campanas”, fue ejecutado al ser tomado prisionero durante la batalla del Ebro.

Los eretz-israelíes Dov Halperin y Mijael Segal, fueron ejecutados al ser capturados. Otros eretz-israelíes que también murieron en esta guerra fueron Robert Aaquist (cayó en la batalla del Ebro, 1938), David Alexandrowitz (murió al parecer en la resistencia en Francia), Itzjak Yafe (cayó en Córdoba, 1937). Hans Beimler, Medalla de Honor (RDA), fue uno de los caídos en la defensa de Madrid. En el cementerio de Montjuich tiene una lápida a su nombre junto a la del presidente de la Generalitat (gobierno catalán) Lluis Companys, ejecutado por el régimen franquista.
Imre Jacobi, fue un judío húngaro, que pertenecía a la selección nacional palestina de fútbol, militaba en el PKP, desde allí llegó a España para perder su vida en el frente del Jarama.
Pierre Feintuch, había nacido en Polonia y vivió los avatares de la inmigración ilegal y la militancia comunista en Francia y Bélgica antes de enrolarse en las BB II. Moriría combatiendo en la resistencia francesa.

Juan Miguel de Mora, Profesor de Indología de la Universidad de Méjico y ex combatiente en la Guerra Civil Española sostiene que “no todos los judíos en las Brigadas eran comunistas como no lo era George Nathan, aunque sí Harry Fisher. Pero sí todos sabían lo que Hitler estaba haciendo contra su pueblo y eran, me consta, muy conscientes de ser judíos luchando contra la Legión Cóndor de Hitler”. George Nathan, era uno de esos judíos, sargento del ejército inglés en la Primera Guerra Mundial, afiliado al IRA y miembro de la Dublin Castle Murde Gang, no ocultaba su homosexualidad, en España vestía de un modo impecable y guiaba a los suyos al ataque al grito de "Adelante señoras!" agitando un bastoncito según la tradición de los oficiales ingleses. Comandó la 1ª compañía del 12° batallón "Marsellaise", desde esta unidad se convirtió en Jefe de Estado Mayor de la XV Brigada Internacional, de comandante de los batallones Lincoln, Washington y los ingleses. Herido gravemente durante la batalla de Brunete, ordenó cantar a sus hombres hasta que finalmente expiró. Fue sepultado bajo los olivos no lejos del Guadar. George Nathan fue entre todos los oficiales brigadistas, uno de los más valientes y admirados por sus hombres. Su valor fue proverbial en los momentos más duros de las batallas en las que participó. Obreros curtidos, veteranos de las Brigadas, algunos de ellos comunistas, soltaron las lágrimas cuando cayó mortalmente herido en la línea de fuego,

Mujeres Combatientes

Las mujeres tomaron parte activa en los primeros momentos de la defensa popular contra la insurrección y las fotos de las milicianas desfilando o defendiendo a punta de fusil las barricadas, dieron la vuelta al mundo. Una de los combatientes del Grupo Thaelmann, probablemente el primero internacional, fue Golda Friedman que combatió junto con su marido Max; el primer voluntario británico caído en España.

Las mujeres formaban parte de las brigadas. En este último marco, las voluntarias colaboraron en los Servicios de Sanidad, tanto en el frente como en la retaguardia. También fueron traductoras, periodistas, educadoras o fotógrafas, en ocasiones encuadradas en el aparato militar y otras veces por su cuenta.


La mujer ne las fuerzas republicanas

Anna Srulovic (Hana Israeli). Nació en Czernovitz en una familia jasídica. En España trabajó como enfermera. Participó en la resistencia francesa y, tras la guerra mundial, residió en la URSS hasta que inmigró a Israel donde reside actualmente.

Dos fotógrafas: Margaret Michaelis, anarquista judía austriaca, residía en España antes de estallar la guerra. Sus fotos fueron profusamente utilizadas por el Comisariado de Propaganda. Gerda Tharo, judía alemana, era la compañera de Robert Capa. Murió mientras fotografiaba los combates durante la campaña de Brunete.

