jueves, 29 de julio de 2010

Un estado con miedo de su pasado –Ed. de Haaretz- Traducción de Carlos Braverman


Ed. Haaretz 29 dejulio 2010
http://www.haaretz.co.il/hasite/spages/1182079.html
Hace aproximadamente dos semanas, el Primer Ministro Benjamin Netanyahu firmó normas que restringen el acceso a los archivos del gobierno. Como Barak Ravid, reveló ayer en Haaretz, los materiales de 50años de antigüedad que iban a ser abierto al público para el estudio histórico ahora se clasificarán por dos décadas más.
La decisión fue precedida por una intensa presión del establishment de defensa y servicios de inteligencia sobre el archivero del Estado, Yehoshua Freundlich profesor. Este aceptó su posición y dijo que "estos materiales no son aptos para la visión pública."
La información que sigue siendo clasificada, entre otras, son las expulsiones y las masacres de árabes en la Guerra de la Independencia, operaciones del Mossad en países extranjeros, la vigilancia de políticos de la oposición por el servicio de seguridad Shin Bet en la década de 1950 y el establecimiento del Centro de Investigaciones Biológicas Instituto Nes Tziona y el Centro de Investigación Nuclear de Dimona.
El material no era accesible al público con anterioridad y la nueva normativa limita a poner un sello con carácter retroactivo de la legalidad en el cierre de los archivos, que hasta ahora se selló de manera ilegal. El archivero del Estado advirtió que algunas de las materias clasificadas "tiene implicaciones sobre la adhesión de [Israel] a la ley internacional".
Sus palabras sugieren que el estado será visto como fuera de la ley si los hechos pasados de la seguridad y los servicios de inteligencia se hacen públicos. Pero sus explicaciones no son razonables. Israel, que este año celebró su 62 º cumpleaños, puede y debe hacer frente a los capítulos menos heroicos en su pasado y revelarlos al público para el estudio histórico. El público tiene derecho a saber sobre las decisiones tomadas por los fundadores del estado, incluso si participan violaciones de los derechos humanos, encubrir los crímenes o acosar a los opositores políticos por medio de seguridad. El país está maduro y es lo suficientemente fuerte como para absorber las críticas que podrían surgir, si aparecen por ejemplo, testimonios inéditos sobre los sucesos de Deir Yassin.
El papel de los servicios de seguridad e inteligencia debe servir para proteger al Estado en el presente, no para ocultar el pasado. La nueva reglamentación, preparada en respuesta a las peticiones de los periodistas ante el Tribunal Superior de Justicia, revierten la tendencia de apertura establecido en la Ley de Libertad de Información, que el Tribunal Supremo llamó "una ley de orientación."Los Israelíes deberían estudiar la historia tal como sucedió y como se ha documentado, no sólo una versión censurada y engalanada.

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