jueves, 1 de agosto de 2013

Entre la fe laica y la mesiánica por Carlos Braverman


Los israelíes que hacemos de la democracia una vocación de fe laica, sabemos que sus enemigos son los asentamientos, la ocupación, por ende la imposibilidad de paz y el racismo en nuestra sociedad.
Existe y es difícil negarlo, una ola de la legislación anti-árabe muy evidente. Es posible apreciarla en ciertos proyectos de leyes como: la ley de gobernabilidad, que perjudicará principalmente a los partidos árabes; el proyecto de Ley Básica Estado-Nación, que define a Israel como un estado judío primero y sólo después como una democracia y otros proyectos  que pasaron su primera lectura de las tres obligatorias.
Los intentos de Kerry es probable que fracasen y el nudo de la cuestión reside en los 500 mil colonos que si están ahí es porque alguien les permitió y les sigue permitiendo su estancia y extensión de territorios. Desde la época del Laborismo y luego con mejor perfil el Likud, fue el estado quien los apañó.
Cuando la cuestión societaria es mirar para otro lado, no cabe duda que la amenaza de decadencia y deterioro se incrementan y la sociedad se vuelve patética.
La  política americana es completamente incapaz de poner fin al conflicto.  El Israel del "campo moderado",  en la que la doctrina de los Estados Unidos supuestamente se basa, es en la actualidad una entidad desdibujada.
Hablamos de un campo de la paz no muy efectivo en los hechos pero sí superlativo en las denuncias y esclarecimiento y una izquierda que recién comienza a recuperarse. En realidad no se los puede culpar de su perfil actual, el panorama ofrece poca clientela para estos productos.
Los resultados electorales que concluyeron en el gobierno actual  hablan de la confusión y cansancio de la ciudadanía. Votaron a un supuesto liberal como Lapid que mostró rápido el lobo que ocultaba su piel de oveja.
La mayoría de los israelíes, sobre todo los que están ahora a la espera de Kerry, permitieron con su indiferencia e incapacidad ampliar los asentamientos. No pensemos tampoco que saldrán a la calle en masa para protestar por la situación, porque están ocupados en sus cosas particulares. Los colonos sin embargo seguirán  asentándose y ampliando sus colonias, lo hacen con fe mesiánica y con la fuerza que el pacifismo y la izquierda carecen.
Es imposible pensar en la paz si no se piensa que esto significa devolver territorios. Pero es difícil pensar que con el actual elenco de gobierno es posible considerar esto como una opción seria y válida. Los 500 mil colonos dictan la política interna e internacional del resto del país.
Los resultados son más aislamiento global y más peligro de un  estado de apartheid, es inconcebible imaginar una democracia con un pueblo dominado. Debemos entender de una vez y para siempre que Israel no tiene una tercera vía. O es el racismo, las diferencias sociales y la ocupación, o como bien dije volver a las promesas de igualdad inscritos en la Declaración de la Independencia y a las fronteras de 1967.
*Carlos Braverman es Politólogo y Psicólogo, miembro de la Asociación de Derechos Civiles en Israel, militante por la coexistencia judeo-árabe en Israel y la paz con el pueblo palestino. Es miembro del Partido Socialista de Israel (Meretz), e integrante de Paz Ahora (Shalom Ajshav). Es Presidente del Instituto Campos Abiertos de Israel (Investigación y desarrollo en Ciencia Política). Su trabajo está centrado en la investigación, la academia, la docencia y la actividad política; así como en el periodismo y el trabajo por los derechos civiles.
Derechos reservados: Instituto Campos Israel ISBN963-03- 0316- 2 מסת"ב

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