domingo, 6 de octubre de 2013

Ernest Mandel y la Teoría de las Ondas Largas por Claudio Katz



La interpretaciòn que propone Ernest Mandel de la teorìa de las ondas largas brinda un esquema analítico para investigar la etapa actual del capitalismo. Su explicaciòn subraya la influencia predominante de la tasa de ganancia de largo plazo en estos acontecimientos, el origen extraeconòmico de los períodos ascendentes y la gravitaciòn de las contradicciones internas de la acumulaciòn en las fases declinantes. Su enfoque es afìn a la tradiciòn de periodizaciòn histórica del capitalismo inagurada por Lenin y no a la tesis de ciclos regulares y sucesivos que plantearon Kondratieff y Schumpeter. Puntualiza una distinciòn cualitativa entre el ciclo y la onda y su principal originalidad es la conexiòn que establece entre la teoría del valor y los extensos períodos de contracción y expansiòn econòmica.

Atribuye a la lucha de clases un papel explicativo central de estos procesos en polèmica con las interpretaciones institucionalistas y hegemonistas, aunque no logar formular una demostraciòn satisfactoria de la lògica periódica de este entrecruzamiento. Su enfoque incluye una teoría original de las revoluciones tecnològicas, que reformula la concepciòn shcumpeteriana en funciòn de la dinàmica objetiva del proceso de valorizaciòn. Propone, ademàs, una crìtica al estancacionismo destacando que la dinàmica del capitalismo es incompatible con la paralizaciòn de las fuerzas productivas.
Mandel aplica un determinismo històrico-social basado en el materialismo històrico que opuesto al análisis puramente estadístico, habitualmente utilizado para corroborar o desmentir empíricamente la existencia de las ondas largas. El interès actual de esta problemàtica surge de la eventualidad de una cuarta etapa del capitalismo al comienzo del nuevo siglo. Y en este plano se requieren desarrollar hipótesis que Mandel no llegò a concebir.
ERNEST MANDEL Y LA TEORÍA DE LAS ONDAS LARGAS.
La teoría de las ondas largas brinda una explicaciòn de los procesos de crecimiento y depresiòn de largo plazo en la historia del capitalismo. Fue inicialmente concebida por autores marxistas para estudiar el auge económico que concluyó en 1914 y luego retomada por el investigador ruso Kondratieff y por el economista austrìaco Schumpeter para analizar la extensa crisis de entreguerra. Posteriormente, varios pensadores utilizaron esta concepciòn para indagar el surgimiento y el agotamiento del ¨boom de posguerra¨ y en la actualidad, la teorìa srive para abordar el interrogante central de la etapa: ¿ Perdura la crisis iniciada a mediados de los 70 o -por el contrario- ha comenzado una fase de recuperaciòn econòmica internacional ?
El replantéo marxista contemporàneo más importante del problema de las ondas largas fue realizado por Ernest Mandel. Su esquema analítico tuvo gran impacto, tanto en el àmbito académico cómo en el campo polìtico. Revisar su original interpretaciòn -comparàndola con otras y despejando frecuentes incomprensiones- permite abrir un juicio general sobre esta teoría, delimitando las líneas promisorias de las pistas falsas de esta investigaciòn.
En nuestra opinión, Mandel presenta un análisis de las etapas del capitalismo que toma en cuenta principalmente la acciòn de la ley del valor en el largo plazo. Su enfoque asigna primacìa a la lucha de clases en la explicaciòn de los acontecimientos històricos cruciales y contiene una interpretaciòn de las revoluciones tecnològicas, basada en el reconocimiento de la dinàmica discontinua del proceso de innovaciòn. Plantéa una concepciòn de la acumulaciòn y de la crisis radicalmente opuesta al estancacionismo y aplica un determinismo històrico-social sustentado en el materialismo històrico. El tema màs controvertido es cómo utilizar este modelo para el diagnóstico de la fase actual del capitalismo.
LA INTERPRETACIÒN ¨EXÓGENO-ENDÓGENA¨.
Mandel desarrolló su concepciòn de las ondas largas una vez concluido su primer texto significativo de economìa en 1960-621. Pretendìa caracterizar el período abierto con la fase de crecimiento de posguerra, que denominò ¨neocapitalismo¨ en 19642 y ¨capitalismo tardìo¨ en su libro màs importante de 19723 . Su interés inicial por las causas de la prosperidad se desplazò hacia los motivos de la declinaciòn de esta fase, cuando corroboró su pronóstico del agotamiento del ¨boom¨. En 1978 analizò los rasgos concretos de esta crisis4 y en 1979-80 conceptualizó su alcance en un texto especialmente dedicado al estudio de las ondas largas, que incluye una diferenciaciòn polémica con otras caracterizaciones del fenòmeno5. En 1993 -poco antes de morir- realizò una nueva ediciòn de este libro6, ratificando su interpretaciòn a la luz de la nueva bibliografía aparecida sobre el tema. En esta revisiòn subrayó dos aspectos: la ausencia de cualquier automaticidad en el pasaje de una fase a otra y la continuidad de la etapa de crisis iniciada a mitad de los 70.
Mandel rescatò el origen marxista de los primeros estudios de las ondas largas para remarcar la afinidad de esta problemàtica con la atenciòn que puso Marx en la historicidad del capitalismo. Tambièn analizò detenidamente el principal debate sobre el tema que se desarrollò en el naciente estado soviètico y presentò su concepciòn como una extensiòn de la postura que adoptò Trotsky frente a Kondratieff en estas discusiones.

Kondratieff7 había recopilado evidencias empíricas para demostrar la existencia de sucesivos ciclos económicos expansivos y contractivos de 25 años, que explicaba como un efecto del tiempo de maduraciòn de las grandes inversiones. Sus partidarios subrayaban la consistencia de estos indicadores y la compatibilidad de este enfoque con la teorìa del ciclo de Marx, mientras que sus crìticos puntualizaban la fragilidad empírica del plantéo y su familiaridad con la concepciòn marshaliana del equilibrio8 .
La hipótesis de Trotsky9 fue diferente: no aceptó ni tampoco desechò la tesis de Kondratieff y sólo indicò que períodos largos de auge y declinaciòn econòmica debían estudiarse como ¨curvas del desarrollo capitalista¨. Por eso diagramò un esquema tentativo de estas fases y aclarò que la teoría del ciclo no servìa de explicaciòn, porque en los procesos de larga duraciòn influyen decisivamente acontecimientos sociales e històricos de gran envergadura, como por ejemplo, las guerras, los inventos o los descubrimientos de oro.
Mandel hizo suya no sólo esta sugerencia metodològica de Trotsky, sino tambièn la utilizaciòn polìtica de esta concepciòn como un fundamento de la estrategia socialista. Considera que las ondas largas constituyen períodos històricos cualitativamente diferenciados y correspondientes a las etapas librecambista, monopólica y tardìa del capitalismo. Por eso, aunque acepta la existencia de una relaciòn empírica de cierta regularidad entre fases de ascenso y descenso no las considera cómo un promedio estadístico estricto. Presenta diversos estudios historiogràficos como prueba de la existencia de estos períodos y estima que deben medirse priorizando el comportamiento de la producciòn y la productividad y correlacionando estos datos con la evoluciòn de otros indicadores (como el uso de la energìa, las tendencias de los precios y del costo del dinero).
Mandel conecta la dinàmica de las ondas largas con el surgimiento y la estabilizaciòn de las revoluciones tecnològicas, destacando que las etapas de ascenso (1848-73, 1893-1913, 1940-67) coinciden con la introducciòn de innovaciones radicales en la actividad productiva, mientras que en los períodos económicos declinantes se difunden nuevas formas de organizaciòn del trabajo y se prepara la próxima oleada de innovaciones.
