martes, 23 de abril de 2013

DESIGUALDADES INJUSTAS




Por Xavier Caño Tamayo (CCS)*

Solo cien personas ganaron en 2012 más de 240.000 millones de dólares. Tanto dinero como España dedicó ese mismo año a prestaciones sociales, desempleo, sanidad y pensiones. Cien en la cima de las 1.426 personas que poseen mil millones de dólares o más y que suman entre todos 5,4 billones de dólares de riqueza. Súper-ricos que no han perdido con la crisis sino que han ganado más. A costa de la ciudadanía. Decía Balzac que tras toda gran fortuna hay un gran crimen y, sin entrar en cuanta verdad tenga el aserto, lo cierto es que el 0,01% de súper-ricos de la Tierra, (quienes poseen 30 millones de dólares o más) no consiguió su fortuna por ser geniales empresarios ni más inteligentes que el resto de la humanidad. Trampas, especulación, presión sistemática, chantaje, soborno y compra de conciencias lograron establecer un sistema privilegiado para los intereses de la minoría rica.

Desde 1947 hasta los 70, parte de los beneficios de la economía se distribuían también entre las clases populares. En Occidente, claro. No era socialismo, pues había una desigualdad insultante y los ricos se quedaban con la parte del león, pero había cierta justicia en esa distribución. A través de los impuestos el estado podía ofrecer servicios y prestaciones, que no son otra cosa que cumplimiento de derechos.

Pero en los 70 empezaron a disminuir beneficios. Y los ricos se aprestaron a recuperar su volumen de ganancias e incluso aumentarlo. Consiguieron escandalosas rebajas de impuestos, leyes laborales que abandonaban al trabajador, privatización de servicios públicos, ahora jugosos negocios; supresión de reglas y control del sector financiero, más una escasa voluntad de perseguir el fraude fiscal con los paraísos fiscales como óptimos aliados. Fraude fiscal que cuesta anualmente 3 billones de dólares a 145 países. Los ricos lograron así establecer un sistema amañado a su favor.

En Europa, la crisis-estafa cobró forma de deuda pública difícil de pagar, y objeto de especulación. Además de austeridad fiscal como presunta política para afrontarla. Hans-Werner Sinn, preclaro asesor de Ángela Merkel y presidente del IFO (Instituto para la investigación económica) desvela sin rubor el por qué de tal política. Asegura que los países del sur con problemas de endeudamiento (Portugal, Grecia, España e Italia) deberán tener diez años más de austeridad para lograr la imprescindible “devaluación interna de un 30%” para salir de la crisis. ¿'Devaluación interna'?

Sí. Los ricos, para continuar siéndolo, necesitan que las clases populares pierdan un 30% de su renta en forma de salarios más bajos, pensiones más bajas, menos prestaciones sociales y menos servicios públicos. Rebaja de rentas de la mayoría en clara transferencia hacia los bolsillos de quienes más tienen. Más migas y migajas para secuaces, cómplices y encubridores que les han servido y sirven para engañar, someter y esquilmar a la ciudadanía. Gobiernos, políticos profesionales, medios de comunicación, “expertos”... Pues es diáfano que la mayoría de estados gobiernan para los ricos (mercados financieros, si prefieren) y no para la ciudadanía.

Juan Torres nos recuerda como, tras el cierre de urnas en las últimas elecciones italianas, le faltó tiempo a Angela Merkel para ordenar lo que tenía que hacer Italia, fuera cual fuera el gobierno que se formara. Aplicar la política de austeridad y lucha contra el déficit que pretenden las contra-reformas del derrotado estrepitosamente en las elecciones primer ministro Monti. Es evidente que lo que quiere y expresa la ciudadanía con el voto les importa un rábano. Una dictadura de hecho.

Y, para incrementar el riesgo como explica Susan George, es posible un batacazo como el de Lehman Brothers en 2008. Porque nadie siquiera ha intentado controlar el sistema financiero y porque las 50 mayores empresas del mundo, de las que 48 son grandes bancos o otras entidades financieras, están muy interconectadas. Y, si algo va mal en una, pueden caer muchas. Con nefastas consecuencias para la ciudadanía.

Si el 0,01%, poseedor de la mayor parte de riqueza, controla el poder económico y ha corrompido el político, el adversario principal de la ciudadanía son los ricos. No nos engañemos. Y contra ellos hay que levantar un gran movimiento ciudadano que recupere la democracia y cambie la situación en beneficio de la inmensa mayoría.

Xavier Caño Tamayo es periodista y escritor.
*El CCS es un servicio de comunicación en defensa de derechos humanos, políticos y sociales para todos, dirigido a profesionales de los medios de comunicación.

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