miércoles, 3 de diciembre de 2014

Ani Patriot Smolani por Carlos Braverman



El Primer Ministro llama a elecciones adelantadas. Su gobierno detuvo el proceso de paz e incrementó la anexión de Cisjordania, intentó alterar  el status quo en el Monte del Templo. Quebrantó  los cimientos de la democracia con sus repetidos esfuerzos para aprobar proyectos reaccionarios de ley contra la entrada ilegal en Israel de refugiados africanos, su desafío a las resoluciones del Tribunal Supremo y su racista proyecto Ley Básica: Estado –Nación del Pueblo Judío. En seguridad y relaciones exteriores los resultados son igualmente calamitosos.
Se suma el alto costo de vida, la escasez de viviendas, los poderosos monopolios y los grandes sindicatos con su pesada influencia negativa. Los planes para combatir la pobreza y corregir el sistema de salud fueron dejados de lado en favor de inflar el presupuesto de defensa.
El primer ministro ha demostrado ser un nacionalista extremo dispuesto a sacrificar los valores fundamentales del país para realizar una ideología destructiva de acuerdo a sus necesidades particulares de poder.
Sin embargo la gente no entiende por qué este país, con todos sus problemas, necesita otra elección sólo dos años después de la última.
Qué puede ahora ofrecer Netanyahu, qué banderas puede esgrimir aparte de culpar a Lapid y Livni, más los ministros que eran de sus formaciones, dicho sea de paso sus subalternos, pues el Premier es quien conduce.
 Hamas no fue derrotado, la economía como él mismo reconoce se encuentra en un mal estado, el terror se ha reanudado en Jerusalén y amenaza extenderse. Europa se está volviendo contra Israel, las relaciones con el presidente de Estados Unidos están en su punto más bajo y el proceso de paz es una puesta en escena grosera, aunque eso no es únicamente culpa suya.
Netanyahu promovió políticas y leyes que consagran la desigualdad, profundizan la ortodoxia de la teocracia rabínica, privan  de derechos y alienan a las minorías, incitan contra los indefensos, y degradan el funcionamiento y las instituciones de la democracia Israelí.
Él está apostando por el racismo nacionalista, el fatalismo, el terrorismo, el desencanto, el miedo y la parálisis política y social generalizada instando a la creencia de que nada puede cambiar.
Pero no todo es fatal, veamos: en una
 encuesta a mediados de noviembre , sólo el 35 por ciento de los encuestados consideró a Netanyahu adecuado para ser primer ministro, mientras que el 47 por ciento dijo que debería retirarse, el segundo índice es superior al primero
El partido Likud descendió ya entre los votantes de derecha centrista notablemente.
 Se consolidó primero en un bloque de 32 escaños en la Knesset  ahora a disolverse, la crisis con Israel Beiteinu de Liberman  lo llevó a un núcleo de sólo 18 diputados, nueve de los cuales han sido artífices de la legislación extrema y anti-democrática. Luchas internas derechistas, por su parte, han drenado el Likud de asientos.
Es cierto que el electorado israelí se ha desplazado hacia la derecha mucho más aún en los dos últimos años.
Netanyahu abuso de su presencia prolongada en el poder y su conocido discurso, pero la fatiga del público hacia su liderazgo puede haber alcanzado una masa crítica.
La alianza supuesta con Bennet y los ultra-ortodoxos podría afectar al Primer Ministro con otras derechas israelíes enemigos de una coalición dominada por los partidos religiosos y podrían fortalecer una alternativa centrista  que lo deje fuera.
Netanyahu siempre se inclina al centro al final de sus campañas, pero ahora se situó muy a la derecha en el pasado año y medio.
Yo no puedo creer que los israelíes sufriendo el aislamiento internacional, la reanudación  cruda de la confrontación con los árabes israelíes, sosteniendo un moribundo proceso de paz, un retorno a la hegemonía ortodoxa, con un gobierno dedicado al avance de los asentamientos más allá de su frontera en lugar de ocuparse de los pueblos y aldeas dentro de Israel, yo no puedo creer repito,
 que van a votar por un candidato que con sus promesas las cosas van a empeorar.
El odio a los árabes está impulsando a la gente ideológicamente reaccionaria y alienada. Es hora de enfrentarse  a ellas si no se quiere que  Israel pierda  sus mejores  valores  por un culto mesiánico contra sus minorías y el sometimiento eterno de los Territorios Ocupados.
En referencia a la Ley Fundamental propuesto sobre el Estado-Nación Judío del Pueblo Judio, Benjamin Netanyahu, dijo que era hora de consagrar en la legislación el carácter judío del Estado de Israel como el Estado del pueblo judío.
Seamos claros, hoy día nuestra sociedad sufre la contradicción de tener leyes racistas que por acción de fuerzas progresistas son evitadas de ejecutarse en virtud del tratamiento de la Corte Suprema. Ejemplos son las leyes en contra de los solicitantes de asilo, que se han estrellado una y otra vez contra el muro de la Corte Suprema de Justicia, Ley Nakba, La ley comités de admisión, La ley nacional de áreas prioritarias, Las leyes sobre la tierra, La enmienda a la Ley de Ciudadanía que permite a las personas a ser despojado de su ciudadanía.
Los derechos de las minorías, de acuerdo con esta ley hace que árabes, musulmanes, drusos y cristianos no pertenecen al sistema de valores colectivos;
 tales derechos son estrictamente su propio asunto interno. Sus derechos civiles son particulares y dependen de las circunstancias del colectivo judío.
Israel está lejos del apartheid, a pesar de todo lo comentado, porque todos los días hacemos algo para que no se acerque a él, pero esta ley pondrá este odioso sello a nuestro país. Este proyecto y su posible aceptación es la colocación de la piedra fundamental del Estado de segregación, pues un día será el primer artículo de una constitución.

Votamos entonces contra Netanyahu, un gran constructor de esta tragedia con su populismo de derechas y su ego aumentado a lo insufrible y votamos para que todos gocemos de un país digno con una legislación que se corresponda con él. Si la gente no entiende por qué hay elecciones es por la miopía de quien se ha enceguecido con el poder y las ambiciones personales y nos está brindando por propia iniciativa la posibilidad de enviarlo a casa y derrotar este proyecto de terror. Como siempre yo repito que ante todo:: Ani Patriot Smolani ( yo soy un patriota de izquierda).

*Carlos Braverman es Politólogo y Psicólogo, miembro de la Asociación de Derechos Civiles en Israel, miembro de “Yo soy israelí-Ani israelí”. Es miembro del Partido Socialista de Israel (Meretz), e integrante de Paz Ahora (Shalom Ajshav). Es Presidente del Instituto Campos Abiertos de Israel (Investigación y desarrollo en Ciencia Política). Su trabajo está centrado en la investigación, la academia, la docencia y la actividad política; así como en el periodismo y el trabajo por los derechos civiles.
Derechos reservados: Carlos Braverman ISBN963-03- 0316- 2 
מסת"ב

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