Mandel distingue su interpretaciòn de las cuatro explicaciones màs corrientes. La ¨tesis tecnologista¨, que atribuye el auge y la decadencia de cada onda a la apariciòn y generalizaciòn sucesivas de nuevas tecnologías, la ¨tesis hegemonista¨ que asocia estas fases con cambios de liderazgo internacional entre las potencias dominantes, la ¨tesis endogenista¨ que pone el acento en los procesos cìclicos de valorizaciòn y desvalorizaciòn del capital y la ¨tesis institucionalista¨ que subraya el papel determinante de las estructuras polìtico-sociales.
Integrando a su enfoque los elementos aportados por todas estas vertientes, Mandel postula que el secreto de las ondas está en la evoluciòn de la tasa de ganancia de largo plazo, porque estima que el epicentro del sistema capitalista está en el proceso de valorizaciòn. Presenta datos del comportamiento de la tasa de interès en períodos prolongados cómo índices representativos de la tasa de beneficio, distinguiendo el carácter de esta última variable en el corto y en el largo plazo. Mientras que en el primer caso, la tasa de beneficio oscila con el movimiento valorizante y desvalorizante que genera la propia dinàmica de la acumulaciòn, en el segundo caso el comportamiento de la tasa de ganancia està decisivamente influenciado por grandes acontecimientos polìtico-sociales, que imprimen un signo positivo o negativo al ¨clima general¨ de los negocios y la inversiòn.
Mandel estima que las tasas de ganancia de largo plazo tienen incorporadas a sus equivalentes de corto plazo de la misma forma que las ondas incluyen a los denominados ciclos medios Juglar. Una larga expansiòn presupone fases de auge sostenido y recesiones espaciadas y viceversa. En el corto plazo las tasas de beneficio generan cortes descendentes más profundos en el nivel de actividad en las ondas declinantes y picos màs elevados en las fases de auge.
Luego de asignarle un papel crucial a la tasa de ganancia de largo plazo y subrayar su condicionante extra-econòmico, Mandel localiza esta última determinaciòn en el desenlace de la lucha de clases. Destaca que cuando la clase capitalista logra estabilizar su dominio mediante derrotas significativas de la clase trabajadora reaparece la ¨confianza¨ y se crea el marco adecuado para el inicio de largos perìodos de crecimiento.
En la literatura econòmica se denominan ¨shocks sistèmicos¨ a estos cambios en el contexto político-social, que los marxistas interpretan como resultantes de la confrontaciòn clasista.
En su revisiòn de 1993, Mandel introdujo el concepto ¨ciclo de la lucha de clases¨ para ilustrar cual es la relaciòn històrica que existe entre las etapas de evoluciòn econòmica y los ascensos-reflujos de la lucha social. Destacó la interacciòn entre ambos procesos, pero subrayando que la lucha de clases tiene una dinàmica autònoma más relacionada con la tradiciòn polìtico-sindical de la clase trabajadora, que con el rumbo de la actividad econòmica.
Mandel utilizó el tèrmino ¨exógeno¨ para definir este impacto polìtico-social determinante de la lucha de clases y denominò ¨endògenos¨ a los elementos econòmicos internos de las ondas, precisando cuales son las variables centrales de este ùltimo proceso (composiciòn orgànica, distribuciòn del capital en fijo y circulante, tasa de plusvalìa, tasa de acumulaciòn, rotaciòn del capital y relaciones entre el sector I y II).
Para Mandel cada onda larga se explica por una combinaciòn singular y una funciòn diferente de los procesos endògenos y exògenos. Considera que el orígen del ascenso es exógeno y el determinante del descenso es endógeno, afirmando que sólo grandes desenlaces en la lucha de clases favorables a la burguesìa pueden impulsarla a comandar procesos de crecimiento de largo plazo, mientras que la maduraciòn de los desequilibrios de la acumulaciòn agotan internamente a estas etapas. En el ejemplo de la ùltima oleada ascendente describe còmo la secuela del fascismo en Alemania, el freno de la revoluciòn en Europa o el maccartismo en Estados Unidos desencadenaron exógenamente el ¨boom¨ de posguerra. En cambio destaca que el incremento de la composiciòn orgánica del capital, las dificultades para continuar incrementando la velocidad de rotaciòn del capital, el fin de la baratura de las materias primas, los límites al aumento de la tasa de plusvalìa y el encarecimiento del capital constante fueron determinantes del agotamiento endògeno de esta fase.
Con esta interpretaciòn, Mandel elaboró una construcciòn analìtica completa de las ondas largas que deslumbra por su intenciòn de totalidad, la complejidad de los elementos considerados y la diversidad de los matices. Pero esta multidimensionalidad del plantéo tambièn indujo a diversas distorsiones en la evaluaciòn de su enfoque.
TEORÍA DE LAS ETAPAS DEL CAPITALISMO.
La principal incomprensiòn del enfoque de Mandel proviene de los críticos10 que identificaron su concepciòn con la de Kondratieff , interpretándola como una teoría ¨automática y mecanicista¨ o cómo una visiòn juistificadora de la ¨regeneraciòn periódica del capitalismo¨12 .
Frente a estas acusaciones, Mandel respondiò que su enfoque de los ¨períodos històricos diferenciados¨ se limitaba a caracterizar la existencia de fases cualitativamente distintas del capitalismo, sin postular una repeticiòn indefinida cada 50 años, ni tampoco una sucesiòn inexorable de fases ascendentes y descendentes. Mandel era un activo militante socialista, rechazaba la perpetuaciòn del capitalismo y consideraba que la permanencia de las ondas largas durante el siglo XX era consecuencia de la regresiòn del proyecto socialista y no un simple efecto de la dinàmica del capitalismo. Y estimaba que estas fases persistirìan en el futuro, mientras que el socialismo no lograra éxitos emancipatorios definitivos a escala internacional. Para Mandel el orìgen marxista de la teoría -que otros investigadores13 confirmaron- era un dato indicativo del caràcter potencialmente revulsivo de esta concepciòn para la economìa burguesa.
Muchos críticos pierden de vista que Mandel simplemente perfeccionó la teoría marxista clàsica de las etapas del capitalismo que propiciò Lenin. Este es el centro de su enfoque, como acertadamente destaca McDonough14 al recordar que el problema de las ¨fases periodizantes¨ no apareciò con Marx, sino durante la recuperaciòn econòmica que sucediò a la larga depresiòn de 1873-96. Al caracterizar este período Bernstein afirmaba que las crisis tendían a desaparecer como consecuencia del nuevo funcionamiento monopólico, mientras que Kautsky afirmaba que la ¨tendencia a la depresiòn crónica¨ se mantenìa inalterable. En cambio Lenin -junto a Hilferding y Bujarin- introdujo la caracterizaciòn novedosa de una nueva fase imperialista y esta nueva delimitaciòn del capitalismo en etapas quedò incorporada a todo el pensamiento marxista posterior.
La tesis de Mandel constituye una variante de esta herencia, pero aplicada a dilucidar los rasgos centrales de la nueva fase de posguerra. Recurre a un procedimiento anàlogo al utilizado por los teóricos del imperialismo, que caracterizaron la etapa precedente resaltando el dominio del capital financiero (Lenin), el choque entre la nacionalizaciòn e internacionalizaciòn del capital (Bujarin), el agotamiento de la expansiòn territorial (Luxemburgo) o las nuevas formas de regulaciòn monopólica (Hilferding).