Gerda Taro o Gerta Pohorylle : fotógrafa y compañera de Robert Capa, murió en un accidente durante la Guerra Civil Española. Se llamaba en realidad Gerta Pohorylle, y era hija de judíos polacos. A pesar de sus orígenes burgueses, desde muy joven entró a formar parte de movimientos socialistas y obreros, Gerda fue testigo del triunfo republicano en esta primera fase de la batalla. Este reportaje fue publicado en "Regards" el 22 de Julio de 1937 y dio a Gerda un gran prestigio. Sin embargo poco después las tropas franquistas iniciarían un feroz contraataque, y Gerda decidió volver al frente de batalla en Brunete. Allí Gerda fue testigo de los salvajes bombardeos de la aviación del bando nacional, y realizó muchas fotografías, poniendo en riesgo su vida. En aquel infierno murieron miles de republicanos y finalizó en derrota. Gerda Taro perdió la vida en un absurdo accidente volviendo del frente de batalla, se había subido al estribo del coche del General Walter (miembro de las Brigadas Internacionales) unos aviones enemigos, volando a baja altura hicieron que cundiera el pánico en el convoy, y un tanque republicano golpeó sin querer a Gerda Taro, aplastando su cuerpo. Gerda malherida, fue trasladada urgentemente al Hospital El Goloso de El Escorial, donde murió pocas horas después, el 26 de 1937. Tenía solo 27 años.

Adelina Abramov, rusa de origen argentino, trabajó como traductora con los consejeros soviéticos que asistieron al ejército republicano.

Setti Abraham Horresh, nació en Bagdad el 15 de junio de 1905, de familia judía. Trabajó en la confección de sellos de goma, y como tipógrafo y linotipista. En 1929, emigró a Uruguay, donde se afilió al Partido Comunista. En diciembre de 1937, se fue a España y se incorporó como soldado en la Segunda Compañía del 24 Batallón de la 15 Brigada Internacional, asignado al Parque Automovilista. En 1938 se afilió al PCE. En su hoja de servicio consta que habla y escribe árabe, español e inglés. Su expediente no contiene más datos

La Historia de Robert Capa

Nacido en Budapest, Endre Friedmann, también conocido como Bandi, muy joven salió exiliado de Hungría hacia Berlín, en donde trabajaría en la célebre agencia fotográfica Dephot. Ahí el director de la misma, Simon Guttman, le ofreció su primera oportunidad a quien hasta entonces era un recadero y ayudante de cuarto oscuro de 18 años. Su primer trabajo: realizar un reportaje en Copenhage sobre el exiliado ruso Leon Trotsky ofreciendo un discurso a estudiantes daneses. A partir de ahí las cosas ya no volverían a ser las mismas, Guttman reconoció su talento. Pero para 1934 las cosas se comenzaban a poner feas para Europa. De ascendencia judía, Endre tuvo que salir en dirección a París, al arribo de Hitler como canciller alemán.Capa, siendo refugiado húngaro, judío sabía perfectamente que significa tener que dejar todo atrás, conocía las leyes de la pura supervivencia.


Robert Capa

En esta ciudad conocería a otras celebridades fotográficas: André Kertész, quien lo ayudó a sobrevivir, y al joven rico Henri Cartier-Bresson. Aunque también hizo algo más. Ante tantas carencias económicas y la imposibilidad de vender su obra fotográfica, Gerda Taro, esa bellísima mujer a quien conocería en París y quien se convertiría en su amante, le ayuda a inventarse otra personalidad: la de un fotógrafo norteamericano, que respondía al breve y sonoro nombre de Robert Capa (que era una unión cinematográfica proveniente de Robert Taylor y Frank Capra) con reconocida fama y prestigio pero que nunca se dejaba ver. Gerda se volvió su agente, lo promocionó entre los diarios y revistas franceses que comenzaron a comprarles sus imágenes, y le inventaría su propia historia a este huidizo y enigmático fotógrafo. Hasta que se descubrió que aquel foto reportero de apellido Friedmann, al que pocos tomaban en cuenta, era el tal Robert Capa. Por ahí comenzó su leyenda, aunque también por su capacidad de registro de los sucesos que comenzaban a conmocionar Europa.

