domingo, 31 de octubre de 2010

La izquierda israelí se olvidó del relojero por Carlos Braverman


No cabe duda de las habilidades de Netanyahu, un trapecista avezado en el equilibrio político entre antagónicas opciones, un equilibrista diestro en la cuerda floja cuando se trata de resistir presiones de Obama y de sus socios de coalición, un ilusionista fantástico cuando de su discurso político puede sacar lo increíble: la Ley de Lealtad y la precondición de ser reconocido Israel como Estado Judío por la Autoridad Palestina. Pero se equivocó de lugar, no trabaja como estrella de un circo, sino como premier del gobierno israelí. Sus socios coalicionarios pueden aportar a la confusión, son cómicos de poca monta por sus dichos y actos, lo patético es el poder que poseen y lo nefasto que son, muy ajenos a la sublime condición del payaso que es un acto de alma.
El gobierno de “Bibi” se ocupa de temas absurdos: el proyecto de ley para el juramento de lealtad destinado a los nuevos ciudadanos árabes y ahora también para los judíos; el juego del culpable, disputado con los palestinos, para saber quién es el responsable del fracaso de las conversaciones, ya sea, a causa de los asentamientos o por el rechazo palestino a reconocer un Estado Judío.Seamos claros: los palestinos desde hace mucho tiempo reconocieron a Israel y su derecho a existir en paz y seguridad. Hace veintidós años, para ser precisos. Él se niega a entablar negociaciones serias sobre las fronteras, la seguridad y Jerusalén, mientras que al mismo tiempo vende sus propias posiciones en público. En lugar de preparar a la sociedad israelí para la existencia de dos estados, para abrir y compartir Jerusalén como capital de sus dos estados, insiste en que sólo Israel tiene soberanía sobre toda la ciudad. En lugar de discutir las medidas de seguridad para el Valle del Jordán, incluyendo la presencia de fuerzas internacionales, insiste en mantener la presencia militar israelí. La condición previa israelí de un reconocimiento como Estado Judío es ilógica e irracional. Nunca fue mencionado por Israel antes, incluyendo Wye River, donde Netanyahu encabezó la delegación israelí y que nunca se ha exigido por parte de Israel a cualquier otro estado, incluidos otros estados árabes.Hay una oportunidad en el ofrecimiento al pleno reconocimiento del Estado de Israel por 57 países árabes y musulmanes, una oferta hecha hace ocho años a través de la Iniciativa Árabe de Paz.
Tenemos otros problemas muy serios.
La privatización es un factor primordial en el entrelazamiento de Israel con la economía global. En los últimos veinte años, el control económico se ha concentrado en unas pocas familias. Business Data Israel (BDI), un grupo de análisis de datos ha investigado el fenómeno. Recoge la lista de las dieciocho familias dominantes, su renta total llegó al 77% del presupuesto nacional de 2006. BDI estima que este total es la mitad del producto industrial nacional. A finales de 2005, estas dieciocho familias se embolsaban el 32% de los beneficios de las 500 empresas más grandes del país. Sus ingresos rondan los 50.000 millones de euros anuales.
La Oficina Central de Estadística publicó un informe con la tasa de pobreza y las brechas de ingreso en Israel. Veinte y nueve por ciento de los israelíes están en riesgo de pobreza, en comparación con el 16 por ciento en los estados miembros de la Unión Europea. El 38 por ciento de los niños israelíes están en riesgo de caer en la pobreza, el doble de la media de la UE. Una persona se considera "en riesgo de pobreza", cuando está en riesgo de perder su trabajo, o cuando los ingresos del hogar dividido por el número de integrantes caen por debajo de los 400 euros.También se encuentran diferencias profundas de ingresos entre ricos y pobres, que son mucho más amplias en Israel que en el bloque europeo.Este vergonzoso estado de cosas lo que diferencia a Israel de los países de la UE se remontan a dos comunidades pobres que participan poco en la fuerza de trabajo: los ultra-ortodoxos y los árabes.Sesenta y cinco por ciento de los hombres ultra ortodoxos no trabajan, una tasa casi tres veces lo que era hace tres décadas o sea 21 por ciento.Los árabes israelíes están viviendo un crecimiento igualmente preocupante en las filas de los desempleados. Alrededor del 27 por ciento de los hombres árabes y 7 mujeres de cada 10, no forman parte de la fuerza de trabajo. Unos por discriminación positiva - ulta otodoxos- y los otros por discriminación negativa- árabes-.