Mandel amplìa estos criterios al periodizar la historia del capitalismo combinando leyes de acumulaciòn (¨endógenas¨) con desenlaces de la lucha de clases (¨exógenos¨). Su enfoque es más integral que otras conceptualizaciones marxistas del problema de las etapas del capitalismo que sòlo toman en cuenta el tipo de plusvalía extraída (absoluta en la acumulaciòn extensiva y relativa en la intensiva), la modalidad predominante del capital (financiero, industrial, comercial), la forma del proceso de trabajo (taylorista, fordista, toyotista), el tipo de competencia prevaleciente (libre cambio, monopolio, regulaciòn pública) o las peculiaridades de la intervenciòn estatal (liberalismo, keynesianismo, neoliberalismo). La tesis de Mandel no es una exótica implantaciòn de categorías de Kondratieff, sino una forma de sintetizar jeraráquicamente cada una de estas características en una teoría unitaria de las fases del sistema social dominante desde el siglo XIX .
La caracterizaciòn de las ondas largas constituye un fundamemto teórico de su visiòn de la tercer etapa (tardía) del capitalismo. Compartió la conceptualizaciòn de este nuevo perìodo con otros teóricos marxistas de las ondas largas (Boccará, Fontvielle, Rasselet) y con autores que prescindieron de este recurso conceptual (Sweezy, Dumenil). El terreno analìtico de Mandel es comùn a todos estos autores -que reactualizaron la teoría clàsica del imperialismo- y no a las distintas vertientes continuadoras de Kondratieff y Schumpeter.
Lo verdaderamente original de Mandel es su desarrollo de la intuiciòn que formuló Trotsky sobre las ¨curvas de desarrollo capitalista¨. Quiénes caracterizan que realiza una inadmisible mixtura ¨eclèctica¨ entre esta hipótesis y el esquema de Kondratieff15 no comprenden el sentido de la discusiòn que se desarrollò en la ex-URSS. Trotsky no objetò la existencia de las ondas largas, sino su interpretaciòn como simples ciclos de largo plazo resultantes de la dinàmica interna de la acumulaciòn. Planteó que las guerras, las revoluciones o los descubrimientos naturales eran desencadenantes de las curvas ascendentes y Mandel completò esta reflexiòn, teorizándo la dinàmica contemporànea de estos ¨impactos exógenos¨ en la configuraciòn de las etapas del capitalismo.
LA GRAVITACIÒN DE LA TEORÍA DEL VALOR.
La peculiaridad del enfoque de Mandel es la relaciòn que establece entre las ondas largas y la teoría del valor. Siguiendo a Rubín interpretò que esta última concepciòn explica el funcionamiento del capitalismo y no sòlo el origen del beneficio en la explotaciòn o el sustento teórico de los precios en el valor16. Las conexiones entre las tasas de plusvalìa, el nivel de la acumulaciòn o la composiciòn orgànica del capital con las fases de crecimiento o declinaciòn de largo plazo que establece Mandel, derivan de esta interpretaciòn abarcativa de la ley del valor. Su análisis de cada perìodo històrico del capitalismo como etapas diferenciadas por la forma que adoptan las transferencias de valor -entre regiones en el libre cambio, entre países en el imperialismo y entre sectores en el capitalismo tardío- surge tambièn de su teoría del valor.
Mandel17 incluso evaluó que su principal contribuciòn al pensamiento econòmico marxista radicaba en la clarificaciòn de esta relaciòn y un comentarista18 -que no comparte su punto de vista- igualmente concuerda en destacar que esta vinculaciòn entre la teorìa del valor y las ondas largas es el rasgo original de su interpretaciòn.
Mandel introduce la teoría del valor en tres planos. Primero cómo explicaciòn última de los desequilibrios del capitalismo, en tanto sistema carente de planificaciòn y regulado por la asignaciòn ex post de los recursos, luego cómo interpretaciòn de la adaptaciòn del movimiento de los precios a la evoluciòn de los valores, es decir al tiempo socialmente necesario para la producciòn de las distintas mercancías en cada fase del ciclo y finalmente còmo fundamento de los componentes ¨endógenos¨ de las ondas largas.
El primer nivel de análisis esclarece el funcionamiento del capitalismo en el plano màs abstracto y en esa medida esta explicaciòn constituye el basamento más general de su visiòn de las ondas largas. El segundo plano apunta a establecer las diferencias entre el ciclo y la onda, destacando que las fluctuaciones periòdicas estàn totalmente gobernadas por la lògica de premios y castigos, que la ley del valor impone a las empresas que respectivamente economizan y derrochan trabajo social. En el tercer nivel explica còmo en las ondas esta regulaciòn es diferente, tanto por el caràcter extraeconòmico de los impulsos a la prosperidad, còmo por la intervenciòn prioritaria de ciertas variables -cómo la composiciòn orgánica- que inciden en el largo plazo. Esta inter-relación entre el movimiento fluctuante continuado de los ciclos y su perfil predominantemente ascendente en la fase próspera de la onda y descendente en el período opuesto es un importante aporte de Mandel.
En este tercer nivel de análisis, el teórico marxista también destacó la centralidad de la tasa de ganancia de corto plazo en el ciclo y de largo plazo en la onda. En este plano contribuyò a esclarecer que la tendencia decreciente de la tasa de ganancia no tiene un carácter secular, ni puramente rectilíneo. Algunos autores, como Carchedi19, analizaron posteriormente más detalladamente esta misma relaciòn y otros como Shaik20, introdujeron una imporatnte discusiòn al opinar que la variable oscilante de la onda no es la tasa, sino la masa de ganancia.
La distinciòn entre el ciclo y la onda que planteó Mandel es cualitativa y no meramente terminològica. Implica que las etapas històricas del capitalismo no estàn conformadas por ¨ciclos largos¨, como piensan los partidarios de la corriente marxista de la regulaciòn sistèmica. Autores de esta escuela endogenista, como Boccará21, presentan una concepciòn muy integral de las ondas -correlacionando variados elementos demogràficos, econòmicos, tecnològicos, monetarios y organizacionales- pero caracterizando que operan cíclicamente como consecuencia de su dependencia de fases de valorizaciòn y desvalorizaciòn del capital. También Rasselet22 defiende esta repetitividad, al vincular cada ¨ciclo largo¨ con una forma predomiante de competencia (simple, desarrollada, monopólica-simple, monopólica de estado). Y Fontevielle23 argumenta que su previsible periodicidad surge del papel regulador que ejerce la tasa de ganancia.
Mandel objeta acertadamente que en esta visiòn se extrapolan las características del ciclo a las ondas, omitiendo las diferencias entre un proceso más regido por la lògica espontànea de la acumulaciòn y otro más guiado por las circunstancias polìtico-sociales que signan a un período històrico. Esta fue la crítica de Trotsky a Kondratief y subraya que el proceso de revalorizaciòn-desvalorizaciòn del capital no se desenvuelve en el largo plazo con la regularidad pronosticable del ciclo.
El principal problema de identificar los ciclos con las ondas radica en el cambio de perspectiva analítica que establece para el estudio de estas fases. En lugar de investigar las condiciones de su posibilidad se tiende a presagiar su auto-repeticiòn en màrgenes definidos de tiempo. En vez de investigar la presencia del fenòmeno en el pasado y postular su eventualidad futura como ¨movimientos largos¨ (una denominaciòn adecuada que utiliza De Bernis24) se analizan ciclos que operan con la misma periodicidad en el corto y en el largo plazo.