En 1936, Capa cubre la guerra civil española, sin duda determinaría las capacidades de Capa en su movilidad (esa manera de trabajar con la que logra deslizarse y aplicar distintos puntos de vista) dentro de los conflictos y le daría a su trabajo una especial implicación hacia la circunstancia humana. Las imágenes tomadas en el fragor de la guerra civil, aparecen simultáneamente en la francesa Vu, la londinense Weekly Ilustrated y la revista norteamericana Life, lo que pocos habían logrado para entonces. Aunque ciertamente para esos años pretelevisivos las revistas ilustradas se habían vuelto en el gran medio gráfico de información visual, lo que favorecería la labor de este reportero que apenas superaba los 20 años y que ahora se encontraba estrenando nuevo nombre. Teruel, 21 de Diciembre 1937. Los muertos yacen sobre el helado campo, esta foto la publicó Life el 28 de Enero de1938.

Soldado muerto mientras tendía las líneas telefónicas. Teruel Diciembre 1937.

En 1936, Robert Capa retrató a un miliciano español en el momento mismo en que recibía una mortal herida de bala. La imagen recorrió el mundo y catapultó la fama de Capa Abandonó España por un tiempo para participar en el documental “Los cuatrocientos millones” en China, desde donde envió fotos tanto del generalísimo Chian Kai-Shek y de su esposa, como de las atrocidades japonesas. Regresó para cubrir la derrota de la República española, y en la batalla del Ebro se confirmó su prestigio como el fotógrafo más valiente que cubrió la guerra de España.

En la Segunda Guerra Mundial ejerció como corresponsal de guerra de Life, y desembarcó el día D, el 6 de junio de 1944 con la primera oleada norteamericana en Normandía, y pasó noventa minutos en la playa Omaha disparando sus cámaras en condiciones terribles hasta que se le acabaron los carretes. Pudo hacer llegar las cuatro películas de 35 milímetros y algunas películas de 120 al laboratorio de Life en Londres, donde la precipitación provocó que el ayudante de revelado cometiera un error y se derritiera la emulsión de la película. Sólo se salvaron once fotos que se publicaron el 19 de junio en siete páginas de Life. Capa nunca reprochó el error. En 1947 fundó Magnum Photos, conjuntamente con Henri Cartier Bresson, David Seymour, George Rodger y William Vandivert. Al año siguiente Capa viajó a Rusia con John Steinbeck, y entre 1948-1950 a Israel con Irwin Shaw. Durante la guerra de Israel por su independencia y en un enfrentamiento entre la Haganah y el grupo extremista Irgun, una bala le rozó dolorosamente la entrepierna y temió que le hubiera arrancado los genitales. No quiso ir a Corea, pero en cambio aceptó reemplazar al fotógrafo que cubría la guerra francesa de Indochina para Life, cuando la revista le hizo una generosa oferta económica en Japón, donde se encontraba realizando un reportaje para Mágnum. Robert Capa murió el 25 de mayo de 1954 al pisar una mina antipersonal en el camino vietnamita de Thai Binh que le voló en pedazos la pierna izquierda, y le hirió gravemente en el pecho. Mientras expiraba no soltó su cámara Contax de la mano.

