miércoles, 28 de noviembre de 2012

ONU, Israel entre Hamas y la diplomacia por Carlos Braverman




Es más que probable que mañana la Autoridad Nacional Palestina logre su estatus de Estado Observador en la ONU. No puedo decir de todos  los palestinos pues Hamas  parece muy ausente de este proceso, por el contrario no acompaña al mismo.
Los estados observadores tienen derecho a hablar en 
la Asamblea General de las Naciones Unidas, participar en las votaciones de procedimiento, patrocinar y firmar resoluciones pero sin voto sobre ellas y otras cuestiones sustantivas. Tienen otros derechos como hablar en los debates, participar en propuestas y enmiendas, practicar el derecho de réplica y también a plantear cuestiones de orden.
Hace un año atrás el reconocimiento en la ONU de un Estado Palestino si Israel hubiera manejado la situación con prudencia, habría logrado socavar el extremismo islamista y garantizar el futuro del mismo como un estado democrático con su seguridad existencial mejor resguardada.
Una vez que la comunidad internacional terminara de definir los límites legítimos del futuro Estado Palestino, la postura de rechazo de Hamas se habría convertido en irrelevante, sobre todo si el mundo islámico habría votado a favor de la resolución.
Abbas ya no tiene hoy  nada que perder. Hamas ha estado socavando su posición de liderazgo y de seguro, Israel con su intransigencia, va a perder otra oportunidad para avanzar hacia la paz con Palestina en condiciones que sean favorables a sus intereses e incurrirá en una derrota diplomática importante
Sin embargo la ANP no va a ser un miembro de pleno derecho de las Naciones Unidas. Es decir que Palestina no será un estado con sus límites reconocidos y su capital seguirá en disputa.  Seguirá siendo un país bajo ocupación que no tiene suficiente dinero para sobrevivir, seguirá necesitando permisos de Israel para todo tipo de desplazamientos, no le será permitido tener un ejército, no tendrá un aeropuerto o puerto marítimo nacional y continuarán los asentamientos israelíes. Sin contar que seguirá dirigida por dos gobiernos, uno en Cisjordania y otro en Gaza.
Palestina no será soberana y los Acuerdos de Oslo terminarán asfixiándose por su pérdida de vigencia, o las amenazas israelíes de terminar con ellos por la acción unilateral de la ANP, o la caída de ésta por no tener capacidad de encarar el proceso que le da sentido de ser.
Los palestinos se enfrentan a una elección trascendental: el camino de la diplomacia y el desarrollo institucional promovido por la ANP, o el de la confrontación y la lucha armada liderada por Hamas.
La Autoridad Palestina está debilitada y carente de opciones claras. A pesar de su promesa de éxitos, la creación de instituciones y desarrollo estadual han fracasado debido a la crisis de financiación. Mientras tanto, el proceso de paz con Israel se encuentra en un callejón sin salida. En contrapartida Hamas ha sido capaz de hacer girar un conflicto devastador y completamente evitable con Israel como una demostración de que tiene una visión, y es la portadora hoy por hoy del impulso político y diplomático viable. Israel también ayudó en el aislamiento y decadencia de la ANP al humillarla. Paralelamente con Hamas no debe en la actualidad encarar temas como las fronteras, los asentamientos, Jerusalén, la estadualidad palestina u otras cuestiones de estado.
Mientras tanto en las primarias del Likud salieron triunfadores los que buscan la  perpetuación de la ocupación, el fortalecimiento de los asentamientos y la subvaloración de la democracia. 
Es ahora con claridad un partido que no puede ofrecer  al país compromisos diplomáticos  de paz con los palestinos y tampoco  proteger su democracia.
El paso de la ANP en la ONU es importante, pero es claro que sin presión de EEUU para reanudar el diálogo de paz y un programa concreto que avance al final de la ocupación, el panorama es sombrío. Hamás eligió la confrontación e Israel no parece demostrar que tiene otra oferta, si la hay es el momento de mostrarla y tiene que ser muy convincente y veraz para que tenga éxito. Todos salen perdiendo con la intransigencia de Hamás y los gobiernos israelíes que promueven la continuación del actual statu quo. Nuestra seguridad existencial también está amenazada y la salud de nuestra democracia hace tiempo que es crítica.
*Carlos Braverman (Israel): Politólogo y Psicólogo, miembro de la Asociación de Derechos Civiles de Israel. Militante por la coexistencia judeo-árabe y un camino alternativo a la globalización neo-liberal. Miembro del Partido Meretz (Partido Socialista de Israel - Tel Aviv). Presidente del Instituto Campos Abiertos (Investigaciones en Ciencias Políticas).
Derechos reservados: Instituto Campos Israel ISBN963-03- 0316- 2
מסת"ב

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