Pero un error inverso a esta interpretaciòn mecanicista es el rechazo frontal de las ondas, argumentando que en el capitalismo contemporàneo todas las fluctuaciones de la economìa son resultantes de la instrumentaciòn de polìticas gubernamentales. Aunque esta observaciòn es típicamente keynesiana, algunos autores como Mattick y Perez Izquierdo la aceptan presentándolas como expresiòn de la inestabilidad estructural -y no del caràcter controlable- del capitalismo actual. Pero si las ondas largas no existen porque cualquier tipo de ciclo ha cesado de actuar y es por ello manejable (o incontrolable) con instrumentos fiscales e impositivos: ¿ A què se debe la perdurabilidad y periodicidad -tan comprobada en distintos estudios- de estas fluctuaciones ? ¿ A què obedece la preocupaciòn de los economistas por anticiparse a los ciclos, estimulando o enfriando la actividad econòmica ?
Mandel se opone correctamente a esta crìtica de las ondas, subrayando que esta objeciòn ignora las raíces objetivas del cíclo en la actividad productiva capitalista y su dependencia de los desequilibrios que impone la ley del valor.
Además, destaca en una interpretaciòn que propuso -primero en 19601 y luego en 197626- que en cada fase del ciclo la adaptaciòn de los precios a las productividades sigue el movimiento de los valores y su determinaciòn por el tiempo socialmente necesario para la producción de las mercancìas.
Por otra parte, Mandel contrapone la duraciòn imprevisible de las ondas a la temporalidad relativamente calculable del ciclo, definida por el perìodo predominante de renovaciòn del capital fijo en cada etapa del capitalismo. En un primer texto2, Mandel considerò que esta duraciòn se había reducido de 8-10 años en el siglo XIX a 4-5 años en la posguerra, como consecuencia de la aceleraciòn de la innovaciòn y el acortamiento del lapso que media entre el descubrimiento y la aplicaciòn de nuevas tecnologías y atribuyò este achicamiento a la ¨carrera armamentista¨.
Pero en los ensayos posteriores25 que dedicò al origen de la teoría del ciclo en Marx y a su desarrollo en ¨EL Capital¨26 no profundizò esta línea de análisis.Y en un artìculo póstumo17 sòlo destaca que el carácter cìclico de la producciòn es una ley del capitalismo, sin detallar cual es la temporalidad contemporànea de estas fluctuaciones. En este tema, Mandel compartiò la indefiniciòn que parece dominar en toda teoría económica27 .
UNA TEORÍA DE LA LUCHA DE CLASES.
La atenciòn que pone Mandel en la lucha de clases còmo proceso determinante del giro hacia una onda larga ascendente y cómo elemento de la crisis de las fases descendentes contrasta con la interpretaciòn institucionalista. Aunque este enfoque tambièn asigna gran importancia a los acontecimientos polìtico-sociales focaliza sus resultados en los cambios institucionales y no en la confrontaciòn clasista.
Para Gordon28 la consolidaciòn y decadencia previa de las ¨estructuras sociales de acumulaciòn¨ definen el signo de las ondas y las ¨variables sociales¨ explican los cambios operados en cada fase en mayor medida que cualquier otro proceso. Considera29 que el éxito del ¨boom de posguerra¨ obedeciò a los acuerdo del ¨capital con el trabajo¨ y del ¨ciudadano con el estado¨, al afianzamiento de formas empresarias corporativas y al marco internacional consagratorio de la hegemonìa norteamericana y plantéa que la erosiòn posterior de estos pilares desembocò en la crisis.
Estas tesis tienen muchos puntos de contacto con el razonamiento de Mandel, pero son màs afines a la caracterizaciòn de los ¨radicals¨ norteamericanos, que enfatizan la determinaciòn institucional del capitalismo estadounidense y atribuyen sus peculiaridades a la segmentaciòn (racial, sexual, generacional) del mercado de trabajo30. Este enfoque es muy semejante al propuesto por la teoría de la regulaciòn31, aunque en el tema de las ondas largas existe una importante controversia con muchos autores de esta última corriente francesa32 .
El plantéo institucionalista presenta dos divergencias metodològicas con el enfoque de Mandel: la sustituciòn de la teoría del valor por las ¨categorìas intermedias¨ (por ejemplo, ¨estructuras sociales de acumulaciòn¨ equivalentes al concepto regulacionista de ¨régimen de acumulaciòn¨)33 en la explicaciòn central de las ondas largas y el cuestionamiento de la distinciòn ¨exógeno-endògena¨ como cirterio de análisis34. Mandel respondiò destacando que la atención institucionalista por los hechos polìtico-sociales es insuficiente, porque conduce a presentar la sucesiòn de ¨estructura social de acumulación¨ como procesos tan continuados y endógenos como los postulados por Kondratieff.
Pero en realidad la principal discrepancia se ubica en la definiciòn del elemento rector del signo de la etapa. Para Mandel, las denominadas ¨estructuras sociales de acumulaciòn¨ cumplen una funciòn de dominaciòn de clase y cambian en relacion con los resultados (es decir, con la correlaciòn de fuerzas) que emergen de la lucha de clases. Acepta -como dice Rowthorn35 -que la burguesía no domina mediante actos repentinos de opresiòn, sino a través de la paulatina construcciòn de mecanismos de poder. Pero destaca que este tipo de instituciones se erige a partir de los desenlaces de la confrontaciòn clasista.
Gunder Frank36 se equivoca cuando afirma que por ¨su ideologìa trotskista¨, Mandel introduce artificial e innecesariamente la lucha de clases en las ondas largas. Al contrario, al incorporar este enfrentamiento social en el análsis el teórico del capitalismo tardìo evita la fetichizaciòn de las instituciones, cómo si fueran entes rectores de la vida social surgidos de la natural convivencia humana.
Mandel subraya que todas las estructuras en que se apoyó el crecimiento de posguerra -desde FMI hasta el ¨estado de bienestar¨- tienen sus raìces en la remodelaciòn de formas de dominaciòn de la clase capitalista y destaca que la lucha de clases es el eje de la tensiòn que reocorre a la sociedad contemporànea. Este conflicto impide que parámetros evolutivos -cómo, por ejemplo, ¨el desarrollo de los hombres¨ a travès de su calificaciòn educativa- puedan operar como patrones centrales de las ondas largas, como ha sugerido recientemente Fontivielle37.
Pero el principal problema del enfoque institucionalista no es tanto la atenciòn que pone en el papel de las instituciones en la historia de las ondas largas, como su propósito de reemplazar con este análisis el estudio de las leyes del capital. La tesis institucionalista ignora la tasa de plusvalìa, la composiciòn orgànica o cualquier variable econòmica objetiva derivada de la teoría del valor. Y esta omisiòn le impide aclarar porqué ciertas fases estructurales de crecimiento perduran y otras abortan.
La centralidad que Mandel atribuye a la lucha de clases implica, por otra parte, un abordaje de ¨historia por abajo¨ opuesto a la ¨historia por arriba¨, que propone la interpretaciòn hegemonista. Cuando Arrighi38 asocia el ascenso de cada onda larga a un desenlace de rivalidades entre potencias y el descenso al ocaso de un liderazgo internacional, su foco de atenciòn està exclusivamente centrado en los conflictos entre clases dominantes. Por eso su teoría de los ¨ciclos sistèmicos de acumulaciòn¨ vincula principalmente fases de expansiòn productiva y de crisis financiera de la historia con el dominio mundial de sucesivas potencias (Genova, Holanda, Inglaterra, Estados Unidos)39.
Este esquema inspirado en Braudel ha sido objetado por su tendencia a desplazar el anàlisis de la producciòn hacia aspectos financiero-mercantiles y por su desatenciòn de las raìces econòmicas objetivas que explican el éxito y la decadencia de cada potencia.40. También Mandel critica esta unilateralidad, pero su cuestionamiento pone de relieve cómo el desenlace de las rivalidades inter-imperialistas está conectado con la lucha de clases entre oprimidos y opresores a escala internacional. Conceptualiza de què forma los episodios centrales de esta confrontaciòn (por ejemplo, la revoluciòn rusa, el fascismo aleman o la guerra de España) tuvieron un impacto estratégico definitorio en la polìtica internacional.