Un final trágico y consecuente para un guerrero del fotoperiodismo que vivió intensamente y gozó de igual manera. Atrás quedaron sus colaboraciones en trabajos literarios con John Steinbeck y el famoso periodista Theodore H. White. Sus largas noches de póker, su amistad con Ernest Hemingway y John Huston, su relación con Picasso y tantos otros personajes célebres. Sus más famosas imágenes fueron realizadas en el calor de la batalla y son las tomas de guerra más intensas y cercanas jamás hechas. Las imágenes de Capa muestran su extraordinaria sensibilidad y compasión hacia la condición humana. Sus obras consistieron principalmente en imágenes de batallas, imágenes de los efectos de la guerra sobre los soldados y los civiles, e imágenes de paz. Capa dominó el potencial de su pequeña cámara para capturar el espíritu del momento con un sentido de intimidad y apremio. Capa fotografió, no simplemente como observador sino también como participante. Conoció a muchos de sus sujetos, por carecer de autoconciencia inhibidora, su cordialidad y generosidad le dieron entrada donde quisiera y hacían sentir cómoda a la gente.
Capa se pensaba a si mismo como un reportero, donde mejor combinaba sus intereses en la literatura y la política. Aun luego de ser reconocido como uno de los más destacados fotógrafos del siglo, Capa solía comentar a sus amigos “Yo no soy un fotógrafo, soy un periodista”.

He aquí que por ahora nos estamos despidiendo de las mujeres y hombres judíos, quienes llegaron a España desde todas partes. Fueron una gran parte de los voluntarios llegados de todas partes del mundo y tuvieron un rol importantísimo en la mayor parte de los grupos nacionales que integraron. Vinieron de Polonia, de Francia, de Gran Bretaña, Canadá, Palestina, de Estados Unidos, de la Argentina, de Bulgaria. Eran Liberales, Socialistas, Comunistas, Sionistas, o Bundistas. Vinieran de donde vinieran, desde sus más variadas convicciones políticas, todos los voluntarios comprendieron que el fascismo representaba la amenaza más grande para los judíos y el resto de humanidad. Los campos de batalla de España dieron a los judíos la primera oportunidad de resistir organizadamente contra el antisemitismo nazi fascista. Madrid será la tumba del fascismo.“Ese lema indicó la esperanza que un optimismo fundada en una victoria en España pudiera detener el peligro evitando una segunda guerra mundial. Pero no pudo ser. Incapaz de obtener suficientes armas y la ayuda de las democracias y de los gobiernos occidentales, el ejército español republicano fue derrotado y la república española murió en marzo de 1939. Los miedos ante la posibilidad de una Segunda Guerra Mundial probaron ser justificados, el terror de esa guerra excedió de hecho las predicciones hechas en los años treinta. Murieron en esa guerra cincuenta millones de personas, incluyendo seis millones de judíos europeos.

*Nuestra despedida no es definitiva, siempre que hallemos un artículo importante sobre el tema volveremos a él. No queremos que el recuerdo de su generoso heroísmo muera con ellos.*

Mientras tanto les dejamos como recuerdo la letra del nuevo Himno de la República Española, cuya poesía pertenece a Miguel Hernández , ligeramente retocada por Margarita Nelken y cuya música fue compuesta por el voluntario judío Lan Adomian, un neoyorkino nacido en Ucrania.

"La libertad nos ha dado su aliento
La independencia y el pueblo, su hogar/
En el combate por un mundo hermoso
nos dan coraje la tierra y el mar".

Estribillo:

"¡En pie, República Española, con decisión!/
¡En pie, con alma y vida, frente al felón!
¡A España la salvarán sus hijos con tesón!
/ Patria de mi vida, tierra de mi corazón/
Patria de mi vida, tierra de mi corazón/
Al otro lado del fuego y el odio/
El porvenir nos requiere de amor/
En el futuro seremos hermanos/
Con la victoria y los brazos en flor".

Estribillo:

"Se apagarán en la paz los fusiles/
Madura el campo feliz de rumor/
Y, en donde entremos, talleres fecundos,
/ habrán de entrar la alegría y el sol".

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