La izquierda israelí para recuperar su protagonismo debe luchar contra la concentración del capital y en contra de los magnates, esto significa luchar por los trabajadores, los desempleados, los niños, las mujeres, los extranjeros, los ancianos, los sobrevivientes del Holocausto, las personas sin hogar y los que alquilan apartamentos. Ser portavoz de las personas socialmente reprimidas y los desposeídos. Incluir la lucha por la democracia junto a la lucha por la paz y contra la ocupación.Es imposible no tener en cuenta la ausencia de los derechos sociales con los miles de trabajadores no judíos en Israel y lo que sucede a sólo 60 minutos de viaje en auto desde Tel Aviv a los Territorios Ocupados.La lucha por la igualdad y la justicia se debe implicar con el tema de los asentamientos, que es otra empresa excluyente y la necesidad de la paz. Así se recupera protagonismo.
El que está preocupado por el futuro de la democracia israelí debe atender las tendencias hacia un estado oscuro, racista y con discriminación y trabajar por el contrario por un estado dedicado a la igualdad, que lleva a cabo fielmente sus responsabilidades hacia sus ciudadanos, incluidos los ciudadanos árabes. Una serie de proyectos de leyes racistas y anti-democráticas llegarán a la Kneset durante el período de invierno del parlamento. Su objetivo es suprimir las demandas políticas y las expresiones de protesta planteadas por la comunidad árabe. Debemos ser enérgicos en estos temas y en nuestras oposiciones como izquierda seria y responsable. La lucha por la paz y las aspiraciones a la justicia social son mutuamente derivadas, se entrelazan y se resolverán en conjunto. Lamentablemente, el campo de la izquierda ha hecho lo contrario en los últimos 40 años y es la razón por la que perdió la confianza del público, la bandera de la paz no es suficiente.Si la izquierda quiere vivir, debe reunirse alrededor de una única bandera, la bandera de la justicia y seguridad social. Alzar esta bandera es un compromiso para luchar contra los males que representan los asentamientos, pero sin dejar de lado la angustia de los habitantes del resto del país.
Tampoco es posible el apoyo a un gobierno corrupto de ciudadanos que hicieron su fortuna usufructuando al resto de la sociedad, incluso si aseguran contribuir a promover la paz, porque sabemos que no llegará a buen puerto, ya hubo experiencias.No habrá paz sin la curación de las enfermedades internas sociales para apuntalar la democracia.
De pequeño me contaban un cuento judío, en una aldea había por generaciones un relojero, que iba anunciando lo conveniente que sería buscar un reemplazo pues presumía que su muerte estaba cercana. Acostumbrados a él, la población se deja estar y este muere. Los relojes se van deteriorando y la comodidad hace que la gente cuente el tiempo individualmente hasta que el último reloj cae en desuso. La población cuenta el tiempo en forma subjetiva y se forman bandos en relación a lo acertado o no del día y la hora. Ni siquiera hay acuerdo para las fechas sagradas, el pueblo se divide y enemista en función de esto. Deciden consultar a un sabio y éste muy prudente les dice: deberían buscar un relojero lo que no es difícil, pero lo complicado va a ser que recuperen el sentido común.
Nuestra izquierda perdió hace mucho a su relojero y debe afrontar el desafío del sabio, recuperar el sentido común.

*Carlos Braverman (Israel): Politólogo y Psicólogo, miembro de la Asociación de Derechos Civiles de Israel. Activista por una coexistencia judeo-árabe mutuamente justa y el altermundialismo. Miembro del Partido Meretz (Partido Socialista de Israel - Tel Aviv). Presidente del Instituto Campos Abiertos (Investigaciones en Ciencias Políticas. Derechos reservados Instituto Campos Abiertos Israel ISBN 965 387 008 9 זכויות יוצרים

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