Mandel aceptò otras correlaciones que màs recientemente se han planteado entre los signos de las ondas y la evoluciòn de la demanda efectiva, los flujos migratorios internacionales o la tendencia de los procesos bélicos, educativos41 y de consumo42. Pero siempre mantuvo la primacía explicativa asignada a la lucha de clases.
En su revisiòn de 1993, el teórico marxista intentò precisar còmo influyen exactamente los ¨impactos exógenos¨ sobre las ondas, recurriendo a un nuevo concepto: el ¨ciclo de la lucha de clases¨, entendido como fases autònomas de intensificaciòn y decrecimiento de las luchas sociales y de la acciòn revolucionaria de las masas. Ilustrò con un gráfico de la historia europea la forma en que la curva de estos acontecimientos se intersecta con el diagrama de las ondas largas.
Esta tesis tiene puntos de contacto con la teoría de los ¨ciclos de insurgencia¨, que describe cómo cuatro procesos de rebeliòn popular actuaron de puntos de inflexiòn de fases Kondratieff43. Pero Mandel cuestionò el carácter ¨voluntarista y fatalista¨ de esta interpretaciòn, que asocia el ascenso econòmico con la cohesiòn social de la clase obrera y la obtenciòn de conquistas y el perìodo opuesto con el debilitamiento de las organizaciones populares y la declinaciòn de la militancia. Su tesis del ¨ciclo de la lucha de clases¨ tambièn se asemeja a los trabajos que han desarrollado los investigadores del ¨labour unrest¨44, para elaborar índices cualitativos de la resistencia de los trabajadores y analizar su efecto en la historia contemporànea.
Pero estos estudios encuentran correlaciones de las luchas populares con las guerras por la hegemonìa internacional de las grandes potencias y no conexiones con procesos de crecimiento y declinaciòn econòmicos.
Mandel destaca que la lucha de clases opera como una ¨variable parcialmente autónoma¨ y dependiente del nivel de militancia y tradiciòn polìtico-sindical de la clase obrera gestado en la fase precedente. Señala que este proceso dá lugar a ciclos que se desenvuelven de manera desincronizada con el movimiento de la economìa, aunque co-determinando los puntos de inflexiòn de las ondas largas. Pero aunque este esquema analítico es potencialmente fèrtil, todavía esta muy lejos de haber demostrado su consistencia lògica y empìrica.
Este último balance traza Bensaid45, cuando señala que no se ha probado de qué forma un elemento tan indeterminado como la evoluciòn de la lucha de clases desencadena ondas largas històricamente sucesivas. Tambièn Husson46, que encuentra fuertes evidencias de estas fases para el capitalismo francès, destaca que la explicaciòn fundada en la periodicidad de la lucha de clases no es completamente satisfactoria.
En realidad, el propio tèrmino ¨ciclo de la lucha de clases¨ es problemàtico, porque si bien en el lenguaje polìtico cotidiano se reconocen estas etapas ( ¨la clase obrera estàn en reflujo¨ o ¨en ascenso¨), la palabra ciclo -a diferencia de fase- sugiere la mecánica analogìa con las fluctuaciones econòmicas, que Mandel tanto objetaba. Esta confusiòn no anula su acierto de conceptualizar porqué en la fase de agotamiento de la onda ascendente y durante el inicio del giro descendente se procesan conflictos centrales de la confrontaciòn clasista.
En su esquema existe, sin embargo, un punto oscuro en la causa de la temporalidad de las ondas, que no parece resuelto con el concepto de ¨ciclo de la lucha de clases¨. Arturo Guillen Romo47 señala esta dificultad, cuando afirma que si acontecimientos ¨exógenos¨ tan inciertos como el resultado de la lucha de clases determinan el inicio de fases expansivas: ¿Cúal es la razón de la pendularidad del fenòmeno ?¿ Cómo se entiende su relativa regularidad en la historia del capitalismo ?
Mandel avanzò en plantear el problema y en abrir una fecunda linea de investigaciòn para estudiarlo, aunque no logrò resolverlo. Su punto fuerte es la explicaciòn de cómo ciertas fases de la lucha de clases se combinan con tendencias económicas objetivas para desencadenar ondas ascendentes. Pero su punto debil radica en la insuficiente demostraciòn de la lògica periòdica de este entrecruzamiento.
UNA TEORÍA DE LAS REVOLUCIONES TECNOLÓGICAS.
La teoría de Mandel incluye una concepciòn de las revoluciones tecnológicas, aunque sin aceptar la interpretaciòn schumpeteriana de las ondas largas. Este último enfoque48 atribuye la apariciòn de largos períodos de prosperidad al surgimiento de cambios tecnològicos radicales y explica las fases depresivas por la absorciòn econòmica de las nuevas tecnologìas y la preparaciòn de la próxima oleada. Estima que el perìodo de amortizaciòn de las innovaciones radicales determina la duraciòn y la sucesiòn regular de los ciclos Kondratieff. Partiendo de esta caracterizaciòn se han desarrollado notables investigaciones empíricas para demostrar la coincidencia de las bandadas periòdicas de innovaciones con etapas de crecimiento prolongado49.
Mandel acepta esta correlaciòn, pero considera que las oleadas no se explican por el cambio tecnològico sino por el comportamiento de la tasa de ganancia de largo plazo. Esta variable asciende en los períodos de prosperidad hasta el momento de la crisis, induciendo la renovaciòn de la maquinaria obsoleta mediante el uso de los capitales sobreacumulados y no invertidos en la fase precedente. Lo que Mandel rechaza son las conclusiones ¨tecno-deterministas¨ de los autores schumpeterianos, que diagnostican una inexorable sucesiòn de ondas largas, mecànicamente inducidas por el reemplazo de tecnologías obsoletas. Su ènfasis en el condicionamiento ¨exógeno¨ de las ondas es antagònico con la identificaciòn de estas fases con simples extensiones de los ciclos cortos (Kitchen) o medios (Juglar).
Kleincknecht50 polemiza con Mandel, afirmando que los capitalistas no innovan cuando se eleva la tasa de ganancia, sino por el contrario, en los momentos en que la retracciòn del beneficio los obliga a contrarrestar las pérdidas con el uso de nuevas tecnologìas. Por eso considera que la innovaciòn comienza en las actividades experimentales y en pequeñas series de altos costos.
Pero Mandel no objeta que las innovaciones puedan originarse en una reacciòn capitalista frente a menores rendimientos, sino que destaca correctamente que la difusiòn de las nuevas tecnologìas se concreta cuando esta tendencia se ha revertido.
Mandel aclarò de forma contundente su discrepancia conceptual con el ¨tecnologismo¨, pero su teoría de las revoluciones tecnológicas es en cierta medida deudora del schumpeterianismo. En primer lugar porque suscribe la tesis del carácter discontinuo del proceso innovador, que los partidarios de esta escuela defienden frente a la concepciòn gradualista. Este enfoque rechaza tanto la distinciòn entre innovaciones básicas y radicales, como la propia existencia de revoluciones tecnològicas y evalúa que las ondas largas constituyen ¨meros accidentes históricos¨51. Aunque Mandel no intervino explìcitamente en este debate, su teorìa se ubica en el campo de los defensores de las ´bandadas innovadores¨, frente a quienes destacan que los cambios tecnològicas han seguido històricamente un patròn acumulativo de trayectorias dispares y variaciones azarosas52 .
En segundo lugar, la periodizaciòn que presenta Mandel de las revoluciones tecnológicas es muy semejante al esquema de Ch.Freeman. Subdivide a la primera en dos fases -1800-47 en torno a la màquina de vapor y 1847-90 en base al motor fabricado mecànicamente- situà a la segunda (1890-1940) en funciòn de la electricidad y analiza la tercera (1940-70 en relación al impacto general de la economìa armamentista, especialmente en la energìa nuclear. Su aporte original en este plano fue asociar cada uno de estos episodios con cambios en las modalidades de transferencia de la plusvalía, desde el sector de bienes de capital a bienes de consumo durante la primera revoluciòn tecnológica, en el sentido opuesto durante la segunda y desde empresas de baja a alta automatizaciòn durante la tercera.
Con este anàlisis buscó demostrar que la apariciòn y extinciòn de las ¨rentas tecnològicas¨ se vincula con formas cambiantes de apropiaciòn de la plusvalìa. Algunos comentaristas52 opinan que sobrevaloró el papel de la energìa en desmedro de las máquinas herramientas, al caracterizar la singularidad de cada revoluciòn. Ese señalamiento parece acertado, por lo menos en relaciòn a su exagerada ponderaciòn del rol de la energìa nuclear durante la posguerra.
Pero un aporte indudable de Mandel fue su pionera atenciòn a la funciòn reorganizadora del proceso de trabajo que cumplen las revoluciones tecnológicas. Del intenso debate que existe entre los expertos sobre la fase de apariciòn de las innovaciones radicales -prosperidad para Ch. Freeman53 y depresiòn para Mensch54 -y en torno a la forma en que se combinan las innovaciones de producto y proceso en cada onda larga55, Mandel retuvo un aspecto de especial interès polìtico-social. Estudiò cómo los capitalistas aprovechan los períodos depresivos de aumento de la desocupaciòn para generalizar la instauraciòn de normas ¨racionalizadoras¨ de la actividad laboral (generalizaciòn del taylorismo en 1914-40, ¨desregulaciòn laboral¨ en las ùltimas dos dècadas). Coombs56 opina que bajo la influencia de Braverman, Mandel incorporó esta problemàtica del proceso de trabajo en su esquema, que inicialmente estaba más centrado en la temática schumpeteriana de la innovaciòn.
Si esta influencia reforzó su atenciòn en el proceso de trabajo, la caracterizaciòn de Lange de la revoluciòn industrial cómo un acontecimiento històrico único, lo llevó a corregir la denominaciòn inicial de ¨nueva revoluciòn industrial ¨ por el adecuado tèrmino de revoluciones tecnològicas. En este terreno, Mandel se diferenciò nìtidamente del plantéo de la ¨revoluciòn científico-técnica¨, postulada por los teóricos del ¨ex bloque socialista¨57 .
Distinguiò implícitamente entre revoluciones científicas -descubrimientos claves reconocidos por la comunidad cientìfica- de revoluciones tecnològicas -innovaciones radicales que impactan en el conjunto de la actividad productiva. Y tuvo en cuenta esta diferenciaciòn para caracterizar que la ciencia està sometida en el capitalismo al filtro de la rentabilidad y no opera como una ¨fuerza productiva autònoma¨ y rectora de la ¨civilizaciòn actual¨, como planteaban los teóricos pro-soviéticos. Partiendo de esta comprensiòn, Mandel destacó correctamente que las ondas largas estàn vinculadas a las revoluciones tecnològicas y no a los ¨ciclos del conocimiento científico¨ teorizados por esos autores.
LA CRITICA AL ESTANCACIONISMO.
Con su teoría de las ondas largas, Mandel se apartò de la tradiciòn dogmàtica de repetir conceptos de marxistas ordodoxos como si fueran sentencias bíblicas. Esta postura lo indujo a replantear críticamente la tesis de la ¨declinaciòn històrica del capitalismo¨ de Lenin y del ¨estancamiento de las fuerzas productivas¨ de Trotsky.
Mandel59 acepta que la etapa progresiva del capitalismo concluyò en 1914, pero únicamente en el sentido de una creciente preeminencia posterior de los aspectos más negativos de este sistema. Este predominio no implica estancamiento econòmico, ni descomposiciòn del capitalismo de forma semejante al padecido, por ejemplo, por el modo de producciòn esclavista. Destaca que la guerra, los genocidios, la explotaciòn se multiplicaron en el siglo XX, socavando los pilares del progreso de la civilización. Pero considera que estas tendencias no eliminan el sustento objetivo del capitalismo en el crecimiento, la competencia y la innovaciòn. Por esta razòn este sistema econòmico no puede detener, regular, ni tampoco atemperar las crisis de sobreproducciòn.
Mandel explicò mediante las ondas largas cómo una nueva etapa històrica del capitalismo había irrumpido en el mismo siglo de la proclamada ¨fase final y agònica¨ de este règimen social. Frente a este hecho, reformulò la definiciòn de ¨etapa declinante¨ identìficàndola con la pèrdida de fuerzas espontàneas de este sistema y con el creciente auxilio extra-econòmico a la continuidad del proceso de acumulaciòn. Por eso asignò tanta importancia al ¨shock exògeno¨ en el inicio de una onda expansiva. Es sorpredente que a pesar de esta caracterización, algunos autores60 acusen a Mandel de ¨economicismo¨ y ¨subestimaciòn de la polìtica¨.
La teoría de las ondas largas fue caratulada de ¨pro-capitalista¨ en la prensa de varios partidos trotskistas, que le dirigieron críticas bastante semejantes a las planteadas en los años 30 contra Kondratieff en la ex URSS. Este cuestionamiento generalmente desconoció que las tesis de Mandel se oponen explìcitamente a la interpretación de las ondas largas como etapas de recreaciòn eterna del capital. Sus críticos continuaron destacando que la ¨decadencia¨, el ¨parasitismo¨ y el ¨rentismo financiero¨ impedían el desarrollo de una tercer etapa del capitalismo, cómo si la historia hubiera predeterminado que este régimen social debía atravesar sólo por dos fases delimitadas por el año 1914. Los objetores también eludieron caracterizar el significado de los todos los indicadores de posguerra de incremento de la productividad, mejora del salario real y expansiòn de los mercados.
Mandel61 polemizó especialmente en los años 70 contra la tesis expuestas por el dirigente trotskista Lambert y desarrolladas por el teòrico Fourgueyrollas62. Este último enfoque invalidaba la existencia de ondas largas ascendentes contemporàneas, argumentando que en el siglo XX las ¨fuerzas productivas cesaron de crecer¨. Pero como cualquier evidencia econòmica refutaba esta afirmaciòn, sustituyeron la caracterizaciòn objetiva de las fuerzas productivas por una definiciòn romàntica del ¨desarrollo del hombre en tanto fuerza productiva por excelencia¨. En lugar de analizar las fuerzas productivas sociales en sus componentes humanos (potencialidad del trabajo materializada en la capacitaciòn laboral de los asalariados) y materiales (instrumentos de trabajo) describían cómo el desenvolvimiento del ser humano se ha frustrado en las ùltimas dècadas. Este argumento se desvaneciò al poco tiempo, porque las observaciones casi religiosas sobre el grado de realización o desgrarramiento del hombre, no tienen ninguna relaciòn con el anàlisis objetivo de una etapa del capitalismo.
Algunos resabios de esta argumentaciòn contra las ondas largas perdura actualmente, aunque sin la anterior justificaciòn ¨en la opresiòn del hombre¨. Este insostenible enfoque ha sido sometido a una revisiòn excelente y a una crìtica demoledora por parte de otros analistas64. Aunque en este caso cabe recordar, que con todas sus insuficiencias la teoría de las ondas largas le permitiò a Mandel anticiparse en varias dècadas a este acertado balance, subrayando las distorsiones del razonamiento estancacionista.
DETERMINISMO HISTÓRICO-SOCIAL.
Mandel elaboró su teorìa de las ondas largas aplicando un tipo de determinismo històrico-social basado en el materialismo històrico.
El criterio ¨endògeno-exógeno¨ que propuso para esquematizar estas fases expresa acabadamente esta metodologìa. Tomó el término ¨exógeno¨ de la teoría convencional del ciclo, que asocia este concepto con el impacto de factores extraeconòmicos (como el clima, la psicologìa de los agentes o las expectativas) sobre las etapas de auge y prosperidad de corto plazo65. Pero aclarò66 que su caracterizaciòn se inspirò conceptualmente en la tesis del ¨shock sistémico¨ de Forrester67.
Mandel re-elaborò esas nociones dentro de su modelo de leyes del capital operando en el largo plazo en combinación con variables parcialmente autónomas. Esta mixtura es su principal aporte metodològico, ya que plantéa concebir la reproducción capitalista como una sìntesis de tendencias que determinan cierta direcciòn y velocidad del proceso de acumulaciòn, en funciòn de impactos polìticos, sociales e històricos cruciales. Considera que este proceso contradictorio e inestable está socavado por los desequilibrios intrínsecos del capitalismo y está sujeto, ademàs, a una desincronizaciòn temporal que Bensaid45 ha bautizado ¨la disonancia del tiempo¨.
Esta forma de análisis es diametralmente opuesta al determinismo naturalista de los críticos neoclásicos, que desacreditan la teoría de las ondas largas presentándola como una ¨elucubración de ciencia ficciòn¨ y afirmando que ¨el ciclo està cientìficamente comprobado, mientras que las ondas largas son pura especulaciòn¨68. Acostumbrados a abordar el problema del ciclo en el horizonte del corto plazo y con la metodologìa walrasiana del equilibrio, los economistas marginalistas son incapaces de entender la periodizaciòn històrica de un sistema que consideran natural y eterno.
El transfondo metodológico de la objeciòn neoclàsica es la concepciòn fisicalista del equilibrio. Con este fundamento Avramov69 opina que la teoría del ciclo inspirò -durante todo el siglo XX- un sòlido programa de estudios econométricos y fructìferas orientaciones de polìtica econòmica, mientras por las ondas largas ni siquiera lograron ¨estabilidad epistemològica¨ o consistencia empírica.
Pero lo que este crìtico no logra distinguir es el cariz principalmente econòmico del ciclo e històrico de la onda, porque en su concepciòn el capitalismo es un sistema sujeto a los vaivenes naturales de la euforia y la depresiòn de los negocios y no un modo de producciòn históricamente transitorio y por esta razòn, delimitado en etapas de funcionamiento muy diferentes.
Al ignorar las ondas largas, la visiòn neoclàsica no puede comprender los cambios de modalidades del ciclo en cada fase del capitalismo. En primer lugar, porque razonan siguiendo la metàfora walrasiana del lago, que compara las fluctuaciones de corto plazo con transitorios vientos perturbadores de la tranquilidad natural de la economìa. En segundo término, porque suscriben el enfoque de la síntesis neoclásico-keynesiana de posguerra, que identificò a los ciclos con impactos exteriores sobre una estructura estable que se balancéa pendularmente (¨rocking horse¨) absorbiendo estos efectos. Louca70 explica de manera contundente porquè esta concepciòn mecànica -que se basa en la extrapolaciòn de los conceptos ingenieriles de fuerzas impulsoras y mecanismos del propagaciòn al análisis econòmico- no permitió avanzar en la comprensiòn del ciclo y es inservible para el estudio de las etapas del capitalismo.
Pero el mayor problema radica en que esta teoría es la referencia conceptual de las distinitas mediciones que se han hecho para demostrar o refutar empíricamete la existencia de las ondas largas.Y aquí aparece otra diferencia central con el enfoque de Mandel, que no participò en la discusiòn empírica -actualmente irresuelta- del problema, sino que enfatizò el carácter històrico de estos acontecimientos.
Mandel plantéa la necesidad de recurrir a un amplio márgen de flexibilidad para la periodizaciòn exacta de las fases, en oposiciòn a los investigadores instrumentalistas que buscan sólamente corroborar o refutar la existencia de las ondas. Esta inclinaciòn empirista se observa, por ejemplo, entre los autores que intentan correlacionar las ondas largas con fases de novedad, maduraciòn y standarizaciòn del ¨ciclo de vida de los productos¨ (Glubler y Nakiceovic71 para el transporte, la energìa y la producciòn de acero, Brooks72 para ¨curvas S¨ de otros productos).
Mandel apunta a demostrar la coherencia de las ondas con la especificidad històrica del capitalismo y por eso se diferencia de investigadores como Goldstein73, que sitúan el centro de esta problemàtica en la corroboraciòn empírica.
El teórico marxista se limitò a puntualizar que las variables de la producciòn debían priorizarse en el càlculo, pero no participó en la controversia sobre cual es el mètodo economètrico más adecuado (descomposiciòn clàsica de series de tiempo, espectral, filter design) para estimar las ondas74.
Al jerarquizar la dimensión cualitativa del problema, Mandel se mantuvo fiel al programa polìtico-social inicial de estudios de estos procesos. Aplicò un ¨mètodo histórico, que acertadamente Louca75 diferencia del ¨metodo economètrico¨, porque este último procedimiento exige un tipo de estabilidad de los datos estructurales que resulta inviable para el análisis de las ondas largas.
Louca considera, ademàs, que el ¨determinismo paramètrico con variables semi-autònomas¨ utilizado por Mandel presenta dos méritos metodològicos: es opuesto al fatalismo mecanicista del marxismo de la II Internacional y asimila toda la tradiciòn heterodoxa de incluir variables cualitativas (como la expectativa keynesiana o la innovaciòn schumpeteriana) en el análisis econòmico. Esta evaluaciòn es apropiada, aunque es màs correcto caracterizar que la óptica de Mandel se asemeja al nuevo materialismo històrico (desarrollado entre otros por Perry Anderson) y que expuso con nitidez en sus ensayos propiamente historiogràficos76 .
Su modalidad de aplicaciòn del determinismo histórico-social es no sólo opuesta al hiperdeterminismo walrasiano y endogenista, sino también al indeterminismo heteroxodo que se basa en cuestionar la existencia de leyes del capital. Tanto los autores keynesianos -que jerarquizan el análisis de las expectativas de corto plazo- como los evolucionistas -que describen la interacciòn entre individuos y su medio ambiente- no prestan gran atenciòn a las fases de crecimiento o decrecimiento de largo plazo, porque rechazan la caracterizaciòn marxista de un cierto devenir del proceso de acumulaciòn capitalista. Este desinterès desemboca en hostilidad abierta, cuando se caracteriza a las tesis de las ondas largas como un ejemplo consumado del ¨teleologismo marxista¨.
Pero esta crítica resulta inaplicable a Mandel, que se ubicó en las antípodas de cualquier fatalismo al insistir en la gravitaciòn de las ¨variables autónomas¨. El teórico marxista precisó tambièn cuales son las leyes rectoras de la reproducciòn y de la crisis del capitalismo y demostró asi contra la heterodoxia, porquè el rumbo del capitalismo no es puramente contingente, azaroso ni imprevisible.
LA IMPORTANCIA ACTUAL DE LA TEORÍA.
Es evidente que la teoría de las ondas largas es una gran referencia para todos los estudiosos interesados en evalùar la hipótesis de una cuarta fase del capitalismo al comienzo del nuevo siglo. La teoría binda el marco analìtico para formular este diagnóstico y la interpretaciòn de Mandel define cuales son los elementos a tomar en cuenta para esta caracterizaciòn. Pero frente a este problema el propio juicio de Mandel parece insuficiente por dos razones: han pasado siete años muy ricos en acontecimientos cruciales desde el estudio que realizò antes de morir y además, su última reflexiòn presenta varios inconvenientes.
Mandel6 rechazò tajantemente la idea de una nueva fase ascendente insistiendo en la continuidad de todos los aspectos que caracterizaron a la crisis iniciada a mitad de los 70: declinaciòn de la tasa de ganancia de largo plazo, estrechamiento de los mercados, indefinición en el liderzgo mundial y descontol financiero. Pero enfatizaba dos elementos centrales: el ¨empate¨ social de la clase obrera y la burguesía y las grandes limitaciones del proceso de restauración capitalista en Rusia, China y Europa Oriental. Reconociò77 que se estaban procesando transformaciones de gran envergadura -como la privatizaciòn de la emisiòn monetaria y un gran avance en la internacionalizaciòn de la economìa- pero opinaba que estos cambios tenìan un efecto agravante de la crisis. Consideraba, además, que el peso social creciente de la clase trabajadora obstruía sensiblemente la posibilidad de una nueva etapa del capitalismo.
Pero este diagnósico no se puede mantener invariable ante a los cambios vertiginosos que se están produciendo en la escena internacional. Si al comienzo de los 90 estas transformaciones sólo eran perceptibles, al finalizar este decenio se han tornado muy evidentes. Continuar afirmando que ¨perdura la onda larga decreciente¨ sin considerar estas modificaciones conduce a congelar e inutilizar el modelo analítico de Mandel.
La utilidad de este esquema radica en su oposiciòn a la tesis catastrofista de una ¨crisis interminable de pudrimiento prolongado del capitalismo¨(que de hecho parece dominar entre la mayoría de los economistas marxistas y en gran parte de la heterodoxia) y al plantéo opuesto de reversiòn automàtica de la crisis (que defienden los neoliberales).
Esta falsa polaridad puede superarse siguiendo tres sugerencias metodològicas. Primero evitar razonar por mera oposiciòn (¨si la derecha dice que concluyò la crisis, nosotros repetimos que subsiste¨), segundo recordar que una onda larga ascendente no es inexorable (como estiman los schumpeterianos que diagnostican desde años la existencia de un 5to ciclo Kondratieff), pero tampo es imposible. Finalmente, hay que apartarse del modelo omnipresente de la posguerra y estudiar otros perìodos màs fértiles para interpretar para la situaciòn actual, como por ejemplo la etapa de 1890 a 1914.
En varios textos que presentaremos próximamente ilustraremos cuales son los aspectos de reorganizaciòn que están modificando el funcionamiento general del capitalismo y que delinean una nueva etapa, aún embrionaria y coexistente con la crisis de la fase anterior. Estos elementos pueden resumirse de manerar telegráfica y encajada con el esquema de Mandel en los siguientes rasgos.
En primer lugar, la gran ofensiva del capital sobre el trabajo ha modificado drásticamente la relaciòn de fuerzas con los trabajadores. Persiste un retroceso, que no es irreversible ni satisface las exigencias de valorizaciòn del capital, pero que ha creado un paisaje muy regresivo del trabajo en el plano social a partir de la expansiòn del desempleo, la pobreza y la precarizaciòn laboral. Este cambio tiene un impacto tan importante, cómo la ¨crisis del proyecto socialista¨ sobre el nivel de conciencia de los trabajadores.
En segundo tèrmino se està registrando una gran expansiòn del capitalismo en el plano geográfico -con la penetraciòn masiva en los ¨ex países socialistas- y tambièn en la esfera sectorial, con la generalizaciòn de las privatizaciones y la mercantilizaciòn de la salud, la educaciòn y la cultura. Existe un salto cualitativo en la mundializaciòn, especìficamente basado en la internacionalizaciòn productiva que comandan las ¨empresas transnacionales¨ y esta transformaciòn modifica la acciòn de la ley del valor en varios planos.
En tercer lugar una nueva revoluciòn tecnológica, basada en la difusiòn de la microelectrònica y las nuevas tecnologìas de la informaciòn, se està desenvolviendo aceleradamente con creciente incidencia en la productividad y la organizaciòn del trabajo. El imperialismo norteamericano ha logrado una recuperaciòn hegemònica no sólo en su liderazgo polìtico-militar, sino tambièn en el campo econòmico. La desregulaciòn financiera expresa y acentùa las grandes transformaciones en curso en la esfera productiva.
En cuarto tèrmino es indiscutible la recuperaciòn de la tasa de ganancia de corto plazo, aunque no parece resuelta la crisis de valorizaciòn por la limitada depuraciòn de capitales obsoletos, que son rescatados mediante auxilios estatales ante cada amenaza seria de crack bancario. La crisis de realizaciòn ha pasado a primer plano como resultado de la contracciòn de la demanda solvente, a su vez derivada de la sucesiòn de ¨ajustes´ neoliberales y de la gran polarizaciòn de ingresos a nivel mundial. La funciones garantes de la acumulaciòn por parte del estado ocupan un papel primordial, deteriorando la legitimidad polìtica de la dominaciòn capitalista.
La teoría de las ondas largas permite orientar el anàlisis de estas transformaciones, que delinean una nueva etapa en condiciones de crisis no completamente zanjada y con modalidades de crecimiento muy novedosas. Mandel no llegò a estudiar estos cambios y en cierta medida se resistiò a abordarlos, pero desarrrollò la concepciòn màs adecuada para llevar adelante este desafío intelectual.
UN TEÓRICO DEL MARXISMO MILITANTE.
La teoría de las ondas largas forma parte de la excepcional producciòn teórica que desarrollò Mandel. En esta concepciòn están presentes todos los rasgos de su marxismo simultáneamente ortodoxo y abierto, tan elogiado por varios comentaristas78. En su enfoque de las ondas largas aparece su peculiar fusiòn del corpus tradicional del marxismo con los principales aportes de las ciencias sociales contemporàneas, el rechazo de la simplificaciòn vulgar y del dogmatismo estèril y la búsqueda de una explicaciòn totalizadora del funcionamiento de la sociedad contemporànea.
Este abordaje multidimensional lo convirtiò en una referencia obligada de todos los marxistas contemporàneos.
Su concepciòn de las fases del capitalismo resume también otro rasgo general de su pensamiento: el ensamble de la teoría con la pràctica polìtica socialista. Cómo destacan los reseñadores de su intensa vida79, Mandel fue un teórico del marxismo militante. Cada página que escribió estuvo conectada con su batalla de revolucionario por construir una sociedad emancipada de la explotaciòn. Gran parte de sus admiradores y críticos estiman que el motor de este compromiso fue un desmesurado ¨optimismo¨. Y se podrìa atribuir a este rasgo su resistencia a considerar la eventualidad de otra fase ascendente del capitalismo. Sin embargo, si se contextualizan sus caracterizaciones -comparàndolas especialmente con los planteos de otros marxistas de su generaciòn- sus anàlisis no padecen de falta de realismo, dentro del márgen de errores que inevitablemente conlleva la acciòn polìtica.
El optimismo de Mandel expresò su convicciòn en el socialismo y esta confianza es un componente central de este proyecto emancipatorio. Actualizarlo requiere clarificar la etapa actual del capitalismo y utilizar esta caracterizaciòn para renovar la lucha en favor de una sociedad liberada de la miseria y de la explotaciòn.

Razón y Revolución n 7, verano 2001,

Revista da Sociedade Brasileria de Economía Políltica, n 7, dezembro 2000, Sao Paulo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario